Las Controversias Científicas y Sus Repercusiones Sociales (Sobre Conceptos y Taxonomías)
Actualmente, se considera a las “Ciencias Taxonómicas” como disciplinas de tercera o cuarta categoría. En consecuencia, el número de taxónomos se encuentra decreciendo exponencialmente desde hace décadas. De seguir así, dentro de unos pocos años, casi nadie sabrá distinguir un animal, planta, suelo, etc. en el campo. Este es el precio de las modas estúpidas que aquejan al conocimiento científico de hoy en día. Sin embargo, todos los ciudadanos utilizamos clasificaciones diariamente, sin tener conocimiento de ello. Obviamente, unas son más usadas que otras. No debe pues extrañarnos que un cambio conceptual que modifique una taxonomía popular genere polémicas y enfrentamientos entre los científicos, así como convulsiones sociales que a veces alcanzan límites delirantes, como hoy demostraremos. Un caso paradigmático que surgió con fuerza en los medios de comunicación y sacudió a la opinión pública derivó de la “descalificación” del querido Plutón como planeta por derecho propio. No soy experto en planetología (ni en casi nada), por lo que soslayo tomar partido en este debate. David Barrado, administrador del blog vecino “Cuaderno de bitácora Estelar” ha editado varios post al respecto, conforme la controversia evolucionaba. Abajo os muestro los hipervínculos de sus entregas, así como alguno que otro más.
Imagen ideal de Plutón y su compañero Caronte. Fuente: geocities.com
Deberíamos reflexionar sobre este tipo de modas o las calificaciones de las ciencias según su prestigio. Disciplinas que hoy son consideradas de vanguardia, tarde o temprano, sufrirán “achaques” y/o burlas, también sin la menor justificación. Lo que escuché en la década de los 90 en boca de un Coordinador de Área de Ciencias Físicas del CSIC, a cerca de la mecánica cuántica, no tiene calificativo que pueda expresar públicamente. Las taxonomías son esenciales, tanto en lo que concierne al mundo de la investigación, como para la propia sociedad. Se trata de lenguajes universales que permiten la comunicación entre los expertos, y a menudo también entre los propios ciudadanos. Ya hemos reiterado su valor ad nausean en nuestro “Curso básico sobre Filosofía y Sociología de la Ciencia”. Tarde o temprano las incoherencias se pagan, teniendo que reinventar lo que aplastamos en aras de la modernidad. Valga este post par recordaros que toda las ramas del conocimiento científico son necesarias y deben ser respetadas. Y si esto es cierto para sus corpus doctrinales, más aun lo es para sus practicantes. Como en toda actividad, existen buenos y malos profesionales, pero jamás ciencias de primera o de cuarta categoría. Se trata de una necedad supina vertida zafiamente por investigadores de ciertas ramas del conocimiento que desean embolsarse los mayores recursos económicos, humanos e instrumentales posibles a costa de los de otros colegas. Deberemos pues seguir incidiendo sobre este asunto en entregas sucesivas.
Plutón Planeta helado. Fuente: Haciendofotos.com
Como os he comentado, nadie centra su atención en las clasificaciones hasta que tales constructos modelo-teóricos mutan. Generalmente, las polémicas no suelen aflorar en los medios de comunicación. Sin embargo, en algunos casos sí. Y este es el del “antiguo” planeta llamado Plutón. Si la controversia llegó a tener tintes muy agrios entre los expertos, que aun colea, resulta que la sociedad se vio divertidamente convulsionada. Debo suponer que Wald Disney tuvo mucho que ver al denominar Pluto (Plutón) a uno de sus más que entrañables personajes. Sin embargo, dudo que los investigadores beligerantes lo fueran por dar rienda suelta a sus tiernos sentimientos infantiles ¿O sí? Partiendo de que el último escenario no fuera el caso, la acritud y el enconamiento que se disparó entre la comunidad científica derivaría a que la expulsión de Plutón, con los criterios que se usaron, no convenció a muchos expertos (tampoco es cuestión de excluirlo y llamarle luego “enano”: ¡un poco de respeto por favor!). En cualquier caso, la historia (por no hablar de histeria) llegó al punto de levantar en armas a ciertos “nacionalismos” yanquis, como veremos en una de las dos noticias que hoy reproducimos. Supongo que ahora entenderéis que sienten los expertos en clasificación de suelos frente a algunos colegas que defienden que los “individuos suelo” no existen, debido a su naturaleza artificial (aquí ya no se trata de exclusión, sino de aniquilamiento). Ya comentamos y “demostramos” que no llevan razón alguna, como hemos reiterado en varios post incluidos en las categorías: “Taxonomías & clasificaciones” y “Diversidad, complejidad & fractales”. En consecuencia, no volveremos a abordar el tema, por el momento. Allí podréis analizar nuestros argumentos detalladamente. Simplemente es más de lo mismo: el lobby de los edafometras quiere arrebatar recursos y poder a el otro colectivo (taxónomos y cartógrafos), haciendo uso de las más sucias artimañas.
Pluto enfadado tras ser degradado a “enano”.
Fuente: hemmingforddogblog.wordpres
En las noticias que ofrezco, como veréis, asoman todo tipo de argumentos, desde los puramente científicos, pasando por los nacionalistas, hasta otros sospechosamente interesados en no excluir a los “enanos” por motivos “político-científicos”. No es lo mismo explorar un Planeta que un cuerpo celeste “canijo” que no lo es, ¿verdad? Del mismo modo, observaremos una construcción social de la ciencia que cuestiona las creencias aceptadas por los ciudadanos y muchos colegas de la cacareada objetividad y verdad científicas. El párrafo referente a la homosexualidad, datado de 1974, simplemente me genera escalofríos, por los que os recomiendo leer nuestro post “Naturaleza Políticamente Incorrecta”. Todo este asunto se me antoja estremecedor y revelador a cerca de las denominadas “verdades de la ciencia”. Existen muchos enfermos mentales también en estos foros. ¡La madre que les trajo al mundo!. Materia de reflexión.
Juan José Ibáñez
Plutón (Blog Ciencia, Teconología e Innovación en Iberoamérica): Administrador Juan Carlos Toscano. (viernes, 17 de julio de 2009)
Autor: José Antonio López Cerezo es Catedrático de Filosofía de la Ciencia de la Universidad de Oviedo y Miembro de la Comisión Asesora de Expertos de la OEI
Hace ahora casi tres años tuvo lugar una pequeña conmoción en nuestra visión del universo cercano. En su reunión de Praga de agosto 2006, la Unión Astronómica Internacional tomó una decisión que fue noticia en todo el mundo y que, más que enseñarnos algo nuevo sobre la naturaleza del universo, nos enseña algo sobre la naturaleza del funcionamiento de la ciencia. Plutón, descubierto en 1930 por el astrónomo norteamericano Clyde W. Tombaugh, fue degradado desde su condición de planeta a la de simple “planeta enano” – un cuerpo planetario que, como los asteroides, no alcanza la categoría de planeta. Era una noticia triste para muchos.
Pocas cosas son más familiares y proporcionan más confianza existencial que las listas de reyes, planetas, reinos, periodos geológicos o tablas de multiplicar que aprendimos en la escuela. Pero la ciencia es la ciencia, y la Unión Astronómica, tras un largo y controvertido debate precedido de dos años de discusiones, decidió en Praga que el tamaño de Plutón no lo acreditaba a seguir perteneciendo al club plantario de nuestro sistema solar, sobre todo después del descubrimiento de otros cuerpos planetarios con un tamaño superior al de Plutón y no incluidos en la célebre lista tradicional de 9 planetas.
Técnicamente la decisión estaba basada en que un planeta auténtico debe tener el tamaño suficiente para «despejar el entorno de su órbita». La decisión ha obligado a revisar y modificar libros de textos, enciclopedias y recursos educativos en todo el mundo. En la mitología romana, Plutón era el dios del inframundo, un lugar de tormentos eternos similar al infierno cristiano. A su palacio del Tártaro ha vuelto después de la decisión de la Unión Astronómica.
Es un suceso que también debería motivarnos a revisar nuestra tradicional imagen de la ciencia, pues pone de manifiesto una característica de la ciencia que no siempre es adecuadamente reconocida: en ciencia no sólo se descubre, también se decide, y a veces esas decisiones no son consensuadas. Como en 1974, cuando la Asociación Psiquiátrica Americana tuvo que decidir en votación si seguía o no incluyéndose la homosexualidad en el Diagnostics and Statistics Manual of Mental Disorders y por tanto considerándose enfermedad mental, o bien pasar a ser vista como una simple opción personal. La ciencia no es el resultado inapelable de la aplicación de un método; la ciencia habla con muchas voces, a veces discrepantes entre sí.
Las teorías y conjeturas científicas, así como sus sistemas clasificatorios, no constituyen un simple reflejo del mundo real, que va paulatinamente desvelándose gracias al afán de los investigadores. Son también el producto de controversia, la negociación, la persuasión y otras formas de interacción social. Es un rasgo que convierte a las teorías en convencionales, aunque no en arbitrarias. Es convencional asumir un cierto criterio técnico para atribuir la categoría de planeta a un cierto cuerpo, más bien que otro criterio técnico alternativo, asumiendo así 8 planetas en lugar de 12 o de otro número. Pero no es una decisión arbitraria: se justifica sobre la base de elementos de juicio como la simplicidad, la coherencia, aplicabilidad de las leyes y la fertilidad teórica.
En ciencia, al igual que el mundo ordinario, hay buenas y malas razones, y ver las cosas de un modo más bien que de otro no sólo es cuestión de la capacidad negociadora y retórica de unos y otros grupos rivales, sino también de utilizar los mejores modelos, protocolos, instrumentos y técnicas. Como en la resolución del crucigrama en un diario, los científicos se afanan en buscar respuestas adecuadas para los interrogantes que plantea la naturaleza. Pero, a diferencia del diario, la respuesta correcta no se encuentra en las páginas finales ni en una edición futura. Si bien son plausibles diversas combinaciones, no todo es posible y hay propuestas mejores y peores. Saber encontrarlas y distinguirlas es el objetivo de buena parte de la formación y adiestramiento del científico, y su deber es elaborar buenos argumentos para defenderlas y mantener un sano escepticismo ante esas voces discrepantes.
¿Y si Plutón fuera un planeta?
Mercurio, Venus, La Tierra, Marte, Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno. Y si vive en Illinois, Plutón. Hace tres años la Unión Astronómica Internacional (IAU) decidió variar la definición de planeta, excluyendo a Plutón, que pasó a ser considerado un «planeta enano». Este descenso de categoría no fue visto con buenos ojos por la gente de Illinois, hogar de Clyde Tombaugh, que en 1930 fue el primero en divisar el astro.
FUENTE | El Mundo Digital; 30/07/2009
Así, en marzo de este año, el Senado de este estado decidió aprobar una resolución en la que establecía que «cuando Plutón pase por el cielo de Illinois, se le restituirá su condición de planeta». Además, en lo sucesivo, el 13 de marzo será declarado «día de Plutón» en honor a su descubridor.
Aunque los miembros del senado actuaron movidos por el afecto a su paisano Tombaugh, la realidad es que los astrónomos aún discrepan sobre los estándares para la clasificación de planetas. De hecho, una de las razones esgrimidas por Illinois para devolver su estatus a Plutón es que en la última reunión de la IAU, celebrada en Praga, sólo votaron un 4% de sus miembros.
La actual definición de planeta engloba a todos aquellos cuerpos celestes que tengan suficiente masa para que su gravedad supere las fuerzas del cuerpo rígido y adopten forma esférica, y, además, que alejen o atraigan a los objetos a su alrededor, o, dicho de otra forma, que «hayan limpiado su vecindad de planetesimales (objetos a su alrededor)». Es esta última parte la que excluye a Plutón, Ceres y el resto de planetas enanos.
Post Relacionados Incluidos en el Blog Cuaderno de bitácora Estelar y alguno más
Bitácora Estelar. Navegando por múltiples Universos
El País (2008/IV/02). Ser o no ser un planeta
MadrI+D. Objetivo: salvar a Plutón
CBE. Exoplanetas: definiendo el término planeta fuera del Sistema Solar
CBE. El imperio Contraataca. ¿Vuelve Plutón?
Los ocho magníficos: Plutón no es un planeta
CBE. EL baile de los planetas (V)
CBE. EL baile de los planetas (IV)
CBE. Los astrónomos buscan una nueva definición de planeta
El baile de los planetas (III)
Planetas: preguntas y respuestas de la IAU
CBE. Estrellas jóvenes eclosionando en la Cabeza de Orión
Baby Stars Hatching in Orion’s Head
Sumario de los post editados en “Curso Básico sobre Filosofía y Sociología de la Ciencia hasta este post (pinchar en los números para desplegar los post)
¿Qué es esa cosa llamada Ciencia?
Curso Básico sobre Filosofía y Sociología de la Ciencia
Ciencia e Inducción [1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 11, 12, 13]
El Círculo de Viena y el Positivismo Lógico [41]
Filosofía de Karl Poper: El Falsacionismo [14, 15, 16, 19, 20, 21, 23, 24, 25, 26]
Filosofía de la Teoría de la Evolución y Sociedad [17, 18],
Naturaleza y enseñanza de la Ciencia [22]
Las Teorías Científicas Como Estructuras Complejas
La Filosofía de Imre Lakatos [28, 29, 30, 31, 32]
La Filosofía de Thomás Kuhn [33, 34, 35, 36, 37, 71]
Filosofías Radicales de la Ciencia: Feyerabend y más [38]
Filosofía de la Ciencia versus filosofías científicas [39]
¿Es la mente fractal? [40]
¿Filosofía Cuántica? [42]
Seredipidad o Serendipia y la Lógica de los Descubrimientos Científicos [43]
El Dudoso Estatus de los Ciencia Modelos de Simulación Predicativos [44]
Filosofía de la Tecnología y Ortega y Gasset [45]
Los Conceptos y Sus Limitaciones: Vivir en la Incertidumbre [46]
Nominalismo, Realismo y Conceptualismo: Sobre el significado de concepto [47]
Pensamiento Analógico y Pensamiento Digital: Acerca de lo Continuo y lo Discreto [48]
El Discurso Científico, Conceptos Contrarios y Jean-Marc Lévy-Leblond [49]
Sobre Ciencia, Filosofía de la ciencia y religión: [50]
Clasificaciones, la Percepción del Mundo y el Progreso Acumulativo de la Ciencia [51]
El Concepto de Especie, Tipos de Suelo y la Filosofía de la Ciencia: Realismo Promiscuo [52]
Números mágicos [53]
Bruno Latour y los Estudios Sociales de la Ciencia [54, 55, 58, 59, 60]
Reduccionismo epistemológico y ontológico (las teorías del todo) [56]
Sobre lo continuo y lo contiguo [57]
Tipos de Conceptos Científicos: [61, 62, 63]
Leyes, teorías, conjeturas e hipótesis en Ciencia [64]
Concepto y tipos de Modelos Científicos [65]
La Crisis de las Ciencias Taxonómicas [66]
Las Incertidumbres de la Ciencia: Ajustes a los Modelos de Regresión Estadística [67]
Los Fracasos Experimentales y Su Valor en Ciencia [68]
Relaciones Causa-Efecto en la Práctica Científica [69]
La Mente Humana Como Reflejo del Mundo Natural (y Viceversa) [70]
Clasificación de las ciencias (el caótico árbol del conocimiento) [72]
Sociología de la Ciencia: Verdades y Falsas Verdades en Ciencia: Los Tópicos Impregnantes [74]
Pensamiento Cualitativo y Pensamiento Cuantitativo en la Práctica Científica [75]
Concepto de clasificación para los más jóvenes [73]
Ciencia Básica versus Ciencia Aplicada [76]
El Nacimiento de una Ciencia: Generalidades y Análisis de un Caso Concreto [77]
La Creatividad de los Científicos y el Origen de Sus Teorías [78]
Ciencia y Ética: La: Ética de los Científicos y la Ética de la Ciencia [79]
Las Controversias Científicas y Sus Repercusiones Sociales [80]