Poema de amor de un telegrafista. James C. Maxwell

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Muchos físicos consideran a James Clerk Maxwell el científico del siglo XIX de más influencia sobre la física del siglo XX. Polifacético en las áreas de investigación a que se dedicó, es conocido principalmente por haber desarrollado la teoría electromagnética clásica, sintetizando todas las anteriores observaciones, experimentos y leyes sobre electricidad, magnetismo y aún sobre óptica. Las ecuaciones de Maxwell demostraron que la electricidad, el magnetismo y también la luz, son manifestaciones del mismo fenómeno: el campo electromagnético. Sus contribuciones a la ciencia se consideran de la misma magnitud a las realizadas por Isaac Newton y Albert Einstein. (Ver Nota 1).

  James Clerk Maxwell (En Wikipedia)

Posiblemente fue uno de los últimos epígonos del modelo de científico y humanista total de los que fueron ejemplos claros, unos cincuenta años antes, Goethe y Humboldt: científicos con gran cultura humanista, sabios y dominadores de varios campos de conocimiento. Aunque Maxwell no hubiera realizado su magna contribución del campo electromagnético, sus trabajos sobre termodinámica, teoría del color, física del espacio, geometría y resistencia de materiales lo habrían puesto, también sin duda en la cima de la física de su tiempo.

Además de lo anterior Maxwell fue también un poeta muy estimable – de hecho, a modo de anécdota, a los 13 años recibió, en la Edimburgh Academy en que estudiaba, sendas medallas y primer premio en Matemáticas y en Poesía – que gustaba de componer poemas y recitarlos en reuniones a sus compañeros científicos. En lo que no fue un caso único, pues también otros significados científicos victorianos como por ejemplo, el termodinámico teórico William Rankine, el matemático James J. Sylvester o el geólogo y botánico Charles Daubeny, practicaron la poesía con cierta asiduidad. Recientemente, Daniel Brown profesor de la universidad de Western Australia en Perth ha escrito The Poetry of Victorian Scientists: Style, science and nonsense, en el que repasa la obra poética de estos científicos, con especial atención a la obra de Maxwell (ver Nota 2). 

 


Maxwell realizó la primera fotografía en color 
permanente en 1861. (En Wikimedia Commons)

 La obra poética de Maxwell está inscrita claramente dentro de los cánones estéticos de la poesía británica del siglo XIX y en ella la temática científica es muy importante, tratando de describir en lenguaje poético muchos de los conceptos físicos objeto de sus investigaciones a lo que habría que añadir, en bastantes ocasiones, una fina ironía. De entre su obra poética editada por su amigo Lewis Campbell en 1862, se suelen destacar los poemas A problem in Dynamics, Molecular evolution, Rigid Body Sings, A Tyndallic Ode y Valentine by a Telegraph Clerk.

Es este último el que hemos incluido en poesía y ciencia con el título de Poema de amor de un telegrafista a una telegrafista, y del que ha realizado la no sencilla traducción José Antonio Martín Pereda, catedrático de Fotónica de la Universidad Politécnica de Madrid. La elección corresponde a varios motivos: no es larga, traspone la física de los campos electromagnéticos – terminología, imágenes y unidades de medida – a la relación amorosa y es bastante irónica. Esta poética postal amorosa para el Día de San Valentín aún deleita, más de 150 años después de su escritura.

 

The Hughes Type-Printing Telegraph 1863. (En http://distantwriting.co.uk)

Como verán, el tema va de espiras en el alma que se entrelazan con las de la persona amada, circuitos de amor que se cierran, corrientes que se inducen con los mensajes que transporta la línea, clicks de repuesta que pueden acabar con las penas, flujo magnético (weber) convertido en amoroso que fluye, es decir, el amor entre telegrafistas. En ingles, el texto es el siguiente:

The tendrils of my soul are twined
With thine, though many a mile apart.
And thine in close coiled circuits wind
Around the needle of my heart.

Constant as Daniel, strong as Grove.
Ebullient throughout its depths like Smee,
My heart puts forth its tide of love,
And all its circuits close in thee.

O tell me, when along the line
From my full heart the message flows,
What currents are induced in thine?
One click from thee will end my woes.

Through many a volt the weber flew,
And clicked this answer back to me;
I am thy farad staunch and true,
Charged to a volt with love for thee.

 

Daniel Cell Batteries, 1836. (En Wikipedia)

La segunda estrofa precisa de cierta explicación. El amante telegrafista para mostrar la calidad de su voltaje, se compara con los distintos tipos de pilas o baterías que se utilizaban en los telégrafos de aquellos tiempos. Así la pila de Daniel se caracterizaba porque al descargarse mantenía constante la tensión (los voltios) que daba. La pila de Grove, por el contrario daba una tensión superior (1,9 voltios) frente a la pila de Daniel (1,1 Voltios). Finalmente, en la pila de tipo Smee parece que el ácido sulfúrico burbujeaba con intensidad (bullendo en su fondo).

Acabando ya, pienso que es posible que, en un primer momento, nos choque la actividad poética en un científico y si es alguien como Maxwell, quizás más. Pero es engañoso. El físico danés Niels Bohr sostenía que la metáfora era “un instrumento del pensamiento científico” y que “la ciencia y la poesía crean imágenes”. Y según Richard Dawkins, “uno de los sellos distintivos del genio científico reside en la habilidad para manejar buenas metáforas y símbolos”. En definitiva, científicos y poetas emplean de ordinario un lenguaje figurado.

Ciencia y poesía: tan lejos, tan cerca.

Notas y enlaces

Nota 1. Información básica sobre James C. Maxwell se puede encontrar en Wikipedia, tanto en castellano como en inglés. Además desde los artículos respectivos se puede enlazar a información relevante. Desde el español se puede enlazar, por ejemplo, al texto completo de A Treatise on Electricity and Magnetism (1873) Vol 1 y 2. Desde el inglés se puede enlazar a The Life of James Clerk Maxwel , biografía escrita por Lewis Campbell  y William Garnett en 1882, en la que en la parte final de la misma, se recoge la obra poética del científico.

Nota 2. Publicaciones como The poetry of Victorian Scientists: Style, science and nonsense, escrito por Daniel Brown muestran como el tema de literatura y ciencia forma parte de forma natural de la agenda académica en algunos países , tanto por el lado de la ciencia como por la de la literatura. Pongo enlace a dos interesantes reseñas sobre el mismo. En primer lugar, The Poetry of Victorian Scientists de John Holmes, de la British Society for Literature and Science de un perfil académico y por otro lado, más periodística, Rhyme and Reason: the Victorian Poet Scientists de Paul Collins en la revista www.newscientist,com en el que, además de jugosos comentarios sobre el libro citado, se incluyen algunos poemas de Maxwell y de otros científicos coetáneos.

 

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3 comentarios

  1. Estimado Pedro,

    Me alegra enormemente el homenaje que haces de uno de los verdaderamente grandes de la Física: James Clerk Maxwell.

    Quisiera simplemente añadir que además de todo lo que señalas, Maxwell fue pionero en la Teoría de Control y Automática. El articulo original es:

    Maxwell, J.C. (1867). «On Governors». Proceedings of the Royal Society of London 16: 270–283

    que siempre mereció el crédito del gran matemático americano Norbert Wiener, uno de los fundadores de la Cibernetica.

    Además, Maxwell fue muy consciente de algunos de los problemas relacionados con las inestabilidades, el caos y el determinismo, de lo que escribí hace unos años en mi blog Complejidad:

    http://www.madrimasd.org/blogs/complejidad/2009/10/24/127508

    ¡ Enhorabuena por tu entrada y por tu blog !

    Un abrazo,

    Miguel AF Sanjuan

  2. Gracias Miguel por tu comentario. Efectivamente fue un pionero en muchos campos,(por ejemplo también en la fotografía en color) y dejó una obra tan grande que ha resultado difícil ceñirme a la poesía. Y sólo vivió 39 años ¡qué grande! Espero en el futuro continuar con alguna otra poesía de Maxwell o de alguno de otros científicos británicos coetáneos.

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