Las cifras ofrecidas por las instituciones, medios de comunicación y organizaciones ecologistas, acerca de las especies en riesgo de extinción no dejan de estar sesgadas, por no hacer uso de “palabros” más mordaces e insidiosos. Es asombroso que los expertos en biodiversidad caigan en el mismo pecado  que la cultura propiciada por los documentales televisivos sobre estos temas. No se trata de una apreciación personal. Diversos y afamados expertos en la materia hacen uso de expresiones del sesgo de lo conspicuo o el chauvinismo de los vertebrados (Sir Robert May, para no ir más lejos). Habría que clarificar aquí que ¿suele entenderse por animales?. Ni más ni menos que, por lo general, suelen referirse a los pertenecientes  a los niveles de organización y complejidad elevados, como son los vertebrados, y en el mejor de los casos especies de bellas maripositas, etc. Francamente yo hablaría de «chauvinismo humano», aderezado de la estulticia crónica propia de la sociedad en la que vivimos. Resulta que sabemos que ni los bosques tropicales húmedos, ni las más áridas sabanas podrían vivir sin la innegable labor que llevan a cabo organismos como las termitas y hormigas. Eso si, probablemente la extinción de algunos vertebrados no les causaría más que pequeños y temporales contratiempos. Simplemente sin los primeros los ecosistemas se colapsarían, mientras que sin bastantes (que no todos) de los vertebrados no. Se trata tan solo de un ejemplo. Del mismo modo, otros animalitos como las lombrices resultan esenciales con vistas a la supervivencia de diversos ecosistemas templados. Por cierto, todos ellos son los que hemos denominado ingenieros del suelo en diversos post precedentes. Más aun, sin microorganismos como las bacterias, la biosfera se extinguiría. ¡Ya se, ya se! Estos últimos no son animales. Efectivamente, los animales somos nosotros. Resulta que la mayor parte de la biodiversidad animal permanece por ser identificada, por lo que ni tan siquiera conocemos su rol en la estructura y dinámica de los ecosistemas. Como señala la noticia que comentamos hoy,  existen muy pocos invertebrados catalogados como en riesgo de extinción, cuando son más bastantes más numerosos que los vertebrados. Y como se puede observar, casi todo el énfasis y cobertura mediática se la llevan mamíferos y aves, los últimos taxa animales que aparecieron en la biosfera. Esta última existía rebosante de vida sin su presencia. Por tanto, ¿que prioridades deberíamos tener en materia de conservación de la biodiversidad?. Fijarnos en especies aisladas deviene en la peor de las estrategias. A falta de conocer realmente (aunque ya existen abundantes pruebas, pero no inventarios), el papel desempeñado por los animales diminutos, mejor sería fijar nuestra atención en hábitats y ecosistemas. Y aquí también los ecólogos y ecologistas pecan, una y otra vez, del mismo sesgo que los documentales televisivos. ¡Lo grande importa, lo pequeño no! (…).     

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El amor por los animales. Fuente: Blog La Burbuja Transparente

La estrategia de los ecologistas y movimientos conservacionistas, no es más que lacrimógena y sensiblera, pero poco docente para la instrucción del ciudadano. Sin embargo, tal modo de proceder se me antoja el peor de los posibles con vistas a salvaguardar tanto los servicios ecosistémicos, como la propia supervivencia de la biosfera.  Por ejemplo, estamos apunto de editar un  post en donde se constatará que las especies invasivas existen desde que el hombre es hombre, diezmándose, por ejemplo, la distribución natural de especies clave de lumbrícidos de gran importancia para el mantenimiento del suelo y una vegetación exuberante, base de la vida de los animales superiores.  Tal sensiblería por lo grandote peca de irresponsable. En realidad, la prensa se encuentra plagada de noticias sobre cuantiosas sumas destinadas a salvar especies de gran tamaño que, aun siendo importantes, a menudo no son imprescindibles. La vida media de las especies en una biosfera libre de humanos es inversamente proporcional a su tamaño y complejidad. Dicho de otro modo surgen y se extinguen a escala geológica, con suma rapidez, al contrario que los taxa animales de menor tamaño. Hasta que no realicemos verdaderos inventarios de campo con vistas a inventariar toda la biodiversidad posible del mundo animal y vegetal, estaremos literalmente dando palos de ciego. Sin embargo sus taxónomos se extinguen a mucha mayor velocidad por lo que (…)  ¿Quién se hará cargo de sus inventarios? Intentamos hacer creer al ciudadano que lo grandote es mejor que lo pequeño. Un chauvinismo de la peor calaña. Posiblemente ni aun salvando de la extinción a las especies actualmente catalogadas en los libros rojos, el Planeta se encuentre libre de irse al carajo por la estulticia humana. No se trata de denunciar que luchar por la supervivencia de los animales “superiores” ¿? Sea una lucha ilegítima, por supuesto que no. Simplemente denunciamos que tal estrategia no os llevará a ningún lado, mientras no entendamos que muchos canijos indefensos y actualmente despreciados bichitos, son clave para el futuro de la biosfera. Las extinciones en masa de grandes vertebrados a lo largo de la historia de la humanidad, son más la regla que la excepción. Una cosa es fomentar el amor por los animales y otra bien distinta confundir la velocidad con el tocino.  

Finalmente, señalamos la gran razón  que atesora el contenido del comentario con el que termina el post. El cambio climático es uno, aunque no el más importante que afecta a la preservación de la biodiversidad. Sin embargo, tanto ir y venir con la misma serenata, no hace más que encubrir las verdaderas dimensiones de la tragedia: ¡la estupidez humana!, incluso la de muchos de los “denominados expertos(aunque en este caso menos que en otras muchas noticias, ya que al menos se tienen en cuenta).   

Juan José Ibáñez

Solo uno de cada 10 animales amenazados está protegido

«Tan solo el 9,4% de las especies animales con peor estado de conservación poseen al menos un plan de actuación en alguna parte de su área de distribución». El resto, es decir la gran mayoría, no tiene ninguno, según revela el informe Biodiversidad 2010.

FUENTE | El País Digital 19/07/2011

La mitad de actuaciones aprobadas (53,5%), así como la mitad de las especies para las que se ha adoptado algún programa (48,4%), son aves; casi una cuarta parte, mamíferos; y solo seis especies de invertebrados, otras seis de peces, cuatro de anfibios y tres de reptiles. «La peor situación se da en Región de Murcia, Comunidad de Madrid y Andalucía, que no han aprobado ningún plan de actuación [ni para animales ni para plantas] durante los 20 años transcurridos desde que apareció el primer Catálogo de Especies Amenazadas», destaca este octavo estudio temático del Observatorio de la Sostenibilidad en España (OSE), que denuncia asimismo el caso de Cantabria y Galicia, donde «solo se ha aprobado el plan de recuperación del oso pardo».

España necesitaría al menos 23 áreas protegidas más para vertebrados terrestres y plantas, y alrededor de 70 nuevas reservas (o microrreservas) para los invertebrados amenazados. Es una de las recetas de este trabajo cuyas conclusiones, a la vista de los datos recopilados, no pintan nada bien para la fauna ibérica en peligro de extinción. «Para un conjunto de 96 especies, los modelos estiman que perderán condiciones climáticas favorables en un 13% de la superficie que ocupan actualmente, lo que provocará, probablemente, extinciones locales«. Las mayores pérdidas se producirán «en el Sistema Central, Sierra Morena y Picos de Europa, así como las serranías de Cádiz, y las áreas comprendidas entre los límites de las provincias del País Vasco y Navarra, sur de Galicia y norte de Zamora».

Este análisis pone de manifiesto que la presión sobre el territorio debe disminuir también en las zonas no protegidas actualmente pero que pueden ser los refugios de mañana, teniendo en cuenta el previsible desplazamiento hacia el norte, y hacia las partes altas de las montanas, de las distribuciones de los árboles, como consecuencia del cambio climático. «Sería aconsejable una política de adaptación mediante, por ejemplo, la creación de corredores ecológicos que permitan huir en la dirección necesaria; la protección de áreas que vayan a ser fundamentales para conservar algunas especies en el futuro; o, incluso, la facilitación de propagación de las que no puedan moverse al ritmo que impondrá el cambio climático«, recomienda.

«La conectividad y coherencia ecológica del territorio son dos aspectos fundamentales para conservar la biodiversidad que no están siendo tenidos suficientemente en cuenta», se lamentan los investigadores, que alertan del «peligro de eliminar los corredores ecológicos, creando guetos de hábitats protegidos aislados entre sí». Para evitarlo, resulta fundamental «aplicar una política agraria y de desarrollo rural eficaz, que potencie la agricultura extensiva y que promueva el pago a los agricultores y ganaderos por los servicios ambientales que prestan al resto de la sociedad, al conservar la biodiversidad con sus actividades».

España, que se caracteriza dentro de Europa por su riqueza de vida, está perdiéndola a marchas forzadas y, al igual que el resto de países del continente, tampoco ha sido capaz de alcanzar el objetivo europeo 2010 para detener su hemorragia. Causada principalmente por el cambio climático, los incendios forestales, las especies exóticas invasoras, el uso insostenible de los recursos naturales, la contaminación y los cambios de uso del suelo, entre los que destacan «la artificialización del territorio, la agricultura intensiva y el desarrollo de infraestructuras de transporte». El 20% de las nuevas zonas artificiales se han construido sobre bosques, matorrales y pastizales, según enfatiza la investigación, que sentencia: «En los últimos 20 años, las zonas donde habitan especies en peligro de extinción han sufrido el mismo grado de modificación por la actividad humana que el resto del territorio. Albergar poblaciones de especies amenazadas no parece, pues, «ser un factor decisivo capaz de detener la presión transformadora de nuestros usos económicos».

Autor:   Elena Sevillano

1 comentario
José Manuel Echevarría | 19/07/2011   Majadahonda, Madrid

Sin entrar a valorar el fondo de la noticia, sí me gustaría comentar sobre algo que se dice en su último párrafo, simplemente como un ejemplo de ciertos excesos verbales que convendría no cometer si se quiere generar cierta confianza en torno a las predicciones que este tipo de noticias siempre contienen:

‘España, que se caracteriza dentro de Europa por su riqueza de vida, está perdiéndola a marchas forzadas y, al igual que el resto de países del continente, tampoco ha sido capaz de alcanzar el objetivo europeo 2010 para detener su hemorragia. Causada principalmente por el cambio climático, los incendios forestales, las especies exóticas invasoras…’

A día de hoy, los datos que apoyen la afirmación de que España esté perdiendo biodiversidad por causa del cambio climático son, simplemente, inexistentes. Mencionar, además, el cambio climático en primer lugar entre esas causas es un auténtico despropósito. Hablar en presente de indicativo para referirse a lo que es en realidad una predicción con vistas al futuro, sea este más o menos cercano, no es honesto. El asunto me trae a la memoria un pasaje de la muy polémica novela ‘Fear State’, del malogrado Michael Crichton:- Esto no es ninguna especulación -protestó Drake-. Está sucediendo.’

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Un comentario

  1. Es complicado comentar un post como este y un blog como este… Es que… ¡son redondos! 🙂

    Solo dejar que me ha gustado mucho el cambio de concepción que requiere mirar el cambio climático: es necesario asumir el concepto de estupidez humana como elemento central. Si no, iremos repitiendo riesgos en escenarios diversos.

    Y sí, aunque el debate de poner el foco en proteger especies está muy decantado hacia que resulta insuficiente en el ámbito científico, aún no lo veo yo así en el ámbito educativo. Los currículos de primaria y secundaria están bastante orientados hacia eso. Lo que, al final, es lo que marcará la agenda de los gestores a través de la opinión pública…

    ¿Y no son las interacciones las que mantienen el ecosistema? Proteger una especie no garantiza la supervivencia de las interacciones. Eso aún no está claro en la educación… Se protege a las especies más bonitas, no a las más interconectadas, p.ej.

    ¡Felicidades y gracias por compartir! 🙂

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