¿Podrían existir en el futuro islas artificiales autosuficientes en la producción de agua y electricidad?

 Una propuesta que en principio parece interesante es la creación de islas artificiales en medio del océano que produzcan electricidad mediante la diferencia de temperatura existente en el agua oceánica de las zonas tropicales. El resultado sería una central eléctrica que produciría unos 250 megavatios, pudiendo producir además 300 millones de litros de agua potable todos los días. Al tiempo que se desaliniza el agua y se aprovechan las plataformas flotantes que se instalarían en el océano a modo de islas y archipiélagos artificiales, se obtendría beneficio también de la energía solar, la eólica y de las corrientes marinas.

 

[CyPS-UCM-Grupo de Catálisis y Procesos de Separación]

Una interesante alternativa ecológica: crear islas y archipiélagos artificiales en medio del océano que produzcan electricidad a partir de fuentes de energía renovables. La idea es aprovechar la diferencia de temperatura del agua en las zonas tropicales, que oscila entre los 29º C que puede alcanzar en la superficie y aproximadamente 5º C que tiene a un kilómetro de profundidad.

El sistema lo han bautizado sus creadores como OTEC (Oceanic Thermal Energy Conversion) http://www.oceansatlas.com/ y la conversión energética prevista en el modelo incluye dos ciclos en el uso del agua de los trópicos. En un ciclo cerrado se utilizaría el agua caliente de la superficie marina para calentar amoníaco, que hierve a baja temperatura. El vapor movería una turbina para producir electricidad. El agua fría de las profundidades se usaría para enfriar el amoníaco, devolviéndolo al estado líquido para comenzar de nuevo el proceso.

Un ciclo abierto tendría además el efecto colateral de desalinizar agua. El agua caliente se introduciría en una cámara a vacío en la que podría hervir más fácilmente, perdiendo la sal y transformándose en vapor para mover la turbina. Después, el vapor sería conducido a una cámara de condensación, enfriada por el agua fría del fondo marino. El resultado de este último proceso sería agua potable: 1,2 millones de litros por cada megavatio de energía.

Hasta aquí lo más novedoso de la isla, pero en este proyecto, se aprovecha todo. Habrá paneles solares para aprovechar el buen tiempo y molinos de viento para succionar la brisa. Incluso turbinas subacuáticas para sumar a la producción energética de la isla la nada desdeñable fuerza de las mareas.

El resultado de esta suma de esfuerzos es una central eléctrica que produciría unos 250 megavatios. La isla sería completamente autosuficiente y podría producir además 300 millones de litros de agua potable todos los días. Por tanto al tiempo que se desaliniza agua y se aprovechan las plataformas flotantes que se instalarían en el océano a modo de islas y archipiélagos artificiales, se obtendría beneficio también de la energía solar, la eólica y la de las corrientes marinas.

A su vez mediante un proceso de electrolisis, se podría transformar el agua en combustible de hidrógeno, apto para motores, tal como ya se está haciendo en Islandia, procedimiento por el que este país espera terminar toda emisión contaminante hacia 2020. El agua o el fuel podría transportarse en busques cisterna a países incluso lejanos, como hoy el gas de Siberia llega hasta Europa Occidental.

El proyecto está impulsado por el ingeniero Dominic Michaelis y su hijo Alex, http://www.wikio.es/news/ junto con el investigador también británico Trevor Cooper, y que buscan ganar el concurso ‘Virgin Earth’ convocado por el magnate Richard Branson, un multimillonario, dueño de la aerolínea Virgin, que ofrece 25 millones de dólares a la persona que invente una fórmula para eliminar los gases de efecto invernadero de la atmósfera (http://pdf.diariohoy.net/).  El proyecto debe ser viable. Hay cinco años de plazo para presentar las mejores ideas para presentar un nuevo sistema de producción energética acorde con las nuevas exigencias del planeta. (http://www.eltiempo.com/). En el jurado del concurso, abierto hasta 2010, están Al Gore y el científico James Lovelock.  La financiación para la puesta en marcha de la idea, no obstante, podría aparecer antes, al menos para su materialización en un plan piloto.

La maqueta presentada tiene como unidad una plataforma hexagonal, cuyo centro acoge una instalación para la llamada Conversión de Energía Térmica Oceánica. Se pueden ensamblar cuantos hexágonos se deseen, dando además a cada uno varios usos complementarios: paneles solares, postes eólicos, desalinización de agua, cultivo de vida marina para alimentación, etc.

 

                                                                 

De acuerdo con las previsiones de sus inventores, detalladas en un largo artículo publicado en «The Daily Telegraph», http://www.telegraph.co.uk/,  cada hexágono podría llegar a producir 250 megavatios al día. Con cuatro de esas plataformas, se generaría lo mismo que una central nuclear de tamaño medio. Su construcción costaría el doble que el de ésta, pero no tendría los elevados gastos añadidos de disponer de los residuos nucleares y de la final neutralización de las instalaciones. La electricidad lograda se transmitiría a tierra firme por cable. Según los autores del proyecto, serían necesarias 50.000 islas de esta naturaleza para satisfacer las actuales necesidades energéticas que no solo producirían el nivel de energía que se consume mundialmente en la actualidad, sino que además aportarían dos toneladas de agua potable cada día para cada uno de los seis millones de habitantes del planeta.

También podría haber espacio para piscifactorías, así como para el cultivo hortícola en invernaderos y la obtención de sal, entre otras actividades imaginables. Parte de esos bienes podrían ser consumidos por los pobladores de esas «islas energéticas».

Según los números hechos por sus promotores, en ellas podrían vivir colonias de unas 25 personas que se irían turnando sobre la plataforma. Las casas utilizarían la electricidad y el agua potable generados en las plataformas. Y puestos a sacarle partido, también podrían servir como un destino turístico ecológico, aunque si bien la apariencia desde lejos de islas paradisíacas, incluso con supuestas palmeras (los postes con hélices para aprovechar la fuerza del viento), dejarán paso a una realidad más prosaica en forma de isla y capaz de aprovechar las diferencias de temperaturas del trópico para generar electricidad.

Para la llegada de los buques cisterna, la maqueta construida por Dominic y Alex Michaelis y Trevor Cooper, también prevé que el ensamblaje de plataformas forme una especie de bahía para el amarre de esos buques. Las plataformas, construidas con hormigón reforzado y metales resistentes a la corrosión, podrían tener el tamaño deseado por las empresas que las explotaran, con especialización en el aprovechamiento de un determinado tipo de energía o en la combinación de varios de ellos.

La Conversión de Energía Térmica Oceánica fue desarrollada inicialmente por el inventor francés Georges Claude, padre de la lámpara de neón. En la década de 1920 propuso varias maneras de aprovechar el diferencial de temperatura de los oceános. Sus prototipos, basados en principios ya adelantados en el siglo XIX, no acabaron funcionando, debido a inclemencias del clima y al escaso interés de la sociedad de su tiempo. Uno de ellos, por ejemplo, llevado a cabo en 1930 en la bahía cubana de Matanza, donde Claude llegó a producir 22.000 watios, una cantidad muy pequeña pero que podría haber dado pie a una continuidad en la investigación.

La experiencia confirmó que sus cálculos funcionaban, pero la tecnología no era lo suficientemente avanzada para que dieran fruto. Unos años después, encontró en Brasil una nueva utilidad para su nuevo invento: la producción de hielo, un objeto de lujo en aquella época y en aquellas latitudes, pero el barco fue dañado por una tormenta y Claude nunca retomó su sueño. Ha hecho falta que el barril del petróleo esté en los cien dólares y que políticamente se haya abierto paso el deseo de reducir las energías contaminantes.

Precisamente, Brasil es uno de los países con mayor potencial para llevar a cabo el nuevo proyecto. Los otros dos son China e India. Los tres están situados en el cinturón tropical, donde podrían instalarse las islas, y los tres tienen en común que son los países donde más se disparará el consumo energético en los próximos años. En cualquier caso los países más beneficiados serían los cercanos a las aguas en las que al menos hay un diferencial de temperatura de 20 grados, cifra considerada el límite para poder obtener rendimiento a las instalaciones.

La propuesta, junto con otras que han ido apareciendo en la comunidad científica internacional, será objetivo de debate en la conferencia mundial que en abril se celebrará en Nueva York sobre la energía renovable del mar, a la que asistirán distintas agencias internacionales, grupos medioambientales y asociaciones industriales.

 

http://www.elmundo.es/

http://www.abc.es/

http://noticiascambioclimatico/

http://www.novaciencia.com/

http://pasaramejorvida.blogspot.com/

 

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Un comentario

  1. Perfecto, ya nos hemos cargado los continentes, procedamos ahora a destruír los océanos.

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