Sobre el riesgo de desaparición de los corales

Debido al aumento de la temperatura de las aguas de los océanos, más del 80 por ciento del coral, puede morir en unas décadas, pero el ascenso de la temperatura no es la única amenaza ya que la absorción por los océanos de cantidades crecientes de dióxido de carbono aumenta el nivel de acidez e inhibe, por lo tanto, la transformación de calcio necesaria para la supervivencia de los corales, organismos de vital importancia para los ecosistemas marinos y cuyo valor económico se calcula en miles de millones de euros.

[CyPS-UCM-Grupo de Catálisis y Procesos de Separación]

 Debido al cambio climático, y sólo con que aumente 3 grados la temperatura de las aguas más superficiales de los mares, más del 80 por ciento del coral, puede morir en unas décadas. La Unión Mundial para la Conservación de la Naturaleza (IUCN) advierte sobre el riesgo de desaparición de los corales en el Mar Caribe y de la posibilidad de que se repita la situación de 2005, cuando las altas temperaturas marinas devastaron grandes cantidades de estos organismos Los científicos señalan que indudablemente volverá a ocurrir la catastrófica situación que terminó con la mitad de los corales de un área del Caribe que comprende las aguas de Florida, las Antillas Francesas y las Islas Caimanes.

La extremada temperatura del mar, sumada al efecto de los huracanes provocó en agosto de 2005 la muerte de la mitad de los corales de esa zona, unos organismos de vital importancia para los ecosistemas marinos y cuyo valor económico se calcula en miles de millones de euros.

Pero el ascenso de las temperaturas no es la única amenaza ya que la absorción por los océanos de cantidades crecientes de dióxido de carbono aumenta el nivel de acidez e inhibe, por lo tanto, la transformación de calcio necesaria para la supervivencia de los moluscos y el plancton calcáreo.

Cuando esto ocurre aparecen las llamadas zonas muertas o carentes de oxígeno en los mares y océanos del planeta. Estas zonas muertas están ligadas no sólo a la absorción de CO2, sino también a un exceso de nutrientes, en su mayoría nitrógeno, que se originan a partir de los fertilizantes agrícolas y los residuos. Los bajos niveles de oxígeno en el agua hacen muy difícil sobrevivir a peces, ostras y otras animales marinos, así como a algunos hábitats importantes como las praderas marinas.

Algunas de estas áreas son relativamente pequeñas, con menos de un kilómetro cuadrado de superficie, pero otras superan con creces los 70.000 kilómetros cuadrados. Las causas de que se formen estas zonas muertas son varias. Por ejemplo, en el Golfo de México el descenso del oxígeno viene dado sobre todo por el uso de fertilizantes en la agricultura, mientras que el problema en el mar Báltico, el norte del Adriático, el Golfo de Tailandia, el mar Amarillo y la Bahía de Chesapeake (Estados Unidos) es el resultado de una combinación de fertilizantes, compuestos volátiles de nitrógeno procedentes de la quema de combustibles fósiles y el vertido de residuos. En España, existen también dos zonas muertas con eventos de descenso de oxígeno que ocurren anualmente relacionados con una estratificación en verano o en otoño. Están situados en el Atlántico frente a las costas de Galicia y en el mar Cantábrico.

Anualmente, durante los meses de noviembre o diciembre se celebra la Conferencia de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. Este año, la Conferencia se ha celebrado en Cancún, México, en su 16ª edición coincidiendo con la 6ª Conferencia de las Partes cuyo conjunto se ha denominado COP16/CMP6. El futuro impacto de las crecientes emisiones de CO2 sobre la salud de los mares y los océanos puede ser mucho mayor y complejo de lo que previamente se suponía, de acuerdo al informe de la ONU dado a conocer en la reunión de la Convención.

El estudio, titulado “Consecuencias Medio Ambientales de la Acidificación de los Océanos” ha reunido a algunas de las últimas investigaciones científicas sobre la acidificación de los océanos debido al aumento de las concentraciones de CO2 disuelto, que está cambiando la química del mar por un descenso del pH del medio marino.

Cerca del 25% de las emisiones de CO2 en el mundo es absorbido por los mares y océanos, el pH de los océanos ha disminuido en un 30% y ha afectado a su química a una velocidad que no se veía en 65 millones de años, desde la extinción de los dinosaurios. Según las tasas actuales de emisiones de CO2, a finales del siglo XXI, el pH de los océanos se reducirá en 0,3 unidades más, lo que representa un aumento de la acidez total del 150%.

El informe señala que muchos organismos marinos tienen medios para compensar los cambios en la química del agua de mar, aunque gastan más energía en un océano cada vez más ácido. Algunas especies de mejillones y erizos de mar sólo cuentan con mecanismos parciales de compensación, o carecen de ellos, lo cual podría hacerlos más vulnerables.

Pero si otros organismos, como las langostas adultas, que podrían aumentar su capacidad de construcción de su cáscara en respuesta a la caída del nivel de pH, logran compensar los cambios podría haber repercusiones en la cadena alimentaria marina de la que miles de millones de personas dependen directa o indirectamente como fuente de proteína y como medio de subsistencia.

El estudio confirma en definitiva, la preocupación de que algunos organismos, como los corales y los mariscos puedan encontrar cada vez más dificultades para formar sus esqueletos en las próximas décadas, lo que puede tener impactos significativos en el futuro de la captura de cangrejos, mejillones y otros mariscos, especies que dependen de los arrecifes de coral.

Otras investigaciones están poniendo de relieve nuevas áreas de interés, incluyendo los descubrimientos de que para algunas especies, como el “pez payaso” que se hizo famoso en la película animada de Disney «Buscando a Nemo”, les pueda resultar más difícil evitar a sus depredadores.

Si otros peces reaccionan de la misma manera, esto podría tener repercusiones en la cadena alimentaria marina de la que miles de millones de personas dependen directa o indirectamente como fuente de proteína y como medio de subsistencia.

Los científicos tendrán que estudiar todas las partes del ciclo de vida para ver si ciertas formas son más o menos vulnerables, así como la capacidad o incapacidad para construir esqueletos cálcicos de los organismos marinos con el fin de conocer el impacto de la acidificación en los océanos.

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