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La alegre utilización del término Ecosistema
Desde hace un tiempo cuando asisto a una conferencia, jornada o acto ya sea sobre la innovación, el futuro energético, cambio climático… escucho el término de Ecosistema, y esto me ha llevado a reflexionar, si todas estas personas conocen exactamente cuál es el verdadero significado y sobre todo contenido.
El término «ecosistema» fue acuñado por el botánico y ecólogo británico Arthur Tansley en 1935. Tansley definió el ecosistema como: “una unidad fundamental de la naturaleza que incluye tanto a los organismos (factores bióticos) como a su entorno físico (factores abióticos) y sus interacciones”. Precisamente esté concepto unido a la naturaleza me ha hecho recordar, que cuando estudiaba en la Universidad Complutense, la carrera de Ciencias Biológicas en la materia de Ecología, se analizaban el “Ecosistema” en el magnífico libro de Ramón Margalef .
En su sexta parte El Ecosistema en el Tiempo indica:
“El ecosistema posee determinada estructura que se puede reconocer y describir sobre la base de un estudio instantáneo, por lo menos en teoría”. (…).
La organización del ecosistema es abierta, heterogénea y sometida a innúmeras alteraciones no previsibles desde dentro de la propia organización del ecosistema. Por todas estas razones, los cambios que experimenta a través del tiempo resultan de una unión inextricable de lo aleatorio y de lo determinado; es un proceso de autoorganización perturbado de manera casi seguida por acontecimientos imprevisibles y, con frecuencia, irreproducibles.(…)
A tener presente en un ecosistema:
- Fluctuaciones:
Los ecosistemas experimentan fluctuaciones por cambios discretos pero también por influencia del azar que puede llevar a generar adaptaciones.
- Ritmos:
“Todo ecosistema manifiesta una periodicidad múltiple, compleja. Ciertos períodos, como el año, el día, aparecen manifiestamente reforzados sobre los otros…
- Sucesión:
“Existe una autoorganización del propio ecosistema. Pero también admiten la posibilidad de la invención o de la novedad que pueden afectar.
A esto habría que añadir la presencia humana, que también se contempla en el Libro Ecología de Ramón Margalef. Pero en estas conferencias que he mencionado cuando se habla de ecosistema: son los creados por las personas, organizaciones, emprensas, emprendedores, centros de innovación, tecnológicos, o de cualquier otra actividad…
Ello me lleva a preguntarme, ¿Por qué se hace tanto uso de la palabra ecosistema, como si todas personas tuviéramos la información? ¿tenemos los conocimientos de lo que representa ese ecosistema? Pero lo que observo, es que la palabra ecosistema se ha convertido en “un comodín”, y sin demasiado rigor. Puesto que no se concreta si ese ecosistema presenta fluctuaciones por cambios socioeconómicos o avances digitales a nivel local, nacional o internacional. Si el ritmo es continuo, con lo cual podemos proyectar lo que se puede lograr,. Y en cuanto a los que intervienen afecta a la sucesión de otros ecosistemas.
La translación del concepto ecosistema al mundo de los negocios, empresariales, emprendimiento o políticos, etc. hace que puedan existir distorsiones que no favorece “el equilibrio-inestable” que todo ecosistema tiene o necesita, y que en muchas ocasiones tendemos a presentarlo como un conjunto que permite ampliar o lograr objetivos para los propios intereses de los stakeholders intervinientes y a la sociedad en su conjunto. Por eso me sorprende, que los ecosistemas se presenten como garantes de logros y la mejor opción olvidando su relevante fragilidad.
Sobre los ecosistemas, se ponen como ejemplo de aquellos diseñados por empresas líderes en tecnología u otros sectores económicos que ofrecen cada vez más un conjunto interconectado de servicios creando una estrategia favorable. Sin embargo, observamos que muchas empresas que han intentado replicar el éxito de los ecosistemas de gigantes tecnológicos como Google y Amazon han tenido dificultades. Debido a la complejidad que suponen los ecosistemas, definir el enfoque adecuado para obtener el máximo valor de ellos es un desafío y no fácil para muchas organizaciones. Es fundamental, que las empresas necesitan evaluar sus estrategias de creación de valor, ya sea para expandir su negocio principal, crear nuevos productos y servicios, desarrollar una solución integral para un nuevo segmento o mejorar la eficiencia operativa.
Para finalizar, me gustaría afirmar la necesidad de establecer un serio análisis y responsabilidad sobre los ecosistemas, que son dinámicos y con adaptaciones generando resultados pero también son frágiles, y para ejemplo los ecosistemas naturales que nos rodean . Por ello, cuando desde puestos de dirección de distintas organizaciones se pone el foco en el ecosistema, como la formula-receta o incluso panacea, se debe tener una visión global pero también particular-local para realmente avanzar en: “innovación y creación de empleo, al facilitar el acceso a financiación, talento y redes de colaboración para los nuevos negocios» en este siglo XXI.
Por todo lo anterior cuando hagamos uso de la palabra Ecosistema, tengamos presente y no olvidemos lo que se aplica a los ecosistemas naturales, donde existe fragilidad y están sujetos a la vulnerabilidad intrínseca ante las perturbaciones, lo que los hace susceptibles a cambios, pérdida de biodiversidad y degradación, y que también lo podemos aplicar a los ecosistemas de las organizaciones, empresas o emprendedores, pero sobre todo dediquemos tiempo a observar, reflexionar y hacernos preguntas sobre la complejidad y dinámicas de los ecosistemas.