Información como Campo Físico o Metafísico

Por aquellos años de finales de los 80 del siglo pasado, en los que alternaba las lecturas a cerca de la filosofía de le ciencia con otras a las que he denominado Filosofías con base científica, tal como describí en el post: ¿Filosofía Cuántica?, llego a mis manos parte de la obra de un biólogo anglosajón que me produjo una profunda impresión. Aunque apelaremos a dos capítulos de Wikipedia, así como a otro de la Fundación Carl Gustav Jung, la lectura de la enciclopedia deja muchos cabos sueltos, ofreciendo una versión histriónica, por descontextualizada, de la obra de un sorprendente investigador británico llamado Rupert Sheldrake. Y es que Don Ruperto propone una visión de la naturaleza que rompe radicalmente con la perspectiva actual. Digamos de paso que tampoco es darvinista (más bien lamarckiano), basándose mucho en la apreciación del cosmos que atesoran muchos físicos contemporáneos. Wikipedia no nos dice que Ruperto era un joven y brillante bioquímico-fisiólogo vegetal, con numerosas publicaciones en revistas de prestigio, cuando aterrizó en la India (si no recuerdo mal). Y allí, al impregnarse de puritito misticismo, se le rompieron los esquemas mentales típicos de los occidentales, retornando a Europa muy cambiado. ¿Tuvo alguna revelación? No se trata pues de un teórico chiflado, en primera instancia, como pudiera desprenderse de la lectura de Wikipedia. Y así entró en contacto con los defensores de lo que hemos denominado filosofía cuántica, para la histeria de los científicos ortodoxos. Sinceramente, sus proposiciones me gustaron, sin que con ello diga que las asuma, ni como ciencia, ni como científico personalmente. Imaginaros un universo en el que por encima de la materia, espacio, energía y tiempo, existieran unos campos más etéreos (en el sentido físico; recodar las teorías de campo), y entre ellos, el de información que generara una tela invisible que lo entrelaza todo. No obstante el enfatiza más sobre el que genera las formas. Más aun, como buen anglosajón, se atrevió a diseñar ciertos experimentos empíricos con vistas a que se pudiera corroborar o refutar su hipótesis. Más sorprendente aun fue que, “al parecer”, sale airoso de tales envites, sin recibir refutaciones complementarias. Por supuesto, el establishment de la ciencia le ignoró por completo. Empero, como David Bohm y otros de la misma guisa, comenzó a ser seguido por un público más receptivo a lo esotérico, que no por ello peor, que muchos pensamientos convencionales. A tales campos lo denominó “mórficos”. Hoy haremos un breve repaso de sus ideas filosóficas. Quien sabe, quizás algún día puedan ser consideradas como científicas, por mucho que nos extrañe en estos momentos.  

 

 

 

 

La mente extendida. Fuente: Neurociencia-Neurocultura

 

Wikipedia dice lo siguiente sobre Rupert Sheldrake

 El Dr. Rupert Sheldrake (nacido en 1942) es un controvertido biólogo, filósofo y autor británico.

 Hipótesis de los Campos Mórficos

 

Artículo principal: Campo mórfico: Desarrolló la hipótesis de los Campos mórficos y produjo publicaciones e investigaciones relacionadas con temas como el desarrollo y la conducta, la telepatía, la percepción y la metafísica en animales y plantas. Sería uno de los defensores de la teoría holística. Los campos mórficos llevan información, no energía, y son utilizables a través del espacio y del tiempo sin pérdida alguna de intensidad después de haber sido creados. Son campos no físicos que ejercen influencia sobre sistemas que presentan algún tipo de organización inherente.

 

«La teoría de la causación formativa” se centra en cómo las cosas toman sus formas o patrones de organización. Así que cubre la formación de galaxias, átomos, cristales, moléculas, plantas, animales, células, sociedades. Cubre todas las cosas que tienen formas, patrones o estructuras o propiedades auto-organizativas. Todas estas cosas se organizan por sí mismas. Un átomo no tiene que ser creado por algún agente externo, se organiza solo. Una molécula y un cristal no es organizado por los seres humanos pieza por pieza sino que cristaliza espontáneamente. Los animales crecen espontáneamente. Todas estas cosas son diferentes de las máquinas, que son artificialmente ensambladas por seres humanos.

 

Comentario Personal: Hasta donde mis neuronas me permiten entender la autoorganización, no solo de los seres vivos, sino de la materia, cultura y sociedades, ha sido sobradamente demostrada por las denominadas ciencias de la complejidad, teoría física actualmente en boga. Sin embargo, por aquel entonces, esta última, más popularmente conocida como la “Teoría del Caos” resultaba tanto estrafalaria como novedosa. Digamos pues que el tiempo ha terminado dando la razón a Don Ruperto hasta este punto.

 

Sin embargo surge un problema: ¿Qué se entiende por “campo no físico”?, ya de que no serlo ¿serían campos metafísicos?. Desde luego, a mi modesto entender no. Más bien, lo que nos viene a decir el autor es que son, “en cierto sentido”, inmateriales y no energéticos. De ser así, surge una posible interpretación: la física va más allá de lo que actualmente entendemos, por cuanto habría campos que trasciende a los ya conocidos. Y lo primero que se me viene a la mente son las matemáticas, difíciles de calificar por cuanto los objetos físicos se ajustan a ellas y son inmateriales y ¿atemporales?. Sin embargo (….) Pero sigamos:

 

Esta teoría trata sistemas naturales auto-organizados y el origen de las formas. Y asume que la causa de las formas es la influencia de campos organizativos, campos formativos, que llamo campos mórficos. El rasgo principal es que la forma de las sociedades, ideas, cristales y moléculas dependen de la manera en que tipos similares han sido organizados en el pasado. Hay una especie de memoria integrada en los campos mórficos de cada cosa auto-organizada. Concibo las regularidades de la naturaleza como hábitos más que cosas gobernadas por leyes matemáticas eternas que existen de alguna forma fuera de la naturaleza».

 

Comentario Personal: Hemos cortado en dos el párrafo de Wikipedia. Empero este se encuentra entrecomillado, es decir que se pone en boca del autor. Y he te aquí que Ruperto afirma que tales campos de información tampoco son matemáticos. El habla de hábitos, lo cual se me antoja estrafalario por antropomórfico. Empero habría que matizar dos aspectos sutiles por los que reniega de las matemáticas. Él las equipara con leyes eternas e inmutables, mientras que su pensamiento es evolutivo y holístico. ¿Y si las leyes de la naturaleza evolucionan conforme lo hace el universo a partir del Big Bang?. Entonces les haría menos ascos. Y de hecho utiliza este mismo símil.  Las leyes evolucionan y cambian, como todo lo demás.

 

Del mismo modo cuando habla de “memoria integrada”, extracorpórea, su discurso adquiere un cierto sabor Jungiano. Recordar la memoria o el inconsciente colectivo de Carl Gustav Jung. Sheldrake, efectivamente señala que los campos mórficos (que equiparo a información, “en algún sentido”) se asemejan a las tesis jungianas, empero las trascienden por cuanto no versan sobre el hombre, sino que abarcan al conjunto de la naturaleza.

 

 

Rupert Sheldrake. Fuente: AnimalesMascotas.com

 

Al menos desde Platón (ideas inmanentes), diversos filósofos y/o científicos retornan recurrentemente a ciertos entes, ideas o formas sobre la que se edifica el mundo conocido. Este es el caso, por ejemplo, de las mónadas de Leibniz. Más recientemente, se han desarrollado hipótesis similares aunque basadas en la ciencia. Así, por ejemplo, Peter S. Stevens (“Patrones y Pautas de la Naturaleza”; 1974 en la versión anglosajona) defiende que las morfologías que observamos se reducen a un pequeño grupo de formas básicas que son óptimamente eficientes para realizar ciertas funciones en vistas de las restricciones que nos impone el espacio-tiempo en el que habitamos. Del mismo modo, el español Jorge Wagenberg retorna, más o menos, a las ideas de Stevens en su obra de 2004: La Rebelión de las Formas”, basándose principalmente en las ciencias de la complejidad y la visión de la naturaleza como director de museos de ciencias. Francamente me intriga tal recurrencia. Sin embargo, no puedo evitar pensar que la proposición de Sheldrake va en la misma dirección, aunque todas ellas atesoran ciertas similitudes, también  muestran diferencias. Aunque las matemáticas no estén directamente implicadas en algunas de estas intrépidas teorías, tampoco los expertos en este materia coinciden en la sustancia o esencia de su actividad (¿Qué son esa cosa llamada matemáticas?). Terminamos ahora con este capítulo de Wikipedia para adentrarnos en el siguiente.  

 

Rupert Sheldrake: Bibliografía

-Sheldrake, Rupert (1990/2007). Una nueva ciencia de la vida. La hipótesis de la causación formativa. Traductor Marge-Xavier Martí Coronado. Tercera edición. Barcelona: Editorial Kairós. ISBN 9788472452077.

– (1990). La presencia del pasado, el futuro y algo más. Resonancia mórfica y hábitos de la Naturaleza. Traductor Marge-Xavier Martí Coronado. Segunda edición. Barcelona: Editorial Kairós. ISBN 9788472452237.

– (2005). Caos, Creatividad y Conciencia Cósmica. Traductor Lourdes Pascual Gargallo. Castellón: Editorial Ellago. ISBN 8495881578.

 

Como ya. hemos comentado, otro capítulo de Wikipedia versa directamente sobre los Campos Mórficos y en él se puede leer:

 

En el marco teórico de la evolución biológica, la hipótesis de los campos mórficos es el nombre dado por Rupert Sheldrake a un campo hipotético que explicaría la evolución simultánea de la misma función adaptativa en poblaciones biológicas no contiguas.

 

Según Sheldrake:

 

«Morfo viene de la palabra griega morphe, que significa forma. Los campos mórficos son campos de forma; campos, patrones o estructuras de orden. Estos campos organizan no solo los campos de organismos vivos sino también de cristales y moléculas. Cada tipo de molécula, cada proteína por ejemplo, tiene su propio campo mórfico -un campo de hemoglobina, un campo de insulina, etc. De igual manera cada tipo de cristal, cada tipo de organismo, cada tipo de instinto o patrón de comportamiento tiene su campo mórfico. Estos campos son los que ordenan la naturaleza. Hay muchos tipos de campos porque hay muchos tipos de cosas y patrones en la naturaleza…»

Rupert Sheldrake

 

La comunidad científica se muestra muy crítica con la hipótesis de Sheldrake, que no es aceptada como una teoría científica

 

Comentario Personal: Empero, por mucho que me guste y apoye Wikipedia, está página aporta más confusión que claridad. En primer lugar Sheldrake no aborda exclusivamente la evolución biológica, o al menos sus postulados van mucho más allá de aquella, la trascienden por completo. Sin embargo, también reconoce que sus tesis explicarían la visión lamarckiana (hábitos adquiridos vía campos mórficos), como complemento de la darvinista. Por último, el texto se inicia denominando hipótesis al constructo mórfico de Ruperto, para terminar señalando que no es aceptada como teoría científica. Obviamente, ni el propio autor defiende que se trata de una teoría científica, en el sentido riguroso del termino. Efectivamente es una hipótesis que pretende avalar, con algunas evidencias plausibles y la reinterpretación de diversos resultados experimentales (como luego veremos), al objeto de llamar la atención. En el mejor de los casos, tales experimentos tienen la intención de atraer la curiosidad de los científicos para que refuten su “hipótesis”, muy difusamente formulada desde un punto de vista metodológico, algo frecuente cuando se dan los primeros y balbuceantes pasos en la propuesta de hipótesis científicas.  

 

En la Página Web de la Fundación Carl Gustav Jung el propio Ruperto da cuenta de su pensamiento en un extenso artículo, también citado en el capítulo de Wikipedia, aunque aquí si, no como en muchos de sus libros, se circunscribe más al ámbito de la biología. En Mente, Memoria y Arquetipo nuestro amigo Ruperto dice lo siguiente acerca de su “hipótesis”:

 

La hipótesis de causación formativa, que es la base de mi trabajo, parte del problema de la forma biológica. Dentro de la biología ha existido un prolongado debate sobre la forma en la que los embriones y organismos se desarrollan. ¿Cómo crecen las plantas a partir de las semillas? ¿Cómo se desarrollan embriones a partir de huevos fertilizados? Por supuesto esto es un problema sólo para los biólogos, no para los embriones y los árboles, los cuales ¡simplemente lo hacen! Sin embargo, los biólogos encuentran difícil hallar una explicación causal para la forma. En física, en cierto sentido, la causa es igual al efecto. La cantidad de energía, de materia y de momentum [impulso] antes de un cambio dado es igual a la cantidad posterior. La causa está contenida en el efecto y el efecto en la causa. Sin embargo, cuando consideramos el crecimiento de un roble a partir de una bellota, no parece haber de ninguna manera obvia una equivalencia de causa y efecto.

 

En el siglo XVII, la teoría mecanicista principal de la embriología era simplemente que el roble estaba contenido en la bellota. Dentro de cada bellota había un roble en miniatura que se inflaba según el roble crecía. Esta teoría era aceptaba de manera bastante amplia, y era la más consistente con el enfoque mecanicista, tal y como entonces se comprendía. Sin embargo, como los críticos señalaron rápidamente, si el roble se infla y él mismo produce bellotas, entonces el roble inflable debe contener bellotas inflables que contienen robles inflables, y así ad infinitum.

 

Si, por otra parte, más forma provenía de menos forma (cuyo nombre técnico es “epigénesis”), entonces ¿de dónde proviene la menos forma? ¿Cómo aparecían las estructuras que no estaban ahí anteriormente? Ni platónicos ni aristotélicos tenían ningún problema con esta cuestión. Los platónicos decían que la forma proviene del arquetipo platónico: si hay un roble, entonces hay una forma arquetípica de un roble, y todos los robles reales son simplemente reflejos de este arquetipo. Como este arquetipo está más allá del espacio y el tiempo, no hay necesidad de incorporarlo a la forma física de la bellota. Los aristotélicos, por su parte, sostenían que todas las especies tienen su propio tipo de alma, y el alma es la forma del cuerpo. El cuerpo está en el alma, no el alma en el cuerpo. El alma es la forma del cuerpo, está alrededor del cuerpo y contiene el objetivo de desarrollarse (lo cual formalmente se denomina “entelequia”). Un alma de roble contiene al eventual roble.

(…..)

 

¿Qué son los campos mórficos?

La cuestión del desarrollo biológico, de la morfogénesis, está actualmente bastante abierta y es tema de mucho debate dentro de la propia biología. Una alternativa al enfoque mecanicista/reduccionista, que ha estado dando vueltas desde el 1920 es la idea de campos morfogenéticos (moduladores de forma). En este modelo, los organismos que crecen están modulados por campos que están tanto dentro como alrededor de ellos, campos que contienen, como si se dijera, la forma del organismo. Esto se encuentra más próximo a la tradición aristotélica que a cualquiera de los otros enfoques tradicionales. Según va desarrollándose un roble, la bellota está asociada con un campo de roble, una estructura organizadora invisible que organiza el desarrollo del roble; es como un molde del roble, dentro del cual crece el organismo que se desarrolla.

 

Un hecho que conduce al desarrollo de esta teoría es la notable habilidad que poseen los organismos para reparar los daños. Si cortas un árbol en pequeños pedazos, cada pedacito, tratado convenientemente, puede crecer como un nuevo árbol. De modo que a partir de un diminuto fragmento, puedes obtener una totalidad. Las máquinas no hacen eso; no tienen este poder de permanecer íntegras si retiras partes de ellas. Pica un ordenador en pedacitos y todo lo que obtienes es un ordenador roto. No se regenera en la forma de montones de pequeños ordenadores. Pero si cortas un gusano platelminto en pedacitos, cada pedazo puede crecer como un nuevo platelminto.

 

Otra analogía es la del imán. Si partes un imán en pedacitos, obtienes montones de pequeños imanes, cada uno con su campo magnético completo. Esta es una propiedad holística que poseen los campos y que no tienen los sistemas mecánicos, a no ser que estén asociados a campos. Otro ejemplo más todavía es el holograma, cualquier parte del cual contiene la totalidad. Un holograma está basado en patrones de interferencia en el interior de campos electromagnéticos. Los campos tienen así una propiedad holística que resultaba muy atractiva para los biólogos que desarrollaron este concepto de campos morfogenéticos.

 

Cada especie tiene sus propios campos, y en el interior de cada organismo existen campos dentro de campos. Dentro de cada uno de nosotros está el campo de todo el cuerpo; campos para los brazos y piernas y campos para los riñones e hígados; en el interior hay campos para los diferentes tejidos dentro de estos órganos, y después campos para las células, y campos para las estructuras subcelulares, y campos para las moléculas, etcétera. Existe una serie entera de campos dentro de campos. La esencia de esta hipótesis que estoy proponiendo es que estos campos, que están ya aceptados bastante ampliamente dentro de la biología, poseen una especie de memoria inherente que se deriva de formas previas de un tipo similar. El campo del hígado está modulado por las formas de hígados anteriores y el campo del roble por las formas y organización de robles anteriores. A través de estos robles, mediante un proceso llamado “resonancia mórfica”, la influencia de lo similar sobre lo similar, existe una conexión entre campos similares. Esto significa que la estructura de campos tiene una memoria acumulativa, basada en lo que le ha ocurrido a la especie en el pasado. Esta idea se aplica no solo a los organismos vivos sino también a moléculas proteicas, cristales e incluso a átomos. En el reino de los cristales, por ejemplo, la teoría diría que la forma que adopta un cristal depende de su campo mórfico característico.

 

Campo mórfico” es un término más amplio que incluye los campos tanto de forma como de comportamiento. De aquí en adelante, usaré la palabra “campo mórfico” en lugar de “morfogenético”.

 

La aproximación que estoy proponiendo es muy similar a la idea junguiana de inconsciente colectivo. La diferencia principal es que la idea de Jung se aplicaba principalmente a la experiencia humana y a la memoria colectiva humana. Lo que estoy sugiriendo es que un principio muy similar opera en todo el universo, no sólo en los seres humanos. Si el tipo de cambio radical de paradigma del que estoy hablando sigue adelante dentro de la biología –si la hipótesis de resonancia mórfica es siquiera aproximadamente correcta– entonces la idea de Jung de inconsciente colectivo se convertiría en una idea dominante: los campos morfogenéticos y el concepto de inconsciente colectivo cambiarían completamente el contexto de la moderna psicología.

 

Comentario Personal: Creemos que la idea del autor ha quedado suficientemente aclarada. Otra cuestión bien distinta deviene en su veracidad. Como dijimos, y el propio autor explica en el último texto analizado (os animo encarecidamente a que leáis las evidencias y resultados experimentales que usa y/o propuso en su día), desconozco si alguien los ha refutado con seriedad. Pero lo dudo mucho. Al establishment, cuando algo les es muy ajeno, y no procede de una autoridad muy reconocida, lo denostan sin más como descabellado, para quedarse tan tranquilos trajinando con sus juguetitos de siempre: esos que siguen líneas ya trilladas “ad nausean”.

 

Sin embargo también existen muchas semejanzas con la hipótesis del orden implicado de David Bohm y el movimiento holográfico de Pribram, de los que ya hablamos en nuestro post sobre ¿Filosofía Cuántica?. Pero también con las aludidas obras de Stevens y Wagensberg. Más aun hemos constatado también raíces aristotélicas, platónicas y la propia  monadología de Leibniz. ¿Y que decir su “resonancia con las ideas de Jung?. Por tanto, yo personalmente, no entiendo la propuesta de Ruperto como un constructo descabellado propio de una mente demenciada. Brillantes pensadores han pasado mucho tiempo obsesionado con “entelequias” (en el sentido coloquial del término) de la misma güisa y sustancia. De hecho, el holograma, una realidad incuestionable, atesora propiedades fractales. Ruperto también nos habla de campos dentro de campos, dentro de campos, lo cual no deja de ser un fractal. Permitirme un ejemplo, como lo son el desarrollo de la geometría propia de las cuencas de drenaje.

¿No hay manera de evadir que el agua, al caer sobre la superficie de la tierra, de lugar a estructuras geométricas que atesoran las mismas propiedades matemáticas (y son fractales)? Hablamos de las redes de drenaje ¿Porque todos los sistemas circulatorios de animales y plantas siguen este mismo y simple patrón? ¿Qué da cuenta de tal imperiosa necesidad? ¿No existe otro tipo de forma que optimice el flujo de materia, energía e información (recodar nuestros post sobre la geometría de las estructuras taxonómicas)? Y esta misma cuestión fue la que impelió a Stevens y Wagensber, entre otros muchos, a sopesar la idea de que todas las formas que habitan en la naturaleza son óptimas para desempeñar las funciones (procesos, dinámicas) que conocemos y que atañen, a la lucha y compactación espacial y fragmentación (tendencia a la hexagonalidad), expulsión inmediata de energía y materia (estructuras explosivas como la que genera una gota de agua o una bomba al impactar sobre el suelo), etc., etc. Lo que Sheldrake defiende es que tal necesidad obedece a la acción de los campos mórficos. De acuerdo con este autor, un acontecimiento nuevo genera un campo mórfico incipiente, que crece, fortalece y estabiliza al acaecer muchos más de la misma naturaleza.

Finalmente resta hablar de lo que algunos denominan sincronicidad. Merton, considerado como el padre de la sociología de la ciencia por los anglosajones, analizó un hecho que le llamó la atención sobremanera. Resulta ser bastante frecuente que, una vez un investigador, o equipo de ellos, comienza a analizar un fenómeno nuevo por primera vez, pronto aparecen otros que, sin previo conocimiento de aquella actividad, la inician por su cuenta. El caso de Darwin y Wallace es uno entre otros muchos. Ruperto nos diría que el primero pone la semilla del campo mórfico, el cual ayuda a que “se le ocurra al siguiente”, reforzando que pueda aparecer un tercero con mayor facilidad, y así “ad nauseam”.

Resumiendo, personalmente considero que Sheldrake nos ofrece una hipótesis muy bella y sugestiva. El hecho de que varios brillantes pensadores precedentes toparan con la misma inquietud (¿campo mórfico’?) me inclina a pensar que no es tan descabellada. Eso sí, no hablamos de una teoría, sino de hipótesis. Empero que los investigadores desprecien lo “aparentemente” descabellado para seguir caminos trillados, no deja de antojárseme como uno de los grandes males de la ciencia contemporánea. ¡Falta de intrepidez; acomodarse en la mediocridad!.

Juan José Ibáñez

Compartir:

7 comentarios

  1. EL LENGUAJE

    està conformado por letras dentro de palabras dentro de oraciones dentro de pàrrafos… Pàrrafos dentro de capìtulos, dentro de libros, dentro de estantes… Dentro de estantes, dentro de bibliotecas, dentro de habitaciones dentro de ciudades… Dentro de paìses, dentro de regiones, dentro de continentes, dentro de la Tierra, dentro del sistema solar, dentro de la galaxia…

    Parecen ser fractales modificando su forma a medida que se agrega tamaño, dimensiòn, pero hay una escala…

  2. La Informática Pura es real aunque no es codificable por un lenguaje, son formas puras y vacias de las cuales sólo concemos, a escala humana, las mas evidentes como ADN u hologramas. Sheldrake dice que hay meta-matemáticas, algo en los fudamentos de las matematicas, meramente intuible, pero que no puede pasarse a un código simbolico cualquiera. No sé si esto es académicamente así, solo creo que del fracaso de muchos cientificos como George Kantor, por ejemplo, de su dolor y locura, se alimentan los Grandes Nombres de la ciencia. No es el caso de Rupertito, porque su idea de una Mnémesis Universal es más cierta de lo que los académicos experimentales piensan en su estéril sensatez.

  3. Entonces, tenemos una informática pura y de contenido vacio y sin ninguna entidad material de mensaje o soporte, porque ese seria el código, que es posterior a esta esencia formal, pura y vacía, o Informática.
    Como un Daemon Griego, este vacio adopta una forma primera que es esencia formal en lenguaje aristotélico. Las semillas de Mendel, por ejemplo, tanto como la intuición que tuvo Mendel respecto a sus semillas, y no tanto lo descubierto después como esencia o ADN. Ahi ya esta manifiesta la esencia y hay que indagar por otra.
    Es lo que hace Sheldrake, en el compo morfogenético, que, dimanado de otras infinitas formas puras en el vacio cuantico, es capaz de monitorear o servir de metaprograma a otras esencias ya manifiestas como el genotipo… ¿y otras más como los fracatales? No, no dice eso, Ruperto respeta mucho las matemáticas superiores como para «reducirlas» a los campos mórficos (pueden responder a otros metaprogramas). Pero tal vez, si hay genes egoistas, inductores de ideas memes, o arquetipos Jungianos, en ese caso, SI habria morfogésesis de lo psiquico por energías virtuales actuado desde el momento de la incubación…pero no me pregunte si en el bebé o en el computador, ¡plop!

  4. Soy un perfecto ignaro sobre el conocimiento de los campos mòrficos, pero siento el espiritu de la verdad y me parece importante saberlo. Gracias

Deja un comentario