El Día 18 del presente mes de Enero de 2006, en el boletín de Noticias de I + D + I de la CAM podía leerse:

 

Más del 90% de las especies animales que los científicos localizan por debajo de los 2.000 metros de profundidad de los océanos, en los fondos abisales, son desconocidas, lo que abre un vasto campo de investigación en un mundo que hasta ahora había estado envuelto de leyenda y fantasía.

 

Ya se viene hablando desde hace años sobre este tema, sin duda fascinante. Ahora bien solo son estimaciones basados sobre escasas prospecciones. Más aún este tipo de investigaciones son onerosa desde el punto de vista tecnológico. ¿Deben realizarse? Sin duda alguna. ¿Habría otras prioridades que deberían interesar más a la comunidad científica y a los ciudadanos? Sin duda alguna. Pero la ciencia comienza a ser un espectáculo, mientras las cacareadas prioridades de que los científicos debemos anteponer la investigación aplicada e innovación,  a la básica no son refrendadas por las decisiones de nuestras autoridades de política científica. Venimos comentando en esta weblog que la biodiversidad del suelo, la que tenemos debajo nuestros pies está tan mal o peor conocida que la de los fondos oceánicos. ¿Tiene algún sentido invertir más en el estudio de la vida de los fondos marinos que la de los suelos? Sin duda alguna ¡NO!

La biodiversidad del suelo es esencial para la estabilidad de los ecosistemas y las especies que crecen sobre el. Apenas sabemos nada de la ecología del suelo, ni del papel que desempeñan sus organismos en el mantenimiento de los sistemas superficiales terrestres. Recordemos de donde descubrimos la penicilina y los millones de vidas que se salvaron con tal hallazgo. Y es tan solo uno entre otros muchos ejemplos. 

 

Desconocemos si la biodiversidad del suelo es superior a la que acaece encima de él. Y está pocos metros bajo nuestros pies, por lo que se trata de una línea de investigación menos onerosa.  Ignoramos casi todo del papel de la biodiversidad edáfica en la degradación de contaminantes y pesticidas, que luego, a través de las aguas y de los vegetales que la secuestran inciden gravemente en la salud humana.  Desconocemos cuantos carbono puede almacenar el sistema suelo-regolito (tan solo se estudian los cm. superficiales por lo que difícilmente es valorable la subestimación del secuestro de carbono que tal estrategia de muestreo implica en los estudios de los sumideros de carbono terrestre. ¿Cómo exacta la biodiversidad telúrica al secuestro de carbono? Y así podríamos seguir enumerando una razón tras otra.

 

¿Por qué la diversidad de los fondos marinos interesa más que la del suelo? Vayan ustedes a saber. No existen criterios científicos que soporten que se priorice el estudio de la primera sobre la segunda. Supongo que llama  más la atención del público, ávido de aventuras científicas pero que no conoce bien las prioridades que debieran guiar la racionalidad científica. 

 

Y mientras tanto, si uno publica en una revista de suelos,  no puede competir con otro que publica sobre los fondos marinos, por cuanto el índice de impacto de la Revistas de unas y otras investigaciones son abismales. Con más publicaciones y muchas más citaciones científicas este administrador no pudo promocionarse en la escala de investigadores del CSIC, debido a los timoratos tribunales que anteponen  a la visibilidad de un trabajo, el  número de lectores de una revista, aunque tales contribuciones no tengan ningún impacto en su comunidad científica.  Pobre edafología, pobres edafólogos, pobre racionalidad científica, pobre política de i + D + I.

 

Juan José Ibáñez Martí

Compartir:

Un comentario

  1. Me es muy interesante el tema presentado, porque se percibe,

    la invisibilidad a la visibilidad, en fondo del mar, todavia tiene sus

    misterios,, y que no, esta al alcance de todo ser humano, es nada más, para unos cuantos.

    Es maravilloso, asombroso, y también catastrófico, y si , puede decir,

    hasta horrorífico, pensar que algón animal de las profundidades del mar, sea enemigo del hombre.

    Felicito al autor del artículo. (Juan José)

    saludos.

    gracias.

    armando.

Deja un comentario