Desigualdades sociales en salud en la Comunidad de Madrid (6): El crecimiento urbano e industrial (II): Murallas, arrabales y conventos
Por Javier Segura del Pozo
Médico salubrista
Continuamos hoy la serie sobre DSS en la Comunidad de Madrid. Como ya hemos visto en artículos anteriores la ciudad fue configurándose en el Madrid barroco (siglos XVI y XVII) alrededor de la monarquía y su corte, fruto de la decisión de Felipe II de albergar la corte en esta ciudad en 1561. Ochenta años después (1625), otra decisión de otro rey, la de Felipe IV de limitar el crecimiento de la ciudad dentro de una muralla (“la cerca de Felipe IV”), determinó su urbanismo y salubridad durante más de dos siglos. A ello se sumó la importante ocupación del espacio por múltiples edificios religiosos, que configuraba el llamado Madrid conventual, y que limitaba aun más el espacio público y residencial civil disponible. Esta situación favoreció la existencia de viviendas hacinadas e insalubres; de calles tortuosas, estrechas y poco ventiladas, que limitaban el tráfico de gente y mercancías; y escasos espacios de encuentro social (plazas y parques), que no fueran las iglesias y sus ritos colectivos. Los parques eran de uso exclusivo de la monarquía (El Retiro y la Casa de Campo) y los paseos (Paseo del Prado) eran utilizados por la nobleza para «lucir el palmito». Estos antecedentes históricos explican algunas características que tienen las viviendas y el urbanismo del actual distrito Centro, que aparece en muchos estudios de epidemiología social con pobres indicadores sociales y de salud (por ejemplo, en el recientemente aparecido «Atlas de mortalidad y desigualdades socio-económicas en la Comunidad de Madrid», que forma parte del proyecto MEDEA, del que ya he hablado en otras ocasiones y en el que tuve el honor de participar).
Antonio Joli. “Vista de la calle de Alcalá”. Academia de Bellas Artes. (óleo de 78 x 131, fechado entorno a 1750). «Levantada entorno al camino que llevaba a la localidad de Alcalá de Henares, del cual ha cogido su nombre, la calle Alcalá se convirtió en la calle más importante del Madrid preindustrial, al ser el principal eje vertebrador del crecimiento urbano. Por esto se convirtió en la calle más monumental de la ciudad, levantándose en su entorno imponentes conventos y palacios. Esta imagen muestra la calle Alcalá a mediados del siglo XVIII. Al fondo de la imagen vemos la antigua Puerta de Alcalá, y la plaza de toros, construida durante el reinado de Fernando VI». Fuente del texto: “Aula Virtual de la ciudad de Madrid” Instituto de Tecnologías Educativa. Ministerio de Educación y Ciencia. http://www.ite.educacion.es/w3/recursos/bachillerato/historia/madrid_virtual/index.htm
Murallas y arrabales
Como decíamos en el anterior articulo, la decisión de Felipe II en 1561 de establecer la capital del reino en Madrid, tuvo como consecuencia que la población de Madrid pasó en apenas 40 años de 12.700 a 90.000 habitantes. Lógicamente, todos estos “nuevos madrileños” debían ser alojados en una vivienda, por lo que la ciudad creció en espacio de una manera tan espectacular como lo había hecho la población. Para entender donde se alojaron los nuevos pobladores, debemos antes recordar la influencia de las murallas en la configuración de la ciudad medieval y su papel en la segmentación social del territorio.
“Las murallas (de la ciudad medieval) fijaban las dimensiones de una ciudad. En periodos de paz y prosperidad se creaban asentamientos suburbanos extramuros de la ciudad que se llamaban los arrabales. El caserío de los arrabales era irregular como el de la ciudad, solía ubicarse junto a los caminos que había extramuros y normalmente junto a pequeñas ermitas o cenobios que ya existían con anterioridad. El arrabal y su templo formaban una collación o distrito suburbano. Algunos arrabales solían estar cercados y, al igual que el núcleo urbano, solían contar con algunas calles principales. (…) En los arrabales vivían las gentes más humildes, los inmigrantes y algunas minorías religiosas como los judíos. También se encontraban algunos gremios y se realizaban actividades artesanales molestas como las tenerías, los hornos y las herrerías. Con el paso del tiempo los arrabales se integran en el tejido urbano de la ciudad mediante la ampliación o construcción de una nueva muralla o cerca”[1].
Los arrabales medievales de Madrid se formaron entre los siglos XII y XIV, fuera del recinto amurallado del siglo XII y entorno a templos religiosos. Fuente: “Aula Virtual de la ciudad de Madrid” Instituto de Tecnologías Educativa. Ministerio de Educación y Ciencia. http://www.ite.educacion.es/w3/recursos/bachillerato/historia/madrid_virtual/index.htm
En el caso de Madrid, la ciudad crecerá de la misma forma que el arrabal medieval, por el este en torno al camino de Alcalá y en torno a la red de caminos que salían de la ciudad. Por el sureste en torno a la calle Atocha (es decir, el camino a Vallecas). Por el oeste, alrededor de la calle Segovia y la construcción del puente de Segovia. Por el norte hacia las calles que conducen a los pueblos de Hortaleza y Fuencarral y que llevan sus nombre. Por el sur, en torno a la calle Toledo. Se van a crear espacios públicos alrededor de las puertas de la antigua cerca del arrabal, como las plazas de la Puerta del Sol, de la Cebada y del Rastro.
Pero el problema era que estos caminos, alrededor de los que se fueron formando los nuevos barrios, eran bastante irregulares, lo que determino que las nuevas calles fueran tambien irregulares y estrechas y que las manzanas de los edificios seguian ese limite irregular y, por lo tanto, frecuentemente estuvieran mal “ventiladas” e iluminadas. Esto explica, que cuando vemos el mapa de Madrid, distinguimos, por una parte, un viario y una consecuente trama de edificios irregulares en el Madrid limitado por la antigua cerca de Felipe IV (ver a continuación) . Y por otra parte, fuera del mismo (al este y norte), un Madrid de calles cuadriculadas y manzanas regulares, correspondiente a su ensanche del siglo XIX.
Los nuevos barrios madrileños se fueron desarrollando en torno a los caminos principales que salían de Madrid. Estos caminos, que eran bastante irregulares, se convirtieron en los ejes principales de los nuevos barrios. Esta es la razón por la que estos barrios carecieron de la regularidad deseada, como vemos en la imagen con los que surgen entre las calles Hortaleza y Fuencarral, y entre Alcalá y la Carrera de San Jerónimo. No obstante, en algunos nuevos barrios si se aprecia cierta regularidad, como por ejemplo los de Afligidos y Maravillas, si bien, su regularidad presenta algunas carencias en cuanto a su longitud, anchura y geometría. . Fuente: “Aula Virtual de la ciudad de Madrid” Instituto de Tecnologías Educativa. Ministerio de Educación y Ciencia.
La cerca de Felipe IV (1625)
“Pero todo el crecimiento urbano que se venía operando con gran intensidad desde el establecimiento de la Corte, quedó interrumpido a partir de 1625 con la construcción de una nueva cerca que rodeaba toda la ciudad. La inmigración los abastos y la fiscalidad llevaron a los soberanos en repetidas ocasiones a fijar los límites de la ciudad mediante la construcción de cercas. Las cercas de Enrique IV y de Felipe II (1565) fueron desbordadas sucesivamente por un caserío que se iba emplazando entorno a las principales vías de acceso. Este desbordamiento urbano y la necesidad de controlar la inmigración, los abastos y la fiscalidad hizo que en 1625, durante el reinado de Felipe IV, se construyera una nueva cerca, la Cerca de Felipe IV, que fijara los nuevos límites de la ciudad. Esta cerca, que tomará su trazado definitivo en el siglo XVIII, estuvo rodeando la ciudad nada menos que hasta 1868, impidiendo el crecimiento de nuevas zonas urbanizadas. (…) Si tenemos en cuenta que la población siguió creciendo, llegando a los 140.000 habitantes a mediados del siglo XVIII y a los 190.000 a finales de dicha centuria, resulta que la ciudad cercada se fue densificando en el interior, las casas fueron ganando altura y muchas familias tuvieron que resignarse a vivir en cuartos de reducidas dimensiones”[1].
Como podemos ver en estos dos mapas, Madrid entre 1665 y 1805 no creció a lo ancho, sino “a lo denso”, dentro de los estrechos limites de la muralla de Felipe IV.
Arriba: Crecimiento de Madrid hasta 1665. Abajo: crecimiento hasta 1805. Fuente: “Aula Virtual de la ciudad de Madrid” Instituto de Tecnologías Educativa. Ministerio de Educación y Ciencia. http://www.ite.educacion.es/w3/recursos/bachillerato/historia/madrid_virtual/index.htm
El Madrid Conventual
“Como en la mayoría de las ciudades españolas de la Edad Moderna, uno de los elementos que más nos puede sorprender cuando observamos un mapa del Madrid de finales del siglo XVIII es la gran cantidad de instituciones religiosas y lugares de culto, que ocupaban una parte más que significativa del suelo urbano” [1].
Como vemos en este plano de Madrid en 1800, una gran parte del suelo de la ciudad estaba ocupado por gran cantidad de iglesias, conventos y lugares de culto: 13 parroquias con sus anejos, 73 conventos, y gran cantidad de capillas y ermitas. Fuente: “Aula Virtual de la ciudad de Madrid” Instituto de Tecnologías Educativa. Ministerio de Educación y Ciencia. http://www.ite.educacion.es/w3/recursos/bachillerato/historia/madrid_virtual/index.htm
Es decir, la ciudad no solo vio constreñida su crecimiento por el corsé de su muralla, sino por la proporción importante de suelo dedicado a edificios religiosos, a los que había que sumar los edificios administrativos, los crecientes palacetes de la nobleza, que quería estar cerca de la corte, y algunos cuarteles. Varios siglos después, las actuaciones urbanísticas del siglo XIX, primero las de (el denostado y odiado en nuestra historiográfica heredada) José I Bonaparte (1809-1810), y luego las que fueron fruto de la desamortización de edificios religiosos de Mendizábal en 1836, permitieron “oxigenar” la ciudad “comprimida”, abriendo nuevos espacios públicos, plazas y calles, en solares de muchos conventos suprimidos (por ejemplo, las plazas de Santa Ana, los Mostenses o San Miguel; o también las plazas de Bilbao y del Progreso, hoy llamadas de Vázquez de Mella y de Tirso de Molina, o las calles de Villanueva, Jerte, Floridablanca y Orellana, entre muchas otras más) , o destinar algunos de ellos a usos civiles públicos.
Esta densidad de edificios religiosos ha seguido determinando y caracterizando el urbanismo de la ciudad hasta nuestros días, asi como el cambio de uso de solares y edificios militares para usos civiles. Valgan de ejemplos, la presente tensión con los vecinos del barrio de las Vistillas sobre el proyecto urbanístico alrededor de la Almudena o la reivindicación ciudadana de aprovechar los terrenos militares, que ha dado lugar a proyectos urbanísticos de remodelación como los de Aluche, a partir de los terrenos de los antiguos cuarteles de Campamento, al este de la ciudad.
Monasterio de las Descalzas Reales, 1930. Fuente: http://www.urbanity.es/foro/urbanismo-mad/893-de-madrid-al-cielo-album-de-fotos-historicas-33.html
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Este articulo forma parte de la serie sobre DSS en la Comunidad de Madrid constituida por las 16 entregas siguientes que he escrito hasta la fecha (te inserto “los link” a los 16 artículos ya publicados):
4. La proximidad a cloacas y chimeneas
5. El crecimiento urbanístico e industrial (I): Madrid, villa y corte
6. El crecimiento urbanístico e industrial (II): Murallas, arrabales y conventos,
7. El crecimiento urbanístico e industrial (III): El ensanche y los extrarradios ,
8. El crecimiento urbanístico e industrial (IV): la pesada herencia del franquismo ,
9. El crecimiento urbanístico e industrial (V): la construcción de la democracia y el urbanismo del desencanto
10. El crecimiento urbanístico e industrial (VI): La precariedad del exceso
11. La desigual distribución de la renta
12. La inmigración
13. La estructura de clases sociales
15. Un viaje en tren por las desigualdades en mortalidad
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[1] Virgilio Crespo Pinto y cols. “Aula Virtual de la ciudad de Madrid” Instituto de Tecnologías Educativa. Ministerio de Educación y Ciencia. http://www.ite.educacion.es/w3/recursos/bachillerato/historia/madrid_virtual/index.htm
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Me gusta e interesa el blog.
Tiene muchas coincidencias con el que he abierto, titulado: «La muralla reciclada», que os invito a visitar.