Migraciones, pluralidad cultural y mestizaje
Para entender tanto la problemática como la influencia en los ricos países industriales de los actuales flujos migratorios, estos han ha de ser abordados y analizados desde una visión transversal en sus relaciones con todos los sectores de la vida cotidiana. El fenómeno migratorio y la aceptación del mismo, la revisión de los modelos existentes de integración y el nacimiento de otros modelos emergentes, están influyendo en la evolución de la sociedad del siglo XXI tanto en el ámbito económico como en las relaciones laborales, tanto en la esfera de lo identitario como en la de lo simbólico, en la opinión publica y en la “opinión publicada”, en los movimientos sociales y en las políticas públicas.
En los países de inmigración se asiste a un acelerado proceso de constitución de sociedades de corte multicultural impulsado precisamente por la llegada de personas de las más variadas procedencias. En este contexto, el pluralismo cultural generado, más que un ideal que alcanzar, es más bien ya una realidad y un proceso que hay que gestionar por parte de las sociedades receptoras y sus instituciones.
La multiculturalidad y la multietnicidad generadas a raíz de las migraciones ha provocado respuestas políticas que repercuten en las estructuras institucionales de los sistemas democráticos, no sólo debido a la creación de nuevas agencias administrativas encargadas específicamente de la gestión de las mismas, sino también a los cambios inducidos en las formas de entender la identidad colectiva e incluso la propia noción de ciudadanía.
Las políticas públicas con especial atención en el mundo educativo y cultural, son la pieza clave para el aprendizaje de “mirar y entender al otro”. Este aprendizaje del otro y la convivencia en la diferencia son los valores que conforman una sociedad plural, son una ecuación que da como resultado: el mestizaje.
El mestizaje debe entenderse como una oportunidad histórica de desterrar el miedo; el miedo al efecto llamada, al moro, al fontanero polaco, a la directiva Bolkestein, al fantasma de la xenofobia, al diferente, al paria del siglo XXI que navega en la desigualdad de la patera hacia ninguna frontera que le dé cobijo. El siglo que acaba de iniciar probablemente será conocido como el siglo del mestizaje como porvenir común de una sociedad, de unas ciudades y de una ciudadanía, cosmopolita, diversa, abierta y mestiza.
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