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Madrid, Ciudad sitiada, de un Estado cerrado al exterior, casi completamente vacía, como tras un golpe de estado o esperando el bombardeo enemigo en  medio de  una guerra uno como mínimo se siente extraño, inquieto, incómodo. Cuando se está en una crisis sanitaria como la que padecemos en febrero-marzo…. de 2020 y justamente en uno de los epicentros de esta pandemia global que nos azota, nos cuesta a muchos concentrarnos.  Y para mayor calamidad personal, yo que como soltero y sin problemas (“hasta ahora”) monetarios me iba a trabajar, relegando las treas domésticas a una asistenta que limpiaba la casa, lavaba, planchaba la ropa etc., no se casi ni poner una lavadora, me encuentro también perdido en  los 65m2 del cubículo en el que habito…… Y así y he roto el fregadero por lo que estoy obligado a limpiar los utensilios de cocina en la ducha. ¡Suuuuu, sin comentarios! ¿Vale?. Me lio tanto que el teletrabajo obligado que hacemos en estos momentos casi todos los investigadores se resiente.  Friega, plancha, limpia el suelo, desinfecta, trabaja….. Salgo a comprar cada dos o tres días y todo vacío. Una urbe casi fantasma. Busco noticias para redactaros un post de suelos. Tras revisar varias, veo una que se me antoja interesante empero, es mi sino, ya que se encuentra tan vacía de contenidos, como las calles de mi ciudad. ¡Qué hastío!. Y lo que uno puede inferir, resultan ser cometarios que se ensamblan sin ton ni son, contradiciéndose o polvorientos comentarios infinitamente repetidos. Fijaros detenidamente: Partícula + antipartícula = ¡La nada!. Pero a lo que vamos…….

Cansado y aburrido de leer noticias como la que os expongo hoy, la abordada en este post no tiene desperdicio, ya que reitero es un texto vacío, hueco. Y eso que los autores dicen partir de un informe con más de 1.000 páginas auspiciado por el IPCC. Sobre este tema hemos escrito hasta la saciedad en nuestra bitácora y siempre aportando más información, lo cual es sumamente sencillo, ya que es imposible decir menos. ¿Mil páginas con vistas a llegar a las conclusiones que os vamos a mostrar?. En la prestigiosa revista journal Nature Sustainability, Deborah Bossio, un de las autoras, nos expone en una portentosa  lección magistral cómo no decir nada, nada de nada, o lo que es peor en este caso, lo mismo que hace 25 años.

 Los vertiquitos de esos informes y como se elige a los autores o compiladores, es un tema del que se sobradamente, por cuanto he formado parte de numerosas iniciativas de tal guisa. Suelo terminar lamentando mi participación una y otra vez, aunque hay excepciones, por supuesto. Sin embargo con más frecuencia de la deseada vuelvo a recaer. Eso sí, lo de la publicación en Naure Sustainability es digno de denuncia.

Poco puedo añadir o analizar a una nota de prensa digna de…. ¿de qué?. Lean y enséñasela a sus vecinos(as) más ignorantes o semi-analfabetos porque con el título basta, la entenderán, como si fuera un culebrón televisivo. Más aun la autora entrevistada propone, mejorar los mecanismos de compensación para incentivar una agricultura que proporcione más alimentos a la humanidad, frenando la expansión de las tierras agrícolas. ¿Pero cómo?. Obviamente debo suponer que en las mil páginas del informe habrá contenidos más sustanciosos. En caso contrario, en lugar de interrogar a un presunto delincuente, háganle leer en voz alta mil veces esta notica y seguro que cantará hasta la Traviata de Giuseppe Verdi. Cantará cualquier cosa que le pidan, eso sí, peor, mucho peor.

 Cuando tras buscar material para vosotros, releo muchas noticias, topo con titulares esperanzadores, pero que a la postre devienen en basuras. Pero esta última contiene “algo”, y en el caso que analizaremos hoy me ha entrado un deseo casi irresistible de cerrar el blog para siempre. ¿En que se gustan el dinero los organismos internacionales?. Busco en Internet la revista y debo pagar casi 10 euros por leer un texto seguramente más corto que este post, cuando la información ambiental debiera ser en acceso abierto. Observo el número de páginas del artículo, o carta de Naure Sustainability y, como observaréis abajo, a lo sumo son dos. Busco en el repositorio de Researchgate el volumen de 1.000 páginas y me dice que bajo petición. ¿Alto secreto?. Personalmente se me caería la cara de vergüenza firmar algo que no es nada. Que se editen publicaciones sobre los documentos elaborados por el IPCC, la ONU y/o la FAO, o sus resúmenes, en revistas de pago, con tal vacuo contenido, debiera ser sonrojante para los firmantes. A estas instituciones debería exigirse que todo fuera en acceso abierto, lo quieran los autores del informe o no. ¿Y los autores?. Son los únicos beneficiados, ya que añadirán a sus currículos una publicación de campanillas que no es nada, nada de nada. Ya sabemos que las editoriales viven de esto. Empero al menos deberían “aparentar” tener un poco más de dignidad.  Y todo esto en 2019. Cualquier alumno que imparta su primer curso de edafología añadiría más contenido, sin lugar a dudas. Entre los firmantes hay alguna persona conocida, aunque la mayoría ni me suenan (bueno sí: ¡las narices!). ¿Quien elige a estos sabios? Francamente, a mi me suelen invitar, supongo que a ellos también, empero esperaría que de suelos deberían saber, aunque no lo parezca.

 Os dejo con el espacio edafológico vació……

 Aburrido

 Juan José Ibáñez

Continúa…… No tiene desperdicio…… porque como vereís……

Restore soil to absorb billions of tonnes of carbon: study
by Staff Writers; Paris (AFP) March 16, 2020

Restoring and protecting the world’s soil could absorb more than five billion tonnes of carbon dioxide each year — roughly what the US emits annually — new research showed Monday.

Last year the United Nations’ Intergovernmental Panel on Climate Change said that the world needed to work harder to retain the land’s ability to absorb and store planet-warming greenhouse gases and prevent it turning from a carbon sink to a source.

Just the first metre of soil around the world contains as much carbon as is currently in the atmosphere, locking up the CO2 sequestered in trees as they decompose and return to the earth.

A new paper in the journal Nature Sustainability analysed the potential for carbon sequestration in soils and found it could, if properly managed, contribute a quarter of absorbtion on land.

The total potential for land-based sequestration is 23.8 gigatonnes of CO2-equivalent, so soil could in theory absorb 5.5 billion tonnes annually.

Most of this potential, around 40 percent, can be achieved simply by leaving existing soil alone — that is, not continuing to expand agriculture and plantation growth across the globe.

«Most of the ongoing destruction of these ecosystems is about expanding the footprint of agriculture, so slowing or halting that expansion is an important strategy,» said Deborah Bossio, principal study author and lead soil scientist for The Nature Conservancy.

She said that soil restoration would have significant co-benefits for humanity, including improved water quality, food production and crop resilience.

«There are few trade-offs where we build soil carbon and continue to produce food,» she told AFP.

The IPCC said in August that humanity was facing tough choices between how land — Earth’s forests, wetlands, savannah and fields — is used to provide food and material and how it is used to mitigate climate change.

There is simply not enough space to feed 10 billion people by 2050 and limit catastrophic climate change, its 1,000-page study warned.

Agriculture already contributes as much as a third of all greenhouse gas emissions and vast amounts of food are wasted, driving global inequality.

Bossio said governments needed to ensure that agricultural practices seek to provide us with more than just food.

«Shift the incentive structures in agriculture towards payments for the range of ecosystem services, food, climate, water and biodiversity that agriculture can provide to society,» she said.

 Restaurar el suelo para absorber miles de millones de toneladas de carbono: estudio

Por los escritores del personal; París (AFP) 16 de marzo de 2020

Restaurar y proteger los suelos del mundo podría absorber más de cinco mil millones de toneladas de dióxido de carbono cada año, aproximadamente lo que Estados Unidos emite anualmente, según mostró una nueva investigación el lunes.

El año pasado, el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático de las Naciones Unidas dijo que el mundo necesitaba realzar mayores esfuerzos con vistas a retener la capacidad de la tierra para absorber y almacenar los gases de efecto invernadero que calientan el planeta y evitar que se convierta de un sumidero de carbono en una fuente de mismo.

Solo el primer metro de tierra en todo el mundo contiene la mayor cantidad de carbono que hay actualmente en la atmósfera, encerrando el CO2 secuestrado en los árboles a medida que se descomponen y regresan a la tierra.

Un nuevo artículo en la revista Nature Sustainability analizó el potencial de secuestro de carbono en los suelos y descubrió que, si se maneja adecuadamente, podría contribuir con una cuarta parte de la absorción en la tierra.

El potencial total de secuestro terrestre es de 23.8 gigatoneladas de CO2 equivalente, por lo que el suelo podría en teoría absorber 5.500 millones de toneladas anuales.

La mayor parte de este potencial, alrededor del 40 por ciento, se puede lograr simplemente dejando solo el suelo existente, es decir, sin continuar expandiendo el crecimiento de la agricultura y las plantaciones en todo el mundo.

«La mayor parte de la destrucción en curso de estos ecosistemas se produce por la expansión de las tierras agrícolas, por lo que ralentizar o detener tal expansión resultaría ser una estrategia importante», dijo Deborah Bossio, autora principal del estudio y científica principal del suelo para The Nature Conservancy.

Deborah Bossio  comentó que la restauración de los suelos del mundo (edafosfera) supondría enormes beneficios colaterales para la humanidad, incluida la mejora de la calidad del agua, la producción de alimentos y la resistencia de los cultivos.

«Hay pocas compensaciones donde construimos carbono en el suelo y continuamos produciendo alimentos», dijo a la AFP.

El IPCC dijo en agosto que la humanidad enfrentaba decisiones difíciles entre la forma en que hacemos uso de la tierra (los bosques, los humedales, la sabana y los espacios agrarios a la hora de proporcionar alimentos y materiales y cómo se usa para mitigar el cambio climático.

Simplemente no hay suficiente espacio para alimentar a 10 mil millones de personas para 2050 y limitar el cambio climático catastrófico, advirtió su estudio de 1,000 páginas.

La agricultura ya contribuye con un tercio de todas las emisiones de gases de efecto invernadero y se desperdician grandes cantidades de alimentos, lo que genera desigualdad global.

Bossio defendió que los gobiernos deben asegurarse de implementar buenas prácticas agrícolas que nos ofrezcan proporcionarnos algo más que alimentos.

«Cambiar las estructuras de incentivos en la agricultura hacia pagos por la gama de servicios ecosistémicos, alimentos, clima, agua y biodiversidad que la agricultura puede proporcionar a la sociedad», dijo.

A global agenda for collective action on soil carbon

Nature Sustainability volume 2, pages2–4(2019)

 Published: 10 January 2019

Policymakers and investors have perceived securing soil organic carbon as too difficult, with uncertain returns. But new technical, policy and financial opportunities offer hope for rapid progress.

Los encargados de formular políticas y los inversores han percibido que asegurar el carbono orgánico del suelo es demasiado difícil, con retornos inciertos. Pero las nuevas oportunidades técnicas, políticas y financieras ofrecen esperanza para un rápido progreso.

DOIhttps://doi.org/10.1038/s41893-018-0212-z

The top three priorities identified by the group are:

1. An overarching case and vision for action, led by countries that already have strong national policies on soil.

2. A stronger business case and track-record of success among public and private investors, for example through seed funding of commercial soil carbon initiatives.

3. A more compelling value proposition for farmers and land managers, which may involve benefits beyond any financial compensation for building carbon. For example, co-benefits to managing soil organic carbon on farms could include higher productivity, greater resilience to drought, and (where applicable) government support.

The figure below shows a schematic of the global agenda developed in the paper.

Las tres prioridades principales identificadas por el grupo son:

1. Un caso general y una visión para la acción, liderada por países que ya tienen políticas nacionales sólidas sobre el suelo.

2. Un caso de negocios más sólido y un historial de éxito entre los inversores públicos y privados, por ejemplo a través del financiamiento inicial de iniciativas comerciales de carbono del suelo.

3. Una propuesta de valor más convincente para los agricultores y administradores de tierras, que puede implicar beneficios más allá de cualquier compensación financiera por la acumulación de carbono. Por ejemplo, los beneficios colaterales para la gestión del carbono orgánico del suelo en las granjas podrían incluir una mayor productividad, una mayor resistencia a la sequía y (cuando corresponda) el apoyo del gobierno.

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