El Canal de Isabel II quiere aprender de Israel para recuperar y recargar los acuíferos de la Región.

Israel, país puntero en tecnología hídrica, va a colaborar con el Canal de Isabel II en la recarga de acuíferos. Expertos de empresas privadas y públicas de aquel país han firmado un protocolo con la entidad madrileña a la que asesorarán.

[Grupo de Fisicoquímica de Procesos Industriales y Medioambientales, FQPIMA.
Universidad Complutense de Madrid]

La Comunidad de Madrid quiere aplicar tecnologías dirigidas a la recuperación de acuíferos. Para ello el Canal de Isabel II y la empresa pública israelí Merkorot han firmado un acuerdo de colaboración que se desarrollará en 10 proyectos y siete grupos de trabajo, y que se enmarca en la aportación de conocimiento y de experiencias en lo que se refiere a la reutilización del agua, o la recarga de acuíferos.

Israel recicla en la actualidad el 75 por ciento del agua que produce, empleándola para regar, baldear y en la recarga de acuíferos, con tecnología puntera a nivel mundial.

Las compañías privadas que han venido a Madrid también han cerrado acuerdos con el Canal de Isabel II para poner en práctica sistemas para el control de fugas en tuberías o tendentes a maximizar el aprovechamiento del agua. Es el caso de la compañía israelí Aqwise que pronto implantará en las depuradoras madrileñas un sistema que permite triplicar su rendimiento sin tener que recurrir a ampliaciones ni obra civil, cumpliendo con la normativa.

De la grave Sequía  se ha pasado en Madrid a tener los embalses al 63 por ciento de su capacidad total, y a punto de contar con excedente de agua gracias a las lluvias de las últimas semanas, hablándose incluso de desembalses. El Canal de Isabel II quiere aprovechar este otoño de abundantes precipitaciones para recargar de manera artificial los acuíferos de la región, inyectando el agua sobrante de los pantanos en los pozos, consiguiendo una reserva que se podría utilizar cuando la sequía vuelva a visitarnos.

Es evidente que los acuíferos sufren en mayor o menor grado los efectos de la explotación de sus recursos o la contaminación de estos debido a la salinización o a la infiltración de fertilizantes, desechos químicos y otros contaminantes, problemas que se agravan considerablemente en épocas de sequía, como la que hemos sufrido recientemente.

Así, en los próximos días, el Canal comenzará los estudios y pruebas piloto en tres pozos de la región, con la colaboración de la empresa pública Mekorot de Israel, con la que se ha firmado un convenio de colaboración tecnológica. El Plan de recarga de acuíferos tiene tres fases, y en esta primera fase se invertirá 15 millones de euros, con un caudal de recarga  de 50 L/s, y durará hasta el año 2010. En una segunda fase se abordará el tratamiento de una veintena de pozos, con un presupuesto de 5 millones de euros, inyectándose entre 20 y 30 hectómetros cúbicos de agua en un año, y con una duración de dos a tres años, acelerándose así el proceso natural de recarga. La última fase consistirá en la construcción de nuevos pozos reversibles para introducir de 40 a 50 hectómetros cúbicos anuales de agua sobrante de los embalses de la Comunidad de Madrid, siempre que la abundancia de precipitaciones lo permita. Esta tercera fase tendrá un coste de 10 millones de euros.

En la actualidad, el Canal dispone de 77 pozos de agua subterránea que han aportado en los anteriores periodos de sequía hasta 88 hectómetros cúbicos al sistema general de abastecimiento de la Comunidad, ya que estas reservas están consideradas como reservas estratégicas en momentos de sequía. Pero la regeneración de esta reserva de forma natural puede durar de tres a cuatro años, por lo que no puede obtenerse agua de este recurso de manera ilimitada, especialmente cuando se encadenan varios años secos. La recarga artificial permitiría disponer de este recurso sin necesidad de esperar esos años.
Sin embargo, todo este planteamiento abre una nueva vía de enfrentamiento con el Ministerio de Medio Ambiente, ya que, ante la afirmación del Canal de Isabel II de no necesitar Evaluación de Impacto Ambiental para la implantación de esta tecnología, la Confederación Hidrográfica del Tajo (dependiente del Ministerio) opina lo contrario, asegurando que es imprescindible una declaración de impacto ambiental para cualquier actuación de los acuíferos, además de aseverar que estos recursos son competencia de la Confederación.

Quizá habría que plantearse si realmente existen excedentes de agua en la actualidad y si el agua sobra en estos momentos.

La recarga de acuíferos de manera artificial consigue en parte el efecto de las precipitaciones y aguas superficiales, es decir, incrementar los recursos del acuífero, diluir o mejorar las aguas del acuífero, mejorar la calidad del agua que se utiliza para la recarga por depuración natural, utilizar para uso futuro el acuífero como embalse regulador y depósito para la red de distribución, y restaurar acuíferos que sufren sobreexplotación.
En cuanto al tipo de agua utilizada, esta puede ser convencional procedente de excedentes de aguas superficiales y subterráneas de otras zonas, o pueden tener un origen menos convencional y de más interés medioambiental como aguas residuales depuradas, recursos hídricos procedentes de la agricultura o, en otras zonas del país pueden utilizarse aguas salobres de desalinizadoras. 


Figura 1. Ejemplo de un sistema de Recarga Artificial de Acuíferos de tipo superficial.

 


Figura 2. Ejemplo de un sistema de Recarga Artificial de Acuíferos de profundidad.

La tecnología aplicable para conseguir la recarga de acuíferos es compleja y su elección depende de varios aspectos como el nivel, tipo de acuífero y calidad de las aguas subterráneas que están presentes en el acuífero se quiere recargar y el tipo y calidad del agua que se quiere utilizar para la recarga, y las características y tipo de suelo donde se encuentra el acuífero. Los sistemas de Recarga Artificial de Acuíferos se pueden dividir en dos tipos: superficiales como serpenteos, represas,  vasos permeables, balsas o fosas (Figura 1), y en profundidad como sondeos de inyección, simas y dolinas, drenes, galerías  y zanjas (Figura 2); los primeros de ellos requieren grandes superficies, provocan mayor impacto estético y ambiental, pero los requisitos de calidad del agua que se utiliza para recargar no es necesario que sea elevada; en cuanto a los métodos de recarga en profundidad necesitan que la calidad del agua a recargar sea elevada ya que se introduce directamente en el acuífero, y los caudales de recarga son bajos si los comparamos con los logrados en los métodos de recarga superficiales.

 

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2 comentarios

  1. Donde habrá quedado esto. Asi es la politica. Un dia un bombazo mediatico y al otro se olvida

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