“Nueva ecología”. Más de tres millones de sitios Web hablan de ella. libritos, libretos y fanfarrias. Siempre que a alguien se le “escurre” una idea sin interés, o intenta llamar la atención sobre alguna obviedad, utiliza la frasecita de marras y se queda tan orondo. A la postre no implican nada más que escritos chapuzas. No seré yo quien entre al carro de tanta mediocridad. “La conjura de los necios”, como el título de un libro fantástico que leí hace ya mucho tiempo. Sin embargo, este post tiene otro propósito. Hace ya algunos meses que escribí oro titulado: “Geoingeniería Planetaria y Migración Asistida de Especies Contra el Cambio Climático: ¿Necesidad o irresponsabilidad científica?. Sin embargo, siguen lloviendo artículos (científicos y de prensa general), así como páginas Web y blogs, en los que se proponen todo tipo de tropelías en nombre de la sustentabilidad y el cambio climático. Hasta no hace mucho tiempo, comprender, analizar y preservar un paisaje natural, con un gran valor ecológico, prístino o no, era uno de los objetivos primordiales de la ecología. Pero eso era antes de que se diera por cierto que el calentamiento de la atmósfera era ya una realidad. Más de dos décadas nos pasamos hablando de la mitigación del cambio climático. Sin embargo, como era de esperar, todo terminó en una desiderata nauseabunda, o como decimos en España “un diálogo de besugos”. Vista nuestra incompetencia, se pasó a la segunda fase, ya que no podemos mitigarlo, tratemos de planificar las estrategias de respuesta. Y es aquí en donde comenzó un nuevo tipo de pensamiento ecológico que parece consistir en cambiarlo todo. No dejar títere con cabeza en la naturaleza. De dos aspectos de tal trasiego biogeosférico en las “manazas” humanas versaba el post aludido. Y sobre el tema en general hablaremos hoy.

 

 

Nueva Ecología. Fuente: Agora.ya.com

 

La verdad es que me siento desconcertado, tanto más cuando la “antigua” y “nueva” ecología se mezclan para cocinar un producto nauseabundo. Intentar entender los ecosistemas para preservarlos y/o manejarlos sustentablemente, era el objetivo de la primera. Alterar la atmósfera y la biosfera para adaptarla a “nuestras necesidades”, con vistas a hacer frente al cambio climático, se ha convertido ahora en el santo y seña de una postmodernidad insensata. Estos son los temas que apasionan a los sicarios de la geoingeniería, o de la “migración asistida de especies” Y la bibliografía científica deviene en caos, mientras en el ciberespacio se defienden todo tipo de sandeces.

 

Si realmente atesoráramos los conocimientos adecuados como para intervenir adecuadamente en los ecosistemas naturales, no habríamos llegado a la situación que hoy padecemos. En nombre de la ciencia se llevaron a cabo todo tipo de movimientos de especies que hoy devienen en catástrofes. De eso los australianos y neozelandeses saben mucho. Sus espacios naturales se han convertido en un problema gracias a la incorporación “intencionada y torpe” de formas de vida llevadas allí desde otros lugares del planeta. Más aun, al intentar solventar las perturbaciones causadas por un taxón, introducían otro, generando un desaguisado aun mayor. Otro día os expondré un ejemplo histriónico. En España también llevamos a cabo nuestras aventuras, que casi siempre devinieron en problemas ambientales. Gran parte de aquellos trasiegos han dado lugar a la proliferación de especies invasivas o invasoras (ellas no tenían la culpa, si no los que defendieron tales emigraciones forzadas basadas en propuestas científicas carentes de sólidos cimientos. Luego, con la globalización y el auge del transporte transcontinental, comenzaron efectivamente a aparecer tales “aliens”.

 

 

 

A Nueva Ecología, Nuevas Especies. Fuente: Tumblr de Okok

 

Sin embargo, lo más preocupante es que los científicos de hoy, como los de antaño, perseveran en sus intenciones, alegando que “ya existen los conocimientos adecuados” como para remover toda la biogeosfera. ¡Falso!. ¡Rotundamente falso! Día tras día se descubren incontestables evidencias de nuestra incompetencia. ¡Qué arrogante es la ignorancia! Parece que se nos ha contagiado el frenesí de los “toca genes” con vistas a desorganizar lo ya ordenado por la propia naturaleza. Pero el dilema persiste. Muchos colegas defienden con alarmantes proclamas que, o modificamos la naturaleza como pilar de la estrategia de respuesta al cambio climático, o gran parte de la biosfera sucumbirá. Empero esta ha hecho frente con éxito a mil y un avatares a lo largo de la historia, y entre ellos a tropecientos cambios climáticos, mientras que el ser humano lo único que hace es perturbar y destruir. No detecto muchas diferencias entre la geoingeniería o la migración asistida y las perturbaciones ecosistémicas, porque de hecho lo son. Como corolario este tipo de “nueva ecología”,  se me antoja algo así como una ecología de las perturbaciones torpemente intencionada. El primer ensayo de geoingeniería termino siendo un total y absoluto fiasco (la fertilización con hierro del océano). Afortunadamente, la cosa no ha ido a mayores, por ese lado. A pesar de todo, se siguen proponiendo mil y un métodos (algunos de alcances escalofriantes, como lo es la modificación de la atmósfera) que atestiguan nuestra perseverancia en no reconocer nuestra ignorancia. Eso sí, de cumplirse los vaticinios del calentamiento climático, a los que nos oponemos a sus perversas travesuras, nos acusarán de ser los responsables de los cambios que se produzcan. ¡Falso!. Se trata de cautela. Pero de permitirles que continúen, la biosfera sufrirá, con toda seguridad, estragos más que serios.   

 

Cuando uno realmente desconoce las repercusiones de sus acciones, o soslaya analizarlas detenidamente (realizar los test oportunos tantas veces como fuera necesario) debería quedarse “quietecito”, por cuento el remedio puede ser peor que la enfermedad. Sin embargo, al parecer, las premuras ambientales o “mediáticas”, generan que ciertas propuestas, que de hecho no pasan de ser más que meras conjeturas o hipótesis científicas no corroboradas, se lleven a cabo, saltándose por el forro el método científico. No se pueden llevar a cabo experimentos planetarios en base a hipótesis no  corroboradas, algo muy diferente a lo que son las “teorías científicas”.  Ni los dislates que actualmente se debaten sobre diversas propuestas geoingenieriles y “asisto-migratorias” deben ejecutarse cuando faltan pruebas contundentes que avalen que, lo que parece lógico sobre el papel, lo será en la práctica.  Hace tan solo unos días que un columnista escribió un articulo que no tiene desperdicio: “No se domina lo que no se nomina: Lenguaje y pensamiento.  Es lo mismo que hablemos de empresarios, políticos, científicos o ciudadanos en general. Os recomiendo su lectura porque no tiene desperdició.

 

Habría que recordar, por ejemplo, que la “migración asistida de una sola especie” puede acarrear mil y un contratiempos. El problema estriba en que un taxon se encuentra en un delicado balance dentro de su propio ecosistema, en función de su competición con otras especies, simbiosis, comensalismos, parásitos, patógenos, etc. Al arribar como turista, obligado o no (en el segundo caso hablamos de especies invasoras; que ironía), a otra comunidad biológica, la falta de enemigos naturales, puede hacerla proliferar en detrimento de las especies con las que debería cohabitar, no dañar (¡invasora!), generando un serio problema ecológico. Sin embargo, su implantación puede fracasar por falta de los simbiontes que requiere, o al ser infectado por un patógeno que no induce daños en el delicado equilibrio alcanzado entre las restantes especies que cohabitaban. También puede ocurrir que arrastre con él a otros organismos infecciosos que la especie introducida tolera, pero que los taxa de su nuevo hogar no, induciendo de otro tipo de desastre.

 

 

 

Nueva Ecología Urbana “glamourosa”. Fuente: Tecnología e Informática

 

Se denominan especias clave a aquellas que “creemos” que son esenciales para el funcionamiento de un ecosistema. Cuando una de ellas se extingue, genera una cascada de extinciones en cadena, pudiendo generar su colapso. El problema estriba en que por mucho que se defienda lo contrario, no tenemos conocimiento de todas las especies clave. Muchas que no son consideradas como tales hoy día, pude que si lo sean. Los ecólogos que trabajan sobre estos temas, a nivel práctico, deberían retener el principio de precaución, aunque tuviéramos que tatuárselo en sus frentes (así lo recordarían todos los días al mirarse al espejo cuando quieran ver lo guapos que son). Incluso a veces nos llevamos gratas sorpresas. Os expongo un ejemplo que he leído hoy mismo.

 

Muchos de vosotros sabéis que el calentamiento de las aguas oceánicas, consecuencia del climático, es una de las causas (entre otras, ya que también les afectan la acidificación, contaminación, etc.,) de la muerte de numerosos sistemas coralinos. En el boletín de noticias Sciencedaily leía hoy esta sorprendente noticia: “Global Warming Causes Outbreak Of Rare Algae Associated With Corals, Study Finds”.  Pues bien, los autores del estudio nos informaban de que una rara e insignificante alga, por tolerar el aumento de las temperaturas, estaba sustituyendo a las más sensibles que morían por esta causa. Y como corolario, los arrecifes de coral que se barruntaba que iban a enfermar “en ciertas regiones no lo hacían” Simplemente el sistema simbiótico de los arrecifes, sustituía un organismo fotosintético por otro, salvando dichos ecosistemas. Los autores, que aun no estaban seguros de que tal modificación fuera estable, están ahora analizando el caso con detenimiento. ¡Bien hecho!. No se trata de observar un hecho aislado e intentar llevar a cabo una precipitada “bioingeniería ecosistémica” sin saber la viabilidad de tal cambio en el tiempo, así de sus repercusiones en otros tipos de sistemas coralinos. Parece ser que a muchos ecólogos se les olvida que, en el pasado, existieron numerosos cambios climáticos que afectaron a las aguas oceánicas, aumentando bruscamente sus temperaturas, mucho más que en la actualidad. Sin embargo  los arrecifes coralinos ahí están. ¿Por qué no se extinguieron? ¿Quizás porque unas especies de algas son sustituidas por otras garantizando la estabilidad de la biocenosis? ¡Posiblemente!. El valor de especies que se creían insignificantes en un momento dado, han demostrado después ser clave. O reconocemos que somos aprendices de brujo o dejaremos la biofera “patas arriba” irreversiblemente (más de lo que ya está, para nuestra desgracia).

 

Sabemos “algo” de las especies con interés comercial, por cuanto de no ser así  los fracasos estarías garantizados. Sin embargo, no ocurre lo  mismo con las innumerables especies que componen una biocenosis. Jugar soslayando este problema tan solo deviene en irresponsabilidad, si esa que al parecer se está poniendo de moda.

 

¿Qué hacer entonces? Reitero que la biosfera ha sufrido una cantidad enorme de cambios climáticos, muchos de los cuales han sido abruptos. Ha sobrevivido a todos ellos por si sola sin la maldita interferencia del hombre. Dejemos ser aprendices de brujo y comportémonos como científicos responsables.  Los ensamblajes de los ecosistemas se armarán solos. Dejemos que la naturaleza haga su trabajo, el daño está hecho y podemos agravarlo. Al menos aprenderemos algo de su casi infinita “sabiduría”.

 

Os recomiendo que reflexionéis sobre las gravedades y bondades que dimanan de alguna de las siguientes noticias, entre otras muchas:

 

Adaptarse al cambio climático

 

Reducir las emisiones o enfrentarse a la incertidumbre de la geoingeniería

 

Trasladar especies para evitar su extinción

 

Proliferación de especies invasivas en Doñana

 

 

Juan José Ibáñez

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4 comentarios

  1. Lo del primer ensayo de bioingeniería ha sido el despiporre. Lo que me hizo mucha gracia, por no decir otra cosa, es que se sorprendieron de que una explosión de población de zooplancton se zampara, como era previsible, el fitoplancton que con tanto mimo estaban cultivando.

    Y nada menos que el ínclito Bill Gates, que de supervillano de la industria informática ha pasado a salvador del mundo, tiene un plan para acabar con los huracanes en el Caribe. Bombear agua de la superficie por debajo de la termoclina. A mi me pone los pelos de punta el pensar en qué podría pasar si la cantidad de agua caliente bombeada fuera realmente suficiente como para impedir la formación de un huracán o al menos debilitarlo…

    En algún sitio dijeron que eso era un Plan digno del mismísimo Lex Luthor, super villano de "Superman".

    ¡Y han pedido la patente y todo!

  2. Por supuesto, coincido en que no debemos alterar más los ecosistemas, ni interferir en el proceso de recuperación de la Tierra frente a los daños que ya les hemos causado. Sin embargo, sí creo que es interesante (y necesario) que tendamos hacia una contención en nuestras "necesidades", que se reduzca el consumo de energía (tierra, recursos, alimento) entre las sociedades que estamos marcando una huella ecológica de grandes dimensiones. No se trata en este caso, pues, de alterar el delicado y ya dañado equilibrio de nuestro entorno, sino de autorregularnos a nosotros mismos.

    Un cordial saludo.

  3. @ Trotalomas:

    Estoy de acuerdo contigo. Realmente hay que dejar de joder la naturaleza, porque le autoregulación que ella traerá no será para nada agradable para nosotros.

    Opino que deberían hacerse coaliciones internacionales para destruir represas, plantas de energía nuclear, etc.; pues una simple represa destruye todo un ecosistema de río. Además de la esterilización de BASTANTES grupos humanos, porque muy pronto la población mundial se hará insostenible, así cultiven arroz en sus cabezas. Así como un día se hizo insostenible la población con la vida cazadora-recolectora (la auténtica vida NATURAL) y se optó por la agricultura, también ésta llegará a ser insostenible. Ya se empieza a ver en las sequías, reducción del tamaño en cultivos, etc.

    Muchas de las soluciones podrán ser bárbaras para el que las reciba, pero serán una bendición a la posterirdad (como dijo Hitler). Y a esto debo añadir que cada acción tiene su reacción, y ahora estamos recibiendo las reacciones.

    Un saludo!

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