Diseño de Reservas Naturales de Suelos (Biodiversidad y Geodiversidad) 5.

Criterios para el diseño de reservas naturales de suelos: En lo que concierne al diseño de reservas naturales de suelos, nuestras conclusiones, expuestas en contribuciones precedentes, así como en base a ciertas consideraciones teóricas sobre las que no vamos a abundar, son los siguientes: (i) la mejor entidad edafológica a considerar son las asociaciones o paisajes de suelos, ya que los edafotaxa forman parte de un continuo con vinculaciones estructurales y funcionales dentro de dichos paisajes, por lo que no tiene sentido conservarlos como tal sin riesgo de ser alterados; (ii) La unidad geomorfológica más apta para conservar los edafopaisajes (con la posible excepción de los sistemas insulares, e incluso en estos últimos) es la cuenca de drenaje, debido a que canaliza y mantiene la funcionalidad en los paisajes de suelo de los flujos de energía y materia; (iii) es posible maximizar la edafodiversidad de una reserva de suelos, seleccionando las cuencas con mayor diversidad de edafopaisajes y los edafopaisajes con mayor diversidad de edafotaxa.

Por razones prácticas, las cuencas seleccionadas deben ser lo más pequeñas posibles, pero respetando los criterios (i) y (ii). En consecuencia, sugerimos  un simple procedimiento anidado de dos pasos. Debe tenerse en cuenta que, tanto en biología de la conservación, como en gestión ambiental, las cuencas de drenaje van adquiriendo paulatinamente un mayor reconocimiento como unidad elemental de trabajo. Adicionalmente la rareza, por ejemplo algunos paleosuelos muy antiguos, y la representatividad, son criterios adicionales que pueden tener interés en casos concretos, pero también son más difíciles de detectar debido tanto a la naturaleza de las clasificaciones edafológicas como a los procedimientos convencionales usados en el inventario de los suelos. Sin embargo, la naturalidad y la forma sólo son criterios a considerar bajo situaciones muy concretas. Por su parte, los métodos de selección de áreas basados en el concepto de complementariedad, en la mayor parte de los casos, ofrecen más ventajas sobre los sustentados en los puntos calientes de riqueza y rareza.

 

Finalmente, hay que indicar, como ya ha quedado patente, que los edafotaxa pueden ser utilizados como subrogados de la biodiversidad. La conservación de edafotaxa bajo distintos usos del suelo (vegetación potencial, pastos, matorrales, usos tradiciones sustentables, etc.) permite preservar, sin su conocimiento previo, la hasta ahora mal estudiada, aunque esencial, biodiversidad de los suelos. Un valor añadido en el diseño de reservas de suelos, especialmente cuando sobre ellas se desarrolla la vegetación potencial, es que pueden identificarse y catalogarse «suelos de referencia» («benchmark soils«), con vistas al diseño y desarrollo de programas de monitorización de la calidad de los suelos, que tan de moda están hoy en día.

 

Obviamente, los criterios utilizados hasta la fecha con vistas a la confección de las taxonomías de suelos, se encuentran muy sesgados por criterios agronómico-productivistas, siendo muy mejorables en lo que respecta a la conservación de los recursos edafológicos. Sin embargo, debido a que son los únicos universalmente aceptados y aplicados, especialmente los de la FAO y la USDA, también resultan ser los únicos que permiten abordar análisis comparativos. Hasta el momento, los mapas de atributos o caracteres basados en herramientas geoestadisticas tan sólo permiten elaborar clasificaciones ad hoc, por lo que no cumplen con el criterio anteriormente aludido e impiden comparar la edafodiversidad de distintos hábitats, regiones y biomas (Ibáñez et al. 2003), por mucho que le pese a MacBratney, que muestra una testarudez indecible (o intereses más ocultos) y que rechaza  tal propuesta en favor de las técnicas numéricas.

 

Finalmente, cabe mentar que los propios edafólogos europeos no contemplan tal iniciativa, debido a su sesgo agronómico y una cierta cortedad de miras, a pesar de las indicaciones que a tal respecto ha hecho el Consejo de Europa. No podemos decir lo mismo de los americanos, por cuanto ya han realizado su primera valoración, como analizaremos en otra contribución.

 

Juan José Ibáñez

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