Encontrado arsénico en una mina abandonada de Madrid
Investigadores del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC) han detectado arsénico As(V) en los suelos colindantes a una explotación de wolframio abandonada. Los investigadores han estudiado la dispersión de arsénico determinando su concentración en los suelos colindantes. En las muestras de suelo se ha detectado arsénico en concentraciones altas que proviene de la disolución de la escorodita, un mineral muy estable que la minería metálica utiliza para almacenar arsénico. Se trata de compuestos secundarios que pueden formarse tras la disolución de este mineral por la acción del agua de lluvia.
La contaminación detectada indica que el arsénico puede llegar hasta los acuíferos de la zona. Serían trazas muy pequeñas de este elemento pero llegarían de forma continuada lo que supone un riesgo medioambiental grave debido a su toxicidad.
[CyPS-UCM -Grupo de Catálisis y Procesos de Separación]
Los terrenos donde hay minas abandonadas constituyen una grave amenaza para la salud humana, la seguridad y el medio ambiente. En los Estados Unidos hay unas 500.000 minas abandonadas. Están situadas en terrenos de propiedad federal y particular. Muchas se encuentran cerca de zonas de recreo y de pesca.
Los sitios de minas abandonadas incluyen pozos verticales peligrosos y aberturas horizontales inestables. Es posible que las antiguas estructuras de soporte estén desgastadas y causen derrumbes. Hay muchos bolsones de aire en las minas, donde el oxígeno es poco o inexistente. Se pueden acumular concentraciones letales de gases mortíferos en los pasos subterráneos de las minas, incluso monóxido de carbono, ácido sulfhídrico y radón, gas radiactivo invisible e inodoro.
Las minas abandonadas pueden contener o liberar dióxido de carbono y metano, que son gases con efecto invernadero contribuyentes al cambio climático. El efecto invernadero proveniente de las minas es mínimo. Sin embargo, el metano puede formar una mezcla explosiva al entrar en contacto con el aire, particularmente en las minas cerradas.
El suelo y el agua en las minas abandonadas se pueden contaminar con cianuro, plomo, arsénico, mercurio y otras sustancias químicas tóxicas. Los explosivos sin usar o detonados por error que quedan en las minas abandonadas pueden convertirse en productos inestables y mortales. Los materiales sueltos amontonados o acumulados como basura pueden desplomarse sobre los transeúntes. En los sitios de minas puede haber desechos de roca acumulados y escombreras, conexiones eléctricas, equipo pesado abandonado, tanques de almacenamiento de combustible, maquinaria eléctrica y materiales radiactivos.
Las fosas abiertas pueden llenarse de agua sumamente ácida o contaminada con sustancias químicas. Las canteras llenas de agua pueden ocultar peligros como salientes rocosos y maquinaria vieja.
Las minas de carbón abandonadas pueden dejar desechos que contaminan los desagües y causan incendios provocados por el carbón. Las minas de uranio abandonadas representan una amenaza de exposición a la radiación. Pueden contener desechos radiactivos, arsénico, plomo y material radiactivo natural, incluso radón. El uranio puede contaminar el agua subterránea, el agua de superficie, el polvo y el suelo. Las minas de uranio abandonadas pueden contener combustibles, disolventes y otras sustancias químicas empleadas con equipo pesado y en operaciones de voladura de rocas. Las minas de uranio abandonadas pueden contener residuos de uranio, que son materiales radiactivos de consistencia arenosa sobrantes del tratamiento del uranio. Los residuos de uranio contienen radio, que se mantiene radiactivo por miles de años. Los residuos también pueden contener selenio y torio. Cuando cesó la extracción de uranio, las compañías mineras abandonaron las minas sin sellar las aberturas de los túneles, sin llenar las fosas y sin retirar los residuos de uranio. Las fosas abiertas en las minas se usan a veces como basureros ilegales. Las minas de uranio abandonadas siguen exponiendo a desechos radiactivos a las familias residentes en los alrededores.
Investigadores del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC) han detectado arsénico As(V) en los suelos colindantes a una explotación de wolframio abandonada. En la zona se acumulan residuos ricos en escorodita (FeAsO4 2H2O), un mineral muy estable que la minería metálica utiliza para almacenar arsénico evitando el riesgo de contaminación de suelos y aguas. Estos depósitos mineros se encuentran próximos al cerro de San Pedro, situado entre las localidades madrileñas de Guadalix de la Sierra y Colmenar Viejo.
En los años 30 se extraía wolframio de esta zona de la sierra de Madrid y se exportaba a Alemania para la construcción de armamento pesado. Cuando terminó la guerra se dejó de exportar, la mina se cerró y en su lugar quedaron los residuos ricos en escorodita.
La contaminación detectada indica que el arsénico puede llegar hasta los acuíferos de la zona. La escorodita, un mineral compuesto principalmente por arsénico y hierro en igual proporción, es conocida por su estabilidad y capacidad para almacenar arsénico. Por ambos motivos, la minería metálica lo emplea como forma mineral para el almacenamiento y desecho seguro del arsénico. Según Fernando Garrido, investigador del MNCN, tras la extracción del mineral en cuestión, el arsénico producido queda fijado, aparentemente de forma estable e insoluble, en forma de escorodita. De hecho, este es el proceso final que la industria minera aplica a la gestión de este residuo.
Los investigadores han estudiado la dispersión de arsénico determinando su concentración en los suelos colindantes; para ello han recogido muestras a distintas profundidades y distancias a lo largo de las zonas de escorrentía por las que el agua estacional discurre desde el área donde se almacenan los residuos hasta un arroyo cercano. En las muestras de suelo se ha detectado arsénico en concentraciones altas que proviene de la disolución de la escorodita. No se trata de pequeñas partículas de escorodita, sino de compuestos secundarios que pueden formarse tras la disolución de este mineral por la acción del agua de lluvia.
Asimismo, los investigadores apuntan la necesidad de monitorizar los residuos mineros abandonados y de aplicar estrategias de eliminación de residuos y recuperación de suelos contaminados. La contaminación detectada indica que el arsénico puede llegar hasta los acuíferos de la zona. Serían trazas muy pequeñas de este elemento pero llegarían de forma continuada lo que supone un riesgo medioambiental grave debido a su toxicidad.
Este es el tercer artículo científico que han publicado desde que en 2010, los investigadores Javier García Guinea y Fernando Garrido del MNCN, comenzaron a analizar los suelos de la zona. En este último estudio también participan investigadores del Instituto Universitario de Investigación en Ciencias Ambientales de Aragón perteneciente a la Universidad de Zaragoza.
Referencia
Gómez-González, M.A., Serrano, S., Laborda, F. y Garrido F. (2014) Spread and partitioning of arsenic in soils from a mine waste site in Madrid province (Spain). Science of the Total Enviroment, 500 501: 23-33DOI: 10.1016/j.scitotenv.2014.08.081