e-waste

Residuos electrónicos y eficiencia energética. Fuente Colaje google imágenes

Hay noticias que deben analizarse con sumo cuidado, ya que esconden mensajes y marketing ocultos dignos de ser desenmascarados. Este es el caso de unos estudios realizados recientemente y reproducidos en la prensa general con títulos como el siguiente: “El efecto de los dispositivos tecnológicos obsoletos en el medio ambiente” y que os reproduzco al final de esta entrega. El encabezado que da pie a este nos informa de que: “(…) en los últimos tiempos se adquieren más dispositivos pero no se desechan los anteriores, una situación que aumenta del consumo energético y, en consecuencia el impacto medioambiental ”. Visto desde este punto de vista, el lector puede pensar que lógicamente que se trata de un serio problema ambiental, así como que el análisis es acertado. Ahora bien también podría haberse parafraseado de la siguiente forma: Las multinacionales, en su afán de vender nuevos electrodomésticos y dispositivos electrónicos”, bombardean al ciudadano con propaganda que les impela a comprar más y más productos electrónicos de última generación, excusándose en la menor eficiencia energética de los antiguos.

En mi casa tengo un congelador “made in Spain” que me regalaron hace unos 25 años, y que por lo ¡que me comentaron los amigos que lo ofrecieron! debe alcanzar la vetusta edad de ¡35!. Puedo asegurar que, a lo largo de tres decenios, es uno de los pocos artefactos que habitan en mi casa que no ha sufrido ninguna avería. Y yo me pregunto, y os pregunto: ¿Cuántos aparatos de esta guisa que se comercializan en la actualidad poseen tal ciclo de vida?. Ya os hemos hablado de la “obsolescencia programada”, onerosa para el consumidor pero muy lucrativa para las empresas.  Pero tal obsolescencia genera una gran cantidad de residuos con componentes tóxicos, como ya explicamos en nuestro post e-Basura, Internet, Esclavitud Infantil, Salud Pública y Cambio Climático. Dicho de otro modo, si seguimos las directrices que nos recomiendan, aumentaremos enormemente la inmensa cantidad de basura electrónica que termina durmiendo en los vertederos de los países menos favorecidos, lugares en los que los niños desnutridos se contaminan intentando salvar algún componente reciclable que posiblemente sea tóxico, afectando seriamente a su salud, tras interminables y diarias búsquedas.

Obviamente los países que exportan estos desechos ilegalmente, mejorarán sus estadísticas en materia de eficiencia energética, pero a costa de criaturas inocentes.  ¿Es eso lo que nos venden? ¡Pues va a ser que sí!, como veremos a continuación.   

Más adelante, y haciéndose eco de otro estudio, la mentada noticia recalca que “en los quince años transcurridos de 1992 a 2007 el uso de receptores de televisión y ordenadores de sobremesa aumentó en un 20% y un 100%, respectivamente, por lo que además de la acumulación de dispositivos, hay que tener en cuenta la mayor asiduidad con la que estos se emplean”. Es decir a mayor oferta, mayor demanda, lo cual nos viene a recordar que los ciudadanos viven en una sociedad en la que se intenta que cada individuo, desde su más tierna infancia, no pueda vivir si no está rodeado de aparatitos. Son muchos los estudios médicos que nos alertan que tal modo de proceder se encuentra dañando la salud física y psíquica infantil. Hacemos necesidad de una instrumentación que debiera utilizarse racionalmente, no de forma masiva e ininterrumpida. ¿Importa tal tema a las empresas?. ¡Obviamente no!: gozan, disfrutan y se frotan las manos  

Pero vayamos al meollo de la mentira, para finalizar la nota de prensa lanza estas sabrosas frases:No obstante, hay margen para la esperanza a través de una serie de estrategias de intervención prospectivas (…) que asegura que el impacto medioambiental puede reducirse mediante estrategias como (….) pero sólo si (…) las tendencias de consumo se desplazan hacia un número menor de productos con un grado elevado de polivalencia (….) Los nuevos dispositivos multifunción, como las tabletas y los portátiles (….) pueden ser las «especies invasivas» que destruyan los ecosistemas de dispositivos actuales, una circunstancia que puede ser positiva en la situación actual«. Mucho cuidado con este ¿inocente argumento”?.

Como cada año las multinacionales lanzan nuevas generaciones de dispositivos de esta guisa, que dicen ser mejores, más veloces y eficientes energéticamente, en aras de la moda, muchos ciudadanos los adquieren tirando los antiguos, es decir generando más y más basura electrónica y las nefastas consecuencias que tal proceso acarrea. Empero al margen los materiales destinados a fabricar los nuevos “aparatitos” su producción conllevan un fuerte gasto de energía y recursos no renovables.  Sería algo así como comprarme un nuevo congelador cada año, tirar el viejo, y decir que de este modo se ahorra energía. ¡Falso! ¡Mentira, se mire por donde se mire!. Si hace decenios todos los electrodomésticos duraban muchos años, ¿por qué cada año su fecha de caducidad  real resulta ser muchísimo menor?. Simplemente porque a más ventas más ganancias 

Esta es la propaganda empresarial que defienden algunos de nuestros expertos en aras de preservar el medio ambiente y el ahorro de energía. ¿Cuántos artilugios actuales tienen la duración de los que se hacían hace 30 o 40 o 50 años?. Antes de dormir, ya en la cama, me pongo los auriculares de una pequeña radio en la que escucho música para relajarme y conciliar mejor el sueño.  ¿Saben cuántos años tiene? Aproximadamente ¡20!. ¿Qué ciclo de vida tienen los aparatitos actuales antes de que se estropeen o nos inciten a cambiarlos?.

Como corolario, la nota de prensa nos viene a proponer que para mejorar el medio ambiente y la eficiencia energética, destruyamos el medio ambiente y despilfarremos energía y especialmente dinero ¡en tiempos de crisis!.

Las grandes mentiras del capitalismo neoliberal, que nos intentan estafar una vez sí y otra también. Allá cada cual con su conciencia.

Os dejo pues con esta nota de  prensa que esconde sibilinamente propaganda falsa y verdemente consumista………

Juan José Ibáñez 

El efecto de los dispositivos tecnológicos obsoletos en el medio ambiente

En un estudio nuevo se informa de que en los últimos tiempos se adquieren más dispositivos pero no se desechan los anteriores, una situación que aumenta del consumo energético y, en consecuencia el impacto medioambiental.

FUENTE | CORDIS: Servicio de Información en I+D Comunitario 03/03/2015

 Cabría pensar que para aumentar la eficiencia en el uso de los recursos se deberían utilizar los electrodomésticos hasta que dejen de funcionar, pero lo cierto es que, según un estudio nuevo, el uso de tecnología anticuada podría resultar perjudicial para el medio ambiente, pues los modelos antiguos consumen a menudo más energía que los nuevos para ejecutar las mismas funciones.

En Science informan mediante un artículo que en el estudio se registraron los costes medioambientales de distintos dispositivos a lo largo de su vida, desde la extracción de materias primas hasta que se dejan de utilizar. La investigación, realizada por un equipo del Instituto Tecnológico de Rochester (Nueva York), ofrece información sobre la evolución del consumo energético doméstico desde principios de los años noventa.

El equipo científico creó un método con el que medir el impacto medioambiental neto de una ‘comunidad’ de productos interrelacionados compuesta por electrodomésticos fabricados, adquiridos y utilizados entre 1992 y 2007. Se calculó así las primeras fases de la vida de productos antiguos -como ordenadores de sobremesa- y nuevos -como tabletas o televisores de plasma- mediante la base de datos Economic Input-Output Life Cycle Assessment. A continuación se investigaron informes de consumo y encuestas históricas donde se describen la propiedad y el empleo.

Se descubrió que, a pesar de las mejoras en cuanto a eficiencia logradas desde 1992 hasta 2007 en dispositivos aislados, el impacto neto de la comunidad de productos al completo aumentó debido en mayor medida a que se poseen más dispositivos y a que se utilizan con más profusión. En el resumen del artículo se lee lo siguiente: «El impacto energético neto de la comunidad de productos es notable, cerca del 30% del consumo medio de gasolina en un vehículo de pasajeros estadounidense en 2007. En el análisis se señala que una buena proporción de este consumo se puede atribuir a productos anticuados (televisores de tubo de rayos catódicos y ordenadores de sobremesa) debido a su tradicional consumo elevado, si bien su impacto se está desplazando hacia dispositivos móviles de menor tamaño».

Uno de los problemas que señalan en Science consiste en que se adquieren nuevos dispositivos pero no se desechan los antiguos. Por ejemplo, la media de dispositivos electrónicos aumentó de cuatro por hogar en 1992 a trece en 2007, en gran medida por la presencia de dispositivos electrónicos obsoletos. En el estudio también se afirma que la gente pasa más tiempo frente a estos dispositivos, un cambio de conducta que amplía las menos de setecientas horas de uso al año que se producían en 1992 hasta las más de mil cuatrocientas horas de 2007.

En Grist también se hacen eco del estudio, publicado en Environmental Science and Technology, y señalan que en los quince años transcurridos de 1992 a 2007 el uso de receptores de televisión y ordenadores de sobremesa aumentó en un 20% y un 100%, respectivamente, por lo que además de la acumulación de dispositivos, hay que tener en cuenta la mayor asiduidad con la que estos se emplean.

No obstante, hay margen para la esperanza a través de una serie de estrategias de intervención prospectivas evaluadas por el equipo investigador, que asegura que el impacto medioambiental puede reducirse mediante estrategias como la extensión de la vida o la eficiencia energética, pero sólo si se aplican a todos los productos poseídos o bien si las tendencias de consumo se desplazan hacia un número menor de productos con un grado elevado de polivalencia. Según se informa en Grist: «Los nuevos dispositivos multifunción, como las tabletas y los portátiles que también ejercen como televisiones y reproductores de música, pueden ser las «especies invasivas» que destruyan los ecosistemas de dispositivos actuales, una circunstancia que puede ser positiva en la situación actual«.

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