¿Son útiles los Recuerdos en la era de la Inteligencia Artificial?

En el momento actual, nadie duda de que la Inteligencia Artificial esta presente en nuestras vidas, sea a un nivel cotidiano o a través de los importantes avances en sanidad, y en otros ámbitos. Ante este contexto, me ha venido a la mente, como afectará el avance de la IA a  nuestros recuerdos (que de forma muy sencilla podríamos afirmar: “El recuerdo es una capacidad de la memoria, que nos permite almacenar informaciones, retenerlas y devolverlas al presente.” Lo importante de un recuerdo es la emoción o emociones que genera en el individuo».  En ocasiones como afirman los neurólogos, psicólogos en la construcción de nuestros recuerdos y lo que realmente existió hay siempre una diferencia, caracterizada por el paso del tiempo, nuestras experiencias, así como aquellas cosas que nos sucedieron y que hemos convertido en un relato más en sintonía con lo que nos hubiese gustado que ocurriera. Les comento este tema, porque efectivamente un recuerdo se basa en algún hecho o emoción que dejo cierta huella en nosotr@s, aunque en ocasiones la inventiva rodea algunos de nuestros recuerdos hace que elaboremos un relato más próximo a nuestros intereses particulares.

Enlazando con lo anterior, hace unos días veía una interesante película “El monje y el rifle” que se sitúa en Bután -que como curiosidad disponen de un Índice de Felicidad Bruta. En el año en 2007 se realizó un simulacro para explicar de forma sencilla lo que supondrían las elecciones democráticas que tuvieron lugar en 2008, me pareció significativo los habitantes de las zonas rurales no sabían lo que significaba votar en elecciones . Cuando veía estas imágenes pensaba que la memoria es la fuente de nuestra vida -y habitan nuestros recuerdos-; nos ofrece un modo de ser y estar, y nos configura en lo que somos y sentimos. También es selectiva, nos permite olvidar viejas manías y nos enseña a adaptarnos a nuevas situaciones.

He realizado está previa anotación, en referencia a la película porque en Bután no había existido elecciones hasta 2007, y aquí si es comprensible que difícilmente pudiesen tener memoria si fueron positivas, negativas o todo continuaba igual, porque sencillamente no se habían producido en 2006. Este hecho que puede parecer algo anecdótico desde la mentalidad occidental- si ven la película y sobre todo su final, estoy segura que van a comprobar lo importante que son los recuerdos – y conocerán porque un viejo Lama ha enviado a un monje a buscar un rifle –supuestamente– para prepararse para el cambio de gobierno.

En otra línea, recuerdo una información que leí hace tiempo, sobre los indígenas Nasa que afirman que “El futuro queda hacia atrás”, lo que quieren dar a entender que la vida, individual y colectiva, transcurre de manera cíclica. También que todos los días se cosecha lo que se ha sembrado en el pasado y que el futuro es un resultado del ayer. Mientras que en nuestras “avanzadas” sociedades occidentales el tiempo se asume de forma lineal. De tal forma tenemos la idea de que el pasado queda atrás, el presente es donde estamos y el futuro en las líneas que parten hacia el horizonte. Sin embargo, para los indígenas Nasa, no solo dicen “el futuro queda hacía atrás”, sino que complementan esta afirmación con otra que puede resultar igual de enigmática: “el pasado esta hacia delante”. Ejemplo de esta visión es que las mujeres de esta tribu llevan los niños a la espalda, llevan su propio futuro, y sus hijos están atrás donde está su cultura, que los llevará al futuro.

Tras analizar la película, y brevemente leer algunas informaciones sobre esta tribu Nasa, vemos lo importante de aprender del pasado para al menos minimizar los errores que podamos cometer. Sin embargo, nuestra vida transcurre y vive de relatos que ni siquiera hemos vivido en primera persona o de forma colectiva, sino diseñados por otras personas y en los últimos años se ha configurado por colectivos interesados y ayudados por la tecnología, traspasando la frontera de lo que es real o de lo que no, a través de un uso poco ético de la IA. Ya lo afirmó Zygmunt Bauman en sus magníficos libros entre ellos: La vida Líquida : “Así, dada la velocidad de los cambios, la vida consiste hoy en una serie (posiblemente infinita) de nuevos comienzos… pero también de incesantes finales. Ello explica que en nuestras vidas resulte abrumadora la preocupación por los finales rápidos e indoloros a falta de los cuales los comienzos serían impensables. Entre las artes del vivir líquido moderno y las habilidades necesarias para ponerlas en práctica, librarse de las cosas cobra prioridad sobre adquirirlas.”

Basta observar a nuestro alrededor, para comprobar cómo la gente que va caminando por la calle, en autobús, coche, tren, etc.  están observando el móvil, para no perder ni un minuto comprobando su WhatsApp, Instagram o viendo una página Web para sacar unas entradas para un concierto o cualquier espectáculo o reservar mesa en el restaurante de moda, no podemos perder tiempo y tenemos que estar, es lo que se conoce como el fenómeno FOMO, por sus siglas en ingles se entiende como el miedo a estar ausente. Temor a perderse un evento social o cualquier otra experiencia positiva, especialmente del tipo de actividades que has visto en redes sociales. Encadenamos una actividad tras otra, incluso cuando estamos cenando,  muchas personas continúan pendientes de sus dispositivos móviles para no perderse nada o ver si le han dado un nuevo like, y en ocasiones no prestamos atención a la conversación con las personas que nos rodean, y que tanto valor otorgaba el filósofo, ensayista Michel de Montaigne. pues la conversación esta nos permite poder establecer un dialogo,  analizando otras opiniones y generar un espíritu crítico, fundamental desde mi punto de vista.

No podemos obviar que en nuestros días, la IA está muy presente ayudándonos en numerosos campos, pero también es importante buscar espacio para comprobar lo aprendido por nosotros mismos y que forman parte de nuestros recuerdos más valiosos y útiles en nuestro desarrollo como personas creativas, de otra forma podemos identificarnos con un pensamiento único, y esto es preocupante. Tal vez, no todo hay que preguntarlo a Chat GTP,  con mas frecuencia escucho cada vez a muchas personas, cuando algo no encuentran, lo preguntan a un algoritmo que ha elaborado la información que tal vez no sea la que nosotros necesitemos.

No he reflexionado detenidamente sobre la IA  actualmente en este post, daría para otro, pero hace unos años escribí: ¿Qué opinaría Leonardo Da Vinci de la Inteligencia Artificial?. Pero un libro que me pareció interesante es: Artificial. La Nueva inteligencia y el Contorno de lo Humano, de los autores Mariano Sigman y Santiago Bilinkis. Además existen numerosos libros publicados sobre IA y Chat GTP por expertos de estos ámbitos, ofreciendo un análisis más preciso del que yo les  pueda transmitir. Aunque, si me gustaría recoger la opinión en una conferencia La convergencia de la inteligencia artificial y la neurociencia: visiones del futuro donde el profesor Antonio Damasio  recalca que hay una diferencia fundamental entre cómo funciona un cerebro humano y cómo opera una máquina: la consciencia humana se basa en la interacción entre el cerebro, el cuerpo y el entorno, siendo los sentimientos homeostáticos un ejemplo de esta conexión. Aunque las máquinas pueden aprender mediante algoritmos, no poseen la habilidad de «sentir» emociones o experiencias como los humanos. A pesar de que la IA puede replicar aspectos de la inteligencia humana, la consciencia es una combinación de experiencias, emociones y percepciones. Damasio dice que, aunque la IA seguirá progresando, la verdadera consciencia podría ser exclusiva de los seres vivos debido a la interacción única entre nuestra biología, mente y entorno. Esta distinción es esencial para entender los límites y posibilidades de la IA en relación con la neurociencia y con simular a los humanos.

Tal vez, tras la lectura de este post algunos de ustedes,  puedan concluir: “voy a ver si agendo “El monje y el rifle” para cuando pueda verla, aunque una película sobre un país pequeño Bután entre Asía entre China e India, que transcurre en el año 2006 , – en ese año el rey Jigme Singye Wangchuck abdicó en su hijo Jigme Khesar Namgyel Wangchuck, pero no fue coronado hasta 2008. Un año antes se habían celebrado las primeras elecciones parlamentarias del país, y tiempo después entró en vigor la primera constitución.  Puede ser lógico pensar: Oh! han pasado 18 años de lo que cuenta esta película, es muy antigua ¿verdad? ¿Será de mi interés? Siempre la búsqueda a través de IA, os dará las reseñas a favor o en contra, pero solo viéndola por vosotr@s tendréis vuestra propia valoración y si va a formar parte de vuestros recuerdos. O tal vez, os acaba de llegar a móvil una noticia sobre un festival o concierto para los próximos días de septiembre 2024, y habéis decidido sacar entradas, y la película ha pasado al olvido. 

Para finalizar, hago mía la frase de Gabriela Mistral: “Recordar un buen momento es sentirse feliz de nuevo”, en mi opinión hay recuerdos que nos pueden ayudar en ciertos momentos de nuestra vida.

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