Micro y nanoplásticos en el medio ambiente acuático

El uso de materiales plásticos se ha ido incrementando gradualmente desde la mitad del siglo XX alcanzándose volúmenes de producción superiores a los 300 millones de toneladas anuales, con una participación creciente de China y los países de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN). El flujo global de materiales plásticos es aún muy lineal, desde la fabricación hasta el vertedero con un porcentaje de pérdidas superiores al 30% de materiales que terminan diseminados de forma incontrolada, particularmente en el medio acuático donde vienen detectándose en cantidades crecientes desde principios de los años setenta. La evidencia ha demostrado que una vez en el medio natural, los plásticos mayores se fragmentan para dar lugar a microplásticos y, posiblemente, a un enorme número de nanopartículas plásticas. Los avances que han tenido lugar en nanotoxicología desde principios de siglo sugieren que se pueden estar diseminando en el medio ambiente nanopartículas capaces de penetrar en los tejidos de los seres vivos y acumularse con efectos desconocidos.

Roberto Rosal, Departamento de Ingeniería Química, Universidad de Alcalá

La cantidad de materiales plásticos liberados al medio ambiente no ha parado de incrementarse desde el inicio del desarrollo de los polímeros modernos durante la primera mitad del siglo XX. La preocupación por el impacto de estos materiales en el medio natural se ha hecho patente en los últimos años con la fuerte repercusión sobre la opinión pública de las mal llamadas “islas de plástico” en las confluencias de corrientes oceánicas. La denominación “islas de plástico” para las acumulaciones que se observan en los giros oceánicos induce a error puesto que la concentración de restos plásticos en la superficie de estas zonas se estima en unas 500 000 partículas por kilómetro cuadrado (cien a diez mil veces mayor que en otros puntos del océano, pero aun así inferior a una partícula por metro cuadrado). En todo caso, aunque es evidente que no se puede caminar por las “islas de basura”, la cantidad total de residuos liberados al medio ambiente en forma de partículas plásticas es enorme, de algo más de cinco billones (europeos) de partículas flotantes, que representan casi 300 000 toneladas o un 0.1% de la producción anual de materiales plásticos.

La mayoría de los restos de plásticos que se localizan en las zonas de acumulación corresponden a los materiales más utilizados, siendo polietileno, polipropileno y poliestireno los más frecuentes en los muestreos. La causa última de este nuevo tipo de contaminación es la mala gestión de los residuos que conduce a que más de 25 millones de toneladas se pierdan cada año en el mar. La situación es tan preocupante que se estima que, en caso de no tomarse medidas, la cantidad de plástico vertida a los mares se doblará en 2030 y se volverá a doblar antes de 2050. Para esta última fecha habrá en los mares tanta masa de plástico como de peces. Se da la circunstancia de que los muestreos con redes flotantes detectan muchas menos partículas plásticas de las esperadas. Además, los conteos son intrigantemente similares en ambos hemisferios a pesar de la gran diferencia de fuentes de emisión. Estos hechos conducen a pensar que los fenómenos de movilidad, degradación, ingestión por la fauna o sedimentación por aglomeración con otros materiales desempeñan un papel importante en la distribución ambiental de los residuos plásticos.

Por razones prácticas, las campañas de muestreo se restringen a tamaños de 350 micras o mayores, que corresponden a los capturados en las redes de zooplancton. La sospecha obvia es que la degradación a los tamaños más pequeños de microplásticos (< 5 mm con arreglo a las definiciones más aceptadas actualmente) o nanoplásticos (< 100 nm) es responsable de su invisibilidad. Estas partículas más pequeñas, sobre todo las que se encuentran en el rango de los nanoplásticos, pueden atravesar los tejidos epiteliales e introducirse al flujo sanguíneo llegando a diferentes tejidos y órganos causando daños aún no bien descritos. Se ha sugerido también, y es objeto de intenso estudio experimental, que los materiales plásticos pueden hacer de vectores de contaminantes ambientales o pueden causar un efecto tóxico indirecto por la liberación de los aditivos que contienen (retardantes de llama o plastificantes, por ejemplo, y que suponen en promedio un 4% del material).

 

Figura1. Residuos plásticos recogidos en una playa del norte de España que incluyen diversos microplásticos

Compartir:

Deja un comentario