El movimiento Web 2.0 ha cambiado tanto la forma de entender Internet, como algunas actividades científicas. Ahora somos los ciudadanos, o en caso de redes temáticas, los profesionales interesados, los que añadimos muchos más contenidos a la Web que las propias Instituciones. La ausencia de inventarios actualizados deviene en un mal endémico para el progreso de la edafología en diversos sentidos que no vamos a recordar. Antaño, en caso de haber disfrutado de la anuencia política, hubiéramos armado equipos de edafólogos de campo a la hora de cumplir tal misión. Hoy este modo de proceder sigue siendo el más adecuado, por cuanto proporciona datos harmonizados. Sin embargo, existe una alternativa más económica que, aunque no atesora todas las ventajas de la anterior, al menos permite mejorar la información existe sorteando los escollos de nuestros necios gestores en materia de política científica. Tan solo resulta imprescindible que ciertas instituciones, asociaciones o colectivos, tuvieran a bien proporcionar las páginas Web, así como que los profesionales arrimaremos un poco el hombro para conseguirlo. Más aún, si nos ponemos de acuerdo, en pocos años atesoraríamos de bases de datos de suelos georeferenciadas mucho más completas que las actuales y prácticamente sin coste alguno. Pero para ello también hace falta la generosidad y predisposición de los implicados, en lugar de continuar negando el acceso abierto a los datos ambientales, que por ejemplo en Europa y EE.UU., se exige por decreto ley. Lo que ocurre es que anda mucho necio suelto que considera que los fondos públicos que les otorgan tan solo sirven para conseguir sus propios intereses. Por tanto, en este post me dispongo a intentar abrir los ojos de muchos, con vistas a que comprendan que podemos conseguir estos objetivos prácticamente sin financiación. Expondré un ejemplo del modo de proceder de las redes sociales en el ciberespacio.

 

 

 

European Soil Database. Fuente: European Soil Buro

El administrador de esta bitácora fue uno de los coautores

 

Al objeto de simplificar este discurso, me centraré en como se pueden mejorar las bases de datos de un país, si bien tal procedimiento es aplicable a todas las escalas.  Imaginémonos que la Sociedad de la Ciencia del Suelo de un determinado país que pretende llevar a cabo tal iniciativa tiene quinientos socios. Si tan solo cien estuvieran dispuestos a colaborar y enviaran 10 perfiles casa uno, se alcanzaría una base de datos nacional con 1.000 perfiles. Y con el tiempo………. Podrían ser muchos más.

 

Obviamente, un grupo de trabajo previo (GT) debe elaborar las normas para intentar armonizar lo máximo posible la información que implementará la bases de dato (BD). Una vez realizada tal labor, al estilo de un Manual y norma técnica (NT), la cuelga de su página Web. Por supuesto, no todos los perfiles se habrán descrito igual, (clasificaciones distintas, procedimientos analíticos dispares, etc.) ni atesorarán la información  plenamente requerida a que obliga la NT. Como tal circunstancia es ineludible, los datos aportados deberán ser clasificados en función de su calidad y complitud en diferentes tipos. Del mismo modo, el autor deberá enviar una descripción de todos los procedimientos. Como ya sabréis muchos de vosotros, una BD de esta naturaleza debe ir acompañada de una metabase de datos (MBD), la cual tiene como función (entre otras) que los usuarios dispongan de esos conocimientos con vistas a hacer un uso adecuado y prudente de ellos. Cuando la BD alberga ya un número considerable de perfiles, existen procedimientos estadísticos que sirven para rellenar las lagunas de la información que atesoran. Hablamos de las funciones de transferencia y de las reglas de taxotransferancia. De este modo, paso a paso la SB deviene más completa.   

 

Seguro que os preguntaréis que beneficios obtienen los que deciden participar y la propia Sociedad. La apuesta de las redes sociales, en contraposición con las prácticas tradicionales, consiste  en la colaboración y el acceso libre a los datos. Estos se colgarían de la página Web de la Sociedad, o se incluiría y centralizaría en ella los enlaces que llevaran al cibernauta a las Web en donde reside la información (si se acepta esta última opción). De este modo, crecería exponencialmente el número de visitas y la visibilidad del colectivo. Por otro lado, cuando los datos de los perfiles (y/o otra información relevante) describen los paisajes de suelos de una localidad, comarca, etc. la persona que oferta la información podría describir en un artículo de la Revista de la Sociedad su estudio. Recordemos que en las revistas en versión digital, el volumen de material, fotos en color, mapas, etc., no suponen costo adicional alguno. Otra opción consistiría es editar en las Web suplementos ex profeso de la Revista. Conforme crezca en número de visitantes y se muestre a las autoridades la bondad del sistema, será más plausible obtener financiación para continuar con esta recogida de datos, parte del cual “podría” ir a los bolsillos de los colaboradores. Son muchos los estudios de impacto ambiental, etc., que demandan información de esta guisa. Crece exponencialmente también el número de interesados que la busca en Internet. La prensa científica raramente permite describir allí los resultados. Cuando detectan que existe un sitio interesante,  estar seguros que contactarán con los edafólogos que han proporcionado la información de interés, con vistas a posibles colaboraciones en proyectos y tutorías. Dicho de otro modo,  los participantes en la iniciativa se van convirtiendo de facto en expertos de referencia de sus zonas de estudio, adquiriendo mayor reputación. A la mayoría de las personas que buscan información de suelos no les importa en absoluto el número de ISI papers, sino si algo y alguien puede ayudarles en una determinada misión.

 

Posiblemente, con el tiempo, gobiernos regionales y nacionales (según los casos y países) liberen también los datos que obran en su poder, por cuanto ya no les supondrá ningún tipo de posición relevante. También los edafólogos que han implementado las BD de suelos de determinados territorios mediante financiación gubernamental, pueden liberar la información que atesoran, guste al ente público financiador o no. La obligatoriedad del acceso libre a los datos ambientales y la potenciación del acceso abierto son ya normativos en muchos países e instituciones, como lo es la UE, por lo que uno se encuentra amparado por ley. Cuanto más se usen los datos tanto mejor, ya que generarán más demanda y esta servirá para mostrar a los entes financiadotes la necesidad de que sufraguen ciertas actividades de inventario, por cuanto hay constancia de una demanda social de esta información. Si ciertos gobiernos locales denostan tal actividad, con el tiempo serán muchos los que les reprochen actitud y atraso, impeliéndoles a no seguir quedándose a la zaga.

 

No se trata de una iniciativa original. En otras disciplinas se está trabajando así, como ocurre por ejemplo en los inventarios de biodiversidad y astronomía, por citar tan solo dos ejemplos. La pregunta pues no es ¿porqué sí?, sino ¿Porqué nosotros no?.    

 

Entiendo que los más mayores no se percaten de la importancia de las redes sociales y del acceso abierto. Empero está ahí y hasta los políticos ya necesitan hacer uso de tales instrumentos y estrategias con vistas a popularizar su imagen y ganar unas elecciones. Del mismo modo, la UE atesora programas de financiación de estas actividades en “open access”, estimulando a los gobiernos de los países miembros a que las poingan en práctica. . Las TIC y las redes sociales son ya imparables. Han venido aquí para quedarse, marcando un antes y un después. La visibilidad en la Web puede ayudar a paliar a aquellas sociedades que no disfrutan de una carrera profesional reconocida. No es lo mismo ser biólogo, geólogo o ingeniero, amparados por colegios profesionales, que edafólogos, ya que nos encontramos en tierra de nadie. No hacer uso de ellas, con vistas a levantar el estatus de la ciencia del suelo, deviene en desatino. Tan solo la unión hace la fuerza. La inactividad y falta de cooperación inhabilita al que se queja.  Podría seguir apuntalando este escrito, pero no deseo hacerlo demasiado extenso.  Tan solo os recuerdo la ecuación: cien personas, a diez perfiles por cabeza suman mil descripciones, pudiendo con el tiempo alcanzarse muchos más. Reflexionemos en lugar de lamentarnos y aceptemos el reto. Nada que perder y mucho que ganar. 

 

Juan José Ibáñez        

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3 comentarios

  1. Tienes mucha razon… es importante que los gobiernos regulen sobre la informacion que generan los proyectos que financian, ya que muchas veces la informacion queda con un supuesto "acceso publico" pero en el que solo conoce su existencia otros expertos en un ambito muy expecifico, hay una carencia de informacion "realmente disponible", esa que esta solo a unos clicks de distancia, no a varias llamadas y semanas. Bueno, en el proyecto en el que trabajamos hemos tratado de poner toda la informacion que hemos levantado/generado a traves de nuestra web, si quieres te das una vuelta y si tienes comentarios seran bienvenidos.

    http://www.ceazamet.cl/huasco/index.php?p_id=2&newview=proyecto&pag=modulos/mod_mapagooglesuelo

    Saludos

  2. Querido Cristian,

    Así debía ser y os felicito por hacerlo. Ya he mirado vuestra Web y me parece perfecto. Gracias en nombre de todos.

    Juanjo Ibáñez

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