Hoy comenzamos con un nuevo ciclo en nuestra bitácora. Como en el caso de la edafodiversidad, supongo que estas contribuciones no obtendrán gran audiencia. Lo lamento. Y me da pena porque las clasificaciones son uno de los pilares básicos de la mayor parte de las disciplinas científicas, como iremos desgranando. En 1999 inicié lo que considero mi aventura profesional más importante y apasionante. Al iniciarla, jamás pensé a donde me iba a llevar. Ha sido un camino fascinante que no puedo ni debo ocultar. Lo que se expondrá en este ciclo no sólo resultará válido para entender la necesidad de elaborar clasificaciones y/o taxonomías en materia de suelos. Si algún navegante que no sea edafólogo cae en nuestras garras y lee esta introducción, le animo a que sigua leyendo. Veremos que la estructura matemática de todas las clasificaciones, al menos las de los recursos naturales, es la misma. Mostraremos como las taxonomías biológicas y edafológicas son prácticamente iguales. Intentaremos convenceros de que tales constructos obedecen a razones cognitivas, más que a la “realidad” del mundo natural (natural y realidad son dos palabras a eliminar del vocabulario científico).

Tras dos charlas en Rusia en los que mostré los resultados de nuestros análisis, los norteamericanos y mi amiga Susana Pazos (con cargo directivo en la UISS) me han invitado a dar la Conferencia Inaugural del Simposio Internacional de Clasificación de Suelos que se celebrará en el Congreso Mundial de Filadelfia. Mi amigo matemático Jacob Pachpesky (ruso que trabaja para el gobierno en USA), me incitó a que lo enviara a Science o Nature (todo llegará).  ¿Por qué comienzo mentando a Vladimir Fridland?.

 

En el anterior mensaje, que versaba sobre las contribuciones de V. M. Fridland (1919-1983), como precursor de los análisis de los patrones espaciales de suelos, no menté nada a cerca de su liderazgo en la elaboración del último sistema de clasificación de suelos de Rusia. Sinceramente desconocía este hecho. Cuando impartí las susodichas charlas en Rusia, los investigadores soviéticos me invitaron a que realizara el mismo análisis que acababa de mostrar con la USDA-Soil Taxonomy a su taxonomía. Hace pocas semanas recibí el libro “Russian soil classification system” con vistas a comenzar tal análisis. Para mi sorpresa, la nueva taxonomía rusa esta dedicada a Fridland, ya que era el responsable de coordinar al equipo que la redactó, antes de su fallecimiento. Este hecho me sorprendió.

 

Con la salvedad de que él es un edafólogo consagrado (especialmente en el área de influencia de la antigua Unión Soviética), en cierto sentido llevamos vidas profesionales paralelas, en lo que a nuestros intereses científicos concierne. Ambos comenzamos a ser conocidos por los análisis de patrones espaciales de suelos y terminamos hurgando en los aspectos más básicos de nuestra disciplina: las clasificaciones y/o taxonomías (ya hablaremos sobre las similitudes y diferencias entre ambos vocablos). Se trata de un tema que nunca está de moda, pero del que tampoco se puede dejar de hablar continuamente.

 

Cuando se intenta aportar algo novedoso a la ciencia, especialmente en lo que concierne a la teoría, debiera ser lógico analizar el corpus doctrinal de una disciplina en ese momento, con vistas a mostrar tanto sus puntos fuertes, como sus inconsistencias. Creo que he logrado “meter el dedo en una llaga”. Es decir es una mina y os la quiero mostrar.

 

A la hora de explicar lo que es un suelo, es lógico buscar una definición, luego describir sus propiedades y finalmente analizar como y porqué se clasifica. Son los pilares más básicos, pero no por ello menos los menos complejos y apasionantes, de cualquier disciplina de las ciencias naturales. Ya hemos abordado en varias contribuciones el concepto de suelo. Seguidamente hemos mostrado más de diez representaciones conceptuales del sistema edáfico. Nos queda mostrar ahora como la edafosfera es percibida, caracterizada y clasificada, con vistas a realizar la tarea más básica de la edafología: el inventario del recurso edáfico.

 

Siempre he simpatizado con la escuela Rusa. V. V. Dokuchaev, fue el creador de la edafología, tal como la conocemos. Él generó un genuino cambio de paradigma en las ciencias del suelo, por cuanto nuestros antecesores hablaban de suelos, pero él creo la edafología dando un salto cuántico, y mostrando como los suelos son cuerpos “naturales” con sus propias leyes de organización.  No se han generado, por desgracia, más saltos cualitativos de tal envergadura desde finales del siglo XIX.

 

Mientras en occidente la edafología caía en una profunda crisis, los rusos siempre la han tenido como una ciencia bastante emblemática. Por razones geopolíticas por todos conocidos, los rusos no cayeron en muchas de las modas y veleidades del mundo occidental, lo cual ahora nos ofrece la oportunidad de conocer puntos de vista bastante originales y alejados de las corrientes en boga en el mundo occidental. Eso sí, comienzan a preocuparme. Presenté dos charlas y envié dos artículos a su revista oficial “Eurasian Soil Sience”, en el año 2004. El primero ya fue publicado Classical Pedology Questioned and Defended. Sin embargo, el segundo no tengo la menor noticia tras ser aceptado (a la Rusa: me dijeron que era correcto e hicieron pequeñas modificaciones que las acepté, remitiendo el manuscrito final con sus sugerencias. Desde entonces, ni carta de aceptación, ni nada de nada). Debido a que aparecerán otros artículos nuestros sobre estructuras formales de las clasificaciones en uno o dos meses, y el mentado está citado en sus referencias, albergo ciertas inquietudes. Si finalmente no sale, mis colegas creerán que soy un embustero. Esto también se puede considerar fraude. Acabo de escribir a mi amigo Pavel Krasilnivok  a ver si me saca de dudas.

 

Eurasian Soil Sciences, lleva el subtítulo de la primera revista de edafología jamás publicada: Pochvovedenie, que como era de esperar es rusa. Cuando empecé mi carrera profesional, todavía no se había implantado la moda de la política de “publica o perece”. A mi me gustaba enviar artículos a revistas extranjeras, y lo hice varias veces con la francesas y rusas (actividad que me ayudó después por motivos obvios). Mis compañeros decían que era un extravagante. Poco después ellos se verían obligados a hacer lo mismo. El problema de publicar en   Pochvovedenie, consistía en que, una vez traducido al ruso por un profesional, a ver quien era el “”guapo” revisa lsus defectos. Antes de la aparición de Eurasian Soil Sience”, o mejor dicho, antes de cambiar de título, los rusos publicaban en su idioma, y luego una selección de lo allí publicado era traducido al inglés en otra revista bajo el título de Soviet Journal of Soil Sciences. Pochvovedenie no estaba indexada la última sí. Uno de los dos trabajos que publiqué en ruso fue seleccionado, traducido y publicado en SJSS. Al principio, tras conocer la noticia, me sentí muy contento. Pero cuando ojeé el trabajo me quedé aterrorizado. Tantas manos, en otras tantas lenguas, habían trastocado el manuscrito original hasta el punto de generar numerosas deficiencias y errores. Lo guardé, metafóricamente hablando, en un cajón y no he vuelto a hablar de él. No volví a cometer el error de publicar en lenguas que no conociera. 

 

Adelantando un  poco el tema, la nueva taxonomía rusa alberga un “tronco” y “7 niveles jerárquicos 7” (como los carteles de las corridas de toros): Órdenes, Tipos, Subtipos, Géneros, Especies, Variedades y fases.  7 niveles 7”. Acordaros de este número porque es mágico y el núcleo central de parte de mis investigaciones actuales.

 

La Escuela Rusa y sus clasificaciones son marcadamente genetistas. En otras palabras clasifican los suelos en función de sus caracteres edafogenéticos.  Ahora bien, también es cierto que cada vez se asemeja más a la USDA-Soil Taxonomy. Resulta cursiona la simbiosis entre rusos y norteamericanos. Lo lógico hubiera sido que los colegas soviéticos se vincularan más con los europeos (de hecho existe una tal vinculación a través de las actividades del European Soil Buró). Sin embargo siempre han recibido la ayuda de sus colegas norteamericanos. Como ya apuntamos al hablar de Fridland, en una comunicación anterior, los judíos de origen ruso, parecen haber tenido mucho que ver en tal afable relación.

 

Para los amantes de las intrigas, tan solo un anticipo: Un Psicólogo Cognitivo norteamericano de nombre G. Miller, publicó en 1956 un clásico de la literatura en su materia, que lleva el título (in English of course): El número Mágico 7 más menos 2. Veremos su capital importancia a la hora de elaborar clasificaciones.

 

Por hoy vale ¿no?

 

Juan José Ibáñez

Para mi querida Yolanda, amante empedernida del número mágico 7

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8 comentarios

  1. Sr. Ibañez:

    Me siento halagado que una persona con tanta experiencia en la ciencia del suelo pueda motivar tan fácilmente a personas como yo, que sin saber mucho sobre la temática, hoy siento la necesidad de aprender.

    Muchas gracias, desde Santa Cruz de la Sierra, Bolivia.

    Olvis Camacho

  2. Sr. Camacho,

    Muchas Gracias por su comentario. Este es nuestro objetivo. Deseamos que los ciudadanos comienzen a apreciar la importancia de los suelos. Si lo vamos consiguiendo, poco a poco, estaremos satisfechos. Muchas gracias por seguirnos y un cordial saludo desde Madrid y Valencia (trabajo en ambos sitios). También el agradecimiento de los otros dos participantes en esta bitácora. Antonio López Lafuente y Carmen Lobo.

  3. No entiendo el sentido de tu pregunta. ¿Me la puedes explicar mejor?.

    Juanjo Ibáñez

  4. Disculpe los analisis con fines de clasificacion que ustedes llevan acabo son las del ISRIC o tienen otras metodologias, si es positiva su respuesta donde las puede consultar

  5. Maria,

    El ISRIC no tiene clasificación. Digamos que es una extensión de la FAO en casi todos los sentidos. Por tanto utilizan la WRB de 2006.

    En este blog, dependiendo de los datoa, a veces se utilizan las FAO antiguas y otras la WRB y a veces la americana. Todo depende de los datos disponibles en la literatura o bases de datos que consultamos. Sé que es un poco liado, pero es lo que hay, lamentablemente no se dispone de información mundial a todas las escalas con una clasificación unica.

    Lamentamos este hecho pero es inevitable.

    Saludos cordiales

    Juanjo Ibáñez

  6. es importante adentrarnos ala investigacion del suelo, porque devemos conocer primero antes que nada en donde estamos plantados o en que lugar vivimos, para saber los problemas que le atañen a nuestra madre tierra.

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