Ya en Textura, estructura y agregación de Suelos. 1. Revisión de conceptos (Salvador González Carcedo). establecíamos que la generación de estructuras, o estructuración del suelo es un proceso edafológico a considerar en el contexto general de la edafogénesis que está regido por factores de formación y es afectado por el resto de los procesos formadores, propios cada suelo, como cualquier otro proceso.

 

Mientras que en el post 2.a 1 de esta serie, referido a estructuras texturales, hablamos de procesos de formación, fundamentalmente físicos y químicos (que no excluimos en este nuevo apartado dada la importancia de la matriz mineral) ahora debemos de recordar que el “suelo natural” fue definido por Widnograsky como la consecuencia de una actividad biológica.  Siendo coherentes, en la formación de las estructuras agregacionales tendrá suma importancia conocer quienes son, cómo funcionan y se comportan los actores biológicos.  Es decir, debemos de hacer intervenir al FACTOR BIOLÓGICO DE JENNY,  en toda su extensión, pero hoy no para producir alimentos, sino para construir estructuras.  Veamos como trabajan los seres vivos.

 

Este factor biológico, implicado en el proceso de estructuración del suelo, y a efectos de análisis comportimental, me atrevo a subdividirlo, en primera instancia, en los componentes vivos que viven sobre el suelo (los vegetales) y los que viven en el suelo (edafón).

 

De la vegetación, es obvio que las plantas están sujetas al impacto de los Factores Climáticos (¿debiéramos de decir ambientales o agrarios?), sin olvidar las interrelaciones suelo planta y las posibles interacciones inter-plantas y cómo no, con el edafón.  Pero está meridianamente claro que la zona de impacto directo y activo recibe un nombre concreto: la rizosfera.  De forma indirecta hablaremos del área de influencia donde queda depositada su necromasa (pero la planta no dejó protagonismo para la historia).

 

Si nos ceñimos al edafón aparece otro escenario distinto y extraordinariamente activo y complejo, limitado espacialmente (aunque no ceñido necesariamente a los 25 primeros centímetros como dice nuestro bien querido y tenaz Administrador).  En él, de los componentes mayoritarios, de cuya actividad biológica se deriva la formación de las estructuras agregacionales podemos distinguir en primer lugar la macro y mesofauna, cuya actividad básica es la demolición de las grandes estructuras orgánicas que cada año recibe el suelo Curso avanzado sobre Biouímica del Suelo 3.1. (Salvador González Carcedo) Desde los materiales orgánicos hasta el concepto de humus. a) La acción animal, y cuya consecuencia es la defecación. En segundo lugar y en cuenta su número y especial capacidad para transferir, transformar y metabolizar componentes orgánicos, distinguimos a las bacterias y los hongos.

 

Revisemos y reflexionemos conjuntamente.

 

Muchos conocemos que las plantas hacen dos cosas importantes en su ámbito radicular:

 

·         EXCRETAN a la rizosfera compuestos que proceden directamente del fotosintato y QUE ESTIMULAN LA ACTIVIDAD MICROBIOLÓGICA: son los rizodepósitos. Al menos de dos componentes mayoritarios en número y en actividad del ámbito rizosférico responden de forma inmediata incrementando su actividad: bacterias y hongos.  Las consecuencias derivadas pasa por la formación de ingentes cantidades de glicoproteinas que se usan en la conformación del glucocáliz, y que como ya dijimos, tienen capacidad adherente. Además estos componentes biológicos producen una cantidad importante de excretas metabólicas, muchas de las cuales tienen capacidad quelante (cetoácidos), compuestos orgánicos destinados a autoabastecerse de nutrientes inorgánicos (caso del ácido cítrico respecto del Fe unido al fosfato) o de enzimas, componentes bioquímicos con capacidad catalítica muy rápida capaz de satisfacer a un ritmo determidado las demandas nutricionales microbianas inorgánicas (caso del Fosfato o del sulfato) y orgánicas (caso de monosacáridos y aminoácidos) (recuerdo que las bacterias adquieren nutrientes orgánicos, Ana).

 

·         EXCRETAN al suelo sus mucílagos que permiten proteger la cofia o pilorriza, evitando de esa manera el daño frente al esfuerzo mecánico de la planta, al ordenar palnar y paralelamente (mediante fluidificación del medio) a las arcillas respecto al eje radicular y estabilizarlas de una manera permanente, en su entorno (por eso cuando urgaamos en un perfil podemos distinguir donde estuvo una raíz).  Además en los casos en que la densidad de número de plantas es alta (caso del cultivo del maíz por ejemplo) los mucílagos radiculares que llegan hasta la superficie, adquieren una nueva función, la de retener el agua que se condensa por las noches (ocupando una función que muestran otros seres vivos tan lejanos como los líquenes) y generando una despensa de agua significativa para la planta que puede alcanzar hasta el mediodía.  

 

Además las plantas CEDEN al suelos su NECROMASA, LO QUE OBLIGA A TRABAJAR a un inmensa diversidad de pequeños animales con mandíbulas.  Como consecuencia de su actividad se generan cantidades muy importantes de coprolitos, de elevada biodegradabilidad que ejercen primero los hongos y luego las bacterias.

 

Cuando el número de CADA GRUPO MICROBIANO rebasa la capacidad de ocupación de sus microhábitats (lugares específicos del suelo donde “caben” y desarrollan su actividad), nuevos individuos entran en escena: un inmenso ejercito de predadores, como los ácaros, Y los nematodos, desarrollando esa gran red trófica que el suelo ha permitido constituir y que denominamos edafón.

 

Hay un factor que, hoy, no quiero dejar relegado, el contenido en O2 del suelo (ya hablaremos del resto en otro momento).

 

Hoy, es evidente que vegetales y edafón están constituidos mayoritariamente por seres aerobios y en consecuencia debemos de insistir que los procesos y acciones exigen metabólicamente al O2.  Pero en ningún caso digo que el nivel del O2 demandado y presente en la atmósfera o en la solución del suelo tenga que ser el mismo para todos ellos, pues sería negar la evidencia. En consecuencia, el contenido en O2 del suelo es una base para la distribución vertical de las especies, una forma de supervivencia. Por ello, para buscar determinados procesos deberemos de determinar previamente donde se encuentran sus actores en el suelo.  Y tiene suma importancia en esta distribución del O2 y sus flujos de renovación en el interior del suelo tanto el componente textural como la estructuración que adquiere, de acuerdo con los mecanismos de formación presentes en cada suelo.

 

Pero admitirlo sin mas, sería ignorar de donde venimos (altas temperaturas y atmósfera sin O2) o todo el proceso de Evolución hasta nuestra situación actual, que ha ido dejando rastros de componentes vivos y formas de adaptación vegetal (acuática y terrestre) y edáfica cuya capacidad de adaptación a distintas tasas de O2 es evidente (extremófilos anaeróbicos, aeróbicos/anaeróbicos facultativos, seres con cadenas respiratorias cianuro resistentes y un largo etc, que, aunque interesante, no es motivo, al menos por ahora de ampliación escrita). 

 

Esta reserva biológica “durmiente” explica la activación de procesos anaeróbicos, en el mismo momento en que por circunstancias (naturales o técnicas) el suelo se satura en agua.  Este hace atractiva la investigación, en ámbitos especiales como determinadas áreas del litoral, sometido al influjo de las mareas.  o los suelos dedicados al cultivo del arroz, dada su inundación temporal. 

 

Rcuerdo que echar a alguien de su casa cuesta un montón, y tampoco se ha podido con los anaerobios y a los extremáfilos del suelo. La naturaleza solo ha limitado su actividad.  Mucho cuidado, no elevemos su número de manera innecesaria…

 

Con todo lo expuesto estoy evitando, de forma expresa, limitar nuestro concepto de estructura agregacional al “epipedón ágrico” aerobio estricto, e incluso al medio edáfico hipóxico y anerobio/facultativo. Las “estructuras agregacionales” también se forman en medios líquidos y/o por procesos anaeróbicos o extremófilos. Otos ámbitos del conocimiento les dan el nombre de flóculos y al proceso se le llama floculación.  Esto no es ajeno a la Ciencia del Suelo, y tendré que recordarlo desgraciadamente más de una vez, dado los tratamientos a los que sometemos a los residuos orgánicos (fermentaciones anaeróbicas, metanogénicas, compostaje…) y que por uno u otro camino, acaban en el suelo, guste o no, con o sin las bendiciones de la legalidad constituida (argumento al que se aferran los poderosos, los científicos mediocres que no quieren ver mas allá de los conocimientos que “interesan” y los interesados en el uso particular de la ciencia para sus propios fines).  El análisis de la floculación en ámbitos como los procesos de depuración de las Estaciones EDAR está muy de actualidad.  Ya es hora de que incorporemos sus resultados, ¡digo yo!,  a nuestro acervo congnitivo y docente.

 

Para no cansarles, y haciendo honor al título dado a este post, en el suelo encuentro (sin excluir nuevas aportaciones lógicas) cuatro grandes tipos de estructuras agregacionales. las cuales clasifico, según los actores que las generan, en:

 

·         «Coprolitos» conformados dentro del intestino de los pequeños animales y una vez ubicados en el exterior.

·         Agregaciones rizosféricas” o formas derivadas de la acción adherente de mucopolisacáridos vegetales radiculares.

·         Agregaciones fúngicas” o formas generadas por hongos. Podemos incluir aquí a los las costras que generan los líquenes (aunque no tengo claro todavía si las sustancias adherentes las producen el hongo o el alga).  Pero toda clasificación es susceptible de mejora, sobre todo si me ayudan Vds.

·         Agregaciones bacterianas” o formas generadas por colonias bacterianas.  La peculiar morfología de los actinomicetos es de particular importancia para generar situaciones mixtas entre agregaciones de origen bacteriano y fúngico. La naturaleza aerobia o anaerobia de los procesos de fermentación, también.

 

Si Vds creen que pienso únicamente en compuestos orgánicos, siento defraudarles. Las estructuras agregacionales están basadas fundamentalmente en la capacidad del componente adherente (en las estructuras texturales le llamamos cementante por su proximidad aplicada al mundo de la construcción), para unir lo que encuentre en su camino, sea orgánico, inorgánico, vivo o muerto…

 

Esta capacidad de adherencia de origen biológico es conocida desde siempre y la seguimos utilizado. ¿Quién no se acuerda de la goma arábiga, o del fijador de los sellos de correos o del engrudo de almidón? Alguien me puede decir que no ha pecado alguna vez en su vida dejando algunas mucoproteínas “nasales” debajo del tablero después de haberlas manoseado insistentemente, sobre todo si está esperando a que el semáforo se abra?. ¿O es que no han sido niños alguna vez y su madre no les reprendió?  Ahora lo que ocurre es que esta capacidad de adherencia la vamos a aplicar a “pegar trocitos de madera con unidades texturales de un tamaño vario y seres vivos varios que han decido que aquella será su casita”  También los seres vivos se dedican a la construcción.

 

Gracias por atenderme, excuso mi pesadez y no saben lo que alabo su curiosidad por mis escritos.  Hoy  “necesito una dosis de ego” como me decía un alumno después de salir del examen. 

 

Otro día desgranaremos a las estructuras agregacionales desde otras ópticas, y ya me dirán si tengo o no razón de separarlas de las texturales, aunque sea solo por marcar diferencias.

 

Saludos cordiales,

 

Salvador González Carcedo

Compartir:

2 comentarios

  1. estubo bueno y lo felicito por la buena informacion ya que consegui ganar A en mi album sobre la tierra thanks sr¡¡¡congratulations for your work in this page¡¡

  2. Estimado October:

    Me alegro por tu premio. Pero lo importante es que te haya servido para reflexionar sobre un problema que debe de ser revisado en el seno de la Ciencia del Suelo, y en este proceso puedes aportar, si piensas, mucho mas de lo que crees.

    Saludos y enhorabuena.

    Salvador Gonzalez Carcedo

Deja un comentario