No soy experto en paleosuelos  de periodos remotos, pero la noticia y el artículo científico que os mostraremos hoy se encuentran relacionadas con este tema. No sabía si escribir  este post o no. Ahora bien, vengo  constatando que buena parte de la información acerca de los suelos del pasado pasan inadvertidas a los edafólogos, por cuanto son incluidas  en artículos de paleoecología, no apareciendo frecuentemente la materia  edafológica en sus títulos. La documentación que os mostraremos (nota de prensa y artículo original publicado en la revista  PNAS (en acceso abierto). Nos hablan de turberas arboladas d inicios del Pérmico (hace unos 300 millones de años). Se trata de un enclave situado en China (interior de Mongolia) en el que un bosque pantanoso y la  turbera subyacente fueron sepultadas por una ingente cantidad de cenizas  volcánicas. Navegando por Internet me he percatado que son relativamente abundantes este tipo de registros, si bien el hallazgo  de China atesora varias singularidades. Como ya debéis presuponer, la naturaleza anóxica de las turberas o su enterramiento por materiales  eruptivos son justamente dos de las principales razones para que estos restos  de ecosistemas del pasado dejaran huella en el registro fósil.  Se Trata de turberas arboladas con especies de hasta 80 metros de altura. Una  de las características más relevantes del paisaje fósil preservado estriba en que se ha conservado la heterogeneidad espacial de una porción del territorio lo suficientemente extensa como para  extraer más conclusiones de las que suelen ser posibles en este tipo de  estudios. Así, por ejemplo, la vegetación  sobre los suelos clásticos no turbosos atesoran ensamblajes de especies distintas que las de las zonas pantanosas. Dicho de otro modo, ya por  aquellos tiempos, los Histosoles atesoraban comunidades vegetales idiosincrásicas (hecho que se me antoja previsible).  Al parecer, la turbera se encontraba cubierta por una lámina de agua durante parte  del año, siendo también visibles los restos vegetales. ¿Sería de naturaleza  hística?. ¡Posiblemente!. Tras compactarse y litificarce, la capa de carbón (antigua turbera) atesora un espesor de unos 66 cm. de profundidad, calculando los autores  que originalmente alcanzaría más de un  metro. Obviamente la vegetación de aquella época era muy diferente  de la actual. En cualquier caso, debido a que la descripción de la nota de  prensa no es mala del todo, así como que os incluyo el enlace con vistas a que  podáis acceder gratuitamente al artículo original, seré breve, para variar. Eso  si, reitero que se trata de aspectos edafológicos  de la historia de la Tierra que deben buscarse entre líneas y en revistas a la  que los expertos en materia de suelos no solemos prestar atención. Os lo  comento para lo tengáis  en cuenta  aquellos de vosotros que estéis interesados profundizar sobre tales temas.

Juan José Ibáñez

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Permian vegetational  Pompeii from Inner Mongolia and its implications for landscape paleoecology and paleobiogeography of Cathaysia

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Conservacióntítica  de las  Turberas en el registro fósil. Fuente: Earthly Issues

Así era un bosque hace 300 millones de años

FUENTE | ABC Periódico Electrónico S.A; 21/02/2012

Como si se tratara de la ciudad de  Pompeya, un bosque tropical de 300 millones de años fue preservado en ceniza cuando un volcán entró en erupción en lo que hoy es el norte de China. Un nuevo estudio realizado por un equipo de científicos chinos y norteamericanos ha conseguido reconstruir cómo era ese bosque fosilizado, en el que existían seis grupos de árboles, algunos de los cuales se elevaban 80 metros sobre el suelo. El hallazgo, publicado en la revista Proceedings de la Academia Nacional de Ciencias (PNAS) de EE.UU, da una idea de cómo eran la ecología y el clima de la época.

El lugar del que se ocupa este estudio, situado cerca de Wuda, en China, es único en el mundo, ya que ofrece una instantánea de un momento congelado en el tiempo. Debido a que la ceniza volcánica cubrió una gran extensión del bosque en el transcurso de pocos días, las plantas se conservan, en muchos casos, en los lugares exactos donde crecieron.

«Está perfectamente conservado», explica el paleobotánico Hermann Pfefferkorn. «Podemos estar allí y encontrar una rama con las hojas unidas, y luego nos encontramos con la siguiente rama y la siguiente y la siguiente. Y entonces descubrimos el tronco del mismo árbol. Eso es muy emocionante», afirma. Los investigadores también encontraron algunos árboles de menor tamaño con las hojas, las ramas y el tronco intactos, que se conservan en su totalidad.

El tamaño de las parcelas de estudio de los investigadores también es inusual. Fueron capaces de analizar un total de 1.000 m2 de la capa de ceniza en tres sitios diferentes situados cerca uno del otro, un área considerada lo suficientemente grande como para caracterizar significativamente la paleoecología local.

Los científicos dataron la capa de ceniza en unos 298 millones de años. Esto cae al comienzo de un período geológico llamado Pérmico, durante el cual las placas de la Tierra continentales todavía se estaban acercando para formar el supercontinente Pangea. América del Norte y Europa estaban fusionadas, y China existía como dos continentes más pequeños. Todo se superpuso a la línea ecuatorial y por lo tanto tenía climas tropicales.

Árboles de 80 metros

En ese momento, el clima de la Tierra era comparable al de hoy, por lo que es de interés para los investigadores para ayudar a entender las variaciones climáticas actuales. En cada uno de los tres sitios de estudio, Pfefferkorn y sus colaboradores analizaron las plantas fosilizadas. En total, se identificaron seis grupos de árboles. Los helechos arborescentes formaban una cubierta inferior, mientras que árboles mucho más altos -Sigillaria y cordaites- se elevaban hasta 80 metros sobre el suelo. Los investigadores también encontraron ejemplares casi completos de un grupo de árboles llamados Noeggerathiales. Estos extintos árboles parientes de los helechos habían sido identificados en América del Norte y Europa, pero parecen ser mucho más comunes en Asia.

Los investigadores trabajaron con el pintor René Yugao para representar la reconstrucción de las zonas, la imagen que puede verse sobre estas líneas. «Esta es la primera reconstrucción forestal en Asia durante cualquier intervalo de tiempo, es la primera de un bosque de turba para este intervalo de tiempo y es la primera con Noeggerathiales como grupo dominante», ha dicho Pfefferkorn.

Debido a que el sitio captura solo un momento en la historia de la Tierra, Pfefferkorn señala que no puede explicar cómo los cambios en el clima afectaron a la vida en la Tierra. Sin embargo, ayuda a proporcionar un valioso contexto. «Es como Pompeya, una cápsula del tiempo que nos permite interpretar mucho mejor lo que sucedió antes y después».

Resumen del Artículo Original: Pinchando el Título podréis bajaros el trabajo

Permian vegetational Pompeii from Inner Mongolia and its implications for landscape paleoecology and paleobiogeography of Cathaysia

Abstract

Plant communities of the geologic past can be reconstructed with high fidelity only if they were preserved in place in an instant in time. Here we report such a flora from an early Permian (ca. 298 Ma) ash-fall tuff in Inner Mongolia, a time interval and area where such information is filling a large gap of knowledge. About 1,000 m2 of forest growing on peat could be reconstructed based on the actual location of individual plants. Tree ferns formed a lower canopy and either Cordaites, a coniferophyte, or Sigillaria, a lycopsid, were present as taller trees. Noeggerathiales, an enigmatic and extinct spore-bearing plant group of small trees, is represented by three species that have been found as nearly complete specimens and are presented in reconstructions in their plant community. Landscape heterogenity is apparent, including one site where Noeggerathiales are dominant. This peat-forming flora is also taxonomically distinct from those growing on clastic soils in the same area and during the same time interval. This Permian flora demonstrates both similarities and differences to floras of the same age in Europe and North America and confirms the distinct character of the Cathaysian floral realm. Therefore, this flora will serve as a baseline for the study of other fossil floras in East Asia and the early Permian globally that will be needed for a better understanding of paleoclimate evolution through time.

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