La noticia que os mostramos hoy parece sorprendente aunque no lo sea “exactamente”. Se sabe que tras uno o varios días de calor intenso, en muchos lugares, se producen lluvias de convectivas por la tarde. Incluso en una tienda de Nueva York, el vendedor nos narró que era usual el diluvio que padecíamos aquél día de julio de 2006, tras varios precedentes en los que la canícula estival rompió los termómetros de la “Gran Manzana”. ¡Suele ocurrir! Espetó, cargado de razón. En las sierras colivencas de Alicante  que recorría en mi infancia, tampoco era un fenómeno inusual. Empero hay que remontarse muchos decenios atrás para leer como numerosos científicos trataban de esclarecer la relación entre humedad del suelo, lluvias de convección y cobertura vegetal. También os narramos en uno de los post que escribimos sobre el tema, la asociación entre el suelo seco y la distribución espacial de la lluvia en ambientes semiáridos. Resultaría fascinante que los suelos más secos recibieran más agua que los húmedos colindantes, si los hay, por cuanto son los más necesitados para el mantenimiento de la vida. La nota de prensa que os ofrecemos hoy así parece afirmarlo. Empero permitirme que sea “aun” un tanto escéptico. No deseo que penséis que no es posible sino que, una vez más, me huele a un estudio fenomenológico cuya extrapolación a muchos otros ambientes permanece por ser esclarecida (refutada/corroborada). Eso sí, como casi siempre, los investigadores implicados braman que sus indagaciones deben incorporarse a los modelos climáticos actuales y a los de la circulación general atmosférica. ¡Como no!. Si se hubiera que llevar a cabo tal operación,  cada vez que los científicos defienden algo parecido, los expertos en la mentadas modelizaciones deberían tirar abajo sus constructos varias veces al día. Se trata de una necedad. Desde hace muchísimo tiempo se conoce que las lluvias convectivas vespertinas acaecen en ciertos lares con una vegetación forestal densa y extensa. Más recientemente ya se ha hablado de que la humedad/sequedad del suelo también  podría estar implicada en la ecuación. Empero cuando se pretende precisar más, se detectan una plétora de excepciones, contradicciones, etc. Tanto es así que, hasta la fecha, no se puede descartar que se trate de correlaciones espurias. Personalmente, no creo que sea así, empero queda mucho por indagar con vistas a conocer unas relaciones causa-efecto seriamente avaladas por datos empíricos irrefutables. Y así, la primera duda que me surge es si ambos factores, es decir cobertura vegetal extensa y suelo seco deben actuar conjuntamente, o si bastan cada uno de ellos por si solos con vistas a que arrecie la lluvia por la tarde. ¿Pudiera tratarse de dos procesos distintos?. Lo dicho, harán falta más estudios, de mayor rigor y extrapolabilidad a la hora de esclarecer este intrigante proceso. Barrunto que la respuesta no debería hacerse esperar en demasía, ya que existen sensores satelitales que barren el planeta con instrumentaciones aptas como para precisar todas estas variables por separado. Por tanto, cabría responder a la “presunta” respuesta del investigador (ya sabemos que los plumillas, a menudo lo tergiversan todo) que su “sorprendente” hallazgo no es tal, al menos como se desprende de la nota de prensa. De hecho parecen desconocer la información de los refraneros populares de diversos países y que justamente, no en las zonas áridas, sino en otras húmedas y forestadas, hablan de la mentada relación entre vegetación y lluvias vespertinas en el estío. Reiteramos que habían sido propuestas/descubiertas, que no esclarecidas: ¿qué extensión debe atesorar la masa forestal para que la evaporación real propicie tales precipitaciones?, etc., etc.). Todo ello resulta un tanto desconcertante y decepciónate. Si los suelos secos, “como norma”, se comportaran de la manera que se apunta en la noticia de marras, habría muchas menos zonas desérticas sobre el planeta ¿O no?.

 Juan José Ibáñez  

cumulonimbus

Lluvias convectivas. Fuente: Blog de lo posible se sabe demasiado

Algunos Post Previos sobre temas relacionados

La Humedad del Suelo y la Lluvia en Zonas Áridas: Sobre Canículas y Tormentas Veraniegas

Tormentas Tropicales, Monzones y Humedad del Suelo

La Erosión Eólica y Sus efectos sobre el Clima y Los Ecosistemas

Un suelo seco genera más tormentas

Todos los sistemas del organismo dependen de ella, pues transporta los nutrientes hacia las células y se lleva las toxinas de las mismas. Sin ella la vida sería imposible. Su función en la Tierra es similar. El ciclo global del agua desempeña una labor fundamental en la circulación atmosférica planetaria, el control del ciclo energético (mediante el calor latente) y a través de los ciclos del carbono, los nutrientes y los sedimentos.

FUENTE | CORDIS: Servicio de Información en I+D Comunitario 22/11/2012

Todos los sistemas del organismo dependen de ella, pues transporta los nutrientes hacia las células y se lleva las toxinas de las mismas. Sin ella la vida sería imposible. Su función en la Tierra es similar. El ciclo global del agua desempeña una labor fundamental en la circulación atmosférica planetaria, el control del ciclo energético (mediante el calor latente) y a través de los ciclos del carbono, los nutrientes y los sedimentos. Ahora una investigación apunta a que allí donde los suelos están cuarteados es más probable que se produzcan tormentas vespertinas. El estudio recibió fondos del proyecto WATCH («Agua y cambio global»), financiado a su vez con 9,9 millones de euros mediante el área temática «Desarrollo sostenible, cambio planetario y ecosistemas» del Sexto Programa Marco (6PM) de la Unión Europea.

En el equipo de investigación participaron científicos de distintos países de la Unión Europea, como Francia, Países Bajos, Austria y Reino Unido, bajo la dirección del Dr. Chris Taylor, perteneciente al Centro de Ecología e Hidrología del Consejo Nacional de Investigación del Entorno Natural del Reino Unido (NERC). En su investigación, publicada en Nature, se estudiaron distintos procesos hidrológicos en todos los continentes.

Los resultados obtenidos por el equipo de investigación influirán en gran medida en la mejora de los modelos climáticos y meteorológicos globales actuales, que posiblemente estén simulando en la actualidad una cantidad excesiva de sequías. Los científicos estudiaron imágenes de satélites meteorológicos capaces de registrar la formación de nubes de tormenta en todo el planeta. A continuación establecieron relaciones entre la ubicación de estos fenómenos tormentosos e imágenes que indicaban el grado de humedad del suelo. Los resultados fueron sorprendentes.

El Dr. Taylor los explicó en los siguientes términos: «Habíamos analizado tormentas en África y sabíamos que las nubes que portan lluvia solían acumularse en zonas en las que no había llovido en varios días. La sorpresa llegó al observar un patrón similar en otras regiones del planeta como en Estados Unidos o en la Europa continental. Esperábamos que en estos climas menos extremos, con más cubierta vegetal, el efecto de la humedad del suelo fuese demasiado leve como para poder detectarlo

Los investigadores compararon sus observaciones con seis modelos globales climáticos y meteorológicos utilizados para simular el cambio climático y descubrieron que los modelos climáticos actuales calculan el efecto contrario y predicen lluvias sobre suelos más húmedos. Esto implica que es más probable que los modelos vigentes indiquen un círculo vicioso en el que los suelos secos dan lugar a menos lluvias y por tanto una mayor sequía y así sucesivamente. El artículo concluye que la solución de este problema debería ser una prioridad para los científicos dedicados a los modelos climáticos.

El Dr. Taylor añadió: «Tanto el calor como la humedad son dos componentes básicos que dan lugar a la acumulación de nubes de lluvia por la tarde. En un día soleado el suelo calienta el aire y crea una columna térmica que se eleva varios kilómetros en la atmósfera. Si el suelo está seco estas columnas son más intensas. Nuestra investigación muestra que este fenómeno aumenta la probabilidad de que se produzcan precipitaciones.»

La Dra. Françoise Guichard del CNRM-GAME (CNRS y Meteo-France) incidió sobre la necesidad de «mejorar los modelos climáticos para comprender mejor la influencia del cambio climático global a escalas regionales menores sobre la superficie terrestre».

El proyecto WATCH reunió a expertos en hidrología, recursos hídricos y climatología para analizar, medir y predecir los componentes de los ciclos del agua global actual y futura y el estado de los recursos hídricos relacionados. Además se evaluaron las incertidumbres existentes y se aclararon distintos aspectos sobre la vulnerabilidad de los recursos hídricos globales en relación a los principales sectores económicos y colectivos sociales.

Compartir:

Deja un comentario