Los Suelos: La Sabiduría Campesina y el Conocimientos Científico, Por Gustavo Moscatelli

Gustavo Moscatelli

 

Mi amigo Juanjo Ibáñez, incansable pensador noctámbulo, me ha puesto en el brete de escribir algo original para su weblog edafológica.

Nota del Administrador

 

Mi amigo Gustavo, desde Argentina, comenzó a hacer una contribución, pero a medias se me perdió por el camino (él, no parte de la nota). La verdad que no encuentro a Gustavo ¿Dónde estás? En cualquier caso comenzaba a abordar un tema de gran interés y que los investigadores no solemos querer ni oír (aunque algunos como yo sí). Bueno pues os dejo con Gustavo “interruptus” para seguidamente intentar continuar yo personalmente abundando en su argumentación con un tema (contribución) que parecería suya si no fuera por el lenguaje.

 

Gustavo Moscatelli

 

Mi amigo Juanjo Ibáñez, incansable pensador noctámbulo, me ha puesto en el brete de escribir algo original para su weblog edafológica.


Difícil tarea para mi que no soy muy original, se poco de edafología y sólo escribo con éxito cuentos cortos de la vida cotidiana, con los cuales divierto a un puñado de seguidores de café, que espero sigan vivos porque no hay recambio generacional para mi tipo de humor.

Pero Juanjo desea que yo opine sobre los suelos, de sus orígenes (¿quien arriesga primero?), de su calidad, de su salud (¿no es lo mismo?), de su edad (importa a la hora de plantar frijoles?), de su color (hay discriminación?), de los suelos urbanos (¡¡ hay países a los que les sobra el dinero !!) y de otras cuestiones.


Yo fui involucionando. Cuando era joven pensaba febrilmente en la génesis, en la taxonomía, en la micromorfología, en la geoestadística, etc.


Ahora, a punto de concluir mi etapa activa creo que tengo una gran deuda con los contribuyentes, gracias a los cuales pude estudiar en una Universidad gratuita y posteriormente trabajar en un organismo estatal.

 

Me siento en la obligación de aportar alguna solución, o al menos una pista para hallarla, a los problemas cotidianos de los productores (durante muchos años ellos contribuyeron con sus impuestos  a que las instituciones nacionales funcionaran).

 

Muchas veces los tesistas  (o doctorandos), e incluso los propios investigadores emplean mucho tiempo en «encontrar» un problema para solucionar con la tesis que ya tienen escrita.

 

Es mucho más fácil eso que solucionar problemas reales, a los que no le han encontrado la vuelta  quienes necesitan resolverlos para subsistir.

 

Cuesta decirlo, pero no son pocas las grandes soluciones que fueron encontradas por consorcios de productores, mucho antes que los pensadores atinaran a plantear siquiera una hipótesis.

 

Una vez puesta en marcha la práctica, los científicos se suben al carro de los pragmáticos y  pretenden escribir ecuaciones y construir regresiones con rectas que surcan silatadas nubes de puntos, las cuales «explican» por qué un rústico campesino controló la erosión o logró una mejor retención de agua en sus suelos.

 

Gustavo Moscatelli

 

Nota del Administrador: Gustavo ¿Dónde estás? No me seas boludo che. Que suerte tenés vos de vivir tan lejos. No se deja así a un amigo.

Nota de Gustavo: Jajajaja. Parecía espabilado este gallego, pero ya veo que es como todos. Cayó en mi trampa. Su única suerte es estar en el viejo continente sin corralitos. A ver que horripilante historia nos cuenta con lo arrogante que es. Pío Pió, ¿jugamos al escondite gallego? No me vas a encontrar galleguito (jajajaja). Será boludo.

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