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Ha Nacido una Estrella: Los Tardígrados

Fuente: Colaje Imágenes Google
Realmente, como se dice en términos populares, “Unos nacen con estrella y otros estrellados” Los tardígrados, simpatiquísimos de contemplar, son un filo por sí mismo con más de mil especies descritas hasta el momento. Descubiertos en el siglo XVIII han pasado inadvertidos escondiditos bajo el suelo. Fue su resistencia a condiciones extremas, como las criptobiosis, las que decidieron a unos investigadores a lanzarlos al espacio exterior para ver si sobreviven. Y Así tocados por una estrella, se convirtieron casi en organismos icónicos, verdaderas prima donna de la biología del suelo. Desde entonces se han coinvertido en noticia cuando aún desconocemos su importancia en el medio edáfico. Poco sabemos de esta filo, excepto que parece alimentarse de bacterias, cuestión de la que ya me informaron en mi primera extracción, allá por 1997. Y tras tal rutilante estrellato contrasta con el hecho de que los biólogos del suelo no parecen desean estudiarlos más a fondo dadas las posibles dificultades para ello y especialmente como sonsecuencia de la falta de recursos económicos que ofrecen las Instituciones y programas de investigación. Cuando nace una estrella en el firmamento humano, los ciudadanos desean saber hasta los últimos detalles acerca de cómo y donde nacieron, como vivían, como alcanzaron al estrellato y un largo etc. ¿Qué ocurre aquí?
Personalmente me pregunto por qué aquellos que dicen estúpidamente que poseen superpoderes, como es posible que no reclamen un mayor interés acerca de la vida mundana bajo el suelo. Tales conocimientos podrían ofrecer muchas pistas acerca de sus hábitos, anatomía, ecología, comportamiento, etc., pero nada de nada. Es decir, con toda seguridad se abrirían nuevos horizontes para la indagación de sus afamadas resistencias a las adversidades extremófilas. De hecho, la crisis de los taxónomos dedicados a este grupo era dramática y su número tan minoritario que, hasta 2010, se clamaba por incentivar alguna vocación, ya que contados especialistas, casi todos viejecitos se encontraban en riesgos de extinción. Hablé personalmente con una joven que no pudo asentarse en mi institución por la ausencia de plazas que ofertaba a las “vocaciones taxonómicas”. Ella me comentó que era la más joven. De aquello, hará alrededor de una década. Empero tampoco detecto estudios serios al respecto. ¿Porqué? Enigma de los enigmas. Lo dicho, también en lo que respecta a los organismos que habitan en el suelo “Unos nacen con estrella y otros estrellados”. El gran enigma de los tardígrados, la comunidad científica, las modas, la investigación espacial y la médica, etc. En esta ocasión la ausencia de noticias no es una buena noticia.
Os dejo con la noticia y alguna información adicional y la nota de prensa de marras, que nos informa a cerca de ellos y que viene a seguir la línea de los estudios precedentes: inmortalidad, superpoderes, etc. Y lo repito por enésima vez: existen razones científicas que la racionalidad no entiende.
Juan José Ibáñez
Continúa…….
Los tardígrados son animales microscópicos que pueden sobrevivir a una serie de condiciones que son demasiado extremas para ocurrir en la Tierra, y los científicos quieren aprender sus secretos
POR MEGHAN BARTELS
Ojo de la Ciencia/Fuente Científica
Los diminutos tardígrados tienen tres reclamos a la fama: su apariencia encantadoramente regordeta, sus encantadores nombres comunes (oso de agua y lechón de musgo) y su asombrosa resistencia frente a amenazas que van desde el vacío del espacio hasta temperaturas cercanas al cero absoluto.
Ahora, los científicos han identificado un mecanismo clave que contribuye a la resistencia de los tardígrados: una especie de interruptor molecular que desencadena un estado latente resistente. Los investigadores esperan que el nuevo trabajo, publicado el 17 de enero en la revista PLOS ONE, fomente una mayor exploración de la capacidad de las criaturas microscópicas para soportar condiciones extremas.
«Ha abierto todo un enorme repertorio de experimentos que ahora podemos llevar a cabo», dice Leslie Hicks, química de la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill y coautora del estudio.
La investigación comenzó cuando, por capricho, el coautor Derrick Kolling, químico de la Universidad de Marshall, colocó un tardígrado en una máquina que detecta «radicales libres», o átomos que contienen electrones desapareados. Y vio que tales átomos se producían en el oso de agua. Ese hallazgo no es sorprendente porque los procesos metabólicos normales de un animal, así como los factores estresantes ambientales como el humo y otros contaminantes, crean radicales libres dentro de las células.
Cuando se acumulan, los radicales libres, sobre todo las formas reactivas de oxígeno, arrebatan electrones de su entorno para lograr la estabilidad en un proceso conocido como oxidación. En el proceso, estos radicales dañan las células y compuestos como el ADN y las proteínas. Pero en pequeñas cantidades, los radicales libres pueden actuar como moléculas de señalización, dice Hicks, y sus estudios de laboratorio muestran cómo estos átomos afectan el comportamiento de una célula al adherirse y desprenderse de una variedad de proteínas.
Cuando Kolling le contó a Hicks sobre la visión de radicales libres en un tardígrado, Hicks se preguntó si estos átomos podrían desempeñar un papel en la resistencia del animal. El equipo ideó varios experimentos para exponer temporalmente a los pequeños osos de agua a condiciones que inducen estrés y producen radicales libres, incluidos altos niveles de sal, azúcar y peróxido de hidrógeno.
Bajo estas formas de estrés, los tardígrados se enroscan en un estado protector temporal de latencia llamado tun. «Cuando hay mucho estrés, son maestros en protegerse a sí mismos«, dice Kolling. Los investigadores monitorearon si los tardígrados entraban en su estado de protección y, de ser así, si podían recuperarse y reanudar la actividad normal cuando las condiciones mejoraran.
Hicks estudia las interacciones de señalización entre los radicales libres y la cisteína, un componente clave de las proteínas, y se preguntó si el mecanismo podría desempeñar un papel en la formación de tunas. Así que los científicos expusieron a los tardígrados a diferentes tipos de moléculas conocidas por bloquear la oxidación de la cisteína, como los científicos llaman unión por un radical libre. En condiciones estresantes, con cisteína no disponible para los radicales libres que se producen, los tardígrados no podían formar tunes.
Kazuharu Arakawa, científico de la Universidad de Keio en Japón, que estudia los tardígrados, dice que el nuevo trabajo se alinea con investigaciones anteriores que muestran el papel de la oxidación de la cisteína en un mosquito conocido por resistir la desecación total, o el proceso de secado. Las similitudes sugieren que el mecanismo puede ser un desencadenante común de los tuns y otras formas de latencia resistente, un fenómeno que los científicos llaman criptobiosis.
Aun así, los investigadores dicen que queda mucho trabajo por hacer para comprender cómo funcionan los radicales libres en los tardígrados. El estado de tun resistente no es la única táctica que usan los osos de agua para sobrevivir al estrés ambiental, y el equipo planea estudiar estas otras estrategias en detalle. Los investigadores también planean estudiar otras especies de tardígrados (solo usaron Hypsibius exemplaris). Esperan encontrar que la oxidación de cisteína se usa ampliamente entre los animales.
Hicks dice que, a largo plazo, espera que el trabajo pueda informar los estudios sobre el envejecimiento y los viajes espaciales, que involucran radicales libres que dañan la maquinaria celular vital, como el ADN y las proteínas.
MEGHAN BARTELS es una periodista científica que vive en la ciudad de Nueva York. Se unió a Scientific American en 2023 y ahora es reportera sénior de noticias. Anteriormente, pasó más de cuatro años como escritora y editora en Space.com, así como casi un año como reportera científica en Newsweek, donde se centró en las ciencias espaciales y de la Tierra. Sus escritos también han aparecido en Audubon, Nautilus, Astronomy y Smithsonian, entre otras publicaciones. Asistió a la Universidad de Georgetown y obtuvo una maestría en periodismo en el Programa de Periodismo de Ciencia, Salud y Medio Ambiente de la Universidad de Nueva York.
Post Previos
Los Osos de Agua o tardígrados y los mecanismos de su supervivencia a la deshidratación
Tardígrados: Bioprospección del Suelo y Subsuelo, Organismos Extremófilos y Vida Insólita
Otros enlaces:
Cazando ositos de agua: así se estudia a los tardígrados en México (publicado en Muy Interesante)
TARDÍGRADOS: ANIMALES CON SUPERPODERES
Tardigrada (Wikipedia)
Los tardígrados (Tardigrada), llamados comúnmente osos de agua debido a su aspecto y movimientos, constituyen un filo de ecdisozoos dentro del reino animal, caracterizado por ser invertebrados, protóstomos, segmentados y microscópicos (de 500 µm de media).1 Además se agrupan dentro del gran grupo de los panartrópodos por presentar caracteres que sugieren que comparten un antecesor común con los artrópodos, junto a los onicóforos.
Fueron descritos por primera vez por Johann August Ephraim Goeze en 1773, el cual los denominó «osos de agua» (del alemán Kleine Wasser-Bären, literalmente ‘ositos de agua’) y hace referencia a la manera en la que caminan, similar al andar de un oso. Más tarde, el término «tardígrado» (que significa ‘de paso lento’) fue dado por Lazzaro Spallanzani en 1777, justamente debido a la lentitud de este animal.
Son organismos extremófilos (resistentes a condiciones extremas), con características únicas en el reino animal como poder sobrevivir en el vacío del espacio o soportar presiones muy altas de casi 6000 atm;2 pueden sobrevivir a temperaturas de -200 °C y hasta los 150 °C,3 a la deshidratación prolongada (pueden pasar hasta 10 años sin obtener agua)45 o a la radiación ionizante.6
los tardígrados poseen un par de estiletes cuticulares y una faringe muscular que les permite perforar y succionar los fluidos de bacterias, algas, plantas -musgos, hepáticas y líquenes- y de pequeños animales -protozoos, rotíferos, nematodos y larvas