Gota fría en el Mediterráneo.

Las lluvias torrenciales acontecidas en la Comunidad Valenciana los pasados días 11 y 12 de octubre han sido señaladas por muchos expertos como una nueva ‘gota fría’ para esta CC.AA., catástrofe que no ocurría desde hacía 6 años.

A pesar de las incesantes alertas que el Instituto Nacional de Meteorología (INM) mantuvo ante los fenómenos adversos por lluvias durante estos días (en Valencia y Alicante se llegaron a continuos niveles de alerta roja; en Murcia y Almería, niveles de alerta naranja y amarillo respectivamente) no se han conseguido evitar daños materiales importantes en infraestructuras y viviendas en diferentes poblaciones, y hasta habido que lamentar el fallecimiento de una persona.

La comarca de La Plana de Valencia y las de La Marina Alta y La Marina Baja de Alicante han sido las zonas más castigadas por la gota fría.

Por fortuna, gracias al embalse de Beniarrés, que llego a los 19 hm³ (con capacidad máxima de 27 hm³) se consiguió evitar que en el municipio valenciano de Gandia se produjeran daños importantes debido a la crecida de caudal del  río  Serpis y su afluente Vernissa, que produjeron en total más de 500 m³/s en esta localidad, evitándose los 700 m³/s que habrían sido devastadores si no hubiera entrado en funcionamiento el embalse.  De manera similar el embalse de Guadalest, en La Marina Baja alicantina, aminoro los efectos de la crecida del  río Algar y su afluente el Guadalest.

Las infraestructuras y las poblaciones del Bajo Júcar también se fueron ‘protegidas’ por otro embalse, el de Béllus, que las lluvias hicieron que pasara de los 10 hm³ a los 23, y de esta forma atenuara las crecidas de los principales afluentes del Júcar, el Sellent, el Albaida y el Magro, y evitara que el caudal superara los 1000 m³/s en el cauce (llego a los 800 m³/s).

Pero no todo han sido buenas noticias en cuanto a lo que se ha evitado y los riesgos alcanzados ante los efectos del temporal. En el norte de Alicante y en el litoral, en la comarca de La Alta Marina, se han producido graves inundaciones debido a las lluvias torrenciales. Calp ha sufrido importantes daños materiales debido a que la ‘gran tromba de agua’ dejo a gran parte de la ciudad alicantina completamente inundada. El desbordamiento de los dos barrancos que atraviesan el municipio acabó por inundar la parte baja del pueblo, efecto agravado por el urbanismo salvaje de la población.

Aunque la peor parte lo han sufrido los pueblos de Beniarbeig, El Verger y Els Poblets donde los seis puentes del último tramo del río Girona fueron incapaces de canalizar la descomunal crecida de caudal en su cauce, y ello agravo la inundación de un millar de viviendas en estas localidades donde el agua llego al metro y medio de altura y hubo que lamentar el fallecimiento de un mujer de 89 años.

Los vecinos de estas tres localidades alicantinas coinciden en que ‘otras veces llovió mucho, pero nunca el río se desbordo así’. La obstrucción de los ojos de los puentes con cañas y otros materiales arrastrados por la corriente creó autenticas barreras y desbordó el caudal.  En Beniarbeig, el primero de los tres pueblos en el cauce del Girona, el viejo puente cedió ante la presión de la corriente, que acabo abatiendo dos de los cinco ojos de la estructura. Su caída resulto milagrosa  para los vecinos ya que atenuó el alcance de la inundación al posibilitar el curso de la riada cauce abajo. Dos kilómetros más adelante el crecido Girona llegaba al núcleo urbano de El Verger. Aquí los tres puentes sobre dicho río quedaron taponados en menos de media hora y el nivel de agua pasaba por encima de los puentes y anegaba casas y huertos a distancias de 100 metros. Superado El Verger, el río se adentra en el casco urbano de Els Poblets y sus dos puentes sufren el mismo taponamiento e inundan viviendas y huertos.  Desde Els Poblets hasta su desembocadura en la playa de Dénia, la riada fue arrasando todo lo que se encontraba en su camino.

Representantes del Gobierno Nacional y del Regional visitaron las zonas afectadas y anunciaron un conjunto de medidas que recogen ayudas a personas cuyos bienes han sufrido daños, como viviendas o vehículos, además de otras de carácter fiscal y de la Seguridad Social.

Poco tardaron los vecinos en tomar conciencia del desastre originado por el Girona. Río de apenas 32 km de longitud y con un nivel de medio metro en invierno y seco en verano. Y es que los vecinos achacan la inusitada crecida del río a la obturación de los ojos de los puentes por la acumulación de cañas arrastradas desde la cabecera del río, en las montañas de La Vall de Laguart (aquí se registraron 389 L/m² en tan sólo 6 horas).  Ante las quejas de los vecinos, el Comisario de Aguas de la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) calificó lo sucedido de excepcional, argumentando que con un caudal tan extraordinario la vegetación tiene poca importancia e indico que el río Girona se limpio recientemente. Explicó que en el 2007 se invirtieron casi siete millones de euros en la limpieza de cauces, mientras que en el 2004 fue cerca de un millón. No obstante señaló que cuando se limpian los cauces, éstos no pueden quedar totalmente ‘pelados’ ya que se debe conservar cierta vegetación porque de lo contrario podría provocar arrastre de tierra y de elementos sólidos, además de erosiones en los márgenes que conllevarían mayores daños.

El director técnico de la CHJ resaltó que las lluvias han sido beneficiosas para la recarga de acuíferos de La Plana de Valencia y de La Marina Alta y La Marina Baja de Alicante, que alimentan a muchas zonas húmedas. Sin embargo, indicó que no han contribuido casi a rellenar los embalses para el futuro, ya que la mayoría de las precipitaciones tuvieron lugar en la costa.

A continuación se ofrecen los datos pluviométricos en mm del periodo 8-14/10/2007 en las cuencas del Júcar y Segura.

Datos globales.

Fuentes

• Ministerio de Medio Ambiente. Boletín Hidrológico.
• Instituto Nacional de Meteorología.
• Noticias del periódico El País.