El aeronauta. Felipe Jacinto Sala.

Enlace a El aeronauta de Felipe Jacinto Salas en poesía y ciencia

Podemos enmarcar esta entrada en la séptima década del siglo XIX. En concreto en 1863 en que Julio Verne publicó Cinco semanas en globo; las formidables aventuras del sabio Dr. Fergusson y sus acompañantes a bordo del globo Victoria, cruzando el continente africano.

 

 

Fue la década inicial y prodigiosa de Julio Verne en la que la ciencia y la técnica se incorporan a la literatura popular a través de la novela citada y de las que le siguieron: Viaje al centro de la tierra, (1864), De la tierra a la luna, (1865), Veinte mil leguas de viajes submarino, (1869), La vuelta al mundo en 80 días, (1873), y La isla misteriosa, (1875).

A través de todas ellas, se introducen en la novela de aventuras descripciones profundas de la naturaleza, (botánica, fauna, geografía, clima,,,) y de inventos o descubrimientos nuevos como globos aerostáticos, cohetes tripulados, submarinos, etc. Asimismo, los protagonistas muestran una predilección y una alta valoración por la ciencia y la técnica; frente a la riqueza, poder u otros aspectos.

Por otra parte y en esa misma década, en España el género fabulístico, seguía siendo muy practicado en la poesía y, probablemente, el más popular. Esta situación venía de lejos; ya que, en el siglo XVIII con el clasicismo, la escritura de fábulas – generalmente escritas en verso – llegó a ocupar un lugar central en la literatura española, con grandes autores entre los que destacaron, de forma notoria por su gran renombre y éxito, Tomás de Iriarte y Félix María de Samaniego. Y a lo largo de todo el siglo XIX las fábulas continuaron siendo enormememente populares, a través de autores como Ramón de Campoamor, Concepción Arenal, Manuel Ossorio y Bernard o Juan Eugenio Hartzenbusch que son los más famosos de una lista de notables cultivadores del género que sería interminable.

Uno de los fabulistas del siglo XIX de esa lista que hemos comentado, sería Felipe Jacinto Sala, del que conocemos más de su obra que de su vida; de la que sólo sabemos las fechas de su nacimiento (1819) y muerte (1895) en Barcelona. Recopiló sus fábulas en dos libros. En 1865 publicó, bajo los auspicios de la Sociedad Económica Barcelonesa de Amigos del País, el volumen titulado Fábulas religiosas y morales en verso castellano y variedad de metros. El segundo, con el título Nuevas fabulas – que incluía 140 ilustraciones de Julián, Flinzer y otros artistas – fue publicado en Barcelona en 1886 en edición de la Librería Juan y Antonio Bastinos. (Ver Nota 1).

Por otra parte, Rosario Ozaeta, en su artículo Los fabulistas españoles, (ver Nota 2), escribe: «Felipe Jacinto Sala es un autor destacable. En sus ciento trece Fábulas religiosas y morales… , se percibe, si acaso, la filiación de Samaniego o de Triarte («La hormiga y la cucaracha»). Autor muy prolífico, escribió fábulas durante toda su vida.». También indica:

«A causa de su carácter marcadamente moral, las fábulas de Sala aparecerían a menudo en textos escolares. Como ésta:

«La Malva» (Fábula LXIX)

Un pié atrevido
Pisa una Malva;
Y ella que ignora
Lo que es venganza
Le aromatiza
Con su fragancia.

Las verdaderas
Almas cristianas
Son generosas
Como esta planta.

El aeronauta

De entre la estimable obra de Felipe Jacinto Sala, es obligado elegir para poesía y ciencia, el poema El aeronauta, incluido posiblemente en su primer libro Fábulas religiosas y morales publicado en 1865, que lleva al mundo de la fábula, (que en su formas más clasicas y reconocibles, vemos normalmente protagonizadas por animales),  un artefacto tecnológico: el globo aerostático inventado por los hermanos Montgolfier en 1783 y que llegó a España unos diez años más tarde. (Ver Nota 3).

El argumento es claro; es una trasposición del mito de Ícaro en el que las alas de cera se ven sustituidas por «… el ímpetu furioso / del Montgolfier…». Están todas las imágenes míticas de los globos aerostáticos antiguos: las fuertes ligaduras que lo atan a la tierra y el fuerte ímpetu incial cuando se sueltan; la acción de soltar lastre («y arroja temerario todo el lastre / y hasta los cielos escalar pretende.») para poder ascender y el inevitable enfriamiento del gas y el descenso y una nueva forma de presentido Ícaro que cae castigado por su soberbia.

… el leve gas que daba vida al globo,
fugaz se desvanece,
y con frecuencia el hombre en su caída
halla segura muerte.

Es decir, nos encontramos en estos versos ante la incorporación de elementos novedosos de la ciencia y la tecnología a la poesía en España, a un género tan tradicional como la fábula; en las mismas fechas que Julio Verne iniciaba la publicación de sus Viajes extraordinarios con Cinco semanas en globo.

Notas

1. Se puede acceder, en www.cervantesvirtual.com, a la portada, prólogo y a un buen numero de poemas de Nuevas fábulas. Es autor del prólogo en la página web El prólogo de este último, fue escrito por el periodista, escritor, editor y político Carlos Frontaura, que presenta el nuevo libro, alabando sus anteriores Fábulas religiosas y morales. También se pone en valor el género fabulístico que considera de gran dificultad, tal y como reproducimos a continuación.

«Escribir buenas fábulas es de lo más difícil que conozco en literatura, y lo prueba que son contados los autores que, en lo antiguo y en lo moderno han sobresalido en este género. El Sr. Sala ha adquirido, con sus dos libros de fábulas, indisputable derecho a figurar como uno de los mejores entre esos pocos.

El Sr. Sala es profundo pensador, filósofo, poeta, y perspicaz observador. Conoce perfectamente el corazón humano, observa atentamente los vicios sociales, y aplica el correctivo con singular acierto. No hay en los catorce pliegos que acabo de leer una sola fábula trivial; nada huelga en estas páginas que rebosan en felicísimos pensamientos, gallardamente expresados con valentía y con sobriedad, condición propia de los buenos escritores.»

2. Ozaeta Gálvez, M.ª R. (1998): «Los fabulistas españoles. (Con especial referencia a los siglos XVIII y XIX)». Epos: Revista de filología, Nº 14, págs. 169-205. Según se indica en su resumen, el artículo pretende (sic): «… ofrecer una panorámica de los cultivadores de la fábula en España, que parte de una sucinta trayectoria desde los orígenes hasta el siglo XVIII, para atender fundamentalmente al periodo comprendido entre este último siglo y el actual. Es patente el brillo alcanzado por el género durante la segunda mitad del siglo XVIII, debido a las circunstancias socioculturales e históricas que concurrieron en la centuria ilustrada, que lo favorecieron. De hecho, este florecimiento de la fábula hizo que se multiplicasen sus cultivadores en el siguiente siglo, en el que se mantiene la intención didáctica y moralizadora. Sólo en el siglo XX se aprecia un descenso en su actualidad, desapareciendo prácticamente la fábula y los fabulistas, aunque no sus cultivadores ocasionales, y manteniéndose el género residualmente en publicaciones infantiles, siempre bien aceptadas por sus receptores.»

3. Creo que es observable en la evolución de la escritura de fábulas en verso a lo largo del siglo XIX el hecho de que, junto con poemas en que aparecen animales u hombres como principales protagonistas de los mismo, se va produciendo la incorporación de otros elementos como protagonistas: herramientas, instrumentos, fenómenos de la naturaleza, etc.; lo que posiblemente debió ir acomodando los gustos para que se hicieran posibles estas primeras apariciones de la ciencia y la técnica en la poesía. Podemos encontrar ejemplos de este tipo en bastantes poemas de Felipe Jacinto Sala como: El dique y el torrente, El redoblante y el parche, La lámpara y el tizón o El clavo y el martillo, (herramientas a base de aceros industriales), que reproducimos a continuación.

El clavo y el martillo

-«Mal hayan amén tus golpes;
decía el clavo al martillo-
»¿qué daño pude yo hacerte
»que me aniquilas impío?»-
Y el martillo contestaba:
-«No te destruyo; te afirmo.
»Quien mayor virtud pretende,
»necesita ser sufrido.»-

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