La Incorporación de la Mujer en los Estudios de Edafología: La Asociación de Mujeres en Ciencias del Suelo

Mientras las ciencias del suelo entraban en crisis durante las tres últimas décadas, el número de féminas que comenzaron a dedicarse a esta disciplina ha ido creciendo de forma imparable. Hoy en día, en muchos países, tales como EE.UU, Holanda y posiblemente España, igualan o superan en número a los varones. Más aun, en el primer país mentado, ellas han constituido recientemente una asociación. El aumento en el número de investigadoras parece ser un fenómeno universal, afectando positivamente a la mayor parte de las disciplinas científicas, por lo que posiblemente no debería considerarse como un hecho singular en nuestro campo. En cualquier caso, no deja de ser una buena noticia.  Hoy seremos breves.

 

 

 

The Association of Women Soil Scientists

 

Tuve primero noticia de la aparición de la The Association of Women Soil Scientists(AWSS), gracias a la información que nos envió nuestro amigo Gustavo Moscatelli, hace ya más de un año. El otro día, mientras leía el siguiente artículo: 

 

 

Alfred E. Hartemink  y Alex. McBratney, 2008. A soil science renaissance. Geoderma, 148: 123–129

 

(…) del que ya hablaremos, aunque no será precisamente motivo de alabanzas, al menos encontré datos interesantes sobra este tema, si bien escasos.  Los autores mostraban cifras sobre la crisis global de las ciencias del suelo para a renglón seguido, dar cuenta de algunos datos de interés respecto a la deseable equiparidad de género. Así, por ejemplo, en USA,  el porcentaje de graduadas en nuestra disciplina científica, ha pasado de un 30% en 1992, a un 50% en 2007. Del mismo modo, en la Universidad de Agricultura de Wageningen (Holanda o Países Bajos) las estudiantes femeninas en ciencias del suelo ascendieron del 20% en 1982 al 50% en 2007.

 

Respecto al dato del último país aun albergo dudas, ya que cuando viajaba por aquellos lares (1988, 1989), una gran parte del alumnado era foráneo (no holandés), mientras que el gobierno de loa Países Bajos ofrecía becas para extranjeros con una acusada discriminación positiva, con vistas a la incorporación de mujeres de otros países, mediante becas. Ahora todo es distinto, eso sí.

 

La verdad es que en el antiguo Instituto Nacional de Edafología (CSIC, Madrid), posteriormente denominado Centro de Ciencias Medioambientales, el porcentaje de mujeres en la materia superó el 50% hace más de 10 años. Cuando entré a finales de la década de los 70 del siglo pasado, el número de varones era superior al de las mujeres, aunque la diferencia no era excesiva. Sin embargo, sí que existía una clara diferencia de género en lo concerniente a sus respectivas especialidades. Mientras ellos arrasaban en las relacionadas con los estudios de campo (morfología, génesis, clasificación, etc.), ellas alcanzaban una elevada presencia en las de laboratorio (mineralogía, micromorfología, etc.). Tal asimetría era justificable en gran medida. Por aquellos años, la apertura de zanjas y calicatas se realizaba a mano, usando azadas. Yo mismo, por ser bastante canijo y no muy musculoso, tenía serias dificultades en tales menesteres. No era de extrañar que tal hecho, junto a vivir en una sociedad claramente sexista (matrimonio, crianza de los infantes, escasa participación masculina en las tareas del hogar, etc.), diera cuenta de los diferentes roles de unas y otros. Como hoy ya no queda en aquel centro ningún investigador en morfología, génesis y clasificación de suelos, (fui el penúltimo en marcharme y el otro se jubiló un año después) poco puedo decir.

 

Nadie con dos dedos de frente puede dudar de que la equiparidad de sexos en las térreas investigadoras, ha sido un logro que nos beneficiará a toda la sociedad. Sin embargo, lo que me preocupa es que en mi Institución (Consejo Superior de Investigaciones Científicas), que atesora más de un centenar de Institutos de las más variopintas disciplinas y en el que la equiparidad ya es un hecho, el partido socialista haya aplicado una drástica política de género (todo el 50%) en lo concerniente a los tribunales para la concesión de becas, oposiciones, etc. (también en el consejo de ministros del gobierno de la nación). Considero que sobre este tema habría mucho que debatir, por cuanto el 50% bien pudiera ser que para ciertos perfiles científicos, no estuviera justificado, al tener en cuenta la calidad de los investigadores(as) (que sigue siendo, junto el sempiterno amiguismo, los criterios imperantes). En unos campos podrían dominar las féminas y en otros los varones, por lo que no veo la necesidad de seguir manteniendo tal política a raja tabla.

 

Si es cierto que, a nivel mundial, los varones ocupan mayoritariamente los cargos de mayor responsabilidad en detrimento de las mujeres. Obviamente, se trata de un dato que refleja que aun queda mucho por hacer con vistas a alcanzar la tan deseada equiparidad de sexos. No obstante, algunas científicas alegan discriminación (pero otras muchas  niegan haberla sufrido, al menos en Europa),  también debemos considerar el hecho de que nuestra propia sociedad sigue siendo sexista en varios aspectos, tales como la implicación ellos en la crianza y las tareas del hogar. Posiblemente, tal situación “indirecta” tenga más peso que una discriminación directa que, al menos en el CSIC, no la he vivido en tres décadas. Mi experiencia me dicta que ellas, por lo general, suelen ser menos proclives a aceptar cargos de responsabilidad institucional, como la dirección de centros. La equiparidad de géneros deviene en un tema muy delicado que requeriría un estudio pormenorizado y exento de radicalismos, si no deseamos extraer conclusiones precipitadas y timoratas. Pero las cosas son aún más retorcidas aún.

 

Estudios llevados a cabo en la Unión Europea (incluyendo los países que se anexionarán en el futuro) ha constatado que en muchas de las antiguas repúblicas comunistas, el número de mujeres que se dedican a la ciencia excede con creces a la de los varones. Empero la razón es perversa. Los salarios de los gobiernos son muy bajos, por lo que ellos deciden dedicarse a otros menesteres mejor remunerados, lo cual no deja de ser una discriminación negativa para las féminas, todo lo contrario de lo que aparentan las frías cifras. Una vez más, las estadísticas laborales y docentes pueden llevar a engaño, si no se enriquecen con datos sociológicos en donde contextualizarlas. 

 

Juan José Ibáñez     

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Un comentario

  1. Excelente artículo! Siempre me resultó raro la mirada abstracta que hay en esta ciencia cuando impacta en muchos aspectos de la vida.
    Gracias por tener una mirada tan amplia y constructiva, nunca me decepciona este blog.

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