ALGO DE PROCTOLOGÍA Y DISINERGIA DEFECATORIA
La proctología es el conjunto de conocimientos y prácticas relativos al recto y a sus enfermedades. También llamada coloproctología, se engloba dentro de la Fisioterapia en el marco de la más genérica área de la pelviperineocoloproctoginecoobstetricia, o si se prefiere no utilizar este palabro simplemente fisioterapia pélvica.
También se ha llamado a este área de trabajo fisioterapia del suelo pélvico, aunque nos parece restrictivo, ya que aborda problemas como alteraciones reumáticas, neurológicas, viscerales o funcionales que van más allá del diagnóstico y tratamiento de problemas de una estructura musculoaponeurótica.
Aunque hay fisioterapeutas que se dedican casi con exclusividad a esta parcela, no nos parece que haya que considerarla una especialidad en el sentido académico. Ya hemos dicho en otras ocasiones que optamos por unas futuras especialidades más imaginativas o adaptadas a la realidad de la fisioterapia, sin limitarnos a la imitación del modelo médico o enfermero.
Hace décadas formarse en esta parcela de la profesión era una alternativa no muy extendida, con lo que los pioneros, más bien pioneras, encontraron un nicho de mercado asistencial y docente bastante fértil. Con los años se ha ido normalizando la presencia de la fisioterapia del suelo pélvico en los planes docentes, aunque, en nuestra experiencia, no tiene un desarrollo tal que evite la profundización posgrado.
La literatura primaria y secundaria en este campo es abundante. En cuanto a libros, por citar algunos ya clásicos en castellano, nombraremos Reeducación en coloproctología, de Guy Valancogne, Reeducación del periné, de Dominique Grosse, o Fisioterapia en obstetricia y uroginecología, de Carolina Walker.
Como hemos dicho, hay una panoplia de alteraciones y procedimientos que conforman esta parcela de actuación del fisioterapeuta. Quizá las relativas a la incontinencia urinaria son más conocidas, pero los problemas proctológicos constituyen una esfera de actuación con potencial de expansión y conocimiento entre profesionales y pacientes.
Dedicamos unas líneas precisamente a una entidad nada infrecuente. La defecación disinérgica, conocida antes como anismo, es una alteración de la dinámica de contracción y relajación durante la defecación que lleva a dificultad evacuatoria. Se trata de un tipo de estreñimiento crónico funcional, ya que se han descartado o se desconocen causas orgánicas.
El mecanismo de la defecación es complejo y precisa de la indemnidad de todos los componentes del sistema nervioso, central y periférico, y de las estructuras viscerales y musculoesqueléticas que lo conforman. Además, dieta, hábitos, alteraciones metabólicas, fármacos y otras situaciones de la salud condicionan el normal funcionamiento de la evacuación. Todo eso habrá de tenerse en cuenta cuando recibamos un paciente con el diagnóstico de defecación disinérgica. También la posible asociación documentada con alteraciones de índole psicológico como la ansiedad.
El diagnóstico de la disinergia defecatoria se basa en la anamnesis y en otras pruebas, fundamentalmente la manometría anal y la prueba de expulsión de balón anal. El interrogatorio orienta sobre la características esenciales del problema (esfuerzo defecatorio, sensación de defecación incompleta, sensación de bloqueo u obstrucción en la salida de heces, maniobras digitales intraanales). El fisioterapeuta también realiza el correspondiente examen físico, con tacto rectal incluido. La manometría determina la relación entre la presión intrarrectal (normal o insuficiente durante la defecación) y la del esfínter anal (aumentada o con relajación incompleta).
El tratamiento con biorretroalimentación o biofeedback parece ser eficaz en gran número de casos. Se trata de un proceso de aprendizaje de la relajación del la musculatura de control voluntario mediante dispositivos que detectan la misma y hacen al paciente consciente de la activación y «desactivación» muscular. Además, se pueden usar procedimientos manuales de toma de conciencia (palpación interna y externa), junto con ejercicios de respiración. El fisioterapeuta también está en una posición privilegiada para incentivar los hábitos comportamentales (dieta, posturas, horarios) y como detector de posibles implicaciones farmacológicas que hayan pasado desapercibidas.
La defecación disinérgica es un ejemplo más en los que el trabajo coordinado entre los diferentes profesionales es fundamental para proporcionar ayuda al paciente. Quizá, si el lector es fisioterapeuta, sea también un exponente de la necesidad de formación en áreas como la patología digestiva en la que se puede aportar nuestro granito de arena.
Para saber más:
Ramos-Clemente Romero, MT et al. Disinergia defecatoria Revista andaluza de patología digestiva, ISSN 1988-317X, Vol. 41, Nº. 2, 2018, págs. 78-83 . Acceso en https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=6415110
Vídeo «Disinergia defecatoria, estado actual»: https://youtu.be/l-4iDZT8Iz4