Los fármacos también pueden afectar a la calidad del agua

Según el estudio realizado por el Instituto de Investigaciones Químicas y Ambientales del Consejo Superior de Investigaciones Científicas de Barcelona (IIQAB-CSIC), se ha detectado hasta 28 fármacos o metabolitos procedentes de medicamentos de gran consumo en España en diferentes puntos del cauce del río Ebro y efluentes de estaciones depuradoras de aguas residuales cercanas a núcleos urbanos. Entre estos productos farmacológicos se encuentran diferentes tipos de analgésicos, antiinflamatorios, reguladores de lípidos, antidepresivos, antibióticos y betabloqueantes. También se ha comprobado una baja eficacia de las  estaciones de depuración de aguas residuales para la mayoría de estos residuos, con concentraciones en las corrientes de salida comprendidas entre 0,5-2 g/d por 1000 habitantes.

[Grupo de Ingeniería Química y Ambiental (GIQA)

Universidad Rey Juan Carlos]

Diferentes sustancias relacionadas con la formulación de medicamentos se han convertido en una clase de contaminantes emergentes en aguas fluviales y han comenzado a despertar un gran interés desde el punto vista de evaluar los posibles efectos que pueden tener, no sólo sobre la flora y fauna acuática, sino también sobre la salud pública en general. Un dato bastante elocuente de la magnitud del problema es el gran volumen de productos farmacéuticos comercializados y consumidos en España durante el 2005, donde ocupamos el octavo puesto dentro del mercado de productos farmacéuticos mundial (Fuente – IMS Health).

 

Uno de los aspectos que más preocupa a la comunidad científica que estudia este tipo de contaminación es la ecotoxicidad que pueden plantear estos productos debido a su gran persistencia en el medio acuático. En este campo todavía existen pocos estudios, pero ya existen algunos datos que revelan efectos de toxicidad crónicos en peces, zooplancton y organismos bentónicos cuando se someten a concentraciones similares a las encontradas en los efluentes de las estaciones depuradoras de aguas residuales. La dilución de estos efluentes en el cauce de los ríos y su posible descomposición posterior mediante bio y/o fotodegradación hace pensar que los riesgos medioambientales pueden ser mínimos. Sin embargo, el comportamiento de estos residuos o metabolitos cuando se encuentran combinados así como su elevada persistencia en el medio acuático, pueden agravar sustancialmente sus efectos tóxicos sobre la fauna y flora acuática, incluso estando en concentraciones muy inferiores a las encontradas a la salida de las EDAR.

 

La eficacia de las estaciones de depuración de aguas residuales que utilizan un sistema de tratamiento primario y secundario, éste último basado en un sistema biológico, ha resultado muy variable dependiendo del tipo de sustancia. Así, analgésicos y anti-inflamatorios, como ibuprofeno, diclofenaco y naxopreno, o betabloqueantes como propanolol han mostrado tasas de eliminación muy altas en torno al 80% y superiores. Sin embargo, la mayoría de las sustancias resultan mucho más difíciles de eliminar con tasas de degradación muy bajas o incluso nulas. Los niveles de concentración encontrados a la salida de diferentes EDAR´s de ciudades localizadas a lo largo de río Ebro oscilan dentro del rango de m/L bajos y ng/L altos para sustancias como benzafibrato y gemfibrozilo (hipolipemiantes – reguladores de lípidos), carbamazepina (antiepiléptico), azitromicina y eritromicina (antibióticos) y otros análgésicos, antiinflamatorios y betabloqueantes. Estos resultados ponen de manifiesto la necesidad de tratamientos finales a la salida del tratamiento secundario que puedan asegurar la degradación de estos residuos.

 

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