Soy un punto. Jesús Aguado.

Enlace a Soy un punto de Jesus Aguado en poesía y ciencia

En mayo de 2016 añadimos a poesía y ciencia el poema Calcular de Jesús Aguado. Cuatro años más tarde, (al volver a revisar – releer – el número 253 de la revista Litoral: Ciencia y poesía, vasos comunicantes, dedicado a la poesía científica y a las relaciones entre poesía y ciencia, nos hemos encontrado con otro poema «con matemáticas» de Jesus Aguado.

Se trata del poema Soy un punto que es igual de inquietante que Calcular que ya comentamos en su día en este blog. (Ver 1). Representa ese “momento pesadilla” en el que puede llegar a tornarse, en ocasiones, la serena geometría euclídea.

El punto, que es centro de un círculo, no puede abandonar su ser que es ser centro, (sic) «…amarrado en un círculo colgado». 

Por eso, al tratar de escapar es perseguido por los radios del círculo que son como jaurías:

«las jaurías de radios me persiguen
compases que están lejos los azuzan»

Radios que trazan rayas y números que cruzan

«… que cortan el espacio dibujando
en medio de la nada unos barrotes…»

El punto «centro» es condenado a mil azotes entre barrotes como en una cárcel.

El poema se cierra con un cuarteto de versos de  complicada compresión pero muy sugerentes y de gran belleza.

«… marioneta del centro contrabando
de hilos manos deseos monigotes
un punto fugitivo que echa brotes
montes ombligos ojos despreciando.»

Todo esto nos enseña el poema que, para colmo, es un soneto descolocado en que los tercetos van por delante. Nos gustaría presentarlo a la canónica, con los cuartetos por delante. pero no lo vamos a hacer. Quede el ejercicio, si así lo quiere, para el amable lector.

Jesus Aguado

Para la información sobre el poeta, nos remitimos, fundamentalmente, a lo dicho en la entrada de 2016. Añadir que en 2015 ganó el Premio de poesía Manuel Alcántara , con el poema Intemperie del deseo que incluimos a continuación:

Intemperie del deseo

Qué hacer con el deseo que no somos,
ya no, y se deshilacha
como cuerda dejada a la intemperie.

Qué hacer con esa luz que no ilumina
y, apagada en su sombra, pura sombra
impura, se detiene
al borde d eun abismo que ya no reconoce

y no lo acepta y va, se va, no cae

por él, por nadie, un grito que no grita
un vuelo sin volar que niega el aire.

Qué hacer cuando te sientes
deseado por nadie y siendo nadie,

vacío de vacío,

en un tiempo sin tiempo
donde la soledad ya no es promesa,
espera, territorio, invitación,

lo fértil, lo regado,

sino cerca de espino, can salvaje,

esa tierra baldía,

la sed, toda la sed
derramándose seca por las manos.

Qué hacer cuando te miran sin mirarte,
escorpión sin veneno ni cobijo
que aplastan sin querer mientras caminan.

Qué hacer o dónde estar o cuándo toca
que te digan ya no
y que te aparten
como se apartan ramas en el bosque
o las piedras del suelo que podrían
dañar a los amantes.

Qué hacer cuando las huellas del deseo
ya no guardan memoria de los pasos
ni dibujan el dulce laberinto
del amor y se ocultan
bajo capas crujientes de hojas muertas.

Qué hacer o qué no hacer
cuando el ser te rechaza de su nada

y recoge la mesa
antes de haber comido

y se lleva los grifos y las mantas
y corre la cortina
y baja la escalera dando saltos

como hiciera contigo alguna vez.

Notas y enlaces

1. Enlace a Calcular. Jesus Aguado en el blog La alegría de las musas 2, (10 de mayo de 2016).

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