Los cambios climáticos pueden influir en la caída de civilizaciones
Los cambios climáticos a menudo ejercen importantes impulsos para el ascenso y caída de las civilizaciones en el mundo, siendo en muchos casos su causa principal.
En los últimos cinco años, nuevas herramientas y nuevos datos para los arqueólogos, climatólogos e historiadores han llevado al comienzo de una nueva era en el estudio del cambio climático global y hemisférico y sus impactos culturales.
Hasta ahora se sabía que los períodos de altas precipitaciones provocaron la expansión de la población maya. A esta etapa le siguió una tendencia a la sequía que duró cuatro siglos, marcada por una serie de sequías que provocaron la disminución de la productividad agrícola y al colapso de su sociedad.
El colapso de la civilización maya tiene por tanto su origen fundamental en una sequía devastadora que duró nueve años, la más severa en un periodo de siete mil años.
[CyPS-UCM -Grupo de Catálisis y Procesos de Separación]
El agua es fuente de vida, y de alimento. Las lluvias del monzón en Asia, por ejemplo, aportan alimento a casi la mitad de la población mundial. Si esas lluvias faltan, el hambre amenaza a pueblos enteros. La historia nos ha dado multitud de ejemplos.
Los cambios climáticos a menudo ejercen importantes impulsos para el ascenso y caída de las civilizaciones en el mundo, siendo en muchos casos su causa principal.
En los últimos cinco años, nuevas herramientas y nuevos datos para los arqueólogos, climatólogos e historiadores han llevado al comienzo de una nueva era en el estudio del cambio climático global y hemisférico y sus impactos culturales.
En algunas especies de árboles, las lluvias determinan el ancho de sus anillos anuales de crecimiento, y estos anillos son los que los científicos son capaces de leer.
A partir del estudio de los anillos de los árboles, los investigadores, han publicado en la revista Science el registro más detallado hasta el momento de al menos cuatro sequías épicas: desde la que pudo haber ayudado a la caída de la dinastía Ming en 1644 hasta otra que provocó la muerte de decenas de millones de personas a finales de la década de 1870.
Un debilitamiento de las lluvias del monzón entre 1756 y 1768 coincidió con el colapso de los reinos de lo que ahora son Vietnam, Myanmar y Tailandia, según han podido ver los investigadores primero en los anillos de madera de teca en Tailandia, y más tarde en los cipreses vietnamitas.
No obstante, la peor sequía que han encontrado los científicos es la «Gran Sequía» de la era victoriana entre 1876 y 1878. Sus efectos se sintieron en todo el trópico y, según algunas estimaciones, las hambrunas resultantes mataron a 30 millones de personas. De acuerdo a las evidencias aportadas por los anillos, los efectos fueron especialmente graves en la India, pero se extendieron también a China y la actual Indonesia.
Los mayas habitaron una gran parte de la región denominada Mesoamérica, en los territorios actuales de Guatemala, Belice, Honduras, El Salvador con una historia de aproximadamente 3.000 años. Actualmente sobreviven importantes grupos de mayas, casi todos en los mismos territorios que sus antepasados, pero con una gran reducción de su población.
Hasta ahora se sabía que los períodos de altas precipitaciones provocaron la expansión de la población maya. A esta etapa le siguió una tendencia a la sequía que duró cuatro siglos, marcada por una serie de sequías que provocaron la disminución de la productividad agrícola y al colapso de su sociedad.
El misterio sobre cómo pudo desaparecer una sociedad tan robusta ha desconcertado a los científicos. Un equipo de investigación, liderado por Doug Kennett de la Universidad Estatal de Pensilvania (EE UU), ha estudiado la cueva Yok Balum (Belice) para medir la composición de los isótopos de oxígeno en sus estalagmitas y crear un registro de las lluvias durante este período. Los hallazgos indican que el cambio climático jugó un papel clave en la desintegración de los complejos sistemas políticos de estas poblaciones. La sequía ayudó a desencadenar la guerra entre los centros políticos, lo que provocó una inestabilidad global de la sociedad, su fragmentación y colapso final.
Las estalagmitas de la cueva Yok Balum son muy particulares debido a que crecieron rápidamente y de forma continua en los últimos dos mil años, el intervalo crítico de interés para el desarrollo y el colapso maya. Su estudio pone en evidencia el registro de los períodos de alta precipitación pluvial y de sequía en esa época.
Estas estalagmitas son muy puras, no contienen gran cantidad de detritus, residuos que provienen de la descomposición de fuentes orgánicas, de modo que la datación es muy precisa. Además, la composición isotópica del oxígeno de lluvia cambia según la cantidad de lluvia que cae, lo que se conoce como ‘efecto cantidad’. Esta huella isotópica viaja con el agua de lluvia dentro del sistema de la cueva, se incorpora al crecimiento de las estalagmitas y estas reflejan la cantidad de lluvia que cae sobre la tierra en la superficie.
El registro de lluvias incrustado en las estalagmitas ofrece más pruebas de que hubo dos períodos climáticos extremos que provocaron el colapso de los mayas. Una primera etapa, de alta precipitación pluvial, provocó la expansión de la población maya y la prosperidad general durante los años 440 al 660 d.C. A este período le siguieron una serie de sequías que provocaron una disminución de la productividad agrícola y contribuyeron a la fragmentación social y el colapso político. La segunda etapa fue más tardía entre los 1020 y 1100 años d.C., durante una sequía más grave y extensa.
Según los investigadores, los registros arqueológicos e históricos de los mayas proporcionan una oportunidad única para examinar los efectos a largo plazo del cambio climático en el desarrollo y desintegración de los sistemas sociopolíticos.
Los mayas a menudo se conciben como si hubieran vivido en la selva, pero técnicamente, vivían en un desierto estacional ya que no tenían acceso a fuentes estables de agua potable. Los logros excepcionales de los mayas son aún más notables considerando la forma en que respondieron al desafío puesto por el medio ambiente que les obligaba a confiar en el agua de las lluvias estacionales en lugar de fuentes permanentes de agua. Los mayas lograron crear una civilización en un desierto estacional mediante la creación de un sistema de almacenamiento y de gestión de agua que era totalmente dependiente de las lluvias. La permanente necesidad de agua mantuvo los mayas al borde de la supervivencia. Teniendo en cuenta este precario equilibrio de las condiciones húmedas y secas, incluso un pequeño cambio en la distribución de la precipitación anual podía tener graves consecuencias.
Durante la primera mitad de los años 80 se postuló por primera vez la hipótesis de que ocurrieron cambios climáticos, consistentes en el establecimiento de condiciones más áridas y secas en las tierras bajas mayas y que estos cambios causaron el abandono de la vida civilizada. Sin embargo, las evidencias más concretas al respecto se obtuvieron hace unos cinco años, cuando fueron publicados los resultados de los análisis de sedimentos tomados de los fondos de varios lagos de la región maya. Los indicadores más sensibles de cambios climáticos, como son los restos de polen y las proporciones de oxígeno en las conchas de cientos moluscos (ostrácodos y gastrópodos), indicaron que las peores sequías de los últimos 8000 años sucedieron justo cuando las ciudades mayas de Guatemala comenzaron a declinar.
El colapso de la civilización maya tiene por tanto su origen fundamental en una sequía devastadora que duró nueve años, la más severa en un periodo de siete mil años.
Por ahora la hipótesis más plausible. Una gran sequía acabó con la civilización maya.
Pero no debe hacerse extrapolable esa hipótesis al presunto y anunciado «colapso» de nuestra propia cilvilización por efectos del mitológico «cambioclimático».
Sólo hay que pensar que los mayas no disponían de animales de tiro ni habían desarrollado la navegación, y por lo tanto su resiliencia frente a una situación de sequía prolongada resultó ser prácticamente nula. Ante la falta de lluvias y la hambruna, reaccionaban sacrificando niños a sus dioses en verdaderas orgías de sangre. Esto ilustra sobre la estructura de la civilización maya. Era una teocracia. Una casta sacerdotal totalitaria que basaba su poder en el conocimiento científico que le permitía predecir infaliblemente las estaciones de siembra y cosecha, el factor crítico de su civilización. Cuando ese conocimiento demuestra ser ineficaz, en el contexto de una larga sequía, el prestigio de sus sacerdotes-astrónomos debió resultar muy lesionado, y con eso la sociedad Maya debió perder su cohesión. Presumo que el bajo pueblo, en algún momento decidió «votar con los pies», y abandonar a sus sacerdotes y sus ciudades-templos.
Me temo que aseverar que los mayas «no habían desarrollado la navegación» es falso de toda falsedad como acostumbran decir los abogados. Favor de informarse mejor.
Un autor sugiere que abusaron de la vegetación arbórea.
Por otra parte realizaban grandes obras de conservación de suelos, que indican de que tenían problemas de erosión hídrica y actuaban en consecuencia. parece ser que la erosión les ganó la partida
Parece ser que al autor se le olvidó que gran parte de la civilización maya se desarrolló en el sureste mexicano, Principalmente en los estados de Chiapas, Campeche, Yucatán y Quintana Roo inclusive la llamada cuenta larga (Calendario)se genero en le estado de Guerrero. Pero la influencia maya también se observa en la costa del golfo mexicano hasta Tamaulipas.
[…] Los cambios climáticos pueden influir en la caída de civilizaciones […]