Biología del Suelo para Principiantes: Donde también importa el tamaño

Por Régulo León-Arteta

 

Parece ser que hace apenas 600 millones de años las primeras plantas empezaron a coloniza la Tierra, como lo señalan fósiles de líquenes hallados en Formación Doushantuo en Weng’an al Sur de China, por Xunlai Yuan, Shuhai Xiao y T. N. Taylor (2005).

 

 

 

Imagen cortesía del Dr. Shuhai Xiao.

 

Mientras que a la invención de la agricultura, como uso intensivo del suelo, se le considera una antigüedad aproximada de 20,000 años. Tal cifra corresponde a 1/30.000 parte de la vida sobre la Tierra, a nivel mundial han desaparecido múltiples civilizaciones, debido principalmente al abuso del suelo, es decir, cuando aún no existía la “amenaza” del calentón mundial.

 

Aunque ya Aristóteles calificaba a las lombrices, como los Intestinos de la tierra, Darwin también les dedicó alguna publicación, si bien en la vida cotidiana de la civilización occidental existen pocas interés a la vida dentro del suelo. La imagen del suelo como bodega de nutrimentos y agua, se seguirá perpetuándose ni no ocurre algún milagro. Gracias al imperio en primerísimo lugar de los intereses comerciales, esos que dan como bueno el vendernos hasta su abuela, con la contribución de muchos sinvergüenzas, aún se dan el lujo de no entregarla. Estos aláteres de la ley newtoniana de la inercia y el caviar jarocho, han sido el ejemplo en el que se han inspirado muchos agrónomos, por lo que algunos están siendo deleznables maestros de la ciencia del suelo en la actualidad. Tal imagen utilitarista de la edafología puede rastrearse, al menos hasta los esfuerzos  inconscientemente de Justus Von Liebig en el siglo antepasado, aunque a él no le podemos echar la culpa.  En cualquier caso, el climax de tal funesto modo de ver el medio edáfico se alcanzó con la revolución verde en la década de 1960, aunque actualmente se encuentre desacreditada en algunos medios académicos.


 

 

Bodega de Fertilizantes (Nutrimentos artificiales).

Fuente: huitzuco.gob.mx/HOA/index.php?option=com_cont…

 

Tales avatares se han traducido en programas gubernamentales (de funestos resultados, por término general), perpetuando la reprochable imagen  que muchos agricultores y la humanidad en general tienen de dicho ente. No en balde en la Francia de Pasteur, el estudio de los suelos estaba desapareciendo de la educación básica. Ya este gran investigador, cuya reconocida autoridad científica nadie puede discutir, había sentenciado “La agricultura guardiana de la salud humana”. La actual ignorancia generalizada de lo que en realidad es un suelo y su importancia para el hombre y la biosfera, nos ha llevado del uso indiscriminado, o mejor dicho al abuso cínico de dicho ente vivo, cuyas consecuencias ya han sido catastróficas. Ejemplos los hay en todo el mundo, pero en América fueron los Mayas, Mochicas, Teotihuacanos, etc.

 

Por cierto, la física de suelo, apenas empezó a cobrar importancia a mediados del siglo pasado y países como México y España más recientemente. En cualquier caso, el reconocimiento de la importancia de la biología de suelos sigue encontrándose en pañales.

 

Por otra parte, y a pesar de que estamos empezando a conocer ese inmensurable ecosistema, es manifiesta nuestra impotencia para entender y manejar adecuadamente todas sus particularidades. Esto no solo es el resultado de la archirecontra especialización promovida por algunos despistados (archirecontra especializados), que cada vez más nos transforma en habitantes de una moderna Torre de Babel. Tanto en las reuniones científicas, como en las declaraciones de muchas instituciones se promulga la conjunción de diferentes disciplinas, pero bien poco se aterriza en la práctica. Esta última afirmación no solo es en sentido figurado. Como afirmaba Elckholm en “The ground that we lost”, parece increíble que viendo los reportes de investigación, estos se refieran al mismo lugar, situación u objeto. Tal afirmación también puede ser trasladada traslapa a la educastración en los diferentes niveles.

 

 

 

Bacterias edáficas. Pseudomonas Aeruginosa 

Fuente: www.bioremediationgroup.org/AboutUs/Home.htm

A pesar de que ya han pasado muchas decenas de años de conocer la existencia y comercializar algunos grupos de habitantes del suelo, principalmente las bacterias, de quienes con los métodos de identificación taxonómica tradicional, es casi imposible según los especialistas, hacer su inventario mundial, casi nada hemos avanzado en el manejo adecuado del ecosistema suelo.

 

Una propuesta para aproximarnos a ese universo casi desconocido consistiría en estudiar seriamente su funcionamiento, para lo cual se puede tomar en cuenta su tamaño. Por eso, a los organismos del suelo, Store & Eggleton (1992), según Lavelle y Spain (2001) los asociaron en tres grandes grupos por tamaño: Micro, meso y macrofauna. Esta clasificación atesora (a groso modo) una base fisiológica, por cuanto cada una de estas categorías cumple generalmente funciones específicas en el ecosistema suelo. La vida en estos grandes grupos, como veremos en forma resumida, repercute generalmente de forma directa o indirecta en el metabolismo del suelo y de los ecosistemas que viven sobre el (la vegetación, los animales que se alimentan de ella y al propio ser humano) (Carl Rogers). Puedo también utilizar el término de animal humano porque el egocéntrico de Homo sapiens, en concordancia con Einstein parece ser que nos queda grande.

 

 

 

 

Cianobacterias. Probables uno de los ancestros

 de la vida sobre la tierra. Fuente: Universe-review.ca.

 

 

Microfauna. Esta categoría comprende principalmente bacterias, arqueas, protozoarios (como flagelados y amibas pequeñas), nemátodos, rotíferos, tardígrados, etc. Suele tratarse de organismos acuáticos, por cuanto viven en las películas de agua intersticial entre las partículas del suelo.  Tan solo por lo que respecta a las bacterias, se estima que en una cuchara de suelo en condiciones naturales existen 500 millones de individuos. Funcionalmente hablando, la microfauna edáfica esta constituida principalmente por herbívoros, predadores y superpredadores. Todos estos microorganismos viven en los poros mayores de 0.08 mm., pero en promedio menores a 0.20 mm. Así, cuando los poros mayores a 10 mm disminuyen, también lo hace la población de ciliados y Thecamoebae. También se han observado incrementos en la densidad aparente del mantillo de 0.25 a 0.41 g/cm3, asociados a una abundante microfauna edáfica. Es decir, la vida en el suelo lo hace menos compacto, o más poroso, a modo de un esponja de baño. De hecho, con el simple paso de muchos animales (incluyendo desde luego al hombre), sobre el suelo provoca una gran mortandad de seres vivos, ya que al compactar su estructura reducimos arrolladoramente el tamaño de los poros. En otras palabras el tamaño de las mentadas cavidades repercute en el tipo de vida que pueden albergar los ecosistemas edáficos.

 

Les pasa lo que a los rancheros casi expulsados del campo por el hambre y orillados a sobrevivir en los palomares, llamados multifamiliares de la ciudad. Pero ahora no en toda la habitación, sino que habitáculos que para nosotros serían como una caja de zapatos. En consecuencia, cuando realizamos grandes movimientos de tierra, construimos unidades habitacionales y carreteras, las consecuencias son lamentablemente obvias. Tampoco podemos promover, por ejemplo, la inactividad social. Sería imposible. Pero el conocimiento de esta situación nos obliga a ser mas respetuosos y concientes de cualquier decisión donde involucremos dicho ente vivo.

 

 

 

(Rhizopoda, Protozoa) Thecamoebae. 

Fuente: palaeo-electronica.org/2003_1/biblio/b15a.html


El primer eslabón de la cadena trófica (alimenticia) son las bacterias y los hongos, por lo que tienen un papel trascendental en la dinámica de la población de los microorganismos y organismos edáficos, los ciclos del carbono y de los nutrimentos. Estos son los primeros en ser inmovilizados en la biomasa microbiana, principalmente en la rizosfera (especio que rodea las raíces de las plantas), donde tanto depredadores como ácaros, colémbolos y a veces invertebrados “grandes” como las lombrices, extienden sus fuentes alimenticias sobre varios niveles tróficos. Como ejemplos de depredación de microfauna por microfauna (ver figuras de abajo) mostramos al genero Bdellovibrio; así como a un hongo del taxon Dactylella capturando y consume amibas.

 

 

 

 

Bdellovibrio bacteriovorus, devorando a otra bacteria.

Fuente: www.genomenewsnetwork.org/…/genomesworld.php

 

Los protozoarios consumen 3 a 9 bacterias nanoflageladas por hora y se calcula que necesitan consumir 8.300 bacterias para producirse una nueva amiba. Se estima que los protozoarios consumen 150 a 900 bacterias m2a-1 (metro cuadrado por año). Aunque como se ve en la fotografía, también los hongos pueden devorar nemátodos, al estilo de las plantas carnívoras sobre la superficie del suelo. Es decir la imagen de una “planta” devorando a un animal, pudiera pareces una escena de una película de terror, pero en el microcosmos del suelo es parte de la vida cotidiana.

 

 

Microfotografía de barrido electrónico de un nemátodo atrapado por un

hongo. (Cortesia H. H. Triantaphyllou)

 

Continuará

 

Microfotografía de barrido electrónico de un nemátodo atrapado por un

hongo. (Cortesia H. H. Triantaphyllou)

 

Continuará

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5 comentarios

  1. Hola,

    Se puede afirmar con rotundidad que dicha microfauna vive solo en poros mayores de 80 micrómetros? Aparece citado en algun texto de referencia?

    Muchas gracias, estoy interesado en el tema

  2. Hola Daniel,

    Yo personalmente no te lo puedo aseurar. Se lo he remitido a Régulo para que te conteste lo antes posible.

    Cordiales saludos

    Juanjo Ibáñez

  3. Estimado Daniel, de momento solo puedo daros una cita y es de Lavelle P. y A. S. Spain 2001. Soil Ecology. Kluwer Academic Publisher. Dordrecht. The Netherlands. Busca en las páginas 82-83, 204 o 206. En ella probablemente encuentres mas.

    Si os interesa y encuentras por favor compártela, es algo para mi poco estudiado y básico para entender el ecosistema suelo.

  4. Me podrían recomendar artículos sobre el papel de los caracoles en el suelo, principalmente en áreas tropicales

    Saludos cordiales

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