Cuando yo era estudiante, los profesores nos torturaban haciéndonos aprender clasificaciones una detrás de otra. Sinceramente, memorizar todo aquello era de lo más aburrido. Generalmente, nos las aprendíamos pocos días antes del examen o evaluación, olvidándolas tan rápidamente (o más) que el tiempo empleado en “digerirlas”. El problema estriba en la importancia vital de tales constructos. Sin embargo, también es cierto que no recuerdo que nadie nos hiciera entender la necesidad de memorizarlas, o al menos de saber sus principios, lógica y necesidades. Por tanto, en este post, describiremos muy brevemente para que sirven, así como su enorme importancia, tanto en la ciencia, como en la vida cotidiana. En realidad, nuestra mente se pasa gran parte del tiempo clasificando, ya que de no ser así, ni podríamos entender el mundo que nos rodea, ni comunicarnos debidamente con nuestros congéneres.  

 

 

 

Clasificación jerárquica

 

Cuando uno es muy pequeño, casi un bebé, comienza a señalar con sus deditos objetos preguntando a sus padres por su nombre. En su proceso de aprendizaje, seguirá preguntando, para más tarde darse cuenta que diferentes objetos forman parte de una misma clase. Por ejemplo hay muchos tipos de asientos: sillas, taburetes, butacas, mecedoras, etc. A tal proceso se le llama categorización, es decir formar categorías. Una ordenación de objetos en un numero más reducido de categorías, a las que pertenecen por su semejanza, resulta ser una clasificación.

 

Imaginémonos una familia de objetos o entidades concretas cualquiera, como puede ser el de los animales. A tal grupo de elementos les denominamos universo o población. Una clasificación consiste pues en identificar los elementos que lo constituyen y agruparlos en categorías en función de su parentesco o afinidad. La clasificación más simple se llama nominal y consiste en un mero listado de tales agrupaciones o categorías. Pero cuando su número es muy grande un listado resulta tedioso, existiendo constructos o estructuras mucho más refinadas que nos permiten agruparlas “ordenadamente”. Tal proceso nos ayuda a ordenar y entender el mundo. La más sencilla entre ella son las denominadas tablas, como lo es la clasificación de los elementos químicos en función de dos criterios, como podéis observar en la figura de abajo. Las filas son uno de ellos y las columnas el otro.

 

 

 

Clasificación periódica o periódica de los elementos químicos

 

Sin embargo, la mayor parte de los objetos de un determinado universo deben ordenarse en función de varios criterios, y desglosarlo en un gran número de categorías. Podéis imaginaros, por ejemplo, los pájaros o aves. Para diferenciar unas especies de otras se necesitan estimar muchas variables, como su tamaño, el color del pelaje, tamaño y curvatura del pico, longitud y anchura de las alas, etc., etc. También sabéis que existen miles de espacies de diferentes. Aquí, ni la lista nominal ni las tablas son una alternativa idónea por cuanto habría generar listados de cientos de páginas en el primer caso y rebuscar como podemos utilizar una tabla en el segundo (cuando es posible). Además, sabéis que ciertas categorías se parecen mucho a otras, o difieren bastante de aquellas. Un perro se parece más a un gato que a un gusano. ¿O no? Por tanto el proceso que la mente humana realiza es agrupar primero en grandes categorías, y para luego subdividir cada uno de ellas en grados de finura o parentesco creciente. Un lobo se parece más a un perro que a un gato, mientras que un león a los últimos que a los primeros. Así por ejemplo, todas las rapaces diurnas pertenecen a una categoría. Pero esta puede ser subdividida en otras, y así sucesivamente hasta llegar a las especies, las cuales no pueden dividirse más con los criterios que empleamos (soslayamos aquí los niveles de subespecies, etc. por cuanto no es necesario tenerlos en cuenta). Realicemos el proceso inverso, existen especies muy parecidas que se agrupan en los denominados géneros. Pero unos géneros se parecen mucho entre sí y se diferencian bastante de otros. Por tanto, agrupamos a los parecidos en una categoría más amplia a la que denominamos familias. Con estas últimas ocurre lo mismo, por lo que se genera la categoría llamada “ordenes” cuya misión consiste en reunir a las familias más emparentadas en grupos de afinidad. Finalmente, llegamos reiterando el mencionado proceso a agrupar todas las aves del mundo. Tal proceso es denominado “categorización anidada y al producto resultante le llamamos clasificaciones jerárquicas.

 

Veamos otro ejemplo someramente. Existen muchos tipos de música: étnica, clásica, contemporánea, etc. Pero todos sabéis que cada una de ellas puede dividirse en subgrupos. Así por ejemplo dentro de la contemporánea podemos discernir entre Rock, Pop, Soul, Jazz, Rap, etc. Sin embargo, existen muchos subtipos de ellas distintos, por lo que podemos subdividirlas nuevamente según su parentesco más estrecho (finura decreciente). Finalmente hablamos de Rock and Roll, Rock duro, Rock sinfónico, Heavy metal, etc. etc. (muchos de vosotros conocéis este tema más que yo).

 

 

Esquema de una clasificación jerárquica

Foto: Juan José Ibáñez

 

Una clasificación es un ordenamiento de los entes que forman parte de un universo concreto, pero también un lenguaje para comunicarnos con los demás sobre él. Imaginaros que no clasificáramos los elementos químicos, las aves o la música ¿Cómo podrías hablar con vuestros amigos y familiares? ¿Cómo podríais decirles lo que os gusta y lo que no, lo que habéis visto y lo que no? ¡Imposible!. Por la misma razón, es preferible una clasificación universal que una que se desarrolla por un colectivo más reducido (ya sea para un país, una nación o un gripo de amigos). Cuando más gente la entienda con mayor facilidad os comunicaréis. Por ejemplo, os conviene más aprender inglés que vietnamita. Tanto en la ciencia como en vuestra vida, las clasificaciones son indispensables. En este sentido, una clasificación o taxonomía (no distinguiremos aquí entre ambos conceptos, ya que no existe consenso entre los expertos) científica no difiere de cualquier otra más que en el uso de criterios y términos científicos.

 

Otro aspecto que debéis tener en cuenta es que existen “universos en el mundo” cuyos entes forman un continuo y no individuos discretos. Este es el caso, por ejemplo, del color. Su espectro varía de una forma continua (infinitos matices), pero nuestra forma de hablar resulta ser discreta. Sería casi imposible referirnos a ellos si no los categorizáramos en clases discretas. Lo mismo ocurre por ejemplo con el relieve terrestre. Al proceso de subdividir un continuo en categorías lo denominamos “cosificar” (dividir algo en cosas). Resulta ser un atributo cognitivo innato a la menta humana. Incluso la imagen del espectro de color que podéis ver abajo, ya ha sido discretizada por el individuo que elaboró el gráfico. En la siguiente figura, ya veis como se cosifican en colores a los que les imponemos un nombre: azul, verde, rojo, etc. Pero como una enorme cantidad de rojos, azules verdes……  distinto,s nos vemos obligados a realizar otra clasificación de cada uno de ellos, con vistas a precisar más. Tal proceso dará ineludiblemente lugar a otra clasificación jerárquica.

 

 

Espectro de colores

 

 

 

Categorización de los colores                

 

Veamos finalmente un ejemplo sencillo, se basa en una clasificación de las partículas minerales del suelo y los sedimentos. El criterio empleado es simple, tan solo su tamaño o diámetro. Fijaros bien en ella., y pensar que habéis aprendido.

 

 

Clasificación del American Geophysical Union

para materiales sedimentarios

 

Grupo

Clase

Tamaño en mm

Bolos

Bolos muy grandes

2048-4096

 

Bolos grandes

1024-2048

 

Bolos medianos

512-1024

 

Bolos pequeños

256-512

Cantos

Cantos grandes

128-256

 

Cantos pequeños

64-128

Gravas

Grava muy gruesa

32-64

 

Grava gruesa

16-32

 

Grava mediana

8.0-16

 

Grava fina

4.0-8.0

 

Grava muy fina

2.0-4.0

Arenas

Arena muy gruesa

1.0-2.0

 

Arena gruesa

0.5-1

 

Arena mediana

0.25-0.5

 

Arena fina

0.125-0.25

 

Arena muy fina

0.0.62-0.125

Limos

Limo grueso

0.031-0.062

 

Limo mediano

0.016-0-031

 

Limo fino

0.008-0.016

 

Limo muy fino

0.004-0.008

Arcillas

Arcilla gruesa

0.002-0.004

 

Arcilla mediana

0.001-0.002

 

Arcilla fina

0.0005-0-001

 

Arcilla muy fina

0.00024-0.0005

 

Vemos que existen dos niveles jerárquicos a los que denominamos grupo y clase. Cada uno de ellos incluye un rango de tamaño de partículas concreto y exclusivo. Si nos hubiéramos conformado con dividir a nivel de grupo, tendríamos una jerarquía de un nivel, lo cual equivale a decir que una lista, el tipo más sencillo de clasificación. Pero esta se ha dividido en otra jerárquicamente anidada, con vistas a que los que la utilicen puedan precisar mejor el tamaño de partícula a la que quieren referirse. Sin embargo, hay algo que aun permanece oculto. Si volvéis a  examinar la tabla con atención, el tamaño de las partículas varía en continuo, es decir cuando termina una clase empieza otra. No hay lagunas o discontinuidades entre cada clase de la categoría. Se trata pues de un constructo tan artificial como el del caso de los colores. No obstante, de no actuar así, no sería posible referirnos a los tamaños de las partículas del suelo y sedimentos de tal forma que nos entendieran los demás, a no ser que diéramos el tamaño exacto. Y ese es el problema. Podemos, con un poco de experiencia, observar y clasificar a simple vista, pero no estimar exactamente su diámetro. Resulta mucho más fácil apelar a la experiencia sensible (observación) que llevar miles de aparatos para dar cuenta de los diferentes “universos” que tenemos que observar a nuestro alrededor ¿ O no?

 

Resumiendo, los conceptos claves que debéis retener son los siguientes: categorización, cosificación, clasificación (nominal, tablas y jerarquías), ordenación de un universo, lenguaje y comunicación. A veces es tedioso y aburrido aprender y memorizar clasificaciones, sin embargo es absolutamente imprescindible. Se trata de una tarea dura, pero necesaria. Todos hemos pasado por tal tortura. Sin embargo, los que con disciplina y un poco de sacrificio las han terminado por memorizar, tendrán ventaja sobre los demás, no solo en la escuela, sino a la hora de comunicarse y vivir. Más aun, si entendéis la lógica de una clasificación o taxonomía, más fácil os será retenerla en vuestra mente.

 

Juanjo Ibáñez.  

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