El problema del empleo no es solo español

Traducimos fragmentos de un artículo aparecido en el New York Times y que recoge los problemas del mercado laboral en Francia.

Esta es una «generación flotante» empeorada por la crisis del euro cuyas dificultades parecen un fallo del sistema: una tradición de educación elitista incapaz de integrar a los graduados en la fuerza de trabajo, un mercado laboral rígido y de difícil acceso y un sistema fiscal que no solo encarece la contratación de empleados a tiempo completo, sino que dificulta y encarece el despido.

Los expertos están de acuerdo en el resultado: un sector nuevo y en crecimiento de parados con educación cuyas vidas se retrasan y cuya incapacidad para encontrar buenos trabajos perjudica los ingresos tributarios, las pensiones del estado y el mercado inmobiliario. No hay estadísticas que los analicen separadamente, pero, sumados al gran número de parados jóvenes sin apenas formación, se justifica la sensación creciente de que Francia y otros países de Europa occidental se arriesgan a perder una generación y a dañar aún más las previsiones de crecimiento económico sostenible.

En España, además del 51% de jóvenes que están buscando trabajo, el 23,7% de los que tienen entre 15 y 29 sencillamente han dejado de buscar, según afirma Anne Sonnet, una economista senior que estudia el fenómeno del desempleo en la OCDE. En Francia, es el 16,7%, casi dos millones de jóvenes que han desistido. En Italia, el 20,5 %.

En Francia, el 82% de los empleados tienen contratos temporales, según afirma el Ministro de Trabajo Michel Sapin.

Para Sonnet, [el problema es que] las empresas tienen miedo de comprometerse a contratar con carácter indefinido cuando la economía sigue sin crecer y los costes de la Seguridad Social son tan altos. Además, el sistema educativo tiende a valorar las artes liberales por encima de la especialización técnica o técnica.

A menudo “no aprenden las habilidades que necesitan las empresas. Sencillamente, no están preparados para trabajar”. Sonnet propone un mayor fomento del aprendistado, como en Alemania, donde los estudiantes trabajan a tiempo parcial mientras asisten a sus clases.

François Béharel, presidente de Randstad Francia […], afirma que el  problema del desempleo juvenil entre las personas formadas está empeorando al tiempo que los empleadores se pelean por conseguir ingenieros, técnicos informáticos, electricistas y soldadores.

«Hay que empezar por los padres: ¡dejad de soñar con oficinistas!, dice Béharel. «Operarios, para ellos sí que hay futuro profesional». Pero las pymes, los primeros creadores de empleo en Francia, no tienen los recursos ni los márgenes de beneficio suficientes para formar a quienes no están cualificados.

Aun así, dice, un título universitario sigue siendo el mejor camino para encontrar empleo (solo el 10% de los graduados están desempleados tras cuatro años de haber obtenido el título, frente al 40% de los desempleados sin cualificación. Pero el camino para encontrar un empleo es más largo, más costoso para la persona y para el estado. Además, retrasa el matrimonio, la compra de una casa y la jubilación.

Artículo original de Steven Erlangen. Fragmentos traducidos por Jaime Capitel

 

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