Ya os comentaba u os comentaré en otros post (dependiendo de cuando y en que orden los edite), que el concepto de suelos zonales fue muy popular hasta mediados del siglo XX, para luego caer en el desprestigio y como corolario, desaparecer casi por completo de la literatura modera. Si ha persistido en algunos casos, se ha debido más a su influjo en nuestras mentes. Efectivamente existen conceptos que resultan difíciles de erradicar por atesorar “un cierto encanto”, a pesar de lo que opine el establishment. Pues bien, en el verano de 2011 andaba un tanto atareado en la redacción de cuatro documentos (ya sea para su remisión a revistas o como capítulos para alguna monografía, o como libro, que de todo hay). Pues bien, junto con los amigos Alfred Zinck y Carmelo Dazzi, estábamos llevando a cabo un análisis de los suelos de las regiones biogeográficas de Europa (edité un post para cada una de ellas; ver relación al final de este). Ya en la última fase de redacción del documento, observamos como ese antiguo y desacreditado esquema de suelos zonales, intrazonales y azonales, mantiene toda su vigencia si llevamos a cabo algunas matizaciones, como lo son tener en cuenta la escala de las cartografías (o bases de datos de suelos georeferenciadas) y la extensión del territorio a estudiar. Podemos adelantar que, a nivel del continente Europeo, el concepto de suelos zonales mantiene toda su vigencia. La refutación que ha venido llevando a cabo una buena parte de la comunidad de edafólogos se diluye como un azucarillo al entrar en contacto con un café calentito.

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Suelos Circumpolares del Hemisferio Norte. Fuente ESB, JRC, EU

En nuestro curso básico sobre filosofía y sociología de la ciencia, ya os comentábamos que ciertas ideas, conceptos y modelos primariamente aceptados y después refutados, podían retornar a ser vigentes tras otra serie de análisis ulteriores. Tal hecho ha ocurrido en numerosas ocasiones. A menudo se descartan constructos modelo teóricos con una ligereza impropia de la comunidad científica. Personalmente considero que los argumentos esgrimidos para ciertos rechazos se encuentran carentes de fundamento, emergiendo tras ellos el capricho del establishment que da lugar a modas (como alguien incluya la idea de suelo zonal en el borrador de un paper se lo rechazan por ignorante).Y este ha sido el caso por muchos decenios. Empero los datos están ahí para corroborar o refutar teorías e hipótesis.

Uno de los principales argumentos contra el concepto de zonalidad en suelos estriba en que antaño se abusó de él aplicándolo más allá del dominio de su validez. Y tal hecho ocurrió, tanto el el caso de este constructo como con el ciclo de denudación continental de Davis en geomorfología, por citar tan solo dos ejemplos.  Sin embargo, el uso o abuso indebido de un modelo conceptual no debiera desacreditar de ningún modo al mismo, sino al que lo aplican de tal manera. Y esto es lo que efectivamente acaeció con el que da cuenta de los suelos zonales (comentar el otro no es materia que concierna a este post). Nosotros lo hemos defendido en varias ocasiones, como en esta.

Un suelo  (o suelos) zonal(es) es(son) aquel(los) que se presupone(n)  dominante(s) bajo una región con un bioclima (clima-vegetación) concreto, así de simple, aunque a veces se omita la componente vegetal, lo cual no suele afectar al resultado, en gran medida. Ahora bien, no es lo mismo llevar a cabo tal análisis a escala planetaria o continental que en espacios geográficos concretos y pequeños. El dominio de validez del concepto de suelos zonales varía, como ya hemos mentado en función del tamaño de área de estudio. Y así, los suelos zonales a escala global no coinciden “exactamente con los que debieran ser considerados a nivel continental. A niveles más detallados ocurre lo mismo aunque de un modo aun más pronunciado. Ahora bien, al margen de que algunos permanezcan como tales con independencia del nivel de resolución y amplitud del territorio estudiado, otros no. Por tanto, se trata de un concepto cuyos resultados dependen de la escala, lo cual ocurre en multitud de ocasiones, sin que les reste un ápice de “cientificidad”. Lo que debe entenderse y sopesase es la dependencia de esta última. En otras palabras, uno debe especificar que un edafotaxa en concreto es zonal, azonal e intrazonal a una escala concreta y para un territorio determinado. De cualquier modo, en donde la zonalidad atesora una mayor relevancia resulta ser a nivel global, de bioregión y ecozona.

Más aun, al no rechazar tal modelo conceptual nos percatamos de varios hechos muy interesantes que luego corroboramos con los tipos de vegetación. Dos de las regiones biogeográficas establecidas por la Agencia Europea de Medio Ambiente (EEA) resultan estar bajo sospechosas, debido tanto a la ausencia en ellas de taxones idiosincrásicos (suelos endémicos), así como a consecuencia de que sus ensamblajes edafológicos están estrechamente emparentados con los de las unidades biogeográficas adyacentes de las que se segregaron. Este es al caso de la región Panónica, que resulta ser una mixtura entre la edafosfera continental y la estépica, y especialmente la del Mar Negro, que también incluye paisajes de suelos típicamente mediterráneos, junto a los de las tres regiones previamente mentadas. En otras palabras, la última no es más que un enorme punto caliente de biodiversidad. Si la primera pudiera salvarse dentro del esquema bio-regional de la EEA, la segunda no puede defenderse desde ningún punto de vista.  Por muy hiperdiverso que sea el delta del Danubio, su inclusión como bioregión es un atentado contra este propio concepto. Resulta palmario que en las fronteras entre varias de estas unidades biogeográficas la biodiversidad siempre será mayor (efecto de ecotono) que en las áreas más puras de estos constructos geográficos. Una desafortunada decisión política, llevada al mundo de la ciencia bajo un intenso maquillaje verborreíco.  En la galería de fotos denominada Mapas de los Suelos de Europa WRB vamos incluyendo, poco a poco, las cartografías de cada edafotaxa en Europa. Vosotros mismos iréis comprobando la zonalidad de un buen número de edafotaxa. Eso si, una advertencia: el concepto de suelo zonal funciona mucho mejor al primer nivel de la WRB de 1998 que al segundo, por cuanto en este último caso, algunos edafotaxa son dominantes (y ocasionalmente exclusivos) en otras regiones e incluso ausentes en la que al primer nivel de su edafotaxa jerárquicamente superior deviene en zonal.   

Finalmente, en otro post os hablaremos de los denominados suelos minoritarios y endémicos, por cuanto sobre este tema no se ha trabajado prácticamente nada. Alfred y este servidor acabamos de clasificar los suelos minoritarios de Europa en cuatro categorías. Ya os hablaremos de ello.

Juan José Ibáñez

Pd. La Escuela Rusa, de donde surgió el suelo de zonalidad, nunca ha hecho ascos a tal concepto.

Post Sobre los Suelos de las Regiones Biogeográficas de Europa y Alguno Más relacionado con el Tema

Suelos Zonales, Azonales e Intrazonales

Los Tipos de Suelos de los Continentes y de la Edafosfera Global

Biomas del Mundo y la Diversidad de Sus Suelos

Suelos Dominantes de las Regiones Biogeográficas de Europa

Suelos y Vegetación de la Región Biogeográfica Ártica

Suelos y Vegetación de la Región Biogeográfica Boreal

Vegetación y Suelos de las Áreas Montañosas

Suelos y Vegetación de la Región Biogeográfica Atlántica

Vegetación y Suelos de la Región Biogeográfica Continental

Suelos y Vegetación de la Región Biogeográfica Estépica

Suelos y Vegetación de la Región Biogeográfica Panónica

Vegetación y Suelos de la Región Biogeográfica Mediterránea

Suelos y Vegetación de La Región Biogeográfica del Mar Negro

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