La Edafodiversidad: Una historia Repleta de Grandes Científicos Olvidados 2

Edafodiversidad y Biodiversidad 20b. Antecedentes sobre Geodiversidad como ejemplo de las voces silenciadas de los científicos que se adelantaron a su tiempo

Existen muy pocos antecedentes, tanto en la literatura ecológica como en la de las CC. de la Tierra, sobre geodiversidad, así como entre las relaciones entre biodiversidad y geodiversidad s. l. Por tanto, no resulta muy difícil realizar un examen exhaustivo de la misma. Exponemos a continuación un breve resumen comenzando con el trabajo seminal de Arnett y Conacher, hace unos treinta años.

Los Australianos Arnett y Conacher, en 1973,  mostraron que la jerarquización de las cuencas de drenaje (proceso de estructuración temporal que podría, en principio, emular al de una sucesión ecológica) induce un incremento en la riqueza de unidades edafogeomorfológicas de los sistemas superficiales terrestres que jalonan los sistemas de incisión fluvial. Con posterioridad, con la ayuda da algunos colegas y citando a estos autores, mostramos en 1990 como la evolución o jerarquización de las cuencas incrementa su edafodiversidad  o negentropía (obviamente hicimos uso de técnicas matemáticas más sofisticadas). Posteriormente, en 1994, también constatamos  que el proceso de incisión fluvial incrementa la riqueza y diversidad de los paisajes litológicos, geomorfológicos y edáficos, a la par que aumenta la dimensión fractal de la topografía. Así mismo, en compañía de mi amigo Saturnino de Alba, demostramos en 1993 como dentro de una misma cuenca, la riqueza y diversidad de unidades geomorfológicas aumenta según lo hace el rango o la jerarquía del cauce principal (siguiendo la nomenclatura de Horton y Strahler). Todos estos estudios fueron realizados en ambientes mediterráneos de Australia y España. En consecuencia, ya existen diversas evidencias que avalan el hecho de que, según evoluciona un sistema con el tiempo, ya sea de carácter biótico o abiótico, se incrementa su diversidad y grado de organización espacial, como también predicen las Ciencias del Caos y de la Complejidad. Así pues, al menos a escala geológica, la erosión fluvial se comporta como un elemento generador de complejidad s.l. Dado que las cuencas son estructuras fractales, y que los mencionados estudios han sido elaborados a varias escalas, podemos postular que, desde esta perspectiva, los paisajes de suelos pudieran ser estructuras fractales, como ya sugerimos en 1995 y demostramos en trabajos en vías de publicación(Geoderma). En cualquier caso, el trabajo de Arnett y Conacher debe ser reconocido como seminal, al menos en muchos aspectos.

 

Seguidamente, también demostramos (Ibáñez et al. 1998) que, como en el caso de la biodiversidad, la estimación de la geodiversidad aumenta conforme lo hace el área muestreada, del mismo modo que los modelos de distribución de los paisajes de suelos, suelen ajustarse preferentemente a las distribuciones lognormales, como sucede con los datos biológicos. También vimos que al pasar a escalas globales emergen distribuciones más equitativas, como en el caso de la biodiversidad. Finalmente, al dividir la edafosfera en función de la extensión ocupada por cada edafotaxa, se obtiene una distribución de palo quebrado, es decir la más equitativa.

 

En su momento, este extenso trabajo recibió cierta atención. Sin embargo, muchos de sus aspectos más innovadores no fueron bien comprendidos por la comunidad de edafólogos. Nosotros bien podíamos haberlo soslayado.  Sin embargo, consideramos que va contra la ética y la praxis de lo que debería ser la ciencia. Ellos también estuvieron a punto de abrir una nueva línea de investigación. No lo hicieron. El concepto de diversidad era muy extraño en teoría y praxis de la edafología. 

 

Juan José Ibáñez

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