El Planeta Tierra que Vino del Espacio Exterior (o como el polvo cósmico es material parental del suelos)

La Tierra forma parte del Universo. ¡No podía ser de otra forma!. Por lo tanto que el agua, otros materiales (orgánicos e inorgánicos) e incluso la vida misma procedan del espacio exterior no debía extrañar a nadie. Al fin y al cabo este Planeta Azul se formo por la acreción de fragmentos de menor tamaño denominados planatesimales que pululaban por el sistema solar en sus incios. Y así, se rivaliza sobre si el agua procedió de aquellos, de cometas o de meteoritos, cuando en realidad no son orígenes excluyentes, aspecto que al parecer omiten casi todos los expertos (y las notas emitidas por sus gabinetes de prensa y boletines de noticias). Este tema comienza recordarme a los apasionados del futbol en un determinado país (¿O eres del Real Madrid o del Barcelona; Del Boca o del River, etc.), aunque lamentablemente lo mismo podría decirse de los partidarios incondicionales de los partidos políticos, con independencia de que dirigentes destaquen por su  buena gobernanza (algo que comienza a parecerme inaudito) o por sus desastrosas decisiones (la regla, por desgracia) También en edafología soslayamos que la edafosfera recibe anualmente una enorme cantidad de polvo cósmico que se deposita sobre ella. Y como algunos señalan que nos llueven del espacio doce millones de toneladas anualmente, algún plumillas se atreve a señalar que la Tierra engorda. ¡Obesidad, gran peligro de la humanidad!. Sin embargo, también los expertos en ciencias del suelo debieran calcular cuanta materia nos escupe el cosmos a la biosfera, por metro cuadrado, cada mil años. Tal vez podríamos considerar este como parte del material parental del medio edáfico (unos cálculos que parezcan respetables, una redacción impecable y ….paper publicado). ¡Esto es Holliwood! Más aun, como ciertos microrganismos e invertebrados del suelo atesoran formas viables que pueden sobrevivir en el espacio extraplanetario, pues también podría postularse que la vida nos llovió del cielo ¡Aleluya! Nada contradice las sagradas escrituras, por mucho que algunos colegas hablen de verdad científica y mística despreciable. Los científicos ya no saben que hacer por publicitar sus noticias, cuando en el fondo en muchas controversias barajan las mismas hipótesis desde hace decenios. Y si un vocablo como el de panspermia (la vida vino del espacio) ya no vende, vuelven a inventar otro que lo sustituya, como el de litopanspermia, cambiando un poco el énfasis de ciertos aspectos insustanciales.  Y así el viejo vino se vende en nuevas botellas “ad nauseam. Eso si, lo mismo ocurre con la archiconocida controversia sobre si la extinción de los dinosaurios: ¿fue causada por el impacto de un gran meteorito o por un descomunal periodo de actividad volcánica?. Tras décadas de debate seguimos sin poder asegurar nada. Dos aspectos me resultan soberanamente preocupantes. El primero es que este tipo de investigaciones inducen a que sigamos pensando “que este planeta habitable” permanece colgado del cielo “solito solo” “para siempre jamás”, cuando formamos parte de un inmenso sistema cósmico del que apenas sabemos nada. Pero esta frase no es exacta ya que la Tierra terminará posiblemente atomizada dentro de miles de millones de años, si el hombre no lo impide antes. ¡Polvo eres y en polvo te convertirás! Nada contradice las sagradas escrituras. Pero en la teoría de sistemas, todos sus elementos se encuentran conectados de “alguna forma”. ¿Vale? ¿No es el cosmos un sistema único e indisociable? La segunda cuestión es más recalcitrante desde el punto de vista del método científico. Los investigadores tienden a despreciar las humanidades, por cuanto no tienen poder predictivo y sus enseñanzas son subjetivas, es decir no corroborables mediante el método científico. Empero ¿lo son este tipo de disputas y las evidencias más que indirectas aportadas por los profetas de las respectivas escuelas científicas rivales?. Si una teoría no es corroborable ¡en la práctica!, no podemos hablar de teoría científica. Este es el problema de las ciencias históricas, mal que nos pese. Y el tipo de investigaciones mentadas lo es, al menos hoy por hoy. Dicho en cristiano: no se trata más que de conjeturas. No hay teoría científica alguna que sustente este tipo de asertos (que se vende como ciencia) también en las revistas especializadas. El que el planeta Tierra se formara de golpe (algo que la ciencia descarta) o que se fuera construyendo progresivamente (conjetura más plausible) no elude que todo proceda de “otro sitio”, ese “más allá” que no  nos informa de nada.  Eso sí, reitero a que alguien prueba a publicar un paper sobre si la materia que nos llueve en forma de “polvo cósmico” es la suficiente como para considerarla material parental de los suelos terrestres. Su aceptación en una revista de alto standing dependerá de (i) el prestigio de alguno de los firmantes; (ii) de que la redacción del artículo sea ingeniosa y (iii) que alguno de los autores se encuentre bien conectado con los editores. Y mientras la mayoría de los ciudadanos del Planeta Tierra sufren todo tipo de penalidades, se nos apabulla con tanta noticia sobre el cosmos para que nuestras cabezas sigan en la luna o más allá, flotando por los espacios siderales sin rumbo conocido. La globalización económica desea que los ciudadanos seamos bobos, incultos y manejables. Y para los que no caen en los nacionalismos patrios y/o en las fauces del deporte, porque se creen más cultos (…) los poderes fácticos les regalan este tipo de entretenimientos.  Primero el calentamiento climático y una vez perdida aquella guerra, ahora levantemos la cabeza y miremos al cielo, a ver que nos cae. La ciencia intenta remplazar a las religiones, pero finalmente no se tiene imaginación alguna ni para cambiar sus rituales. Y como Dios está en el cielo y las antiguas civilizaciones analizaban constantemente la posición y movimiento de los astros (…), eso si con propósitos más terrenales (…) Os dejo con algunas de las miles de noticias que sacuden los medios de comunicación a diario.  ¡Todo vino del espacio!. ¡No podía ser de otra forma!, excepto quizás la estupidez humana.

Juan José Ibáñez

del-cielo-al-suelo

¿Qué nos trajo el espacio Exterior?. Fuente: Blog El Sofista

Asteroid Ice May Be Living Fossil With Clues to Oceans Origins

ScienceDaily (Apr. 28, 2010) — The first-ever discovery of ice and organic molecules on an asteroid may hold clues to the origins of Earth’s oceans and life 4 billion years ago.

University of Central Florida researchers detected a thin layer of water ice and organic molecules on the surface of 24 Themis, the largest in a family of asteroids orbiting between Mars and Jupiter.

Their unexpected findings are published April 29 in Nature, which will feature two complementary articles by the UCF-led team and by another team of planetary scientists.

«What we’ve found suggests that an asteroid like this one may have hit Earth and brought our planet its water,» said UCF Physics Professor Humberto Campins, the study’s lead author.

Some theories suggest asteroids brought water to Earth after the planet formed dry. Scientists say the salts and water that have been found in some meteorites support this view.

Using NASA’s Infrared Telescope Facility in Hawaii, Campins and his team of researchers measured the intensity of the reflected sunlight as 24 Themis rotated. Differences in intensity at different wavelengths helped researchers determine the makeup of the asteroid’s surface.

Researchers were surprised to find ice and carbon-based compounds evenly distributed on 24 Themis. More specifically, the discovery of ice is unexpected because surface ice should be short lived on asteroids, which are expected to be too warm for ice to survive for long.

The distance between this asteroid and the sun is about three times greater than between Earth and the sun.

Researchers will continue testing various hypotheses to explain the presence of ice. Perhaps most promising is the possibility that 24 Themis might have preserved the ice in its subsoil, just below the surface, as a kind of «living fossil» or remnant of an early solar system that was generally considered to have disappeared long ago.

Campins’ team is made up of scientists from UCF, the University of La Laguna in Spain, University of Southern Maine, University of Maryland, Universidade Federal Do Rio De Janeiro in Brazil, NASA-Ames Research Center and NAIC-Arecibo Observatory in Puerto Rico.

Story Source: Adapted from materials provided by University of Central Florida. Original article written by Christine Dellert.

Journal Reference:Humberto Campins, Kelsey Hargrove, Noemi Pinilla-Alonso, Ellen S. Howell, Michael S. Kelley, Javier Licandro, T. Mothé-Diniz, Y. Fernández, Julie Ziffer. Water ice and organics on the surface of the asteroid 24 Themis. Nature, 2010; 464 (7293): 1320 DOI: 10.1038/nature09029

Evidence of Water Ice and Organic Materials on Asteroid’s Surface

ScienceDaily (Apr. 28, 2010) — Asteroids may not be the dark, dry, lifeless chunks of rock scientists have long thought.

Josh Emery, research assistant professor with the earth and planetary sciences department at the University of Tennessee, Knoxville, has found evidence of water ice and organic material on the asteroid 24 Themis. This evidence supports the idea that asteroids could be responsible for bringing water and organic material to Earth. The findings are detailed in the April 29 issue of the journal Nature.

Using NASA’s Infrared Telescope Facility on Hawaii’s Mauna Kea, Emery and Andrew Rivkin of Johns Hopkins University in Laurel, Md., examined the surface of 24 Themis, a 200-kilometer wide asteroid that sits halfway between Mars and Jupiter. By measuring the spectrum of infrared sunlight reflected by the object, the researchers found the spectrum consistent with frozen water and determined that 24 Themis is coated with a thin film of ice. They also detected organic material.

«The organics we detected appear to be complex, long-chained molecules. Raining down on a barren Earth in meteorites, these could have given a big kick-start to the development of life,» Emery said. Emery noted that finding ice on the surface of 24 Themis was a surprise because the surface is too warm for ice to stick around for a long time.

«This implies that ice is quite abundant in the interior of 24 Themis and perhaps many other asteroids. This ice on asteroids may be the answer to the puzzle of where Earth’s water came from,» he said.

Still, how the water ice got there is unclear.

24 Themis’ proximity to the sun causes ice to vaporize. However, the researchers’ findings suggest the asteroid’s lifetime of ice ranges from thousands to millions of years depending on the latitude. Therefore, the ice is regularly being replenished. The scientists theorize this is done by a process of «outgassing» in which ice buried within the asteroid escapes slowly as vapor migrates through cracks to the surface or as vapor escapes quickly and sporadically when 24 Themis is hit by space debris. Since Themis is part of an asteroid «family» that was formed from a large impact and the subsequent fragmentation of a larger body long ago, this scenario means the parent body also had ice and has deep implications for how our solar system formed.

The discovery of abundant ice on 24 Themis demonstrates that water is much more common in the Main Belt of asteroids than previously thought.

«Asteroids have generally been viewed as being very dry. It now appears that when the asteroids and planets were first forming in the very early Solar System, ice extended far into the Main Belt region,» Emery said. «Extending this refined view to planetary systems around other stars, the building blocks of life — water and organics — may be more common near each star’s habitable zone. The coming years will be truly exciting as astronomers search to discover whether these building blocks of life have worked their magic there as well.»

The scientists’ discovery also further blurs the line between comets and asteroids. Asteroids have long been considered to be rocky and comets icy. Furthermore, it was once believed that comets could have brought water to Earth. This theory was nixed when it was discovered comets’ water has different isotopic signatures than water on Earth.

Now, due to Emery and Rivkin’s findings, many wonder if asteroids could be responsible for seeding Earth with the ingredients for life.

The researchers’ work was supported by the NASA Planetary Astronomy program.

Story Source: Adapted from materials provided by University of Tennessee at Knoxville, via EurekAlert!, a service of AAAS.

Journal Reference: Andrew S. Rivkin, Joshua P. Emery. Detection of ice and organics on an asteroidal surface. Nature, 2010; 464 (7293): 1322 DOI: 10.1038/nature09028

El agua que llenó los océanos llegó a bordo de meteoritos

Hay que dar gracias a Júpiter por el gran regalo de la vida en la Tierra. De no ser por Júpiter, hoy habría un planeta más en el sistema solar. Pero su enorme gravedad impidió que las semillas de aquel planeta se unieran en una esfera. Las condenó a ser asteroides en lugar de planeta. Pequeños astros sin atmósfera que yerran dispersos alrededor del Sol.

FUENTE | La Vanguardia Digital 10/05/2010

Aquellos asteroides son los que trajeron gran parte del agua que hay hoy en la Tierra: los que llenaron los océanos y aportaron el ingrediente principal de nuestros cuerpos, según concluyen dos investigaciones independientes presentadas el 29 de abril en la revista Nature.

En una persona de 70 kilos, por ejemplo, unos 50 kilos son agua que llegó en asteroides y cometas. Pueden mirarse en un espejo de cuerpo entero para hacerse una idea de lo que eso significa. Desde los pies hasta la altura del pecho: el equivalente a todo eso es agua que nos llegó del sistema solar exterior. Somos, por decirlo de algún modo, gotas de asteroide.

Las dos investigaciones presentadas en Nature han analizado la superficie del asteroide 24 Themis, que, con 198 kilómetros de diámetro, es uno de los mayores que hay entre las órbitas de Marte y Júpiter. Los análisis se han realizado con la técnica de espectroscopia, que permite identificar la composición química de un astro. Los resultados muestran que toda su superficie está cubierta de una fina capa de hielo, informa Javier Licandro, investigador del Instituto de Astrofísica de Canarias y coautor de uno de los dos trabajos.

Lo cual plantea un enigma. 24 Themis orbita a unos 480 millones de kilómetros del Sol, unas 3,2 veces más lejos que la Tierra, y la temperatura media en su superficie es de unos 115 grados bajo cero. Con su diminuta gravedad, y encontrándose relativamente cerca del Sol, es inevitable que su hielo superficial se pierda lentamente en el espacio en forma de vapor. Por tanto, tiene que haber una fuente de agua que restituya el hielo a medida que se pierde. Según los investigadores, el agua procede probablemente del interior del asteroide.

Nunca antes se había detectado agua en un asteroide, informa Licandro. Estudios anteriores «se han limitado a asteroides grandes y bastante cercanos a la Tierra», que posiblemente ya han perdido su agua original después de 4.600 millones de años tomando el sol. Pero las nuevas observaciones implican que «el agua helada es más común en los asteroides de lo que se pensaba», escriben los investigadores en Nature.

Los asteroides emergen así como el origen probable de gran parte del agua que bebemos. Las investigaciones sobre la historia del sistema solar indican que la Tierra primitiva era demasiado cálida para albergar agua líquida o helada. Por tanto, el agua que llenó los océanos y alumbró la vida tuvo que venir del espacio una vez que se hubo enfriado la Tierra.

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Un comentario

  1. La verdad que es increíble como se formó el universo y lo más increíble si es que cabe es la existencia de este planeta tierra. Yo en mi sitio web que tengo sobre el planeta, que pueden verlo en mi nombre de usuario, hablo sobre el planeta y la verdad es que me fascina este mundo. Muchas gracias a los redactores de este gran blog, por proporcionarnos información tan interesante como esta. Un cordial saludo.

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