¿Feliz? Año 2017?: El Imperio de la Dictadura Financiera, los Populismos y el Papa Francisco

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Fuente: Colaje Google imágenes

Tras este post retornaremos a nuestras habituales entregas que versan sobre el mundo de las suelos y ecología. Tras redactarlo el 30 de diciembre de 2006, horas después, observe como se anunciaba en RTVE que el vocablo populismo, por el uso masivo que del mismo hacen los políticos, así como debido a la ambigüedad del térmico había tenido el dudoso honor de ser nominado palabra del año. Ya nos anticipamos el día de noche buena. Tal hecho constata que no se trata de una fobia personal sino de un hecho consumado. Francisco, Trump y el Populismo ¿¿??

Ya os hablamos hace una semana, en la Nochebuena de 2016, sobre, la falacia inherente cuando se atenta contra los denominados populismos y la demonización que la dictadura financiara hace de este vocablo con vistas a  atemorizar a los ciudadanos con cualquier ideología que atente contra sus zafios intereses. Y es que el verdadero, aunque oculto, lema del neoliberalismo económico es el Efecto San Mateo: “«el rico se hace más rico y el pobre se hace más pobre». Al referirme a la ciudadanía en general ¿Puedo pues desear Un: “feliz año 2017”?. Ojalá, pero los que nos oprimen siguen atesorando el poder y aún no han terminado de demoler los escasos y desiguales derechos sociales que disfrutábamos en el pasado y tan solo en algunos Estados. Todos los que no piensan como ellos son tachados con el estúpido vocablo de Populisistas o radicales. Es decir ellos son las clases elitistas y los demás un grupo de extremistas que atentan contra sus intereses. Pero que ¿qué características tiene el populismo?. Personalmente, lo digan o no, ninguna. Se trata denostar a todos aquellos que no se encuentran de acuerdo con la dictadura financiera, con independencia de menudencias tales como si son de izquierdas, derechas, xenófobos, defensores de la justicia social, creyentes o ateos, etc. etc. Todo comenzó a finales de la década de los 80 del siglo pasado con los Acuerdos de libre Comercio, que terminaron por imponer La globalización del Neoliberalismo. Y que nos dice esa radical e irreverente enciclopedia universal denominada Wikipedia?: «Globalización económica (Los principales agentes o impulsadores de la globalización son los bancos y las empresas multinacionales)«. Y sus consecuencias sobre la población y las enormes desigualdades que genera en todo el mundo. Un Dios para ellos, y el diablo para el resto de los seres humanos del mundo, es ese detestable personaje llamado, Milton Friedman, quien propuso y desarrolló las bases teóricas de una ideología que hoy nos esclaviza. Y sus huestes escasas pero muy poderosas se afanan “denodadamente” en seguir sus enseñanzas e imponerlas, si o sí a todos los hombres y mujeres del Planeta. Hablamos de los Chicago Boys. Si en EE.UU. han triunfado durante 2016 los republicanos más recalcitrantes y en UK los defensores  del Brexit, se debe al hartazgo mal canalizado de unos electores manipulados con propaganda insidiosamente maniquea (El año en el que el mundo viró hacia la extrema derecha).

Ellos realmente  deseaban castigar con sus votos contra una de las principales armas de los chicago Boys, es decir la Deslocalización industrial. Por la izquierda lo intentaron Syriza en Grecia y después Podemos  en España. Pero ese es otro tema. Que nos dice de nuevo Wikipedia (esa pandilla de radicales antisistema, que intentan informar al 99,99% de la población, ajenos a la  influencia de los que ostentan el poder?.  Mostremos unas pocas líneas introductorias:

Deslocalización industrial y su efecto sobre el incremento de las desigualdades sociales (Ricos más ricos, pobres más pobres ) y el paro laboral en aquellos países en los que antaño sus trabajadores disfrutaban de un mayor bienestar social…..

Un ejemplo lo podréis observar en el acoso y derribo de la política de los países pertenecientes al comunismo o socialismo andino. No voy a juzgar las bondades y defectos de este último movimiento latinoamericano, pero cualquier atisbo de salirse del imperialismo financiero termina siendo anulado inmisericordemente.  Así, por poner un ejemplo, puede leerse, en Chile los «Chicago Boys» defienden «sin anestesia» su modelo económico, aunque lo mismo opinarán la inmensa mayoría de los argentinos, brasileños, etc.  ¿Os extraña pues que el Papa Francisco (Jorge Mario Bergoglio) defienda queLa globalización sólo es buena si respeta a la persona?. No debería, ya que se encuentra cargado de razón, como veremos más adelante. Por lo tanto, tampoco debería sorprender leer en los rotativos de prensa titulares de la siguiente guisa:La Guerra Fría del Papa Francisco a Macri ”.

Pero sigamos ahora con la otra populista descripción, no muy distante de las opiniones vertidas en la también populista Wikipedia (no la han borrado de Internet porque aún no se atreven pero….. de seguir así….:

¿A quién beneficia la globalización?“Según la globalización, el mundo es una gran cadena de producción de bienes, distribución comercial y mercados consumidores. Por tanto, toda etapa del proceso comercial puede darse en cualquier parte del planeta, y solo dependerá de si resulta beneficiosa para las multinacionales. Estas multinacionales son empresas de grandes dimensiones afincadas en un país concreto pero que operan en otros a través de filiales.(…). Las empresas internacionales necesitan un gran apoyo financiero para funcionar y esto lo logran de los grandes bancos multinacionales, que facilitan el crecimiento del capital financiero a través de las inversiones en las bolsas de valores de todo el mundo. Los bancos multinacionales actúan unidos en grandes consorcios financieros. También existen organismos financieros internacionales como el Banco Mundial (BM) y el Fondo Monetario Internacional (FMI) que son instituciones de asistencia financiera y técnica que condicionan sus préstamos a que los países adopten políticas destinadas a eliminar las barreras a la libre circulación del capital…..».

Pues bien, tomemos como Ejemplo el FMI (Fondo Monetario Internacional) que “debiera” estar dirigida por mentes sabias y cautelosas que velaran por el bienestar de las personas. ¿Qué nos dice de nuevo Wikipedia sobre los últimos dirigentes de este organismo internacional que recomienda a todos los países del globo como deben mejorar la economía para el bienestar de todos nosotros? Al detallar quien han sido sus últimos tres directores en su capítulo La oscura ideología del Fondo Monetario Internacional: Es decir, Rodrigo Rato (7 de junio 2004 – 31 de octubre 2007); Dominique Strauss-Kahn (1 de noviembre 2007 – 18 de mayo 2011), y Christine Lagarde (5 de julio 2011 – actualidad) ya comienzan a desvelar su ¿buen hacer? y sus desvelos en pro de la humanidad, hasta el punto de tener serios problemas por la justicia y ser imputados. Por ejemplo, si leemos otras noticias sobre estos tres personajes nos enconramos co0n títulos tan esclarecedores como: Detenido en EE UU el director del FMI por agresión sexual a una camarera); El fiscal pide cuatro años y medio de cárcel para Rato por las tarjetas black, entre otras muchas imputaciones por fraude y mala praxis financiara: luego, a menudo alegan “pio, pio era tan solo una oveja negra” (El FMI critica con dureza la etapa de Rodrigo Rato al frente del …). Pero de nuevo se les vuele a ver el plumero ya que , Christine Lagarde sucumbe también a la ‘maldición judicial’ del FMI, Tras Strauss-Kahn y Rato, es el tercer responsable del organismo con problemas con la justicia “los millones y el trapicheo por maldición”. ¡Vaya, vaya!, no son tan buenos ni tan honestos, según los órganos judiciales de diversos países. Más aún, algún antiguo imperio comunista no quiso quedarse atrás, sino tomar la delantera, con  políticas denominadas   veleidosamente China, un país dos sistemas. Y así un rotativo español, con bastante guasa publico la siguiente nota de prensa: Strauss Khan, Rodrigo Rato, Christine Lagarde… Qué gran director del FMI hubiese sido Iñaki Urdangarin”. Para todos aquellos que no conozcan a Iñaki tan solo reseñar que se trata de un antiguo ídolo deportivo español que también va camino de la cárcel. ¿Quién puede fiarse pues de un organismo como el FMI?. Populismo RAE y el curioso cambio de la RAE a la definición de la palabra ‘populista’

En muchos países ya ni atesoramos de Prensa escrita crítica contra la dictadura financiera. Este es el caso por ejemplo de La opinión del Diario El país, antes de que su línea editorial fuera virando descaradamente en defensa de la dictadura financiera.

¿Pero a lo que vamos. Es el Papa Francisco un populista, radical antisistema?. Pues va a ser que sí, aunque los chicago boys y sus adláteres no deseen verse engullidos en este asunto, por la cuenta que les trae.  En el siguiente artículo, que lleva por título Las 4 cosas que el Papa Francisco les dice a los pobres

Comprobaréis la veracidad de mi aserto. Su opinión no dista mucho de la de cualquiera de los que nos oponemos a la insoportable opresión de la susodicha dictadura financiara. Y tras leer la nota que os expongo abajo, veamos quien me lleva la contraria.

Pues si toquemos madera, crecemos los dedos o recemos (según credos) con vistas a que en 2017 alguien logre enfrentarse con fuerza contra los que nos oprimen sin misericordia.

Juan José Ibáñez

Leamos pues la opinión del Papa Francisco…. y alguna más

Las 4 cosas que el Papa Francisco les dice a los pobres

03 Dic 2016 por Ignacio Ramonet (Periodista y escritor. Director de ‘Le Monde Diplomatique’ en español)

Tras los dos primeros encuentros –Roma, 2014 y Santa Cruz (Bolivia), 2015–, el III Encuentro Mundial de los Movimientos Populares tuvo lugar en Roma del 3 al 5 de noviembre pasado. Participaron en el evento unos 200 activistas de entre los más pobres de la Tierra (cartoneros, recicladores de basura, vendedores ambulantes, campesinos sin tierra, indígenas, desempleados, chaboleros, vecinos de asentamientos populares, etc.) pertenecientes a 92 movimientos populares procedentes de 65 países de los cinco continentes.

Las cuestiones que se abordaron fueron, como en los dos encuentros precedentes, las denominadas tres “T”: “Trabajo, Techo, Tierra”, a los que se añadieron esta vez las cuestiones de “la democracia y el pueblo”; el “cuidado del medio ambiente y la naturaleza”; y “los emigrantes y refugiados”.

Los participantes se reunieron, durante los dos primeros días, en el Colegio Internacional Pontificio María Mater Ecclesiae ubicado en Via Aurelia Antica, en Roma, (sede y seminario mayor de los “Legionarios de Cristo”…).

Entre los participantes figuraban: Juan Grabois, referente de la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP) y del Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE), de Argentina; João Pedro Stédile, del Movimiento de los campesinos sin tierra de Brasil y de la organización internacional Vía Campesina; Vandana Shiva, filósofa y ecologista india, Premio Nobel Alternativo en 1993; y José “Pepe” Mujica, ex presidente de Uruguay.

El día 5 de noviembre, ya en el seno del Vaticano y después de una misa en la Basílica de San Pedro a la que se accedió por la Puerta Santa de la Misericordia, todos los participantes, más unos tres mil activistas de los movimientos sociales italianos, fueron recibidos en audiencia, en la inmensa Aula Pablo VI, por el Papa.

En su discurso de síntesis, Francisco empezó recordando “los diez puntos de Santa Cruz de la Sierra, donde la palabra cambio estaba preñada de gran contenido, estaba enlazada a cosas fundamentales: trabajo digno para los excluidos del mercado laboral; tierra para los campesinos y pueblos originarios; vivienda para las familias sin techo; integración urbana para los barrios populares; erradicación de la discriminación, de la violencia contra la mujer y de las nuevas formas de esclavitud; el fin de todas las guerras, del crimen organizado y de la represión; libertad de expresión y comunicación democrática; ciencia y tecnología al servicio de los pueblos”.

Y definió “un proyecto de vida que rechace el consumismo y recupere la solidaridad, el amor entre nosotros y el respeto a la naturaleza como valores esenciales. Es la felicidad de ‘vivir bien’ lo que la gente reclama, la ‘vida buena’, y no ese ideal egoísta que engañosamente invierte las palabras y nos propone la ‘buena vida’”.

¿Qué les dijo, en el fondo, el Papa a los pobres? Esencialmente cuatro cosas:

1) ¡Rebelaos contra la tiranía del dinero! “Hay un terrorismo de base que emana del control global del dinero sobre la tierra y atenta contra la humanidad entera. De ese terrorismo básico se alimentan los terrorismos derivados como el narcoterrorismo, el terrorismo de Estado y lo que erróneamente algunos llaman ‘terrorismo étnico’ o ‘religioso’, pero ningún pueblo, ninguna religión es terrorista. Es cierto, hay pequeños grupos fundamentalistas en todos lados. Pero el terrorismo empieza cuando ‘has desechado la maravilla de la creación, el hombre y la mujer, y has puesto allí el dinero’. Toda la doctrina social de la Iglesia se rebela contra el ídolo-dinero que reina en lugar de servir, tiraniza y aterroriza a la humanidad.

Ninguna tiranía se sostiene sin explotar nuestros miedos. Esto es clave. De ahí que toda tiranía sea terrorista. Y cuando ese terror, que se sembró en las periferias con masacres, saqueos, opresión e injusticia, explota en los centros con distintas formas de violencia, incluso con atentados odiosos y cobardes, los ciudadanos que aún conservan algunos derechos son tentados con la falsa seguridad de los muros físicos o sociales. Muros que encierran a unos y destierran a otros. Ciudadanos amurallados, aterrorizados, por un lado; excluidos, desterrados, más aterrorizados todavía, por el otro.

Tenemos que ayudar para que el mundo se sane de su atrofia moral. Este sistema atrofiado puede ofrecer ciertos implantes cosméticos que no son un verdadero desarrollo: crecimiento económico, avances técnicos, mayor ‘eficiencia’ para producir cosas que se compran, se usan y se tiran, englobándonos a todos en una vertiginosa dinámica del descarte… pero este mundo no permite el desarrollo del ser humano en su integralidad, el desarrollo que no se reduce al consumo, que no se reduce al bienestar de pocos, que incluye a todos los pueblos y personas en la plenitud de su dignidad, disfrutando fraternalmente de la maravilla de la Creación. Ese es el desarrollo que necesitamos: humano, integral, respetuoso de la Creación, de esta casa común”.

2) ¡Sed solidarios! “¿Qué le pasa al mundo de hoy que, cuando se produce la bancarrota de un banco, de inmediato aparecen sumas escandalosas para salvarlo, pero cuando se produce esta bancarrota de la humanidad no hay casi ni una milésima parte para salvar a esos hermanos que sufren tanto? Y así, el Mediterráneo se ha convertido en un cementerio, y no sólo el Mediterráneo… tantos cementerios junto a los muros, muros manchados de sangre inocente. El miedo endurece el corazón y se transforma en crueldad ciega que se niega a ver la sangre, el dolor, el rostro del otro.

¿Qué hacer frente a esta tragedia de los migrantes, refugiados y desplazados? Les pido que ejerciten esa solidaridad tan especial que existe entre los que han sufrido. Ustedes saben recuperar fábricas de la bancarrota, reciclar lo que otros tiran, crear puestos de trabajo, labrar la tierra, construir viviendas, integrar barrios segregados y reclamar sin descanso como esa viuda del Evangelio que pide justicia insistentemente (1). Tal vez con vuestro ejemplo y su insistencia, algunos Estados y organismos internacionales abran los ojos y adopten las medidas adecuadas para acoger e integrar plenamente a todos los que, por una u otra circunstancia, buscan refugio lejos de su hogar. Y también para enfrentarse a las causas profundas por las que miles de hombres, mujeres y niños son expulsados cada día de su tierra natal”.

3) ¡Revitalizad la democracia! “La relación entre pueblo y democracia. Una relación que debería ser natural y fluida pero que corre el peligro de desdibujarse hasta ser irreconocible. La brecha entre los pueblos y nuestras formas actuales de democracia se agranda cada vez más como consecuencia del enorme poder de los grupos económicos y mediáticos que parecieran dominarlas. Los movimientos populares no son partidos políticos y, en gran medida, en eso radica su riqueza, porque expresan una forma distinta, dinámica y vital de participación social en la vida pública. Pero no tengan miedo de meterse en las grandes discusiones, en Política con mayúscula, y cito a Pablo VI: ‘La política ofrece un camino serio y difícil –aunque no el único– para cumplir el deber grave que cristianos y cristianas tienen de servir a los demás’ (2). O esa frase que repito tantas veces: ‘La política es una de las formas más altas de la caridad, del amor’”.

Ustedes, las organizaciones de los excluidos y tantas organizaciones de otros sectores de la sociedad, están llamados a revitalizar, a refundar las democracias que pasan por una verdadera crisis. No caigan en la tentación del corsé que los reduce a actores secundarios, o peor, a meros administradores de la miseria existente. En estos tiempos de parálisis, desorientación y propuestas destructivas, la participación protagónica de los pueblos que buscan el bien común puede vencer, con la ayuda de Dios, a los falsos profetas que explotan el miedo y la desesperanza, que venden fórmulas mágicas de odio y crueldad o de un bienestar egoísta y una seguridad ilusoria.

Sabemos que mientras no se resuelvan radicalmente los problemas de los pobres, renunciando a la autonomía absoluta de los mercados y de la especulación financiera y atacando las causas estructurales de la inequidad, no se resolverán los problemas del mundo y, en definitiva, ningún problema. La inequidad es raíz de los males sociales”.

4) ¡Sed austeros! ¡Huyan de la corrupción! “Así como la política no es un asunto de los ‘políticos’, la corrupción no es un vicio exclusivo de la política. Hay corrupción en la política, hay corrupción en las empresas, hay corrupción en los medios de comunicación, hay corrupción en las iglesias y también hay corrupción en las organizaciones sociales y los movimientos populares. Es justo decir que hay una corrupción naturalizada en algunos ámbitos de la vida económica, en particular la actividad financiera, y que tiene menos prensa que la corrupción directamente ligada al ámbito político y social. Es justo decir que muchas veces se manipulan los casos de corrupción con malas intenciones. Pero también es justo aclarar que quienes han optado por una vida de servicio tienen una obligación adicional que se suma a la honestidad con la que cualquier persona debe actuar en la vida. La vara es más alta: hay que vivir la vocación de servir con un fuerte sentido de la austeridad y la humildad. Esto vale para los políticos pero también vale para los dirigentes sociales y para nosotros, los pastores.

A cualquier persona que tenga demasiado apego por las cosas materiales o por el espejo, a quien le gusta el dinero, los banquetes exuberantes, las mansiones suntuosas, los trajes refinados, los autos de lujo, le aconsejaría que se fije en qué está pasando en su corazón y rece para que Dios lo libere de esas ataduras. El que tenga afición por todas esas cosas, por favor, que no se meta en política, que no se meta en una organización social o en un movimiento popular, porque va a hacer mucho daño a sí mismo, al prójimo y va a manchar la noble causa que enarbola. Que tampoco se meta en el seminario. Frente a la tentación de la corrupción, no hay mejor antídoto que la austeridad; esa austeridad moral y personal.

La corrupción, la soberbia, el exhibicionismo de los dirigentes aumenta el descreimiento colectivo, la sensación de desamparo y retroalimenta el mecanismo del miedo que sostiene este sistema inicuo”.

En conclusión, el Papa Francisco citó al fallecido dirigente afroamericano, Martin Luther King, el cual optó por el amor fraterno aún en medio de las peores persecuciones y humillaciones: “Cuando te elevas al nivel del amor, de su gran belleza y poder, lo único que buscas derrotar es los sistemas malignos. A las personas atrapadas en ese sistema, las amas, pero tratas de derrotar ese sistema. (…) Odio por odio sólo intensifica la existencia del odio y del mal en el universo. Si yo te golpeo y tú me golpeas, y te devuelvo el golpe y tú me lo devuelves, y así sucesivamente, es evidente que se llega hasta el infinito. Simplemente nunca termina. En algún lugar, alguien debe tener un poco de sentido, y esa es la persona fuerte. La persona fuerte es la persona que puede romper la cadena del odio, la cadena del mal” (3).

¿Hacia el colapso de las democracias?, de Javier Benegas y Juan MQANUAL Blanco…

vozpopuli.com

el 3 de diciembre de el tres de diciembre de 2016

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Escribía Milan Kundera en La inmortalidad que de todos los hombres de Estado de nuestra época, el más obsesionado por la inmortalidad fue François Mitterrand. Para ello, el escritor checo recordaba la ceremonia que tuvo lugar el 21 de mayo de 1981 con motivo de su investidura como Presidente de la República. Aquel día, pese a la persistente llovizna, la Plaza del Panteón estaba abarrotada por una multitud que contuvo el aliento al observar a un Mitterrand, trascendente, distante, atravesar la plaza con paso deliberadamente lento, llevando dos rosas rojas en la mano mientras, a través de potentes altavoces, tronaba el “Himno de la alegría” de la Novena de Beethoven.

Gabriel García Márquez

El nuevo presidente galo entró solo en el Panteón, caminó entre las tumbas de los muertos más ilustres de Francia, y depositó una rosa sobre las lápidas de dos mártires de la patria. Cuando volvió al exterior, la muchedumbre, que hasta entonces había permanecido silenciosa, estalló de júbilo. En palabras de Gabriel García Márquez, “por primera vez desde el mayo de gloria de 1968, el torrente incontenible de la juventud estaba en la calle, pero esta vez no se había desbordado para repudiar el poder, sino embriagado por el delirio de que una época feliz había comenzado.” Sin embargo, añadió: “yo pensaba que semejante paroxismo de la esperanza era tan emocionante como peligroso.”

La era de la corrección política

Desde 1981 hasta el presente, Francia ha cambiado. Los alborozados jóvenes de entonces son hoy adultos recelosos que temen, junto con sus hijos, a la globalización y, en especial, a sus flujos migratorios. Con una población total de 66 millones, cerca de 6 millones de franceses se declaran musulmanes y otros 4 millones son de procedencia subsahariana.

Es cierto que durante las tres décadas de crecimiento que siguieron a la Segunda Guerra Mundial, la inmigración aportó a Francia una mano de obra clave para la expansión económica, sin embargo, los banlieues (suburbios) se convirtieron en guetos difícilmente controlables por la Gendarmerie, donde la delincuencia común, la compraventa ilegal de armas, el tráfico de drogas y el proselitismo yihadista aumentan de forma preocupante. Es evidente que las políticas sociales para la integración fracasaron o, peor aún, generaron efectos adversos. Francia es una sociedad fracturada, profundamente dividida. Además, aunque el gasto público se ha incrementado desde el 30% del PIB en 1975 al 57% en 2016 (durante la presidencia de Mitterrand pasó del 36% al 44%), la sensación de precariedad económica e incertidumbre se extiende entre los franceses.

Hay quienes sostienen que a día de hoy es prácticamente imposible ser elegido Presidente de Francia sin apelar al voto de subsaharianos y musulmanes, es decir, sin hacer gestos identitarios… salvo, claro está, que el resto de votantes se incline hacia el lado contrario y vote en bloque. Y hacia ahí parece que se encamina la política francesa, empujada por una opinión pública cada vez más desencantada y nerviosa. Bastantes analistas creen que, igual que Gran Bretaña y EEUU, La grande France es fruta madura a punto de caer en el conservadurismo proteccionista, algo que vendría a ratificar, a su juicio, la percepción de que las democracias están colapsando. Los días de vino y rosas a los que aludía García Márquez habrían devenido, efectivamente, en devastadora resaca.

El supuesto Apocalipsis

En The democratic disconnect Roberto S. Foa y Yascha Mounk sostienen que la democracia está mucho menos consolidada de lo que hasta ayer se pensaba. De hecho, observan un inquietante descontento en todo Occidente con el sistema democrático y, lo que es más preocupante, un crecimiento en la tendencia a aceptar soluciones autoritarias. Aún más catastrofista se muestra Tobias Stone que, ante el avance de movimientos “populistas” y “anti-sistema”, defiende la teoría de que las sociedades se suicidan cada cierto tiempo porque la mayoría de sujetos solo es capaz de retener la información recibida de padres y abuelos: su memoria histórica queda limitada a 50-100 años a lo sumo. Así, equipara la elección de Donald Trump o el voto favorable al Brexit con los sucesos que en su día antecedieron a la Primera Guerra Mundial. En resumen, el ciudadano común, víctima de su mala memoria, no atiende a los expertos y se deja llevar por sus impulsos, empujando a los países al totalitarismo y a la guerra. Sin embargo, Stone se deja en el tintero lo verdaderamente importante: ¿qué lleva a la gente a desarrollar emociones incontrolables, a mostrar un rechazo tan visceral al sistema como para poner en peligro su futuro?

Cuando la Democracia no se entiende

Si en vez de contemplar nuestro dedo observamos la Luna, descubriremos que la política se ha vuelto increíblemente compleja y enrevesada, imposible de abarcar para la gente corriente. De hecho, hoy es una materia cuya interpretación queda reservada a una élite de expertos que, en su fatal arrogancia, pretende estar en posesión de la verdad absoluta. Hace más de 2.500 años, el ateniense Pericles, que tenía las ideas bastante más claras, hizo una importante advertencia. En su Oración Fúnebre expresó una idea sencilla pero crucial para el correcto funcionamiento democrático, y es que, si bien no todo el mundo es apto para gobernar, todas las personas deben poder entender y juzgar la acción de los políticos. Dicho a la inversa, si la democracia degenera en una materia sólo comprensible par una élite de tecnócratas e intelectuales biempensantes, ¿cómo va a legitimarla el ciudadano si ni siquiera la entiende?

Pericles

En línea con esta idea de la expropiación de la política, la democracia también ha sido tomada por grupos minoritarios, muy activos, en detrimento de una mayoría no organizada que, estoica, ha observado la imposición de una moral nueva, la corrección política, con la que se persigue y denigra a muchas personas por expresar opiniones legítimas. Se crean derechos diferenciales para cada colectivo o se censura y manipula el lenguaje hasta crear una jerigonza capaz de volver incomprensible la expresión popular más llana: “Los perros y las perras son los mejores amigos y las mejores amigas de los hombres y de las mujeres”.

El final de un ciclo

Pero la crisis económica parece haber asestado el golpe de gracia al asfixiante régimen de lo políticamente correcto. Cada vez más gente siente que ha perdido las riendas de su vida, su libre albedrío, su condición de ciudadano en igualdad de derechos con otros y, también, esa capacidad de control sobre la política, que es la esencia de la democracia. Esta mayoría, harta de discriminaciones, ha reaccionado contra el establisment, contra las élites, contra los grupos minoritarios que las sustentan y, sobre todo, contra la corrección política, que no es verdad revelada sino una opinión discutible y, para colmo de males, incompatible con los principios de igualdad de derechos que forjaron Occidente. El hastío es tal que, en algunos casos, la gente prefiere opciones con cierto grado de incertidumbre al asfixiante statu quo. Se explicaría así, al menos en parte, la “irracional” victoria del Brexit en Gran Bretaña o el “inesperado” triunfo de Donald Trump en Estado Unidos.

Ante esta ruptura, los guardianes de la ortodoxia intentan frenar el descontento recurriendo a la autoridad de los expertos. Pero, cuando se trata de política, los meros datos no dicen nada si se carece de un esquema interpretativo solvente y, sobre todo, creíble. Y el público sospecha que el criterio de los expertos no es la verdad absoluta, porque a lo largo de las últimas décadas se han vendido con demasiada frecuencia al poder.

El regreso de la política

Volviendo a Francia, desde ese lluvioso 21 de marzo de 1981 hasta hoy, han sucedido muchas cosas, demasiadas. Y Europa ha pasado de la apoteosis de las viejas convenciones a una creciente decepción, un descontento que finalmente ha cristalizado en el arrollador e imprevisto triunfo de François Fillon en las elecciones primarias francesas. Periodistas e intelectuales continúan con la misma cantinela, con los clichés políticamente correctos, sin percatarse que el mundo ha cambiado. Reseñan que Fillon es ultracatólico, conservador en ideas, un tipo escorado a la derecha. Pero el elemento crucial es que, a pesar de haber sido Primer Ministro, ha ofrecido a la opinión pública francesa una imagen alejada de la burocracia de su partido. Ha lanzado el mensaje del cambio, de las terapias de choque, del big-bang político, de la eliminación de barreras, de la abolición de favoritismos. Y, sobre todo, la consigna de la simplificación de la política: por ejemplo, reducir la legislación laboral francesa de las ¡3.000 páginas actuales! a 150, una cifra bastante más asequible para el ciudadano que no aspira a doctorarse en Derecho del Trabajo.

El secreto del líder francés no es su orientación política sino haber sacado los pies de tablero, desafiado las creencias y las reglas que, aun pareciendo sólidas, se encontraban ya en descomposición. Algo similar a lo que se atrevieron los socialdemócratas en Nueva Zelanda. El ascenso de Fillon no es, por tanto, un vuelco hacia la derecha o hacia el conservadurismo; es una nueva reacción contra lo políticamente correcto, contra la política de lo incomprensible y sus muñidores, las élites burocráticas. Pero, quizá, por una vía menos arriesgada que la que abrazaron los norteamericanos o la que podrían tomar este domingo los austriacos.

Al contrario que los políticos convencionales, cada vez hay más personas que toman conciencia de que el mundo cambia y, en consecuencia, la política debe transformarse para no perder el tren. Así pues, más que al colapso de las democracias, podríamos estar asistiendo a la muerte lenta de la corrección política y al renacer de la política con mayúsculas, de esa actividad que unos pocos ejecutan pero toda la ciudadanía puede entender y juzgar. Que la transición sea más o menos dolorosa seguramente dependa de la resistencia de las élites y los grupos que han vivido en simbiosis con éstas.

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