La variabilidad del secuestro de carbono por los bosques varía considerablemente, de localidad en localidad, incluso dentro de un mismo tipo de formación forestal (por ejemplo, encinares, robledales, manglares, etc.). De ahí la dificultad de extraer estimaciones promedio a nivel global. Obviamente, las condiciones de la calidad del suelo, resultan ser de gran importancia, aunque hay otras que tampoco deben subestimarse. A esta conclusión ya llegó el Programa Biológico Internacional IBP, en las décadas de 1060-1970. A todo ello cabría añadir el efecto negativo de las sequías, enfermedades o epidemias que afectan a la canopia, etc., etc.  Por tales razones, sorprende que noticias, como las que ofrecemos hoy, sean consideradas relevantes a nivel mundial.

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Plaga causada por la mariposa monarca en un bosque de coníferas de Michoacán: Fuente: La Provincia. Foto: Jesús Vieyra

 

Ya comentamos en post precedentes que todo lo que lleva la etiqueta de cambio climático se eleva a los altares, sin razón en la mayoría de los casos. Eran otros tiempos, antes de que comenzaran a apreciarse las repercusiones del calentamiento de la atmósfera cuando, en el contexto del IBP, se intentaron estimar la producción primaria y otras variables de numerosos ecosistemas a nivel global. Los resultados fueron desalentadores, por cuanto la variabilidad dentro de una misma comunidad, en localidades geográficas diferentes, era tan enorme que resultaba prácticamente imposible ofrecer valores promedio, a no ser que se estudiaran todas sistemáticamente. Tampoco debe olvidarse la naturaleza intrínseca de las diversas ciclicidades climáticas, con periodos en los que alternan condiciones favorables y desfavorables. Empero ni tan siquiera hemos sido capaces de detectar todos los ciclos y ciclos dentro de ciclos que acaecen en cada ambiente, y como corolario menos aun sus efectos sobre los ecosistemas. Por estas razones, la información satelital en tiempo real nos aporta una información imposible de ser ofrecida por modelo numérico alguno, al menos hasta el presente. El problema deviene en como monitorizar todo el planeta en tiempo real y a una escala “razonable”.

Obviamente si un bosque, y en especial los mono-específicos, como lo son los reforestados, sufre un stress ambiental o una plaga, su capacidad de secuestro de carbono disminuye, pudiendo pasar “temporalmente” (ya que de no ser así significaría su extinción) de sumidero a fuente de emisiones de dióxido de carbono. ¿Alguien lo dudaba? No resulta necesario un análisis concienzudo del tema, y menos aun un modelo de simulación, con vistas a dar cuenta de tal trivialidad. Sin embargo, seguimos perdiendo soberanamente tiempo y dinero con este tipo de noticias, a la par que cada modelizador pretende construir su “modelito”, calibrándolo meramente un escaso número de localidades. Y sobre este tema versa  “el notición” que os mostramos hoy. De seguir a este paso, se generarán más modelos que expertos versan en la materia. Se trata del mismo problema que afecta a iniciativas similares en los estudios encaminados a predecir la erosión del suelo. Pero hay más.

También resulta trivial recordar que existen muchas enfermedades de los bosques, y que estos son afectados en distinto grado por diversas circunstancias. No todas las plagas son igualmente severas, en función de una serie de variables que atañen tanto al ambiente como a la genética de los individuos. Obviamente, los efectos resultan necesariamente ser más devastadores en los monocultivos, por cuanto su genoma es en el mejor de los casos “bastante similar” y por lo tanto también su respuesta al patógeno. Por el contrario, en bosques de pluriespecíficos, el patógeno que daña a una especie, no suele afectar a otras, tamponandose así las pérdidas potenciales en lo concerniente al secuestro de carbono, a costa de disminuir “un poco” su productividad potencial “máxima” en momentos determinados.

Pues bien, ahora leer la siguiente noticia, ofrecida por un buen noticiero, como lo es realmente el del ARS, y extraer vuestras propias conclusiones. Los científicos cada vez nos parecemos más a los políticos: vendemos humo, o damos “gato por liebre”.

Juan José Ibáñez             

 

Modelo predice cambios en la absorción de carbono por los doseles de los árboles. Un científico del Servicio de Investigación Agrícola (ARS) participó en un proyecto para afinar los modelos de computadora que pueden indicar cuando los bosques que normalmente absorben el carbono atmosférico en cambio se convierten en generadores del carbono. Estos resultados pueden establecer con exactitud la eficacia de los árboles en compensar por las emisiones de carbono que contribuyen a las temperaturas atmosféricas más altas y el cambio climático global.

Noticiero del ARS a Noticias@ars.usda.gov .31 de marzo de 2010
Vea esta historia en Internet, junto con fotos y otros artículos relacionados, en www.ars.usda.gov/is/espanol/pr
 
El fisiólogo de plantas Eric Hamerlynck con el ARS se asoció con la bióloga Karina Schafer de la Universidad de Rutgers y Kenneth Clark y Nicholas Skowronski del Servicio Forestal de EE.UU. para calibrar el modelo de la Asimilación de Carbono Limitado por la Conductancia del Dosel (4C-A). Éste es un programa de computadora que genera calculaciones sobre la cantidad de carbono en los doseles de bosques. Hamerlynck trabaja en el Centro de Investigación de Cuencas del Suroeste mantenido por el ARS en Tucson, Arizona.
 
Durante el verano del 2006, el grupo midió el flujo de savia y el cambio de gases de fotosíntesis en las hojas en diferentes niveles del dosel en un grupo de robles y pinos en los bosques de pinos de Nueva Jersey. Estos datos se usaron para calibrar el modelo 4C-A para simular la cantidad de carbono absorbido por el dosel de los árboles y emitido a la atmósfera por los procesos de fotosíntesis y respiración.

Los resultados del modelo calibrado–los cuales fueron dentro del 15 por ciento de las estimaciones de tres otras técnicas–indicaron que la absorción estacional media de carbono de los árboles fue aproximadamente 1.240 gramos de carbono por metro cuadrado del área de dosel.

Los científicos luego usaron el modelo 4C-A para estimar la tasa de cambio estacional del carbono durante el 2007, cuando los mismos árboles fueron sin hojas por dos o tres semanas después de una infestación de las polillas gitanas. Esta infestación ocurrió cuando los árboles fueron absorbiendo la cantidad máxima estacional de carbono.

El modelo mostró que, después de la infestación de las polillas gitanas, la tasa media de absorción de carbono se redujo por el 25 por ciento a aproximadamente 940 gramos de carbono por metro cuadrado del área de dosel. Esta disminución significó que en vez de ayudar a absorber el carbono atmosférico, los árboles emitieron más carbono a la atmósfera.

 
Según el Servicio Forestal, los bosques estadounidenses absorben y almacenan casi 705 millones de toneladas métricas del dióxido de carbono cada año. El manejo de los recursos forestales para optimizar la secuestración del carbono es esencial en mitigar los efectos del cambio climático global.

 Los resultados de esta investigación fueron publicados en la revista ‘Global Change Biology’ (Biología del Cambio Global).
ARS es la agencia principal del Departamento de Agricultura de EE.UU. (USDA por sus siglas en inglés). Esta investigación apoya a prioridad del USDA de responder al cambio climático global.

Servicio Noticiero, Oficina de Información, Servicio de Investigación Agrícola
Noticias@ars.usda.gov | www.ars.usda.gov/noticias

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