Textura, estructura y agregación. 2a. Las estructuras texturales. 1 Integración de conceptos (Salvador González Carcedo).

Dijimos en post 1 de “revisión de conceptos” la estructuración del suelo (generación de estructuras) es un proceso edafológico a considerar en el contexto general de la edafogénesis.  Como consecuencia, debe de estar regido tanto por factores de formación como ser afectado por el resto de los procesos formadores, propios cada suelo y por ello debemos centrar nuestro objetivo de análisis.

 

Por definición, una estructura textural es aquel producto de estructuración que se conforma con las partículas minerales (salvo excepciones) que están presentes en un ámbito determinado (el suelo, una hormigonera…).  Prever y evaluar las posibilidades de formación de estos “constructos” exige conocer los materiales de partida, los procesos que condicionan la aparición de las fracciones de materiales heredados/alterados/neoformados en un determinado lugar y la modulación derivada de la intervención de los factores de formación predominantes.

 

De esta forma, no solo se justifica la situación presente, o se interpreta el pasado paleoedáfico. También se podrá prever la orientación del proceso de estructuración textural en el futuro y las consecuencias funcionales que se deriven del uso de ese suelo. Además, su conocimiento permitirá establecer las posibilidades de intervención técnica y la valoración, para su posible aplicación, de nuevas tecnologías emergentes que incrementen determinadas propiedades de uso del suelo distintas a las agrarias, y en la misma medida en que, que se edifica en cualquier lugar, sin tener demasiado en cuenta mas que la “resistencia del “terreno”, se ocupa con carreteras, autopistas y un largo etc.. No hay más que recordar todos los aspectos que conducen al “sellado del suelo”.

 

Por todo lo expuesto puede ser muy útil establecer las bases científicas claras de evaluación de los siguientes apartados (seguro a nuestros lectores se le ocurren algunas más):

 

·         Susceptibilidad a la alteración física de los materiales que configuran los componentes del Horizonte R o en su caso del C en función de su argilogenia (capacidad de génesis de arcillas heredadas), teniendo en cuenta los factores (sobre todo climáticos) de formación de suelos.  Además tengo “in mente” la formación de series y catenas en los que se podrá predecir (a veces se hace) el predominio de unas u otras estructuras texturales.

·         Posibilidad de desarrollo “in situ” o “ex situ” de procesos de alteración química que conducen a la génesis de arcillas secundarias, con consecuencias significativas sobre la “resistencia del terreno”.

·         Presencia de procesos extremos que, como la aluminitización, ferralitización o fersialitización que justifican la presencia masiva de óxidos y oxi-hidróxidos de Al y/o Fe, que como “alteración bioquímica” (adjetivo bastante desafortunado) que conducen a la degradación total de las estructuras arcillosas alumínico-silicatadas, generando geles y acidificación intensa (que retroalimenta el proceso) en medios altamente hidratados.  En estos casos debo recordar que estos geles, cuando se hidratan en demasía condicionan movimientos por deslizamiento, ante lluvias intensas, lo que facilita el movimiento masivo de materiales.

·         Neoformación, crecimiento y sustitución de minerales, y su comportamiento respecto del agua en epi y endopediones, dado que, de esta propiedad se deriva tanto la posibilidad de formación del “film de agua” como la de obturación de los microporos tipo I y II. Es el caso de la génesis de minerales evaporíticos y biogénicos a partir de componentes iónicos de la solución del suelo.  Tampoco hay que olvidar la existencia de procesos de sustitución, por desplazamiento de uno minerales con otros (caso de la Berciación) en las zonas de contacto (suelos graníticos/suelos calizos).

·         Capacidad de establecer asociaciones entre arcillas planares en medios hidratados, al generar enlaces mediante fuerzas de Van der Waals (que aunque débiles, son muchos y su fuerza es aditiva).  Y en su caso, de un reordenamiento “técnico” por aplicación de soluciones químicas, presión y/o temperatura, combinadas o no.

·         Posible floculación (formación y crecimiento de coloides inorgánicos) y movilidad en medios cuando donde el pH oscile en torno al valor 5,5 (por encima o por debajo) ya que este valor mágico condiciona los propiedades migratorias y con ello la posibilidad de establecer criterios posteriores que justifican otros procesos como eluviación/iluviación endopediónica, erosión/transporte/ sedimentación epipediónica o estabilidad de los “constructor” obtenidos.

·         La posibilidad de formación de arcillas definidas de neoformación (o minerales de cadena corta) criptocristalina, con procesos de co-precipitación asociados.

 

Las informaciones básicas sobre aparición/acumulación habría que buscarlas en ámbitos edafogénicos tales como:

 

·         Alteración “in situ” de la roca madre o del horizonte C y estaríamos hablando de un clásico horizonte B o en formación (B) dentro de un perfil clásico A,B,C.

·         Conocimiento de los estados de alteración de los minerales según Jackson-Sherman y otros.

·         Razones que condicionan la pérdida del componente orgánico en un epipedón, motivada por distintas acciones,  (deforestación, degradación física y/o química o erosión hídrica o eólica), lo que deja al descubierto los horizontes B, y la posibilidad de neoformación de estructuras texturales superficiales o subsuperficiales.  En esta cuestión tiene una significativa importancia la aplicación exclusiva de fertilizantes inorgánicos y determinadas formas técnicas de manejo de suelos que afortunadamente están en retroceso.

·         Conocimiento de la ganancia de materiales por transporte (situación transitoria) y sedimentación de partículas procedentes de otro lugar sedimentación en superficie de coloides inorgánicos, que genera suelo de mineralogía muy variada (típico ejemplo de construcciones sobre fluvisoles).  Esto se puede encuadrar en la problemática de “riesgos naturales”.  Baste recordar la catástrofe de Biescas.

·         Pero si hablamos de un determinado perfil, nos centraremos en procesos como eluviación (pérdida descendente de componentes de un horizonte) e iluviación (ganancia por acumulación de los componentes eluviados),

·         Conocer la existencia de fuertes contrastes térmicos/pluviométricos que dan lugar a movimientos ascendentes de transporte de agua y materiales por capilaridad, o descendentes por lavado, lixiviación o queluviación.

·         Conocer la posible formación de minerales evaporíticos cristalinos con una buena base climática.

·         Conocer las interacciones de los componentes que configuran la solución y la atmósfera del suelo, respecto a la matriz mineral.

 

Desde el campo de la construcción me viene a la cabeza emplear en la clasificación un primer criterio, el mas simple, la importancia de la heterogeneidad de las mezclas de los componentes texturales como tales. El objetivo de esta estrategia sería generar constructos estables a la degradación por los “conocidos impactos ambientales” léase su aplicación en las nuevas técnicas de cimentación utilizando distintos tipos de arcillas. 

 

Está claro que para generar un “constructos” no basta mezclar fracciones minerales arenosas (vease los suelos psamen), se precisa un componente cementante.  Hay también se aplican mezclas de arenas con arcillas de distinta naturaleza (caolinitas, montmorillonitas, ilitas). Las mezclas seleccionadas exigen una determinación previa de la aplicación constructiva. Además, el componente cementante dependerá de si se desea la construcción de un muro impermeable o permeable, o si se precisa embutir un pilar en un ámbito rico en calizas o en marga y un largo etc..

 

La naturaleza tiene muchas opciones de selección de cementos para ensamblar partículas minerales de diferente tamaño. Por ello, y según la opción cementante elegida se generan distintas estructuras texturales como rocas, aglomerados, conglomerados, simplemente costras.  Su resistencia dependerá de los constituyentes y del componente que actúa como material cementante.

 

Finalmente, y en relación con las únicas que no he mencionado, la generación de estructuras texturales obliga establecer una diferenciación que implique a los distintos tipos de arcillas, no solo por su tamaño, sino también por su naturaleza química, su configuración estructural, por su comportamiento fisicoquímico y por su grado de alterabilidad.

 

Pero dejemos esto para el siguiente post.

 

Saludos cordiales,

 

Salvador González Carcedo

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