El tranvía. Francisco Vighi.

Enlace a El tranvía de Francisco Vighi en poesía y ciencia

No es difícil que la sorprendente biografía del ingeniero y poeta Francisco Vighi Fernández, que seduce de inmediato desprendiendo una mezcla de alegría, afecto y admiración, pueda oscurecer y hacer pasar a un segundo plano su magnífica obra poética. (Nota 1).

Francisco Vighi y su eterna pipa.

Temprano niño huérfano de padre; el ingeniero italiano Huberto Vighi Corrado que vino a España a participar en la construcción del ferrocarril de la Compañía del Norte y casó con palentina Faustina Fernández. Niñez y adolescencia mimadas en Palencia con la familia materna. Sus estudios en Madrid; 16 años en la Escuela de Ingenieros Industriales. Como escribió en unos versos: «Castellana al final / es la Escuela Central / donde se hace / el ingeniero industrial.»

Cuasi eterno repetidor que ocupaba su tiempo en las tertulias intelectuales y bohemias en los míticos cafés: Henar, Pombo… del Madrid de los años veinte. Su amistad e intimidad con figuras como Gutiérrez Solana,  Jardiel, León Felipe… Intitulado por Ramón Gómez de la Serna  como el «noveno poeta español» y tratado de «sobrino» por Valle Inclán. (Nota 2).

A partir de 1928, año de su boda con Lourdes Arroyo – hija del famoso e influyente arquitecto palentino Jerónimo Arroyo López formado en Barcelona en el modernismo -, la Escuela de Ingeniería Industrial de Madrid llenaría, prácticamente, el resto de su vida ejerciendo, tal y como figura en su nombramiento, como «Profesor de Prácticas y Auxiliar afecto a las asignaturas de Ampliación de Física comprendiendo Termodinámica y las aplicaciones industriales del calor» hasta su jubilación, lo que compatibilizó con trabajos en empresas, Renfe entre ellas.

Detenido al principio de la guerra civil en Palencia, pasó varios meses encarcelado en Valladolid – bajo la protección del General Mola -, trasladándose posteriormente a Málaga dónde, tras la guerra, vivió varios años hasta su definitivo regreso a Madrid en 1947, donde es repuesto como profesor en la Escuela de Ingenieros Industriales.

Versos viejos. Ed. Revista de Occidente  1959.

Su obra poética se inscribe en el periodo fronterizo de principios del siglo XX, entre las viejas estéticas decimonónicas y las primeras vanguardias. Fue incluido, (pese a no ver recogidos sus poemas en volumen hasta 1959, Versos viejos en la Editorial Revista de Occidente), por Federico de Onís en su antología de 1934.

Como señala Carrero Heras, (Ver Nota 3), su obra oscila, por tanto, entre dos registros. Uno primero, caracterizado por ser más tradicional o clásico, a veces más serio o sentimental, con temas de la vida familiar o de ambiente regional y paisajístico, especialmente palentino. En el segundo registro, ligado a las vanguardias ultraístas,su estilo resulta innovador, desenfadado, humorístico e irónico; con imágenes y metáforas audaces en un escenario urbano y moderno: el Madrid de los años veinte.

En esta línea, plena de humor y de vanguardia, compuso caligramas, haiquéis, (denominación inicial de los actuales haikus de los que se consideraba el introductor en España: «Cuando se murió el canario / puse en la jaula un limón. / ¡Soy un caso extraordinario / de inspiración!»), cantó los avances de la era moderna con un léxico, también moderno y cultivó, como muy pocos poetas han hecho, formidables y fulgurantes imágenes y metáforas. Ejemplo claro de esta línea es el poema El tranvía. 

Tranvía FIAT de la serie 1001
Último modelo que funcionó en Madrid hasta 1972. (Wikipedia).

Estos versos están dedicados a un artefacto tecnológico e industrial, el medio de transporte público más popular en Madrid de principio de los años veinte, donde llegó a haber funcionando seis compañías de tranvías. En sus dos primeros versos se plantea lo que va a ser el poema: sugerencias que ofrece el tranvía enunciadas de seguido, «En rosario, en letanía…», que está caracterizado por la profusión de vistosas y originales metáforas e imágenes poéticas.

En los versos que a continuación siguen, están presentes la Física, la Geometría y el tiempo, con el memorable sexteto, «Paralepipédico / acelerado: / mézclese y agítese / tiempo y espacio. / ¡Qué cosas diría / un einsteniano.». Después, en un ejercicio de humanización, como señala Jesus Castañón en  Francisco Vighi y su obra, el tranvía se lava los pies en los rieles y juega a ser araña, equilibrista y globo cautivo del cable.

En la mitad del poema hay una referencia religiosa castiza, haciendo recordar la campanilla del tranvía a la campanilla del viático que, en aquella época, llevaban los sacerdotes a enfermos y moribundos: «Pidiendo va un avemaría / la campanilla del tranvía.»  El trole pasa, después, a ser el protagonista y se convierte en fusil, palo de barco y caña de pescar para hacer figurar al tranvía como buen soldado, ligero navío y pescador de caña en el río urbano.

La coda final del poema está constituido por la poderosísima imagen mecánica del tranvía como lanzadera de telar siendo el alambre conductor el hilo de la trama de un urbano tejido.

Nuevos versos viejos. Ed. Comares. 1995.

No pudo hacer mejor resumen del poema Alfredo Marquerie, cuando en un artículo, publicado en 1944 en la revista Fotos, escribió: «Nuestro gran metaforista, hilvanó para El Tranvía el mejor collar, engarzó el más bonito rosario de imágenes.» (Nota 4).

Fin de este espacio para Francisco Vighi, nuestro ingeniero poeta que fue capaz, a la vez, de escribir, por ejemplo, un «Project de clasification des huilles», (comunicación presentada en el IX Congres de Chimie Industrielle de París en 1929); de ser el Director de la Banda de Ocarinas de la Escuela de Ingenieros Industriales y de dejar para la posteridad la siguiente Norma:

Ni negocio
ni sacerdocio.
¡Ocio!
Odio al beocio
y un gesto feo
al filisteo.
Quiero seguir feliz hoy como ayer
con mi pipa, mi perro y mi mujer.

Ojalá que este Tranvía sirva como entrada a la obra del «noveno poeta español». Créanme, vale la pena.

Notas y enlaces

1. Existen numerosas páginas web en internet en que aparecen aspectos biográficos de Francisco Vighi. Entre ellas podríamos destacar mcnbiografias.com y meditacionesyrelatos.blogspot.com, en que se aporta el contacto directo con el poeta y su familia. Dicho lo anterior, la mejor biografía disponible del poeta, en la que,asimismo, se trata y estudia su obra poética, es Francisco Vighi y su obra de Jesús Castañón publicada en 1969 por la Diputación de Palencia, la cual se halla disponible a texto completo en  internet (Dialnet).

2. Sirva como anécdota acerca de la familiaridad de Vighi con los principales intelectuales de la época, la que refiere su hijo Francisco Vighi Arroyo, Catedrático de Termotecnia de la E. T. S. de Ingenieros Industriales, en la entrevista aparecida en el nº 49 de la revista del Colegio Oficial de Ingenieros Industriales de Madrid, de cómo fue, de niño, su primera visita al Ateneo de Madrid: entró en brazos de D. Ramón María del Valle Inclán.

3.  La obra poética de Francisco Vigui fue recopilada en 1995 por Andrés Trapiello, (autor también del Prólogo), en el libro Nuevos versos viejos, publicada por la Editorial Comares, que no resulta fácil de encontrar.  En internet, sin embargo, se puede encontrar un buen número de poemas como, por ejemplo, en la página dedicada a Francisco Vighi en cervantesvirtual.com.

En relación con estudios sobre su obra poética, además de la referida Francisco Vighi y su obra de Jesús Castañón, indicada en la Nota 1, pueden mencionarse los artículos Palencia: Un amor de Francisco Vighi, de Marcelino García Velasco que profundiza en la temática palentina dentro de su obra poética; y El escritor madrileño Francisco Vigui (1890-1962) y su lugar en la vanguardia española de Pedro Carrero Heras, publicado en Anales del Instituto de Estudios Madrileños, Tomo XLV, 2005, pgs.731-743; disponible a texto completo en  internet.

4. Tranvías que aparecen en más versos suyos. En Francisco Vighi y su obra leemos que por Cuatro Caminos, «van y vienen volando, con sus letras y números característicos, como señalaría atinadamente J. L. Díaz Caneja, poniendo un contrapunto de agitada ciudadanía a la pacífica brisca de los vecinos del barrio:

Gran circulación
– 17F; 17H –
Urbanización.
¿Adoquín o bache?
Brisca, vino, mus.
El Sol toma un coche
y llega la noche
en el autobús»

También vemos al tranvía en el poema Amanecida en Madrid: «Legañosos tranvvías, Troles adormecidos….». Los soñados tranvías de Vighi

 

Compartir:

Deja un comentario