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Paleolítico y neolítico a la orillita del mar . Colaje Google imágenes

En Europa, aún no sabemos a ciencia cierta cómo se produjo la llegada de la agricultura en el neolíticoque remplazó las prácticas paleolíticas y mesolíticas que la antecedieron. Hoy os mostramos tres noticias para que reflexionéis sobre ello. En la primera (8.000 años de evolución escritos en el genoma de los europeos) se nos informa que desde Anatolia pasó a las estepas y de allí al resto de Europa. Pero digamos de paso que se basa esencialmente en los estudios  realizados sobre restos humanos. En  cualquier caso, se defiende que llego al sur de Europa desde el norte de este continente. Sin embargo, la segunda noticia que recojo del resumen de un interesante trabajo (The Mesolithic–Neolithic transition in southern Iberia), sugiere que, al menos en la costa mediterránea llegó por el sur desde África, y posiblemente vía marítima. No obstante, estos últimos autores reconocen que en el norte de la Península Ibérica sí que debió  entrar por los Pirineos, es decir mediante transporte terrestre, pero no ocurrió lo mismo en la región meridional. Cabe señalar que en este caso los autores no trabajaron con restos humanos directamente, sino principalmente con informaciones arqueológicas y paleoecológicas. La tercera noticia, también recogida del resumen de un artículo científico, tan solo pretende señalar que algunos cambios ambientales que se produjeron en el sur de Europa durante y después de aquel evento (Holocene environmental change in a montane region of southern Europe with a long history of human settlement). Por lo tanto, al margen de otras posibilidades, es decir que llegara de los pueblos aborígenes de América por avión (ya tenemos las tres hipótesis muy dispares, eludiendo el espinoso tema de si puedo ser importada al Planeta Tierra de otros mundos extraterrestres en vehículos espaciales), lo que parece quedar claro, es que “a ciencia cierta” no lo sabemos. Todo depende del tipo de expertos (según disciplinas) y  lo que logran extraer de sus objetos de estudio.

En otros artículos he leído aún más de los traumáticos cambios alimentarios que sufrieron aquellos humanos al pasar de una dieta animal y recolectora a otra posiblemente vegetal sustentada fundamentalmente en el consumo de gramíneas. Ahora bien, las razones esgrimidas en la primera nota (que podremos leer abajo), a cerca del origen de  las diferencias anatómicas, carecerían de mucho sentido si realmente el escenario que acaeció se pareciera más al conjeturado en la segunda nota de prensa: que la agricultura arribara al sur del Mediterráneo desde el Magreb, por cuanto las diferencias anatómicas y raciales generadas por la adaptación a los hábitats y alimentos entre el norte y el sur de Europa son conspicuas y palmarias. En este sentido cabe citar que en al artículo en el que se defiende la hipótesis magrebí se habla de investigaciones previas en las que se constatan en que los pueblos europeos ribereños del sureño “mare nostrum” se detectaban en los humanos rastros genéticos de origen norteafricano. Tal hecho parece haber sucedido tanto al este como al oeste, o al menos desde Grecia a Iberia.

Más aun diversas publicaciones avalan que entre el Mesolítico y el Neolítico estudiados en el Mediterráneo, existe un hiato carente de información tras el cual súbitamente surgen las evidencias de prácticas agrarias. Y al parecer fueron más o menos simultáneas en las orillas de ambos continentes (África y Europa).

Las informaciones paleoecológicas, arqueológicas y genéticas hablan de pueblos mesolíticos que vivían a la orilla del mar y en cuya alimentación los productos pesqueros y el marisqueo conformaban una parte importante de sus ingestas, si bien consumían perros, y otros ganados cuyas especies sobreviven actualmente domesticadas.

Cuando desde el litoral de dos continentes, separados por unas pocas decenas de kilómetros, se salía de pesca, lo lógico es que contactaran, así de que de una forma y otra (a veces por las buenas, otras por las malas) debió existir  un intercambio cultural y genético. Este último hecho podría ser la causa de muchas de las diferencias morfológicas detectadas en la primera noticia y atribuidas a otros mecanismos. Empero durante mucho tiempo se negó tal posibilidad.,como os mostré en el post que hace referencia al dilema de los huevos de avestruz.

de Como profano en la materia, me resulta difícil entender, el aparente desconocimiento de la literatura científica por expertos de reconocido prestigio y en un tema tan debatido como este. También pudiera tratarse , o bien un posible desdén de unos científicos respecto a los hallazgos detectados por los otros. Sin embargo, que la cultura paleolítica cruzó los mares hasta llegar a Australia, hace más de 40.000 años, no necesita ya ser demostrado, como apuntamos en los siguientes post, entre otros: Extinción de la Megafauna de Australia y sus Repercusiones Clima, Suelos y Ecosistemas y La Gran Extinción de la Megafauna Terrestre: Australia.

Por conjeturar que no quede, y aquí lanzo la mía: posiblemente el intercambio cultural y genético fue constante a ambos lados del mar Mediterráneo durante miles y miles de años, como no dudo que ocurrió también entre los antiguos pobladores europeos y asiáticos. Reconozco que soy un ignorante, pero esto es lo que me dicta el sentido común. No obstante no soy el único que atesora esta opinión, como podréis observar preguntado a mi amigo Torcuato, el avestruz. De hecho, tenemos sobradas evidencias de que estos contactos sureños volvieron a acaecer posteriormente: La Desertificación del Sahara, El Neolítico en el Mediterráneo. Y como mínimo en tiempos históricos todos sabemos la ¿breve impronta? de la cultura musulmana en la Península. Seguramente los intercambios fueron numerosos en un pasado más remoto. En cualquier caso, una homogeneización posterior borró aparentemente las huellas, si bien todo apunta a que las culturas neolíticas procedentes de Magreb eran más sofisticadas que las que nos llovieron desde el norte. Cuando los que ostentan las tecnologías más sofisticadas son borrados del mapa por los que usan otras menos sofisticadas y productivas, ya puede inferirse lo acaecido: los norteños ganaron  a los sureños, ya fuera por la fuerza o por las epidemias que albergaban en su interior los norteños, como caballos de Troya.  ¿Amigos y Revueltos a lo largo de la historia?. Pues va a ser que sí.

Lo que realmente me preocupa es que tras enfrentarse dos hipótesis rivales, en lugar de debatir, los defensores se ignoren. ¿No se tiene tiempo para debatir?. ¡Claro, ya entiendo!: nos pasamos todo el tiempo pensando en publicar papers, y no queda ni un momento libre para que este tipo de discusiones. ¿Otra muestra de los extravagantes derroteros que sigue la indagación científica actualmente?.  

Juan José Ibáñez  

Vemos pues las  tres noticias…….

8.000 años de evolución escritos en el genoma de los europeos

El análisis de 230 muestras de genoma antiguo, entre ellas quince de Atapuerca, ha permitido identificar los genes humanos que cambiaron durante la revolución del Neolítico, con la transición de la caza a la agricultura. Se han detectado variaciones en 12 genes relacionadas con rasgos como el color de la piel y los ojos, la tolerancia a la lactosa, e incluso la menor estatura de los habitantes del sur.

FUENTE | SINC; 25/11/2015

La introducción de la agricultura en Europa hace unos 8.000 años cambió la forma de vida de los habitantes del continente y tuvo como consecuencia una serie de adaptaciones que quedaron reflejadas en nuestro ADN. Un estudio, publicado en la revista Nature y liderado por la Harvard Medical School (EE.UU.) entre 28 centros de investigación, ha permitido el análisis de 230 muestras de material genético antiguo -15 de ellas de la cueva de El Mirador en Atapuerca (Burgos)- con el que se ha creado un retrato de la evolución de los pobladores del continente europeo. Los científicos revelan así las adaptaciones genéticas que se produjeron en la transición de la caza a la agricultura.

«Se han recopilado muestras de los últimos 8.000 años de la prehistoria europea (incluyendo algunas de Asia central) de diferentes periodos y regiones, para tener una visión general de los desafíos adaptativos que han tenido lugar en este continente a lo largo del tiempo», explica a SINC Carles Lalueza-Fox, investigador del Instituto de Biología Evolutiva (CSIC-Universidad Pompeu Fabra) y coautor del trabajo. Las variantes encontradas se corresponden con genes asociados con la altura, la capacidad de digerir la lactosa en la edad adulta, el metabolismo de los ácidos grasos, los niveles de vitamina D, la pigmentación de la piel o el color azul de los ojos, entre otros, y explican la adaptación de los europeos al establecimiento de la agricultura en latitudes elevadas.

«La pigmentación clara de la piel habría sido necesaria para suplementar la vitamina D en las dietas agrícolas, los genes relacionados con la enfermedad celiaca pudieron tener ventajas para evitar deficiencias vitamínicas en este nuevo tipo de alimentación y los genes de inmunidad probablemente reflejaran adaptaciones a patógenos que provienen del contacto con animales domésticos«, concreta Lalueza- Fox.

Otras variaciones en los genes incluyen la persistencia de la enzima lactasa, que permite digerir la leche en la vida adulta y que aparece en Europa hace tan solo 4.000 años, y mutaciones implicadas en el color azul de los ojos, prevalente en el Mesolítico y más presente en el norte de Europa.

ANTEPASADOS DIVERSOS

El trabajo también apoya la idea de que los primeros agricultores europeos procedían de la antigua Anatolia (actual Turquía), y aporta más detalles sobre cómo los distintos grupos fueron mezclándose y migrando. «La revolución neolítica es quizás la transición más importante en la prehistoria humana. Ahora tenemos pruebas de que hubo un flujo de población que fue de Anatolia a Europa y que trajo la agricultura con ellos. Durante más de 40 años se pensó que era imposible resolver esa cuestión«, explica Ron Pinhasi, profesor asociado de arqueología en la University College Dublín (Irlanda) y coautor de la investigación.

El estudio confirma también que los europeos actuales son el producto de tres sustratos poblacionales mayoritarios: los cazadores-recolectores mesolíticos, los agricultores neolíticos y la población de las estepas que entra en la Edad del Bronce.

«Dependiendo de las zonas del continente, predomina uno u otro. En Iberia tenemos un poco más del Neolítico y menos del Mesolítico que en el norte de Europa, y menos de las estepas que en el centro y norte del continente», explica Carles Lalueza- Fox.

José María Bermúdez de Castro, investigador del Centro Nacional de Investigación sobre Evolución Humana (CENIEH) y coautor del estudio, indica a Sinc que las diferencias entre el norte y el sur de Europa tienen un componente ambiental debido a factores como la dieta y la luz, pero también se basan en el hecho de que las migraciones desde el suroeste de Asia ocurrieron en tiempos distintos, y eran tribus diferentes.

«No obstante, la base común mesolítica es también muy importante. De ahí las grandes similitudes entre todos los europeos, que solo en fechas mucho más recientes recibieron influencias puntuales de otros pueblos de procedentes de África y Asia«, concreta el científico.

LA DIFERENCIA EN LA ESTATURA

Entre las diferencias, la investigación destaca la estatura: los habitantes del norte son más altos y los del sur más bajos. La gente del norte desciende en mayor grado de las poblaciones de la estepa Euroasiática, que, por los datos conocidos, eran de más altura, y la gente del sur está emparentada en mayor grado con los grupos de Neolítico y la Edad de Cobre de la península ibérica, a quienes se supone de menor estatura. En esta parte del estudio ha tenido un papel relevante el análisis de 15 muestras de ADN de individuos de este periodo, datados entre hace 4.800 y 4.200 años, procedentes de la cueva de El Mirador en la Sierra de Atapuerca (Burgos).

«Hemos descubierto que la estatura ha sido seleccionada de forma decreciente en la península ibérica desde el Neolítico inicial hasta el Calcolítico (Edad de Cobre), es decir, que cada vez aparecían más variantes relacionadas con la baja estatura. Probablemente esta tendencia también ha tenido lugar en otras regiones del sur de Europa de las que todavía no disponemos muestras», concreta Lalueza-Fox.

«Recientemente, se ha observado en muestras actuales de Cerdeña y se ha atribuido a cuestiones de insularidad. Podría ser algo relacionado con el clima más cálido de la zona mediterránea y de los recursos disponibles, pero no lo sabemos«, concluye el científico.

LOS ADULTOS EUROPEOS, BEBEDORES DE LECHE DESDE HACE 4.000 AÑOS

Hace 4.000 años, los europeos adquirieron la capacidad de digerir la leche más allá de su infancia, un cambio marcado por la aparición en el continente de un gen relacionado con la persistencia de la enzima lactasa, según revela el estudio. En la actualidad, la mutación del gen de la lactasa que asegura su persistencia está presente en el 100% de los europeos del norte de Europa. «Se trata probablemente del rasgo que presenta una mayor ventaja para la supervivencia de los europeos, es decir, la característica genética que la evolución ha seleccionado con una mayor intensidad», explica el investigador del CSIC Carles Lalueza-Fox, del Instituto de Biología Evolutiva (CSIC-Universidad Pompeu Fabra).

«Hace 4.000 años era una mutación residual, lo que quiere decir que posteriormente fue seleccionada por las poblaciones europeas por la gran ventaja que suponía disponer de la leche como fuente de alimento durante la vida adulta«, añade el científico. Aunque se desconoce el origen exacto de la mutación de la enzima lactasa, los investigadores la han hallado por primera vez en individuos del centro y norte de Europa que vivieron a finales del Neolítico, en las muestras analizadas procedentes de Suecia, Hungría y Alemania.

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Un comentario

  1. Una vez más nuestro colaborador Régulo león Arteta tiene dificultades para incluir sus comentarios: ahí va esta y Perdón Régulo.

    A pesar de que se considera que en las montañas del sur de México y Guatemala como centro de origen del Maiz, cuyo nombre es de origen Tahino, lo cierto es que uno de los referentes mas antiguos es de Argentina con 8000 años de antigüedad. También con ese calificativo es mencionado por Herodoto. Alguien por ahí en la historia académica la confunde con las mitologías.

    Saludos
    Régulo

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