El día de Internet y Los suelos

Una Visión Personal

 

No soy  personalmente muy partidario de los días dedicados internacionalmente a «algo», con la salvedad de los destinados a causas humanitarias, o a divulgar los graves problemas que afectan a la humanidad. Vaya esta opinión por delante.

 

En cualquier caso, es innegable que la aparición de Internet ha cambiado muchos aspectos y conductas sociales, así como revolucionado el acceso a la información, el conocimiento y la propia actividad de los científicos. Estas weblogs que organiza la CAM tienen justamente el objetivo de fomentar la sociedad de la información y el conocimiento. Más concretamente se pretende mostrar a los ciudadanos unas herramientas que pueden ser muy útiles para divulgar la ciencia, así como para sensibilizar al público sobre temas concretos que les pueden interesar en mayor o menor grado.

Este impresentable administrador, que ya es talludito, fue uno de los pioneros, a finales de los setenta, en el uso de aquellos ordenadores a los que había que acceder vía tarjetas perforadas.   Mi Tesis Doctoral leída en 1986, todavía fue redactada usando la añorada maquina de escribir (aunque yo prefería la pluma y el papel en blanco a la luz de un flexo).

 

A mediados de la década de los noventa todo había cambiado y comenzamos a no escribir cartas, salvo las estrictamente necesarias. Todavía voy a consultas de médicos y bufetes de abogados en donde, a menudo, no se ve un solo PC (materia para la reflexión).

 

Como en el Día de sus «cumpleaños» no se critica a nadie, soslayaré abundar sobre temas ligados a Internet que me preocupan y nos preocupan, generando alarmas sociales.   Siempre que se genera un gran avance, existe gente que lo utilizará para hacer daño, y con frecuencia con una perversidad gratuita (virus, gusanos, troyanos, etc., son vocablos que por desgracia conocemos y tememos todos los usuarios de esta tecnología).

 

Hoy tan solo haré énfasis en una revolución en ciernes que puede acabar (de tener éxito) con uno de los desequilibrios norte sur que dificultan el progreso de la ciencia de los países «en vías de desarrollo» (eufemismo donde los halla). Se trata del alto precio de las publicaciones científicas. Por ejemplo, una revista de suelos de reputación internacional puede costar, cuando la adquiere una biblioteca pública», más de 4000 Euros. Con es cantidad te envían cuatro números al año en blanco y negro. Como los científicos no cobramos, y los referees (o evaluadores de los artículos tampoco), es evidente que muchas multinacionales abusan y sacan un beneficio impúdico de su actividad. Del mismo modo, los centros de investigación de los países «oprimidos» (mejor que en vías de desarrollo), que poseen escasísimos fondos para adquirir información bibliográfica, a penas pueden subscribirse a unas pocas revistas. De este modo el acceso a la información científica resulta un handicap para los países oprimidos respecto a los que los oprimen. Siempre juegan con ventaja y luego vamos de caritativos dando limosnas miserables.

 

Pues bien, en un principio y por otros motivos, la comunidad de físicos experimentales (los que trabajan en partículas) comenzaron a divulgar en primera instancia los resultados de sus investigaciones utilizando esta vía, que si no recuerdo mal nació en el seno de tal colectivo.

 

Recientemente un movimiento genéricamente denominado «Open Access» ha comenzado a publicar revistas digitales de calidad, gratuitas y a las que se puede acceder desde cualquier parte del mundo sin costo alguno, o muy pequeño. Este movimiento, de gran éxito en muchos países del globo, acabará, mediante la colaboración de todos, con la tiranía de las multinacionales que publican este tipo de información, posibilitando que los investigadores del tercer mundo puedan acceder a la información científica «casi» en igualdad de condiciones que los del primer mundo. De momento son los especialistas en biología y medicina los que comienzan a tirar del carro. Muchas instituciones (Universidades OPIs, etc.) de todo el mundo se están apuntando a tal iniciativa. De hecho yo recibo en mi casa tranquilamente más de 20 revistas de esta naturaleza sin poner un duro.

 

Empero, y aquí viene el problema en el Estado español, los científicos de nuestras Instituciones (y la mayor parte de estas últimas) están siendo bastante timoratos a la hora de adherirse a una iniciativa que, en mi opinión, puede asimilarse a la mejor ONG científica, por cuanto no se trata de que vayamos a mostrarles nuestros conocimientos y de paso también nuestra tirana e hipócrita supremacía, sino que con la información en sus manos, ellos son capaces de llevarla a cabo investigaciones mucho más relevantes de respecto a las que pueden realizar hoy en día (salvo limitaciones presupuestarias).

 

La Edafología y las ciencias del suelo en general, son disciplinas muy valoradas en los países pobres, por cuanto son de vital importancia para la producción agroalimentaria, así como para la preservación de un recurso vital. Un edafólogo en España es considerado por un biotecnólogo como un investigador de segunda (ya entraremos un día a comentar las falacias de los biotecnólogos y biólogos moleculares españoles), pero no ocurre así en otros muchos países y en especial en los menos desarrollados. El que un día no muy lejano, estos últimos puedan acceder a la mayor parte de la información científica, es un sueño deseable y viable.

 

Finalmente insistir en que la comunidad de científicos españoles, una vez más, no da la talla. Les ocurre como a muchos ciudadanos con las weblogs. Mientras en otros países comienzan a ser moneda de uso diario, aquí  se entienden como un esnobismo  carente de interés. Craso error amigos. No podemos intentar progresar arrastrados por la inercia de los países más competitivos. Ser reactivos y no proactivo nos pone ineludiblemente a la cola de los «grandes». Hiede a un complejo de inferioridad decimonónico, muy hispano.

 

Un comentario para finalizar. Mientras el Gobierno español tan solo prime la publicación en revistas de alto impacto, la mayoría de ellas publicadas por las susodichas editoriales multinacionales, no podrá haber una divulgación científica en nuestro país de calidad. Por esta razón es muy difícil activar una weblog en nuestro país. Empero este hecho no justifica la escasa sensibilidad de los investigadores españoles por la divulgación científica, y mucho más por cuanto esta trasciende más allá de nuestras fronteras para entrar en la América latina. Animo desde esta weblog a que el público y los expertos latinoamericanos comencemos a trabajar y colaborar en este tipo de redes virtuales con vistas a defender nuestros intereses científicos, culturales y sociales.  

 

Un Cordial Saludo y tampoco abuséis, ya que este instrumento genera adicción.

 

Juanjo Ibáñez      

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