Geografía de los suelos del Mundo: Análisis Comparado de las Edafosferas Continentales

Resulta sorprendente que en el ámbito de la geografía de suelos, apenas se hayan realizado estudios mediante métodos cuantitativos. Más aún podemos decir que es insólito, ya que disponiendo de bases de datos y mapas a escala global, la geografía de los suelos del mundo no ha despertado a penas el interés de los expertos. En la era del “publish or perish”, uno no puede dar crédito a tal hecho. Se trata pues de un campo de investigación prácticamente inexplorado, yermo como un desierto. Vamos a darle remedio tal laguna en  es esta bitácora. Realmente no se si estamos hablando ya de geografía de suelos o megaedafología, si bien la distinción entre ambas, como ya comentamos en otro post, resulta ser bastante ambigua. Comenzaremos pues realizando un análisis comparado de las edafosferas continentales con vistas a detectar sus similitudes y diferencias.

Partiendo del Cartografía Digital de los Suelos del Mundo de la FAO, que puede adquirirse a muy módico precio, en 1998, publicamos un artículo sobre el tema en la revista Geoderma. Su novedad, dio lugar a que finalmente se publicara como un “discussion paper” que mereció elogios por los más prestigiosos edafólogos.

Con vistas a detectar las similitudes y diferencias mentadas, hicimos uso del primer nivel de la claves de suelos de la FAO en su versión de 1988. Se trata de los denominados grupos de suelos principales o “major soil groups”. Los datos usados ya fueron expuestos en otro post anterior. Así pues, con un paquete de programas de estadística y la información contenida en la mentada nota previa, vosotros mismos podéis realizar tal ejercicio. Nada mejor que buscar lagunas de información en la bibliografía para publicar un artículo original sin despeinarse demasiado. Lo que ocurre es que en general, a los edafólogos, parece faltarnos algo de imaginación, que suplimos vehementemente publicando más de lo mismo sobre los tópicos en boga. Bueno pues vamos allá.

En las figuras adjuntas mostramos los resultados de un análisis de cluster en forma de dendrograma, y de otro discriminante denominado “árbol de conexiones mínimas”. Como puede observarse, las siete masas continentales consideradas por la FAO se agrupan en dos grandes unidades, las cuales corresponden a las edafosferas de los hemisferios norte y sur respectivamente. Al final va a ser verdad lo de los desequilibrios norte-sur, al menos en términos edafológicos. A un nivel más detallado, se encuentran estrechamente emparentadas, en términos de ensamblajes de tipos de suelos o edafotaxa, Europa y las masas continentales asiáticas no meridionales. De hecho, debieran considerarse por muchas razones como un solo continente: “laurasia”. Su similar disposición latitudinal refuerza el parentesco que pudiera derivarse de la paleogeografía de la tectónica de placas. Tal conclusión se ve avalada por el hecho de que su composición en edafotaxa sea muy próxima a la de Norte América. Lo dicho, los desequilibrios norte sur. Empero la paleogeografía, incluidos los paleoambientes del pasado anda también detrás. Tanto Laurasia como Norte América (Euamérica) poseen regiones cratónicas cuyos suelos fueron erosionados por las glaciaciones cuaternarias. En otras palabras, poseen edafosferas más jóvenes que las del hemisferio sur, cuya inmensa mayoría no fue sometida a tal erosión por las masas de hielo cuaternarias, por lo que conservan suelos mucho más profundos y maduros (Oxisoles, Plintosoles, Acrisoles, Nitosoles, etc.).

Más sorprende puede pueden resultar las resemblanzas entre el Continente Suramericano (incluyendo la denominada América Central) y Australasia. Lo mimo podría decirse en lo que concierne a África y el sur de Asia. Sin embargo, si analizáis un mapa del mundo, comprobaréis que su distribución latitudinal es también bastante semejante. Resulta curioso que la primera asociación mentada en este párrafo coincida con los continentes en los que los marsupiales reinaron por millones de años, mientras que en la segunda lo hicieron los mamíferos vivíparos. Australia es un continente aislado durante cientos de millones de años, y Suramérica lo fue hasta tiempos recientes (cierra del istmo de Panamá), en términos de edades geológicas.

Cuando hablemos en otro post de los tipos de suelos idiosincrásicos de cada continente podréis analizar mejor las razones de tales vínculos. No hemos terminado con el tema aún. Quedan algunas sorpresas por revelar, especialmente cundo se considera la edafosfera en el contexto de la tectónica de placas. Podríamos decir pues que entraremos en el dominio de la megaedafología.

Juan José Ibáñez