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Taxonomías y psiquiatras Fuente: Colaje imágenes Google

Ya hemos hablado de la capital importancia de las clasificaciones y taxonomías en cualquier ámbito de la ciencia. Y hemos insistido mucho debido tanto a su importancia en la edafología y otras ciencias de los recursos naturales, como para tener que elaborar una “categoría específica” en nuestra bitácora (un constructo de esta naturaleza) denominada simplemente Taxonomía y Clasificaciones. También escribimos varios artículos científicos sobre el tema, siendo este libro una síntesis de mis indagaciones (y posiblemente el mejor estudio que haya realizado en mi vida profesional).  Eso sí, hasta la fecha ha sido acogido con bastante indiferencia, si lo comparo con mis investigaciones sobre edafodiversidad.  Pero a lo que vamos (….).

Las taxonomías pueden entenderse como un lenguaje rigurosamente formalizado que permite la comunicación, lo más inequívocamente posible, entre los profesionales involucrados en un objeto de estudio concreto. ¿Se imaginan como se podría cuantificar la biodiversidad y su pérdida sin una taxonomía universalmente aceptada entre los estudiosos?. ¡Imposible!. Una clasificación también refleja el estado de los conocimientos en el periodo en el cual se aplica. Del mismo modo los taxónomos aceptan que ninguno de estos constructos es perfecto, ya que de ser así, implicaría que nuestro conocimiento sobre el tema de estudio también lo es, por lo que no haría falta continuar indagando. ¡No existen clasificaciones o taxonomías perfectas!. El objetivo de los científicos deviene en seguir mejorándolas y/o hacerlas más coherentes y amigables.  

Sin embargo, y por razones dignas de ser analizadas por los psiquiatras, la comunidad científica suele considerar estos estudios de escasa importancia y a los propios taxónomos como actores secundarios en el contexto de la corriente principal de la ciencia.  Expondré dos ejemplos, que me han sucedido personalmente al intentar publicar dos artículos sobre taxonomías/clasificaciones (sus estructuras matemáticas subyacentes, así como los sesgos cognitivos y utilitaristas que padecen), aunque finalmente fueron aceptados por otras revistas sin excesivos problemas. Todo este material lo podréis encontrar en mi Researchgate. El primer intento fue en Ecology Letters. Menos de un día tardó el editor (que curiosamente era de mi propia institución) en rechazarlo, obviamente sin la denominada revisión por pares (es decir subjetivamente), para lo cual alegó que eran productos obsoletos y que actualmente lo que «vendía» era investigar en materia de «redes». Cabe mentar aquí que el estudio de las redes ecológicas era su principal tema de investigación ¿¿??. Seguidamente, lo envié a otra importante editorial. Esta vez tardaron unas 48 horas más. De nuevo su editor en jefe, sin revisión por pares, para variar, lo rechazó esgrimiendo el razonamiento de que aunque el documento parecía correcto, recibiría pocas descargas (poca pasta y menos posibilidad con vistas a elevar la audiencia de la revista y su factor de impacto). Como veis los argumentos científicos brillan por su ausencia, en esta era de la tecnociencia. ¡El negocio por delante y el contenido……. según la audiencia! que pudiera interesase por el mismo. ¿Y la calidad?. También cuenta, empero actualmente es una variable más a tener en cuenta, que no la principal.

Pues bien, hoy os hablamos de una nota de prensa cuyo contenido, de ser cierto, sería como para llevarse las manos a la cabeza hacernos “enloquecer”. ¡La psiquiatría  al paredón!. El título de la nota de prensa habla por sí solo: Un estudio descalifica el DSM, la biblia de los psiquiatras“”. Para a renglón seguido puntualizar: “Según esta nueva investigación, los diagnósticos psiquiátricos estandarizados no tienen valor científico para identificar y tratar trastornos de salud mental”. Como podréis leer abajo un DSM es una especie de clasificación que usan los psiquiatras al objeto de ordenar e identificar las enfermedades de los pacientes. Ahora resulta o resultaría, que estamos muchos, o la mayoría, mal diagnosticados, y como corolario, paupérrimamente tratados clínicamente. Debo suponer, espero y deseo, que no sea para tanto. Ahora bien, el asunto resulta ser francamente serio. Y todo por no atender debidamente a elaborar una buena taxonomía o clasificación.  ¿Nos vamos dando cuenta de los derroteros por los que camina la ciencia?. Una clasificación es un lenguaje común entre los expertos. Pero también una herramienta imprescindible para categorizar los objetos de estudio. Y sin ellas…. ¿Qué haríamos?. Algún listillo diría que apelar a la IA.  Empero si alguien defiende algo así es que desconoce absolutamente como se construye y alimenta una IA para que sea eficiente, al menos hasta la fecha.  Y aquí me paro. Abajo os dejo con la definición de DSM y esta, tan desquiciante, como sorprendente noticia. ¿Me voy a un psiquiatra o a un chamán?.  

Juan José Ibáñez

Continua…..

Y ¿Qué es el DSM?: El Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (en inglés, Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders, abreviado DSM), editado por la Asociación Estadounidense de Psiquiatría (en inglés, American Psychiatric Association (APA), es un sistema de clasificación de los trastornos mentales que proporciona descripciones claras de las categorías diagnósticas, con el fin de que los clínicos e investigadores de las ciencias de la salud puedan diagnosticar, estudiar e intercambiar información y tratar los distintos trastornos. La edición vigente es la quinta, conocida como DSM-5, y se publicó el 18 de mayo del 2013 (..)La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda el uso del sistema internacional denominado CIE-10, acrónimo de la Clasificación Internacional de Enfermedades, décima versión, cuyo uso está generalizado en todo el mundo. l DSM se elaboró a partir de datos empíricos y con una metodología descriptiva, con el objetivo de mejorar la comunicación entre clínicos de variadas orientaciones, y de clínicos en general con investigadores diversos. Por esto, no tiene la pretensión de explicar las diversas patologías, ni de proponer líneas de tratamiento farmacológico o psicoterapéutico, como tampoco de adscribirse a una teoría o corriente específica dentro de la psicología o de la psiquiatría.

Un estudio descalifica el DSM, la biblia de los psiquiatras

FECHA | 24.07.2019; FUENTE | Tendencias 21

Según esta nueva investigación, los diagnósticos psiquiátricos estandarizados no tienen valor científico para identificar y tratar trastornos de salud mental

Un nuevo estudio, publicado en Psychiatry Research, concluye que los diagnósticos psiquiátricos estandarizados no tienen valor científico como herramientas para identificar trastornos de salud mental.

El estudio, dirigido por investigadores de la Universidad de Liverpool, se realizó mediante un análisis detallado de la última edición del DSM (Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders), elaborado por la Asociación Americana de Psiquiatría (American Psychiatric Association).

Los investigadores se centraron específicamente en lo que DSM dice sobre «esquizofrenia», «trastorno bipolar», «trastornos depresivos», ‘trastornos de ansiedad’ y ‘trastorno post-traumático’.

Los manuales de diagnóstico, como el DSM, se crearon para proporcionar un lenguaje de diagnóstico común para los profesionales de la salud mental y proporcionan una lista definitiva de los problemas de salud mental, incluidos sus síntomas.

Sin embargo, tras analizar los cinco ítems señalados en el DSM, esta investigación concluyó que todos los diagnósticos psiquiátricos utilizan reglas diferentes para la toma de decisiones sobre diagnóstico y tratamiento de determinados trastornos.

También  observó que hay una gran cantidad de superposición de síntomas entre los diagnósticos, así como que casi todos los diagnósticos enmascaran el papel del trauma y los eventos adversos.

Por último, advirtió que los diagnósticos recogidos en el DSM en las categorías señaladas dicen poco sobre el paciente individual y qué tratamiento necesita.

Sistema falso 

Los autores concluyen que el etiquetado de diagnóstico recogido en el DSM representa «un sistema categórico falso». 

La investigadora principal, la Dra. Kate Allsopp, de la Universidad de Liverpool, explica en un comunicado: “aunque las etiquetas de diagnóstico médico crean la ilusión de una explicación, no tienen significado científico y pueden crear estigmas y prejuicios. Espero que estos hallazgos animen a los profesionales de la salud mental a pensar más allá de los diagnósticos y a considerar otras explicaciones de la angustia mental, como la derivada del trauma y de otras experiencias adversas en la vida«.

El profesor Peter Kinderman, de la Universidad de Liverpool, añade: “este estudio proporciona aún más evidencia de que el enfoque del diagnóstico biomédico en psiquiatría no es adecuado. Los diagnósticos frecuentes y no críticos señalados como «enfermedades reales» se hacen de hecho sobre la base de patrones internamente inconsistentes, confusas y contradictorias, con criterios en gran parte arbitrarios. El sistema de diagnóstico asume erróneamente que toda angustia es el resultado del desorden y se basa en gran medida en juicios subjetivos sobre lo que es normal». 

El profesor John Read, de la Universidad de East London, señala por su parte: «tal vez sea hora de que dejemos de fingir que las etiquetas médicas contribuyen a nuestra comprensión de las causas complejas de la angustia humana o de qué tipo de ayuda necesitamos cuando estamos angustiados«.

La biblia de los psiquiatras 

El DSM es el sistema de clasificación de trastornos mentales con mayor aceptación, tanto para el diagnóstico clínico como para la investigación y la docencia de los trastornos mentales.

Se usa como una guía que debe ser acompañada de juicio clínico, además de los conocimientos profesionales y criterios éticos necesarios.

El DSM se elaboró con el objeto de mejorar la comunicación entre clínicos de diferentes orientaciones, y de clínicos en general con otros investigadores.

La investigación de la Universidad de Liverpool cuestiona el rigor de su metodología para clasificar determinados trastornos mentales y para establecer el diagnóstico y el eventual tratamiento.

La edición vigente es la quinta, conocida como DSM-5, se publicó el 18 de mayo del 2013 y es la que analiza la Universidad de Liverpool.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) no se pronuncia sobre el DSM, sino que recomienda el uso de otro sistema internacional denominado CIE-10, acrónimo de la Clasificación Internacional de Enfermedades, décima versión, para el análisis y tratamiento de cualquier enfermedad conocida, incluidos los trastornos mentales.

Referencia bibliográfia:

Heterogeneity in psychiatric diagnostic classification.  Kate Allsopp et al. Psychiatry Research, Volume 279, September 2019, Pages 15-22. DOI: https://doi.org/10.1016/j.psychres.2019.07.005

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