Regreso. Álvaro García.

Enlace a Regreso de Álvaro García en poesía y ciencia

Entre los poemas dedicados a la geología que han aparecido en poesía y ciencia en el pasado , queremos recordar, por ejemplo, De mineralogía, totalmente Neruda por la que pasean con entusiasmo la turquesa y la hulla junto con otros minerales y metales. O el fragmento del decimonónico El universo de  Carlos Ferrer Mitaina y sus descripciones de algunos de los más útiles minerales: el oligisto, la limonita y la pirolusita; O, por último, el reflexivo Surge el diamante de Rafael Guillén.

Y como quiera que hace bastante tiempo que no tenemos geología en poesía y ciencia, nos ha parecido oportuno traerla de nuevo; en esta ocasión con el poema Regreso del poeta malagueño Álvaro García. (Ver Nota 1).

Regreso

La geología se asoma al poema Regreso  hablándonos, desde una inmensa serenidad, del largo paso del tiempo que ha dado forma a la tierra que habitamos.

Estamos ante un cuarzo ahumado, vítreo y negro y al tocarlo buscamos la reconciliación entre hombre y mundo; “aprendemos a ser lo que ya somos, / y ese trozo de piedra es un regreso”.

 

Cuarzo ahumado

Estamos ante un cuarzo ahumado, vítreo y negro, que es una forma ciertamente especial – pero sólo una variedad más – de la sílice, del SiO2 tan abundante en la naturaleza. Una piedra que es, como podríamos decir de todas las piedras, “armonía, memoria silenciosa del planeta”.

Y por ello, en el lenguaje evocador y poético que se suele utilizar al hablar en términos geológicos, se le adjudica vida propia a lo inerte del cuarzo, que ha visto pasar a su alrededor la vida tantísimos años.

“Cuanta vida en lo inerte de este cuarzo
que es cristalización de los milenios”.

Las estrofas 3ª y 4ª, que podrían constituir otro poema aparte, están dedicadas a instruir sobre el mejor modo de comunicarnos con las piedras milenarias, que no es otro que el humilde, aunque poderoso, sentido del tacto a través de los dedos, que afirman su realidad al contacto de la roca.

«Los dedos no conocen; reconocen,
comprueban un origen, se aseguran
de ser tan realidad como la roca.» 

y a través de la mejilla pegada a la columna que

«… parecía escuchar en la pared
no el rumor que hay tras ella, sino a ella.»

El poema se acerca a su fin y el cuarzo ahumado, (luz oscura en el poema), cuya noticia nos llega con retraso y nos hace aprender lo que de hecho somos: “fugaz parte del mundo»queda retratado en los dos últimos versos como:

«Esta piedra secreta, antigua y súbita
este trozo del mundo en la mañana.»

 

Con lo que finaliza este Regreso  construido – prácticamente en su totalidad – con endecasílabos blancos lo que confiere al poema un ritmo y cadencia tan agradables al oído y que tan bien suenan en castellano. A ello hay que añadir la lógica y belleza de las imágenes lo que da como resultado un poema coherente en fondo y forma, de factura clásica y reposada; un poema, a juicio de quien esto escribe, bastante redondo.

 

Nota 1.

Alvaro García es un poeta, ensayista y traductor español. Nacido en Málaga el 31 de agosto de 1965, se doctoró en Teoría de la Literatura y ha traducido obras de, entre otros, Edward Lear, T. S. Eliot y W. H. Auden. Como ensayista publicó en 2005 Poesía sin estatua Obtuvo en 1989 el Premio Hiperión por La noche junto al álbum y en 2011 el Premio Loewe por Canción en blanco. Es considerado por la crítica como uno de los poetas más destacados de su generación.

 

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