Resulta un tanto sorprende que, a estas alturas, aun se lancen proyectos internacionales con vistas a elaborar protocolos e inventarios del secuestro de carbono por parte de los suelos y la vegetación. La racionalidad de tal tipo de iniciativas debe, a menudo, leerse entre líneas. Y en este caso resulta ser palmaria. Hasta ahora, las metodologías desarrolladas con vistas a evaluar el secuestro de carbono adolecen de serias deficiencias, por lo que los datos al uso suelen subestimar la cantidad de carbono almacenado por la biota y los suelos. Lo mismo puede alegarse respecto al manejo de las tierras agrícolas, pastorales y agrarias. En consecuencia, no debe extrañarnos de que, durante el mes de mayo de 2009, se nos informe de un “Nuevo proyecto internacional para reducir los efectos del cambio climático”. ¿Otro más? Pues esta vez, ¡va a ser que no!. Ya hemos comentado hasta la saciedad que, tanto las instituciones, como la comunidad científica adolecen de una inercia tremenda a la hora de incorporar a sus agendas descubrimientos recientes que ponen al descubierto las enormes carencias que aun padecemos sobre la comprensión del sistema climático (al que apelando a la lógica debíamos dominar biogeosférico). Las razones subyacentes ya las hemos expuesto en varios post previos, incluidos en nuestra categoría: “Biomasa y Necromasa en los suelos: raíces y materia orgánica”. En ellos, ya os avisamos la miope perspectiva que soslayaba la cantidad de carbono secuestrada por los sistemas radiculares de las plantas y los horizontes profundos del suelo (incluyendo la fijación en forma de carbonatos). Del mismo modo, no se han implementado unos protocolos consensuados a escala global con vistas a la recolección de datos, lo cual dificulta la harmonización de los resultados provenientes de nuevas fuentes. Por tanto, no debe extrañarnos que a la cabeza de tal iniciativa se encuentre Michael Stocking, que a la postre es un experto en ecología y conservación de suelos. Sen trata de una buena noticia para los edafólogos. Y mientras tanto el gobierno español, a por uvas. Es decir sigue en la inopia, desmantelando toda la edafología de sus Universidades y Centros de Investigación. A esto es lo que se denomina apostar por la I D + i de vanguardia. De ser así, esta bitácora debía ser considerada como visionaria. ¡Menuda estupidez!  

 

 

 

La vida Aérea vista desde el seno del suelo.

Fuente: Autor desconocido

 

Desgraciadamente desconozco que ocurre en este país con los temas relacionados con las ciencias del suelo. Incluso en esta noticia, la revista notiweb, perteneciente al sistema de la Comunidad autónoma de Madrid, enlaza con otros blog “relacionados”, soslayando supinamente el nuestro. Tal hecho, es la norma en temas relacionados con los recursos edáficos. Os hemos subrayado en verde todas las veces que la palabra suelo es repetida en el texto de la nota de prensa. Como se dice en México: “ni modo”. ¡Lamentable!.  Reiteremos que en nuestra categoría acerca de la “Biomasa y Necromasa en los suelos: raíces y materia orgánicapodréis encontrar todo tipo de detalles. De no contemplarse el almacenamiento en de carbono en las raíces y horizontes profundos del suelo (orgánico y mineral), de nuevo esta iniciativa devendrá en un rotundo fracaso. Esperemos que no sea así.

 

Por otro lado, aún no esta claro como diferentes sistemas de gestión del suelo ayudan a que los suelos se comporten como sumideros o fuentes de carbono. Así, por ejemplo, se presuponía que la agricultura sin labranza debía ser positiva con vistas a secuestrar carbono. Sin embargo, como ya os señalamos en un post precedente, los estudios llevados a cabo en EE.UU., no parecen constatar las bondades de este sistema respecto a los más tradicionales que hacen uso del arado. Urge pues poner un poco de orden entre tanto caos de cifras contradictorias.

 

A menudo, los científicos somos generadores de entropía, más que de orden. Así, en España y otros países, mientras los expertos de ecología vegetal soslayaban la enorme cantidad de biomasa radicular, los edafólogos, emulando la estulticia de otros colegas foráneos, se limitaban a estimar tan solo el carbono de los horizontes superficiales. ¡Cuánto dinero despilfarrado y cuantos papers basura hemos generado! Tremendo. La comunidad científica no puede ni debe contentarse con ser reactiva. Lo he reiterado un millón de veces. Si lo que se nos demanda es deficiente, no basta con espetar comentarios entre colegas, sino clamar a la prensa y ciudadanos los errores inmanentes a tales modos de proceder. Lamentablemente, gran parte de los colegas guardan silencio, conformándose con poner la mano, recibir el dinero y escribir un par de papers. Habría que recordar que los proyectos “Institucionales” son total o mayoritariamente financiados por los gobiernos (ya sean estatales, regionales o locales), así como por organismos internacionales. Ellos son depositarios del dinero recaudado a los ciudadanos, no los verdaderos donadores, que somos todos, Para ello nos demandan pagar los impuestos religiosamente. En consecuencia, poner la “manita”, coger la “pasta” y salir corriendo, debiera ser motivo de reproche, por no hablar de fraude contra la ciudadanía. Nos hace falta con código deontológico científico con urgencia. Dicen que bien está lo que bien acaba. Esperemos haber que se hace esta vez.  Sin embargo, el texto expuesto abajo me genera cierta inquietud. Se habla de la Web, pero no de la toma de muestras. Sin inventarios correctos, la Web servirá de poco. Continuar librando dinero para harmonizaciones de datos deficientes, sin la recogida de otros nuevos, más útiles, no serviría de mucho. Eso sí “malo pero económico”. ¡Miedo me da!. Os dejo ya con la noticia de marras.

 

Juan José Ibáñez          

 

Nuevo proyecto internacional para reducir los efectos del cambio climático

 

Un proyecto internacional se encuentra preparando el primer sistema mundial de modelización y medición de carbono que será utilizado para contribuir a la mitigación de los efectos del cambio climático, promover el comercio de carbono y comprobar si las iniciativas para reducir este compuesto funcionan verdaderamente.

 

FUENTE | CORDIS: Servicio de Información en I+D Comunitario; 25/05/2009

 

El proyecto Carbon Benefits («Beneficios del carbono»), de dos años de duración, cuenta con financiación procedente del Fondo para el Medio Ambiente Mundial (FMAM) y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) por valor de 9,16 millones de dólares (6,7 millones de euros). La Universidad de East Anglia (Reino Unido), dos universidades estadounidenses y el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) son algunos de los muchos socios involucrados en este proyecto dedicado al desarrollo de sistemas basados en web que se puedan utilizar para medir, vigilar y modelizar las cantidades de carbono y gases de efecto invernadero producidas y almacenadas en el suelo y la vegetación.

«Carbon Benefits» también estudiará las amplias posibilidades que poseen el suelo y la vegetación para almacenar carbono mediante la medición del potencial de almacenamiento de carbono de terrenos agrícolas y forestales. Este empleo de la tierra podría contribuir también a la disminución de la pobreza.

Es necesario recopilar mucha más información sobre el proceso de cambio climático, cómo afecta a los suelos y cómo se puede utilizar para mejorar el almacenamiento de carbono. Además de crear una «caja de herramientas» con las mejores prácticas relativas a opciones de gestión de suelos, el proyecto también producirá estimaciones que podrían ser empleadas en «mercados de comercio de carbono», un sistema por el que agricultores, terratenientes y comunidades rurales podrían recibir dinero de naciones que deseen compensar sus emisiones de carbono.


«Debemos ser capaces de registrar los cambios en los niveles de carbono tanto en la atmósfera como en el suelo, pero hasta ahora no existe ninguna forma rentable, simple y normalizada para realizar esta tarea», declaró el profesor Michael Stocking del Grupo de Desarrollo Internacional de la Universidad de East Anglia.


«Es necesario crear un sistema que permita medir el impacto del carbono en todo tipo de proyectos, ya se dediquen estos a la incentivación de pequeñas empresas como ebanisterías o a la plantación de bosques y cultivos. Se asegura que los proyectos dedicados a la gestión de recursos naturales comportan beneficios relacionados con el carbono, y las organizaciones deben ser capaces de demostrar cuáles son los beneficios medioambientales globales de sus inversiones.»


El proyecto permitirá a agricultores y silvicultores conocer la cantidad de carbono que contienen sus tierras y el impacto de sus actividades en dicha cantidad. También les ayudará a tomar decisiones que reduzcan dicho impacto mediante la utilización de opciones agrícolas y forestales selectivas.


«Esta investigación desarrollará una herramienta que nos ayudará a conocer cuáles son los impactos de nuestras actividades, desde el punto de vista del carbono, sobre las emisiones de gases de efecto invernadero y sobre su eliminación [captura de dióxido de carbono e inyección del mismo bajo tierra para su almacenamiento a largo plazo] por medio de la vegetación y el suelo», aclaró el profesor Stocking. «La agricultura tiene la mayor capacidad de captura y almacenamiento de carbono, y por consiguiente el mayor potencial para reducir el cambio climático.» También permitirá a organizaciones comprobar si sus planes para reducir las emisiones de carbono son eficaces, lo que se confía actuará como un incentivo para seguir actuando en este sentido».

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