El día dos de septiembre de 2006, el Boletín de Noticias de la CAM recogió una noticia del País Digital cuyo Título rezaba así: “La hora del estudiante universitario”. En ella, distintas asociaciones estudiantiles exponían sus dudas ante la nueva reforma universitaria (LOU) de acuerdo a los criterios establecidos en el  denominado “Acuerdo de Bolonia”. Es obvio que nuestros estudiantes estén más que desconcertados. Y lo es porque el profesorado universitario no parece bien informado de lo que implica tal acuerdo. ¡Mal asunto! Resulta muy grave que no se conozca el “Espíritu de Bolonia”, así como de donde procede.  No es que el Gobierno decida o no decida, ya que en muchos aspectos “son lentejas” La UE intenta elaborar espacios comunes en muchos ámbitos y, uno de tales “espacios virtuales” consiste en que una UE fuerte y eficaz requiera una necesaria convergencia en determinadas materias. Una de las más iniciativas más importantes, concierne a las instituciones universitarias, de tal modo que los títulos y sistemas de docencia que se imparten en todas las universidades europeas sean equiparables. Se trata de un requisito indispensable (según la UE) con vistas a alcanzar un mercado de trabajo cualificado y flexible que fomente el prestigio de la I + D + i de Europa en el mundo. No se trata ya de discutir si el sistema que proviene del “espíritu de Bolonia” es mejor o peor que él de las clases magistrales que tradicionalmente ha imperado en muchos países continentales. Lo que ha ocurrido es que los anglosajones (incluyendo a Holanda y algunos otros “Estados Continentales”), ante la pasividad de los “sistemas funcionariales tradicionales” de otros, han impuesto su sistema educativo. A mí me parece bueno, mejor que el actual. Pero en cualquier caso lo preocupante, a estas alturas, es que el profesorado y el estudiantado no se encuentren bien informados. Esta es al menos la impresión que extraigo tras leer la prensa, Cabría preguntar a los docentes el porqué de tal desconocimiento. Insisto, ya no hay nada que hacer, a no ser que nos anclemos en el pasado y nuestro sistema universitario quede fuera del mercado europeo.

Cuando hablo de “funcionariado” no intento hacer juicios de valor. En mi opinión no se trata de funcionarios si o funcionarios no. Lo que sí está claro, es que la universidad española debe y va a cambiar, por las buenas o por las malas. Que nos quedemos relegados, no tiene nada que ver con los argumentos que esgrimen los colectivos estudiantiles (mal informados, como era de esperar, ya que los profesores tampoco parecen conocer, por lo general, de que va este asunto), sino de cómo los profesores actuales se adaptan a un nuevo sistema de enseñanza.

 

Durante los últimos meses, el Boletín de Noticias de la CAM se  ha hecho eco de los manifiestos de muchos rectores, vicerrectores etc., sobre las bondades y calidad del sistema educativo actual. No estoy de acuerdo. No es un buen sistema educativo. La endogamia y otros vicios, como proteger “la pureza del profesorado” de una determinada facultad, no han beneficiado la calidad de la enseñanza. Todo lo contrario. En un mundo que clama la multidisciplinariedad, las endogamias “puristas” hacen un flaco favor al alumnado y al staff de los propios profesores-investigadores de un determinado Dpto. El mestizaje disciplinar es más necesario que nunca, ante los nuevos retos que la sociedad demanda. Ahora bien, mi opinión no importa en absoluto. Estamos ante una situación que, de facto,  hoy por hoy, irreversible. Un reto que hay que afrontar ya con diligencia. Y parece que no acabamos de enterarnos. Y ya es hora que lo hagamos. El espíritu de Bolonia muy bien haber sido distinto. Empero en los foros comunitarios gana el más hábil y el que se anticipa a sus oponentes. Las anglosajones ganaron, ante la pasividad de otros Estados y punto. Suele ocurrirnos y esta no ha sido la excepción que confirma la regla.

 

El otro día me reía con una exbecaria que había pasado cuatro años en un Centro de Holanda (ITC) y que conoce a la perfección el sistema anglosajón. En la actualidad es profesora universitaria. Un día vamos a tener que hablar de ello, porque la prensa nos muestra noticias desconcertantes. Desde luego los hábitos de los profesores van a tener que cambiar y mucho. Lo que no entiendo es, como muchos de ellos, que supongo deben haber estado alguna vez en universidades con un modelo anglosajón, no explican a sus compañeros de que va el asunto.

 

Contesto pues hoy a algunas de las declaraciones de los colectivos estudiantiles. Solo pretendo adelantar lo que se avecina. Podrán deciros que no es así. Ahora bien, de seguir el Acuerdo de Bolonia adelante, esto es lo que nos espera:

 

  • En primer lugar, por mucho que se alegue en contra, el título de grado será insuficiente a todas luces con vistas a entrar en el mercado laboral (al menos en posición competitiva).   
  • Las Tutorías serán esenciales al igual que las clases prácticas y el trabajo en equipo.
  • Efectivamente, el cambio más dramático lo sufrirá el personal docente, al perder las clases magistrales una buena parte de su importancia. El sistema anglosajón demanda más dedicación al alumnado y muchas menos horas de clases magistrales.
  • No suele tratarse de suspender o aprobar. Se pretende que aprueben casi todos, para lo cual el alumno deberá tener un acceso al profesorado mucho más frecuente y fluido, por lo que éste último tendrá que abordar las tutorías con gran esmero y dedicación.
  • Obviamente, deberán alcanzarse mayores cotas de financiación. Ahora bien, no olvidemos que la enseñanza de las universidades públicas es de las más asequibles de Europa. No sé porqué creemos que siempre lo de fuera es mejor, más bonito y barato.
  • Un año de curso menos se balancea con masteres, de tal modo que la especialización real se generará en los masteres. Si las Universidades abusan de los precios, tendrán poco alumnado. Si alcanzar prestigio tendrán más alumnado y el master podrá abaratarse, en cierta medida. Aquí el sistema de becas es esencial. Pero solo accederán los mejores estudiantes que tengan menores recursos. Lo cual es lógico.
  • Los préstamos bancarios, para realizar los masteres, que comienzan a pagarse cuando el alumno entra en el mercado laboral (y solo entonces), es una solución que abunda en ciertos países europeos y que deberíamos analizar seriamente, al objeto de su implantación en España. El Estado no puede ni debe sufragar todos los gastos.  
  • Mientras el sistema de Masteres preparará para el mundo de la empresa esencialmente, los orientados al doctorado lo harán para el mundo académico y de de la investigación. La docencia también debería requerir un master, ya que en la carrera, no se imparte adiestramiento para impartir enseñanza a los alumnos (didáctica, psicología, dinámica grupal, etc.).
  • Obviamente sí se diferenciarán las Universidades por su prestigio (y aquí es donde los anglosajones están frotándose las manos, ya que están en su salsa y muchas de sus instituciones gozan de mayor prestigio que las nuestras). Como corolario, el acceso al mercado laboral dependerá tanto de las calificaciones del alumno como de la universidad que las ha otorgado (su supuesta excelencia). Por tanto o el profesorado de cada universidad se pone las pilas inmediatamente, o terminarán por cerrarse muchos “campus”: falta de financiación, alumnos, etc.  La situación que se narra en este último enlace es totalmente insostenible.
  • ¡No!, este cambio no tiene nada que ver con la LOGSE, por cuanto a partir de ahora tanto profesores como alumnos se juegan su futuro.
  • La investigación también será un factor determinante a la hora de dictaminar la calidad de las Universidades (esté escrito o no), por lo que tendrán que emerger Institutos Universitarios de vanguardia. Pare ello los OPIs de mayor excelencia tendrán que acercarse a las Universidades más consolidadas con vistas a formar centros mixtos, lo cual terminará por desdoblar “en cierta medida” una especialización del profesorado: (i) hacia la docencia y/o (ii) hacia la investigación. Tengamos en cuenta que un buen investigador no tiene necesariamente que ser un buen docente y viceversa.
  • Las dudas de los colectivos docentes respecto al primer curso común las creo totalmente injustificadas. Yo procedo de los antiguos “selectivos” que no eran, ni más ni menos, que lo que algunos de ellos arguyen como curso con vistas a contrastar la ineficiente enseñanza pre-universitaria. ¡No es así! No es ese el espíritu de Bolonia.
  • Respecto a que desaparezcan ciertos campus habría que constatar la gran proliferación que se generó de estos, indebidamente, tras el advenimiento del estado de las autonomías. Ahora tenemos menos alumnado  e irá decreciendo, dada la escasa tasa de natalidad. No puede mantenerse un gran número de campus de calidad en tales situaciones, so pena de infligir un duro golpe al erario público y empeorar la calidad de la enseñanza. El informe que se muestra en este “enlace” es demoledor. Las CC.AA. han hecho un flaco favor a la calidad de la enseñanza en España, Un sistema así no es sustentable bajo ningún tipo de vista. Ahora bien, se puede paliar la falta de alumnos en las universidades más consolidadas (como hacen muchas europeas) atrayendo a los de otros países. ¿Por qué jamás hemos pensado en estrechar los lazos con la comunidad iberoamericana? Muchos vienen a Europa, pero no a España. Menos “cursitos de verano” (que son muy caros) y más pragmatismo. Vienen a centros de Europa a recibir masteres de calidad que son caros. Así se están sufragando varias universidades europeas, al menos en ciertas especialidades, ya que llevan décadas de déficit de alumnos del país. Lógicamente, la mayor parte de los hispano parlantes preferirían venir a España. Pero aquí nunca se ha valorado seriamente tal posibilidad, por lo que la oferta que hay es escasa e incluso nula en ciertas disciplinas. Mucho hablar de la comunidad hispanoamericana, pero a la hora de la verdad, poco y malo.
  • Como buena noticia cabría mentar, para los que tanto reprochan la endogamia universitaria (y de otros OPIs), que ya no se podrá colocar al “amiguete” incompetente de turno, por cuanto o bien tiene calidad o te juegas tu también tu propio futuro.
  • Por el contrario el alumno universitario deberá ser menos individualista y trabajar más en grupo, lo cual por experiencia sé que es un factor positivo con vistas a que  el alumno disfrute más.
  • Desconozco que se habrá pensado con vistas a paliar los “posibles” problemas que sufran los alumnos trabajadores.  Empero los Dptos. irán a la caza de talentos y gente currante para incorporarlos a sus plantillas e incrementar su “excelencia”. No tendrán más remedio. El amiguismo y la dedocracia no producen prestigio universitario y, por tanto, conllevará a la falta de alumnado y como corolario de recursos económicos, nuevo acceso de profesorado, etc.    

 

O comenzamos a entenderlo, o nuestros hijos tendrán que irse al extranjero a estudiar en una universidad de prestigio, lo cual redundará negativamente en las arcas de sus familias.

 

El otro día hablando de este tema con un íntimo amigo y docente universitario, alegaba que muchos “erasmus” que procedían de otros países estaban peor preparados que los alumnos españoles. No entro ni salgo en este debate. No se trata tan solo de conocimientos, sino de cómo aplicarlos, métodos de trabajo, así como de encontrar trabajo. Ya es tarde para este tipo de discusiones. Ante este panorama, los comentarios del Gerente de la Universidad de Jaén tiene razón, los campus deben especializarse. Ahora bien, ¿En que se especializarán competitivamente los campus pequeños? ¿Qué calidad docente y de investigación pueden alcanzar? ¿Cómo podrán competir con las potentes y prestigiosas universidades europeas? Sinceramente no veo nada claro el asunto. O las Universidades se reparten el pastel en función de la calidad de su plantilla o estamos perdidos. Si no captamos alumnos extranjeros, no podrán seguir abiertos tantos campus como hoy existen con escasísimos alumnos y sin investigación de vanguardia. Hay que ampliar la perspectiva fuera del ámbito del estado. No vivimos aislados, por mucho que el provincialismo impere en ciertos sectores de la docencia universitaria. Eso sí que encarece la docencia que, a fin de cuentas la pagamos todos los españolitos.     

 

Vaya aquí este adelanto. Espero que nos vayamos enterando de que va esta historia en lugar de taparnos los ojos como el avestruz hasta que cualquier reacción sea ya infructuosa.

 

Reitero que no se trata de mostrar mi opinión personal. No defiendo el nuevo sistema con vehemencia. El modelo anglosajón tiene sus “pros” y sus “contras”, lo mismo que el que ha imperado en España. Simplemente que ya no es hora de mirar para otro lado.

 

Juan José Ibáñez  

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Un comentario

  1. muy bueno este articulo…la universidad española está ‘cantando’ y su ‘cantada’ ya dura 10 años, que es desde que se sabe el nuevo modelo a implantar…toda Europa ya lo ha hecho y aquí ni hemos empezado y es que ‘le han metido el dedo en el ojo’…este modelito de estar copiando unos apuntes en una pizarra durante los 30 años de la vida laboral parece que se acabaría, aunque dudo que aquí haya algún cambio sustancial…daría la impresión que se acabaría el chollo fraudulento que es la universidad española: el 60% del profesorado funcionario con 0 sexenios, y supuestamente todos ellos habían sido seleccionados por ‘prestigiosos’ profesores que daban fe de su valía…que salgan a la palestra y nos lo expliquen, porque la gente de la calle no lo entiende!!.

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