Para los convencidos de la vía única del trasvase.

La polémica no para alrededor de los trasvases y parece que algunos deciden aferrarse al papel de victimas;  esto no produce más que rencor entre comunidades autónomas que deberian colaborar para solucionar este problema actual y de futuro .

El estatuto de Castilla-La Mancha pretende modificar la Ley del Plan Hidrológico Nacional blindando el Trasvase Tajo-Segura. Como respuesta, las fuerzas políticas de Murcia (la de los partidos mayoritarios a nivel nacional) quieren, mediante Proposición de Ley, exigir una indemnización económica si se cambia sustancialmente el Trasvase Tajo-Segura o se extingue. Cabría preguntarse si esta exigencia de indemnización se dirigiría al gobierno de la nación o al de la Comunidad Autónoma de Castilla-La Mancha.

Basar los trasvases en la razón histórica que esto se lleva haciendo desde la época de los romanos parece, cuanto menos risible, si no es porque nos estamos jugando el abastecimiento común de ahora y del futuro con una política hídrica ecuánime con los que hasta ahora se han sacrificado (y son los más olvidos), y también con los que necesitan agua para mantener una mínima calidad de vida. Claro que se pueden seguir manteniendo los trasvases existentes siempre que haya de verdad agua para todos, tanto para los que están al final del trasvase como para los que la ven simplemente pasar de largo.

Los pro-trasvases, especialmente el simbólico trasvase del Ebro, juegan al victimismo político sin ningún tapujo o rubor; no son capaces de contestar a una cuestión simple dirigida a que hacer si el tan caudaloso Ebro sigue quedándose sin recursos en un futuro (más bien cercano), hasta que no llegue al caudal mínimo a mantener; ¿que haremos en ese momento, bajaremos su caudal por Real Decreto?

Ya que nos ponemos  trasvasar, no deberíamos quedarnos en el Ebro; por que no llevar el agua desde la “húmeda Galicia” hasta la seca costa mediterránea…….es cuestión de proponer la obra faraónica necesaria para que alguna empresa constructora se salve de la situación actual; pero todo esto condicionado por el color de los gobiernos de comunidad afectados. Más razones serias, más esfuerzo en común y más ideas constructivas y dejar que este problema que nos incumbe a todos deje de ser arma política.

La solución única no son las desaladoras o los trasvases, la solución es sentarse a dialogar y compensar las virtudes de todas las posibilidades y un consumo mucho más eficiente del agua combinado con el esfuerzo tecnológico para depurar y reutilizar lo que parece que nos sobra; gran error.